Es casi obvio que los
acontecimientos económicos, políticos y sociales que rodean a las
organizaciones, hoy más que nunca – dada la oscilante situación de la crisis
económica global-, influyen tanto sobre las mismas cuanto a las personas
involucradas, principalmente los directivos.
Y esto se advierte, como lo
señalara Etkin, tanto en la falta de respuestas a los problemas, con su secuela
de lentitud en la implementación por disposición limitada de teorías; como se
advierte en la contradictoria diferencia en cuanto a las medidas y acciones de
resultado dudoso.
Asimismo, los sucesos que de ello
resultan los contextos cercanos, no les son para nada ajenos y provocan cambios,
en algunos casos profundos, cambios que obligan
a reinterpretar constantemente la orientación, propósitos, intenciones y
motivaciones del resto de los participantes.
Dada esta situación de crisis, se
evidencia el incremento en la incertidumbre, inestabilidad, confusión y caos; esencialmente
“complejidad”; y la ansiedad que invade al sistema organizacional en su
conjunto puede llegar a romper con el marco estructural.
El escenario que enfrentan las empresas para su operatoria comercial,
tanto para la importación como para la exportación, es cambiante, turbulento y
sujeto a la influencia de factores y circunstancias no siempre exclusivamente
económicas sino también financieras, políticas y sociales.
Para desempeñarse en este escenario, los profesionales del área deben
contar con una particular sensibilidad, inteligencia y visión, imprescindibles
para adaptar sus políticas a esos cambios.
Ante una situación de esta
índole, la organización puede adoptar dos posturas totalmente opuestas:
.a. Una actitud pasiva, de
aceptación de la crisis como algo irremediable, sin solución. Esta postura puede
deberse a un acto reflejo, producto del pánico a los cambios que se producen en
el exterior y a la negación de aceptar y ver que es lo que puede hacerse frente
a una nueva situación o realidad.
.b. La otra opción, es adoptar
una actitud más activa y realizar una observación, análisis y reflexión de los
cambios acontecidos.
Esto es, aceptar que han ocurrido
cambios y elaborar una teoría frente a estos.
En la actualidad, la mayor parte de los problemas
que se suscitan dentro de las organizaciones son consecuencia de la incapacidad
de adaptación a las nuevas circunstancias y de la “torpeza” al predecir las
demandas de los grupos de interés.
La tarea de valorar cuan desactualizadas se
encuentran la fijación de políticas y propósitos organizacionales se ha convertido
en un objetivo clave, el éxito dependerá entonces de la capacidad de análisis
frente a los cambios acontecidos y de las de elaboración innovadora y creativa
de propuestas adaptativas para enfrentarlos.
En
un caso y en el otro, existe necesidad de fuerte presencia de especialistas
debidamente preparados y “adoctrinados”, con control de su propio trabajo
considerable, tal que se opera con fuerte independencia de sus colegas, pero en
estrecho contacto con la clientela.
Esto
convierte la actividad profesional en “crítica”.
Desde
luego, se conforman claras normas Éticas, de eliminación de la Doble Moral, de
fomento de las acciones de Responsabilidad Social y un continuo esfuerzo de
innovación y creatividad.
Pero debe ser hecho bajo la perspectiva Ética,
la de dar cumplimiento a las obligaciones del hombre, que en nuestro caso de
docente de Administración, implica
inculcar valores no finalistas y estimular la aparición de ideas conducentes a
dar soluciones.
Además,
desde ya hace tiempo Bernardo Kliksberg en su trabajo más conocido indicó (El
Pensamiento…, pág 36), señaló varias causas que explicaban el nivel usual de la
Administración lationamericana, señaló entonces uno era el uso de múltiples términos
con contenidos idiomáticos diversos para explicar los conceptos que se usaban.
A
nivel académico, en tiempos recientes se agregó la incorporación masiva de
términos del idioma inglés que se nombran indiscriminadamente y con una
traducción ocasionalmente caprichosa.
Para
procurar salvar mínimamente esta problemática, hemos iniciado hace algún tiempo
la recopilación de “definiciones” aceptadas, de la Administración General
básica, agregando cuando fue posible las citas del autor respectivo, que
estamos presentando.
A
esto iremos agregando lo que corresponda a las “administraciones” específicas
(personal, financiera, producción, decisión y dirección), y el deseo es que
formen un aporte a la unificación del léxico de la disciplina, mechado con la
presencia de las ideas de llegada que esperamos que la disciplina pueda tomar.
El presente trabajo se encamina a iluminar
ese horizonte, y nuestra modesta aportación lo es por nuestra Casa, la
Facultad, y porque si imaginamos mejoras son para nosotros, para todos, para la
gente.
Esto no puede demostrarse, es cuestión de
fe.
José M. Nesprías
Noviembre 2009
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