If only we are excited or interested in the large, the large ads (which, on the other hand, almost always not materialize never), so anything we want.

Because any activity is made great efforts and sacrifices achieving small results, through anonymous heroes, who are what make things stringing beads one after another.


martes, 8 de julio de 2014

20.2. PRIMERA MANO Parte II

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Economía planificada
Economía de cambio, Obediencia
En la medida en que dentro de la economía planificada se ofrezcan probabilidades de ingresos particulares independientes, como medio de despertar el propio interés, la especie y dirección, por lo menos, de la acción así recompensada sigue estando regulada en forma heterónoma (sometida a un poder externo) y material.

Cierto que en la economía de cambio (el libre mercado) puede ocurrir lo mismo en amplia medida, pero siempre de manera formalmente voluntaria.

Es decir, allí donde la diferenciación en el patrimonio, en particular en la propiedad de los bienes de capital, obligue a los no poseedores a obedecer determinadas prescripciones para poder conservar la retribución de las utilidades por ellos mismos ofrecidas.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 84.

Economía Racional
Aunque perdurara el tradicionalismo en las formas de vida, por ejemplo de las clases trabajadoras en los comienzos de la época moderna, ello no fue obstáculo para un incremento muy intenso de la racionalización de las economías lucrativas para un incremento bajo la dirección capitalista.

Tampoco impidió, por ejemplo, la racionalización socialistas-fiscal de la hacienda pública en Egipto.

Con todo, el confirmado desarrollo de la economía específicamente moderna, racional, capitalista, sólo fue posible por la superación de esa actitud tradicionalista que dominaba en Occidente.

Las normas típicas de le economía racional son:
.1. Distribución con arreglo a un plan, entre el presente y el futuro (ahorro) de aquellas utilidades con las cuales, cualesquiera que sean los fundamentos, creen poder contar los sujetos económicos.

.2. Distribución con arreglo a un plan, entre las varias posibilidades de empleo, de las utilidades disponibles siguiendo el rango de la estimada importancia de aquellas: según su utilidad marginal.

En estos casos, “estáticos” en su forma más rigurosa, logran realmente amplitud significativa en las épocas de paz; hoy, las más de las veces, en la forma de una gestión económica orientada por los ingresos en dinero.

.3. Obtención con arreglo a plan, elaboración y acarreo de aquellas utilidades cuyos medios de producción se encuentran todos dentro del poder de disposición del sujeto económico.

Una acción de esta especie, en el caso plenamente racional, tiene lugar cuando la estimación de la intensidad del deseo excede, a tenor del resultado esperado, la estimación del gasto, es decir:

.a. al esfuerzo por los trabajos requeridos, y
.b. lo que de otra suerte representarían las otras formas de aplicación de los bienes empleados y, por consiguiente, sus productos finales técnicamente posibles.

Producción en sentido amplio, que incluye también las actividades de transporte.

.4. Adquisición con arreglo a plan de los poderes de disposición de codisposición sobre aquellas utilidades que
.a. ellas mismas o
.b. sus medios de producción se encuentran a merced de poderes de disposición ajenos, o que
.c. están a la disposición de extraños, que en su concurrencia dañan la propia provisión económica, mediante la creación de formas de sociedad con los actuales poseedores de esos poseedores de esos poderes de disposición o concurrentes.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 52.

Educación, Prestigio Social
Dominación Estructuras de
El prestigio social basado en el disfrute de una determinada educación y de una determinada instrucción no es por sí mismo algo específico del burocratismo.

Al contrario.    En otras estructuras de dominación se basa en fundamentos esencialmente distintos.

En la estructura feudal, teocrática o patrimonial, en la administración inglesa de “honoratiores”, en la antigua burocracia patrimonial china, en el dominio ejercido por los demagogos en la llamada democracia helénica, la finalidad de la educación y la base de la estimación social, por mucho que difieran entre sí, no era el “especialista”, sino (para emplear una expresión típica) el “hombre culto”.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 751.

Edad de Oro
Una Edad de Oro, ya sea en arte, música, ciencia, paz o abundancia, está fuera de alcance de nuestras actuales técnicas económicas y gubernamentales.

Algo saldrá por casualidad, como ha sucedido alguna que otra vez en el pasado.    Pero nunca como fruto de un intento deliberado.

En este mismo momento, innumerables hombres y mujeres inteligentes y de buena voluntad están tratando de crear un mundo mejor.   Pero los problemas surgen más deprisa que su capacidad para resolverlos.

Nuestra civilización corre como un caballo asustado, con el cuerpo cubierto de sudor y echando espuma por la boca.    Y al correr, su velocidad y su pánico aumentan conjuntamente.

En cuanto a sus políticos e intelectuales, aunque blanden sus armas y gritan de la forma más salvaje que pueden, se muestran incapaces de dominar la bestia enfurecida.
Skinner, Burrhus Frederick, Walden Dos, Colección Historia del Pensamiento, Hyspamérica Argentina S.A., Vol.94, 1985, Pág. 97.

Educación
Resultados, Universidades Difíciles
La admisión a las Universidades Imperiales y a las mejores instituciones privadas no sólo es difícil sino que depende básicamente de los resultados que los alumnos obtengan en un examen nacional que aplica cada universidad por separado.

Dado que los estudiantes de secundaria y preparatoria no toman, por lo general, cursos optativos, todos los certificados registran los mismos cursos, los cuales se imparten a través de libros de texto muy similares publicados por una de las tres casas que editan material de este tipo.

De este modo, las universidades tendrían muy poco en qué basar su selección si no realizaran dicho examen de admisión.

Además, las Universidades Imperiales son gratuitas y están subvencionadas por el gobierno; así pues, ricos y pobres tienen que competir por igual.

Por lo tanto, toda la presión recae sobre la enseñanza preparatoria.

Existe una feroz competencia para ingresar en las mejores instituciones que imparten este nivel, ya que los estudiantes quieren obtener la preparación más estricta a fin de poder someterse a los exámenes de admisión universitarios.

Esto se traduce en una angustia apremiante que lleva a las familias a tratar de inscribir a sus hijos en las escuelas primarias más destacadas, para aumentar sus probabilidades de ingresar en las escuelas secundarias y preparatorias más prestigiosas.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 31.

Ejemplo
La gran utilidad de los ejemplos, la única si se quiere, es aguzar el juicio, porque en lo que toca a la exactitud y a la precisión de los conocimientos del entendimiento, son más bien funestos.

Primeramente es bien raro que llenen de una manera adecuada la condición de la regla (como casus in terminis).

Además debilitan generalmente esa tensión necesaria al entendimiento para percibir las reglas en toda su generalidad e independientemente de las circunstancias particulares de la experiencia, hasta el punto que se acaba por tomar la costumbre de emplearlas antes como fórmulas que como principios.

Vienen a ser los ejemplos para el juicio como la muleta para el inválido y de la que no podrá prescindir el que carezca de esa facultad natural.
Kant, Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.33. Pág. 183.

El país de la Verdad
Hemos recorrido ahora el territorio del entendimient0 y observado atentamente cada una de sus partes; además, hemos medido el terreno y fijado el puesto que en él corresponde a cada cosa.

Más ese territorio es una isla encerrada por la naturaleza misma en límites invariables.

Es El País de la Verdad (nombre encantador), rodeado de vasto y tempestuoso mar, genuina morada de la ilusión, donde bancos de niebla y hielos que pronto se derretirán.

Fingen nuevas tierras que incesantemente engañan con vanas esperanzas al marino ansioso de descubrimientos, encadenándolo a locas empresas que nunca puede abandonar ni llevar a buen término.

Pero antes de aventurarnos por ese mar, bueno será que, para recorrerlo en toda su extensión y asegurarnos de si ofrece alguna esperanza, demos un último vistazo al mapa de la tierra que nos disponemos a abandonar.

Preguntaremos, primero, si no podríamos contentarnos en todo caso con lo que esa tierra contiene, o aun si acaso no nos vemos obligados a proceder así porque no encontremos en ninguna otra parte terreno donde instalarnos.

Veamos luego los títulos con que poseemos esa tierra para estar seguros de poder permanecer en ella si otras pretensiones nos las disputan.
Kant, Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.33. Pág. 233.

Empleabilidad
En el próximo futuro, será muy intensa la competencia alrededor del limitado número de empleos disponibles, los patronos estarán en condiciones de ejercer una fuerte selectividad en cuanto a quienes deciden contratar o mantener en nómina.

Sin embargo, y como el nivel de empleo se situará alrededor del 70 por ciento de la población activa, el que usted sea de los afortunados o no quizás dependa de las medidas que tome a partir de ahora mismo.

Es posible que la programación de su carrera no haya sito nunca tan importante para su vida como ahora; en previsión de un periodo económicamente desfavorable, quizás le convenga modificar sus objetivos y moderar sus expectativas.
Batra, Ravi; Cómo Sobrevivir a la Gran Depresión de 1990, Editorial Grijalbo SA, Argentina, 1989, Pág. 100.

Empleo de por Vida
Zaibatsu
El empleo de por vida es factible sólo cuando es producto de una estructura económica y social única, que no se ha dado en los Estados Unidos.

Considérense tres factores principales:

.1. En primer lugar toda firma importante en el Japón paga a todos sus empleados una gran parte de su remuneración a través de una bonificación que normalmente se da cada seis meses.

Esta bonificación asciende, cada año, a cinco o seis meses de sueldo y, puesto que todos reciben la misma fracción de su salario, la cantidad no depende del resultado individual sino únicamente del rendimiento de la empresa.

Este método de remuneración traslada, en parte, los riesgos empresariales del negocio al transferirlos de los accionistas a los empleados, quienes sufren en las épocas malas y prosperan en los tiempos de bonanza, en contraste con lo que sucede en los Estados Unidos, donde el personal puede disfrutar de incrementos en sus salarios aunque la compañía vea disminuidas sus ganancias.

El sistema del empleo de por vida permite a una empresa pagar una pequeña bonificación en un mal año o, incluso, diferir el pago del total de la misma a un año posterior.    De este modo, una firma puede recortar su nómina quizás hasta en un 30% sin tener que despedir a nadie.

Y para cuando se normalice la situación, una fuerza de trabajo leal y experimentada estará lista para seguir adelante.

.2. En segundo término, toda compañía importante en el Japón tiene una amplia categoría de empleados temporales, mujeres en su mayoría.    Incluso hoy en día es raro que una empresa japonesa contrate mujeres para puestos directivos o profesionales.

La mujer de la clase trabajadora comienza generalmente a prestar sus servicios en el área administrativa o en la producción una vez que terminan su instrucción secundaria.

Se espera que trabajen durante cinco o seis años, se case, dejen de trabajar y se dediquen a educar una familia.

Cuando los niños entran en la escuela por tiempo completo, con frecuencia las amas de casa regresan a su empresa de origen.

Aun cuando pueden trabajar durante 20 años más, se considera que las mujeres son empleadas temporales, y por lo mismo, se les despide de inmediato en una mala época.

.3. Tercero, considérese por un momento el problema que confrontan las compañías satélites.    Básicamente están sujetas a la voluntad y arbitrio de las grandes compañías y tienen pocas esperanzas de convertirse en competidores importantes.

Dado que un número reducido de corporaciones controlan las principales industrias y en vista de que el gobierno japonés estimula la creación de grandes empresas y Zaibatsus estrechamente vinculados entre sí, las compañías pequeñas sólo han podido crecer en mercados nuevos, tales como el de la electrónica de consumo.    Lase reducirán notablemente o dejarán de dedicarse a ese negocio.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 32.

Emprender
Actividad
Jamás emprenderíamos algo si antes tuviéramos que superar todas las objeciones.
Johnson Samuel, The Rambler, sección 1-54, 1750.

Empresa
Unión, Instituto
Por empresa debe entenderse una acción que persigue fines de una determinada clase de un modo continuo.

Y por asociación de empresa una sociedad con un cuadro administrativo continuamente activo en la prosecución de determinados fines.

Por unión debe entenderse una asociación de empresa cuyas ordenaciones estatuidas solo pretenden validez para los que son sus miembros por libre decisión.

Por instituto debe entenderse una asociación cuyas ordenaciones estatuidas han sido “otorgadas” y rigen de hecho (relativamente) con respecto a toda acción que con determinadas características dadas tenga lugar en el ámbito de su poder.

.1. Bajo el concepto de empresa se incluye naturalmente la realización de actividades políticas o de obra santas, asuntos de una unión, etc., siempre que se dé la característica de la continuidad en la prosecución de sus fines.

.2. Unión e instituto son ambas asociaciones con ordenamientos estatuidos racionalmente (con arreglo a un plan), o dicho de una manera más exacta: en la medida en que una asociación tenga ordenaciones racionalmente estatuidas tendrá que llamarse unión o instituto.

Un “instituto” es ante todo, el estado, junto con sus asociaciones múltiples, y también la iglesia, siempre que sus ordenamientos estén racionalmente estatuidos.

Las ordenaciones de un “instituto” tienen la pretensión de valer para todo aquel en quien se den determinadas características externas (nacimiento, estancia, utilización de determinados servicios), con independencia de si –como en la unión- entró o no por decisión personal en la asociación, o si colaboró o no en la elaboración de sus ordenaciones.

Son por eso en su pleno sentido específico ordenaciones “otorgadas”, de modo que un instituto puede ser especialmente una asociación territorial.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 42.

Empresa libertad de
Racionalidad
El grado máximo de racionalidad formal del cálculo de capital en las empresas de producción se alcanza cuando se dan estos supuestos:

.1. Apropiación completa por los propietarios de todos los medios materiales de producción y ausencia completa de apropiación formal de las probabilidades lucrativas en el mercado (libertad en el mercado de bienes).

.2. Autonomía plena en la selección por los propietarios de la dirección, o sea ausencia completa de apropiación formal de la dirección (libertad de empresa).

.3. Ausencia completa de apropiación por los trabajadores tanto de los puestos de trabajo como de las probabilidades lucrativas y, al contrario, ausencia de apropiación de los trabajadores por el propietario (trabajo libre, libertad en el mercado de trabajo y libertad en la selección de los trabajadores).

.4. Ausencia completa de regulaciones de consumo, producción o precio o de otras ordenaciones que limiten el pacto libre de las condiciones de cambio (libertad contractual económica en sentido material).

.5. Calculabilidad plena de las condiciones técnicas de producción (técnica mecánica racional).

.6. Calculabilidad plena en el funcionamiento del orden jurídico y administrativo y garantía formal, merecedora de confianza, de todos los pactos por el poder político (administración racional formal y derecho racional formal).

.7. Separación lo más completa posible entre la explotación y su destino, por una parte, y la hacienda y el destino del patrimonio, por otra; y particularmente entre el capital de la empresa y su conservación y el patrimonio del propietario y sus peripecias a través de la herencia.

Este sería en general, el caso formalmente óptimo para las grandes empresas: a) reelaboradoras de materias primas, de transporte y de minería en la forma de sociedades por acciones libremente enajenables y garantía de capital sin responsabilidad persona, b) en la agricultura, en la forma del arriendo a largo plazo.

.8. Ordenación del sistema monetario en la forma más formalmente racional posible.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 130.

Enseñanza
Es más fácil vender a plazos que al contado; más fácil comprar que vender; mucho más vender a pagar que en efectivo; más comprar que pedir; no se puede pedir sin planear y no se puede planear sin dirección.
Nesprías, José María; Jornada Académica, FCE UBA, 16-11-09.

Enseñanza
Lo dicho es mejor que lo no dicho.    Lo escrito es mejor que lo hablado.    Lo publicado es mejor que lo escrito.   

Un libro escrito es mejor que nada.    Un libro publicado es mejor que uno inédito.

¿Cuántos libros lleva escritos Ud.?
Nesprías, José María; Jornada Académica, FCE UBA, 26-10-09.

Enseñanza
Esos tipos no necesitan dinero, porque ya se lo llevaron todo.    No necesitan más poder, porque para uso del Tercer Mundo, con el que tienen es suficiente.

No necesitan un papito que los cure, tuvieron padres que fueron tan pelafustanes como ellos son ahora.

Todo lo que necesitan es un maestro para que les muestre donde perdieron el camino.
Nesprías, José María; Jornada Académica, FCE UBA, 1-12-1999.

Enseñanza
Creemos prudente advertir y por eso lo hacemos; que para saber de lo que en el titulo se trata debe leerse también el tratamiento.

Hecho esto; si no se ha entendido; ya no advertimos; aconsejamos: leer de nuevo y más despacio.
Achával Federico de; Revista de Arquitectura; Sociedad Central de Arquitectos; Diciembre 1943; pág. 455.

Entorno
Orden Formal
La organización formal contribuye a restaurar cierto sentido del orden y control. Sin embargo, a veces puede ser contraproducente.

En entornos dinámicos y complejos, por ejemplo, los líderes necesitan información tan completa y diversa como sea posible para tomar las mejores decisiones.

Y ahí la jerarquía resultará catastrófica si se silencia a los miembros de menor rango.

En este artículo, los autores ofrecen pistas sobre cómo aprovechar las ventajas de la jerarquía y disminuir sus inconvenientes.

Entropía
Sistemas
Una situación paradójica es generada por la multiplicación de proyectos nunca concretados, y se caracteriza, por un lado, por escisiones y luchas de sectores en el intento de “hacer pasar” el proyecto respectivo propio y, por el otro, por la aparición de síntomas patológicos en algunos individuos: depresión, agresividad, sentimientos de culpa y demás.

Esta situación es la conformación ulterior del hecho de que las “perturbaciones” ajenas a la organización inducen en ella mutaciones y estados de tensión, que a veces están en el límite del quebrantamiento.

Las energía existentes, en lugar de encauzarse y orientarse hacia la productividad y elaboración de informaciones se canalizan exclusivamente en el ambiente interinstitucional, aumentando el afán destructivo y la agresividad (con defensa a ultranza del área propia).

La institución tiende a agotarse en un sistema cerrado, con incremento rápido y vertiginoso de la entropía.

De ahí puede inferirse, en el  plano lógico, una suerte de afirmación apodíptica: “Toda vez que una institución gasta ante todo sus propias energía –humanas, sociales y económicas- limitándose al ambiente interinstitucional, tiene a tornarse disfuncional y patológica.

Llegan entonces a ser típicas y características las reuniones recurrentes, las discusiones enardecidas e interminables, la redacción de documentos y contradocumentos, mociones, continuos proyectos y propuestas de intervención, análisis de la organización del trabajo propio, discusión en cuanto a la importancia e incidencia en el terreno, etcétera.

Estas y otras conductas se pueden considerar como “síntomas institucionales” reales, que constituyen para el psicólogo industrial otras tantas señales para verificar la funcionalidad (o no) de la organización.

Como criterio empírico y operativo, en base a la experiencia profesional, se puede afirmar que cuando el tiempo y la energía que se dedican al ambiente interinstitucional (reuniones de coordinación, elaboración de proyectos, verificación del rol profesional etc.) supera la tercera parte del tiempo y energía totales, se están gestando procesos entrópicos importantes.

(Así se produce) con la consiguiente sustracción de energía al flujo productivo de la realimentación entre la institución y el ambiente externo, y con incremento de los mecanismos homeostáticos (que muy frecuentemente sólo se propone sean zanjados o vistos como reversibles adicionando “más recursos”, o cambiando los equipos informáticos.)
Palazzoli, Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 85.

Entusiasmo
Los resultados actuales sugieren que los individuos a quienes se les permite ocupar diversos puestos dentro de la compañía, conservan su entusiasmo y su eficiencia y se sienten casi tan satisfechos como esas “estrellas” que continúan ascendiendo.

Por el contrario, aquellos que se quedan en el mismo puesto y no pueden moverse vertical ni horizontalmente,  pierden rápidamente su interés, su entusiasmo y su dedicación.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 121.

Epistemología
Gregory Bateson(1) afirma que es como “…el caso de la visión binocular.

Al comparar lo que se puede ver con un ojo y lo que se puede ver con el otro ojo, observé que en ésta comparación del método de ver con ambos ojos reveló una dimensión adicional llamada profundidad.

Pero ver con ambos ojos es en sí, un acto de comparación.

(1): Bateson, Gregory; Mind and Nature: A Necessary Unity (Advances in Systems Theory, Complexity & the Human Sciences), Paperback, 1978, Tomo I, Pág. 22.

Palazzoli, Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 13.

Equipo
En una época como esta, me parece bueno y natural hacerme las siguientes preguntas: ¿En qué creo?    ¿Por qué debo luchar, y contra qué debo luchar?

Nuestra especie es la única especie creadora, y posee solament6e un instrumento de creación: la mente y el espíritu individuales del hombre.

Nunca se creó nada por (no uno sino) dos hombres.

No existen buenas colaboraciones cuando se trata de música, arte, poesía, matemáticas o filosofía.

Después que ha tenido lugar el milagro de la creación, el grupo puede adaptarlo y extenderlo, pero el grupo nunca inventa nada.

Lo raro y precioso siempre está oculto en la mente solitaria de un hombre.
Steinbeck, John; Al Este del Paraíso, Editorial Jackson, Buenos Aires, 1956, Pág. 147.

Errores impedir
Filosofía
Precisamente por esto es también la filosofía coronamiento de todo cultivo de la razón humana, coronamiento indispensable aunque se haga caso omiso de su influencia como ciencia en ciertos fines determinados.

Pues considera la razón según sus elementos y supremas máximas, que tienen que servir de fundamento aun a la posibilidad de algunas ciencias y al uso de todas.

En nada la desmerece el hecho de que, como mera especulación, sirva más para impedir errores para para ampliar el conocimiento, antes bien le da dignidad y prestigio por la censura que ejerce, la cual garantiza el orden universal y armonía –y aún bienestar- de la “república de la ciencia” evitando que sus animosas y fecundas elaboraciones se aparten del fin principal: la felicidad universal.
Kant, Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34., Pág. 506.

Especialización
Riesgo
El cálculo del comercio debe llamarse “especulativo” en la medida en que se orienta por probabilidades, la realización de las cuales se aprecia como “casual” y en este sentido “incalculable”, significando, por tanto, su explotación un “riesgo de azar”.

El tránsito del cálculo racional al especulativo (en este sentido) es enteramente fluido, pues ningún cálculo sobre el futuro puede estar asegurado de “azares” inesperados.    La distinción solo significa grados distintos de racionalidad.

La especificación y especialización de servicios en el comercio tanto técnica como económicamente no ofrece ningún fenómeno especial.    A la “fábrica” corresponde –por la utilización más abundante de la especialización interna de servicios- el “gran almacén”.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 128.

Espíritu Jurista
Abogados
Cuando se examinan las objeciones de los Parlamentos franceses o los “cahiers” de los Estados Generales franceses a partir del siglo XVI y hasta el año 1789, se encuentran por doquiera el espíritu jurista (o leguleyo de uso de las leyes y reglamentos).

Y quien estudia las profesiones de los miembros de la Convención francesa encuentra en ellas –pese a que había sido elegidos con un derecho electoral igual- a un solo proletario, a muy pocos empresarios burgueses y, en cambio, a cantidad considerable de juristas de todas clases, sin los cuales el espíritu específico que animaba a dichos intelectuales radicales y a sus proyectos no se podría concebir.

Desde entonces, el abogado moderno y la democracia moderna son sencillamente inseparables, y los abogados en el sentido nuestro, como estamento independiente, tampoco se dan más que en el Occidente a partir de la Edad Media.

(Es así) en donde se desarrollaron a partir del “defensor”, del procedimiento formalista litigioso germánico, bajo la influencia de la racionalización del proceso.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 1065.

Estado
Acción Social
Para la sociología, la realidad “Estado” no se compone necesariamente de sus elementos jurídicos; o, más precisamente no deriva de ellos.    En todo caso no exista para ella una personalidad colectiva en acción.

Cuando habla de Estado, de la nación, de la “sociedad anónima”, de la “familia”, del “cuerpo militar” o de cualquiera otra formación semejante se refiere únicamente al desarrollo, en una forma determinada, de la acción social de unos cuantos individuos, bien sea real o construida como posible; con lo cual introduce en el concepto jurídico, que emplea en méritos de su precisión y uso general, un sentido completamente distinto.

La interpretación de la acción debe tomar nota del importante hecho de que aquellos conceptos empleados tanto en el lenguaje cotidiano como por el de los juristas, y también por de otros profesionales, son “representaciones” de algo que en parte existe y en parte se presenta como un deber ser en la mente de hombres concretos.

Y no sólo de jueces y burócratas, sino del público en general, la acción de los cuales “orientan” realmente, y también debe tomar nota de que esas representaciones, en cuanto tales, poseen una poderosa, a menudo dominante significación causal en el desarrollo de la conducta humana concreta.

Sobre todo, como representaciones de algo que “debe ser# (y también que no dese ser).

Un estado moderno –como complejo de una específica actuación humana común- subsiste en parte muy considerable de esta forma: porque determinados hombres orientan su acción por la representación de que aquel debe existir o existir de tal o cual forma; es decir, de que poseen validez ordenaciones con ese carácter de estar jurídicamente orientadas.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 13.

Estado
Fuerza coactiva
Desde el punto de vista puramente conceptual el “Estado” en ninguna parte es necesario, por tanto para la economía.

Con todo, un orden económico de estilo moderno no se puede llevar a cabo sin un orden jurídico de características muy particulares, tales como las que prácticamente hacen posible el orden “estatal”.

La economía moderna descansa sobre probabilidades obtenidas por contratos.

Por muy lejos que lleguen el interés particular por la “legalidad contractual” y los intereses comunes de los propietarios por la defensa mutua de su propiedad, y por mucho que la convención y la costumbre determinen actualmente en el mismo sentido a los particulares, sin embargo, el influjo de estos poderes ha perdido extraordinariamente su importancia.

(Esto es) a causa de la sacudida de la tradición –de un lado por la conmoción de las relaciones establecidas por ella, y por otro por la pérdida de fe en su santidad-, y por otra parte, los intereses de las clases se hallas separados entre sí más que nunca.

La aceleración moderna del tráfico económico reclama un derecho de funcionamiento rápido y seguro, garantizado por una fuerza coactiva de la más alta eficacia, y sobre todo, la economía moderna ha destruido por su peculiaridad las demás asociaciones que eran portadoras de derecho y, por tanto, garantía del mismo.

Esta es las obra del desarrollo del mercado: el poderío universal de la sociedad que constituye el mercado demanda, por un lado, un funcionamiento del derecho calculable según reglas racionales.

Y por otra, la extensión del mercado, que mostraremos ser una tendencia característica de aquel desarrollo, favorece, en virtud de sus consecuencias inmanentes, el monopolio y reglamentación de toda fuerza coactiva legítima por medio de un instituto coactivo universal.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 272.

Estado
Libertad
Una organización de la “máxima libertad humana” de acuerdo con leyes que “la libertad de cada cual pueda coexistir con la de los demás” (no de la máxima felicidad, pues ésta ya vendría por sí misma como consecuencia), es por lo menos una idea “necesaria” que tiene que servir de base, no sólo en el primer proyecto de una Constitución del Estado, sino también en todas las leyes.

Y al hacerlo así, es preciso prescindir al principio de los actuales obstáculos que pueden surgir inevitablemente no tanto de la “naturaleza humana” cuanto más bien de haber descuidado las genuinas ideas de la legislación.
Kant, Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34. Pág. 267.

Estamental Prestigio
Lujo
Tanto en las (actuales) condiciones sociales como en la vida orgánica no se trata de un “pasatiempo”, sino de la forma natural en que se conservan vivientes y flexibles las fuerzas psicofísicas del organismo.

Una forma del “ejercicio” que, en su carácter instintivo animal e inconsciente, se encuentra todavía más allá de toda separación entre lo “espiritual” y lo “material”, entre lo “psíquico” y lo “corporal”, por más que pueda ser convencionalmente sublimada.

Una perfección artística con inspiración de libre ingenuidad se ha encontrado una vez en el curso de la evolución histórica, partiendo de Esparta, a base de la sociedad guerrera helénica enteramente feudal o semifeudal.

Dentro de la nobleza feudal occidental y del vasallaje japonés, las convenciones aristocráticas, con su riguroso sentimiento de dignidad y de la relativa democracia de los ciudadanos que constituían las tropas de hoplitas.

Pero en la vida de estas capas nobles desempeña también el “juego” el papel de un asunto sumamente serio e importante.

Se trata de un contrapolo de toda actuación económicamente racional que cierra a esta la vía.    Toda afinidad con un modo de vivir artístico resultante de ello se alimentaba también directamente del sentir “aristocrático” de la capa de los señores feudales.

Como hemos visto, la necesidad de la “ostentación”, del brillo externo y de la pompa impresionante, la necesidad de adquirir objetos que no tienen razón de ser en su “utilidad”, sino que son inútiles en el sentido que daba a esta palabra Oscar Wilde, es decir “bellos”.

Todas estas necesidades proceden primariamente de la exigencia del prestigio estamental, considerado como un instrumento de poder para la afirmación del dominio mediante la sugestión sobre las masas.

El “lujo” en el sentido de la eliminación de todo consumo orientado en fines racionales, no es para la capa de los señores feudales algo “superfluo”; es uno de los medios utilizados para la elevación de su prestigio social.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 843.

Estamentos y Clases sociales
Se llama situación estamental a una pretensión, típicamente efectiva, de privilegios positivos o negativos en consideración social, fundada:

.a. en el modo de vida y, en consecuencia,

.b. en maneras formales de educación; pudiendo ser éstas

.1. Empíricas, o
.2. Con una doctrina racional y posesión de las formas de vida correspondientes.

.c. en un prestigio hereditario o profesional.

Prácticamente se expresa la situación estamental en:
.a. Connubium,

.b. Comensalidad –eventualmente.

.c. Y, con frecuencia, apropiación monopolista de probabilidades adquisitivas privilegiadas, o estigmatización de determinados modos de adquirir;
.e. En convenciones estamentales (“tradiciones”) de otra especie.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 245.

Estándar Social
Murmuración
Ocurre, por ejemplo, en la “murmuración” de los trabajadores que nos rebela la ética del antiguo Oriente: la desaprobación moral de la conducta mantenida por el jefe de los trabajadores.

(Esta) desaprobación que, en su significación práctica, equivalía probablemente al fenómeno típico que vuelve a manifestarse con creciente intensidad en el moderno desarrollo industrial.

Nos referimos al “freno” o “tortuguismo (limitación deliberada de la capacidad de trabajo, que la escuela de las Relaciones Humanas ha denominado “estándar social”), impuesto a su labor por los trabajadores en virtud de un acuerdo tácito.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 685.

Estrategias
Otras definiciones se han manifestado durante las Feria Puro-Diseño 2009, surgiendo ideas del tipo que sostiene que lo que muchas veces lleva el nombre de diseño es “una bajada de línea, o de conceptos de moda y tendencias, que sustituyen el desarrollo orientado a lo funcional y la estética, los objetos versátiles y confortables.

Allí mismo, Sandra Rudelir sostiene que “lo que años atrás se entendía por diseño,  hoy se llamaría vanguardia o innovación.

Los nuevos  “desafíos” consisten en despegarse de conceptos preestablecidos,  buscar nuevas  soluciones a  nuevos usos  y atender  a los  requerimientos del usuario”.

Y finalmente, el grupo  FIERA creadores, ganadores del Premio Revelación aportan que  “el diseño es una palabra de moda, y por ende todos quieren utilizarla, aunque ya nadie sepa bien qué significa.

Pero de a poco nos vamos aburriendo y próximamente, cual bikini cavada, será utilizada en su justo modo”.

Definiciones todas, que como se ve, no obstante la interdisciplinariedad, coinciden  en conceptos centrados en el cliente, es decir esencialmente estratégicos.

Estrategias
Producto Nuevo
Hace algún tiempo, en una entrevista que mantuve con un director de marketing, le pregunté si el enunciado filosófico de su empresa tenía realmente un impacto sobre su trabajo diario.

O si únicamente se trataba de una interpretación utópica.

Me contestó que, con frecuencia, abría el cajón superior de su escritorio para consultar este postulado.    Hacía algún tiempo que había tenido la necesidad de determinar el precio de un nuevo producto que la compañía estaba por introducir en el mercado.

Dado que no había nada que se le pareciera, no contaba con un punto de comparación para saber qué precio debía asignarle (¿curioso que no se refiera a los elementos del costo del producto que estaba tratando de lanzar?)

Al principio, únicamente iban a poder fabricar un número reducido de estas nuevas máquinas, por lo cual su costo sería bastante alto (ciclo de vida emergente), asegurando así, una rentabilidad inmediata.

Si el producto tenía una buena aceptación y la empresa lograba acaparar casi todo el mercado, el incremento de producción haría que los costos se redujeses rápidamente.

La teoría estratégica que prevalece en la industria sostiene que primero debería cobrarse un bajo precio, aunque la compañía perdiera dinero en cada unidad vendida.

Sin embargo, a ese precio la competencia tampoco podría obtener beneficio, de tal manera que al incrementarse las ventas y reducirse los costos, la casa matriz obtendría un alto rendimiento gracias a su posición dominante en el mercado.

Esta teoría implica que la primera compañía que obtuviera grandes volúmenes de producción podría rebajar los costos de fabricación y mantener permanentemente una ventaja sobre sus rivales.

En tal situación, los beneficios a los cuales se renunció a corto plazo se compensarían con creces a la larga.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 137.

Estructura
Organización, Jerarquía
Uno de los aspectos que diferencian a las grandes organizaciones como la empresa, el hospital, la escuela y otras, del “sistema familiar”, de los llamados “grupos ad hoc” y de los “grupos informales”, frutos estos últimos de la reunión espontánea de personas, es la presencia en ellas de una estructura jerarquizada “formalizada”.

Esta estructura segmenta la organización  en vario estratos y niveles, predetermina funciones y relaciones en cada nivel, establece normas sobre las interacciones entre la organización y el medio externo.

Restringe pues, la discrecionalidad con que los miembros definen las relaciones recíprocas.    En otras palabras, las interacciones en el seno de las instituciones están “vinculadas por el orden jerárquico”.

A decir verdad, también las interrelaciones que se desarrollan dentro de los grupos sociales, e 9ncluso en los grupos informales, están sometidas a elementos que las vinculan.

La historia del grupo, las reglas que poco a poco fue dictando a lo largo de su evolución, las cualidades sobresalientes del grupo y de sus miembros, y también las normas sociales presentes en el contexto en que el grupo se inserta, son todas ella aspectos que predefinen, aun cuando sólo parcialmente, las relaciones en el seno de todo grupo social.

El concepto mismo de “organización” presupone la existencia de un determinado vínculo entre las partes.

Como señala Buckley W.(1), “…un conjunto organizado de elementos implica que existen en él vínculos que operan entre los elementos de modo tal que entre ellos prevalecen algunas interrelaciones y no otras…”

Esto significa que entre un grupo de elementos, sea que se trate de personas o cosas, hay organización cuando no todas las interrelaciones posibles tienen la misma probabilidad de realizarse.

Ashby W. R.(2) expresa este concepto afirmando que la presencia de una organización entre las variables es equivalente a la existen de un vínculo en el espacio producto de las posibilidades.

Pero en las instituciones, a diferencia de lo que ocurre en los grupos informales, parte de los vínculos que aseguran la interdependencia y la coordinación de las partes, al estar formalizados “no son modificables”

La formalización de la jerarquía produce, pues, de modo inevitable, una mayor rigidez de la organización.

Se puede afirmar que si los circuitos comunicativos y las interrelaciones siguiesen perfectamente el esquema previsto por la estructura jerárquica formalizada, la institución se transformaría en un sistema estático, incapaz de adaptación y por consiguiente de supervivencia.

Es lo que normalmente NO ocurre.

El organigrama latente nunca corresponde con exactitud al organigrama oficial, manifiesto.

Muchos de los esquemas de interacción que en verdad existen en las instituciones no están formalizados oficialmente y se muestran ajenos a la estructura jerárquica.

Incluso es raro que las denominadas “redes formales” de comunicación sean el reflejo fiel de las líneas de autoridad.

Es sabido, sin embargo, que una divergencia demasiado amplia entre el organigrama manifiesto y el organigrama latente hace que la organización se “torne disfuncional”.

Se puede concluir, pues, que la presencia de una estructura jerárquica, aun cuando no predefine por completo las relaciones entre las distintas partes de la organización, tiene, de todos modos, a “restringir” enormemente” el grado de discrecionalidad con que los miembros programan su actividad y definen sus relaciones recíprocas.
(1): Buckley W., Sociología y teoría de los Sistemas, Ed. Rosenberg e Sellier [1967], 1976.
(2): Ashby W. R., Principios del Sistema de Autoorganización, Pergamon Press, NY, [1962], Pág. 255.
Palazzoli, Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 224.

Estudio
No conocemos ningún depósito seguro de las fuerzas definitivas de la sociedad que no sea el pueblo mismo; y si pensamos que no está suficientemente ilustrado para controlarlas con una discreción razonable, el remedio  no  consiste en arrebatarle ese control sino en ilustrar su discreción por medio de la instrucción.
Jefferson Thomas

Estudio
Puesto que la multitud de leyes proporciona con frecuencia excusas para los vicios, de modo que un Estado está mucho mejor regido cuando teniendo pocas leyes, éstas son estrictamente observadas, así, en lugar del gran número preceptos de los que está compuesta la lógica, creí que había suficiente con los cuatro siguientes, en relación a los cuales tomé la firme y constante resolución de no dejar de cumplirlos ni una vez.

El primero (Evidencia) era no aceptar nunca como verdadero nada que no conociese evidentemente como tal; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención y no admitir en mis juicios nada más que lo que se presentase tan clara y distintamente que no tuviese ninguna oportunidad de ponerlo en duda.

El segundo (Análisis), dividir cada uno de los problemas objeto de examen en tantas partes como fuese posible y necesario para resolverlos mejor.

El tercero (Síntesis), conducir ordenadamente mis pensamientos, comenzando por los objetos más simples y fáciles de conocer, para elevarse poco a poco, gradualmente, al conocimiento de los más complejos, suponiendo incluso algún orden entre aquellos que no se preceden de modo natural unos a otros.

Y el último (Enumeración), hacer siempre enumeraciones tan completas y revisiones tan generales, que pudiese estar seguro de no omitir nada.
René Descartes, El Discurso del Método (1637), 2° parte.

Estudio
Esta obra ha convencido a mucha gente porque está escrita con mucho arte; porque, cuantas menos pruebas hay, más se multiplican las probabilidades; porque se sientan como principios una infinidad de conjeturas, sacando como consecuencia de ellas otras conjeturas.

De este modo, el lector olvida que ha dudado para empezar a creer.    Y como hay, no en el sistema, sino al margen, una erudición sin fin, el espíritu se distrae con los accesorios y no se ocupa de lo principal.

(…)Tantas investigaciones no permiten pensar que no se haya encontrado nada; la duración del viaje hace creer que hemos llegado a alguna parte.
El Espíritu de las Leyes, Carlos de Secondat, barón de Montesquieu, Hyspamérica, Historia del Pensamiento, Volumen 31, 1984, Pág. 507.

Ética
-No hicimos nada de eso -dijo con tono incrédulo-.    Ni se nos ocurrió; pueden creerme.    Por lo visto suponen que tenemos el mismo resbaladizo sentido ético que ellos.
Bernstein Carl y Woodward Bob; Todos los Hombres del Presidente; Librería Editorial Argos SA; 1976; pág. 288.

Ética
Es la lucha contra lo que, …(es) el optimismo falaz…, lucha contra la religión del hombre moderno soberano, que está de moda en Europa y en América, del hombre que ha conseguido abrirse paso y hacer carrera…, contra la auto-suficiencia, sin duda infantil pero profundamente peligrosa del hombre masa, sin fe y sin ideas, en su frivolidad, su arrogancia, su falta de humildad, de dudas, de responsabilidad.
Hesse Herman; El Arte del Ocio; Editorial Planeta; 1987; Pág. 136.

Ética
En palabras del científico brasileño Josué de Castro: si la mitad del mundo está hambrienta, la otra mitad no podrá dormir.
Citado por Kliksberg Eliezer en ¿Cómo recuperar el sentido de la vida?; Editorial Dunken, 1997; Pág. 160.

Ética del Mercado
Relaciones de intercambio, Continuidad, Objetivación
La comunidad de mercado, en cuanto tal, es la relación práctica de vida más impersonal en que los hombres pueden entrar.    No porque el mercado suponga una lucha entre los partícipes.

Toda relación humana, incluso la más íntima, hasta la entrega personal más incondicionada, es, en algún sentido, de un carácter relativo, y puede significar una lucha con el compañero, quizás para la salvación de su alma.

Sino porque es específicamente objetivo, orientado exclusivamente por el interés en los bienes de cambio.

Cuando el mercado se abandona a su propia legalidad, no repara más que en la cosa, no en la persona, no conoce ninguna obligación de fraternidad ni de piedad, ninguna de las relaciones humanas originarias portadas por las comunidades de carácter personal.

Todas ellas son obstáculos para el libre desarrollo de la mera comunidad de mercado y los intereses específicos del mercado; en cambio éstos son las tentaciones específicas para todas ellas.

Intereses racionales de fin determinan los fenómenos del mercado en medida especialmente alta, y la legalidad racional, en particular la inviolabilidad formal de lo prometido una vez, es la cualidad que se espera del copartícipe en el cambio, y que constituye el contenido de la ética del mercado que, en este respecto, inculca una concepción muy rigurosa: en los anales de la bolsa es casi inaudito que se rompa el convenio más incontrolado e improbable cerrado con la firma.

Semejante objetivación (despersonalización) repugna, a todas las originarias formas de las relaciones humanas.

El “mercado libre”, esto es, el que no está sujeto a normas éticas, con su explotación de la constelación de intereses y de las situaciones de monopolio y su regateo, es considerado por toda ética como cosa abyecta entre hermanos.

El mercado, en plena contraposición a todas las otras comunidades, que siempre suponen confraternización personal y, casi siempre, parentesco de sangre, es, en sus raíces, extraño a toda confraternización.

En primer lugar, el cambio libre tiene lugar sólo fuera de la comunidad de vecinos y de todas las asociaciones de carácter personal; el mercado es una relación entre fronteras de lugar, sangre y tribu, en su origen la única relación formalmente pacífica en ellos.

No puede darse originariamente a un actuar entre compañeros de c0munidad con la intención de obtener una ganancia en el cambio, como tampoco es ninguna necesidad entre ellos en épocas de economía agraria autónoma.

Nos presenta, plásticamente, la expresión contra la confraternización personal una de las formas más características del comercio poco desarrollado: el “comercio mudo”.

(Se evita aquí el) contacto personal, en el cual el ofrecimiento se hace colocando en cualquier parte la mercancía, de la misma manera la contraoferta, y el regateo mediante acrecentamiento de los objetos ofrecidos por ambas partes, hasta que una de ellas, no satisfecha, se marcha o, satisfecha, toma consigo la mercancía de la otra.

La garantía de la legalidad de los actores del cambio descansa únicamente en el supuesto, hecho con razón por ambas partes, de que cada una de ellas tiene un interés en continuar en el futuro las relaciones de intercambio, sea recíprocamente, sea con otros compañeros; por eso mantienen lo convenido y se evita, por lo menos las graves violaciones a la buena fe.

En tanto que existe aquel interés es válido el principio: “honesty is the best policy”, que naturalmente no es de ningún modo de una exactitud racional universal y, por eso, también tiene una validez empírica oscilante, la más elevada, como es natural, para explotaciones racionales con una clientela permanente.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 494.

Ética del Trabajo, Inversión
Especulación
¿Qué hacen, pues, con su dinero los sumamente ricos?    Si la opulencia tiende a destruir la ética del trabajo e inclina a la avaricia, por mi parte sospecho que también destruye la disposición para invertir e inclina a la especulación.

Los economistas suelen definir la inversión como el gasto dedicado a fábricas, instalaciones fabriles y maquinaria.    También la compra de una casa nueva se considera como una inversión.

Este tipo de egresos genera puestos de trabajo y mejora la productividad del mismo.

Las compras de acciones, obligaciones y otros títulos no se consideran como inversiones sino como gestión de cartera.    Y cuando la gestión de cartera implica pedir dinero prestado, los economistas llaman a esto especulación.

Es decir que cuando uno pide prestado para comprar instrumentos financieros, se dedica a especular.

También se dice que especula el que emplea dinero propio para comprar valores de alto riesgo, acciones, obligaciones u otros instrumentos que ofrezcan un a remunera ción muy elevada pero que impliquen por otra parte, un a posibilidad muy grande de sufrir pérdidas.

Vemos, pues, que hay una diferencia crucial entre las especulaciones las verdaderas inversiones.

La especulación para el lucro personal rápido; no crea empleo ni fomenta la productividad, y desestabiliza a la larga la economía.

La inversión también es para el lucro personal, pero funciona mediante la fundación o la expansión de una empresa; los frutos los se recogen después de mucho trabajo y paciencia, y la rentabilidad es relativamente baja aunque el riesgo de fracaso sea también bajo.

El hombre de escasos medios suele temer el riesgo, aunque esté dispuesto a invertir su dinero si cree advertir una oportunidad segura; si se hace rico, empezará a especular, principalmente porque cuando le sobra a uno el dinero, la aversión al riesgo decrece.

Para el individuo adinerado, un pequeño margen de beneficio no significa nada.

Poco atractivo ejerce para un multimillonario una ganancia de unos cuantos miles.    Lo que le interesa son los beneficios grandes y fáciles; pero esos beneficios no pueden dar los las verdaderas inversiones, sino sólo las especulaciones.

Para ganar dinero en grande, cabe lanzar una operación de adquisición de una empresa, negocio de carácter altamente especulativo y que destruye puestos de trabajo.

O dicho de otro modo; normalmente los ricos no invierten, sino que especulan, y en ese proceso juegan con las vidas de otras personas.    No crean empleo, lo destruyen.

Son especuladores, no empresarios dedicados a crear o ampliar empresas (a los que Vicente Perel llamaba “chacales”).
Batra, Ravi; Cómo Sobrevivir a la Gran Depresión de 1990, Editorial Grijalbo SA, Argentina, 1989, Pág. 253.

Ética Protestante
El ingrediente místico en la religiosidad luterana, cuyo bien de salvación supremo en este mundo es la “unio mystica”, condicionó (al lado de otros motivos) la indiferencia respecto al modo de la prédica y también su carácter antiascético y tradicionalista.

El místico típico no es, en general, ni un hombre de una intensa actividad social ni partidario de un estilo de vida metódico con vistas al éxito exterior y a la transformación racional del orden terrenal.

Cuando surge la acción comunitaria a base de una mística genuina, le imprime su carácter el acosmismo del amor místico.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 494.

Ética Protestante
Hay un único material en el que puede contrastar su propio carisma religioso mediante un actuar ético racional para corroborarse en la posesión del estado de gracia.

Como objeto de esta comprobación activa, los órdenes del mundo se convierten para el asceta colocado en él en una “vocación” que tiene que “cumplir” racionalmente.

Se desprecia el disfrute de la riqueza, pero la gestión económica llevada con rigurosa legalidad, ordenada ético-racionalmente es “vocación”, cuyo éxito, la adquisición, la ganancia, hace patente la bendición de Dios por el trabajo del hombre piadoso, y su complacencia por la manera de conducir su vida.

Se condena toda exageración del sentimiento por los hombres, como expresión de una divinización de las criaturas que niega el valor único de la gracia divina.

Pero es “vocación” la sobria colaboración en los fines reales impuestos por Dios a las asociaciones racionales para fines que hay en el mundo.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 429.

Ética Protestante
Ascetismo
La iglesia es una organización racional unitaria con cabeza monárquica y con un control centralizado de la piedad, que, por tanto, al lado del Dios personal que se cierne sobre el mundo, había también un señor en este mundo revestido de un poder extraordinario y con capacidad para una activa reglamentación de la vida.

A las religiones del este del Asia les falta esto, en parte debido a razones históricas, en parte a razones de religiosidad.

El ascetismo extramundano de tipo monacal, sólo en Occidentes, en donde representó el grupo indisciplinado de una burocracia racional (los franciscanos), llegó a sistematizarse, de modo creciente, en una metódica de vida activa racional.

Y sólo en Occidente ha vista también la transferencia del ascetismo racional a la vida del mundo en el protestantismo ascético.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 438.

Evidencia
Hay partes de lo que más interesa conocer, que yo no puedo describiros.
Debéis acompañarme y verlas con vuestros propios ojos.
Citado de Plotino (205-270) Guthrie W. K. C., Historia de la filosofía griega vol. II: La tradición presocrática desde Parménides a Demócrito, Editorial Gredos, 1986, Pág. 61.

Éxito
Equipos
Existen normas orientativas a las que todos deberíamos atenernos siempre, cualquiera que sea nuestro trabajo o profesión, para alcanzar el éxito; pero durante (una situación de crisis económica) la observancia de las mimas alcanzará todavía más trascendencia, ya que los despedidos posiblemente tropezarán con la imposibilidad de hallar otro empleo.

La primera y principal es tener a los superiores contentos con el trabajo de uno.    Excepto acciones inmorales, mezquinas o ilegales, debe hacer cualquier cosa que pueda complacerles.

¿Qué espera de usted su jefe?    Que haga el trabajo, y lo haga a tiempo.    Quiere lealtad, cortesía y respeto.    Y por último, quiere honradez y espíritu de compañerismo.

Cualquiera que sea su trabajo o profesión, por lo común formará parte de un equipo y ningún equipo puede funcionar eficazmente si uno de sus miembros no pone todo su interés y no colabora con los demás.

Qué no se le caigan los anillos ante ningún cometido, si es necesario para el buen rendimiento del equipo.    No desperdicie el tiempo y no se lamente de tener que trabajar horas extras, si eso fuese necesario también.

Esté atento a todo medio posible para mejorar su propia cualificación profesional y su productividad.

Y por último, pero no menos importante, preséntese siempre a sí mismo y a lo que hace bajo la luz más favorable.
Batra, Ravi; Cómo Sobrevivir a la Gran Depresión de 1990, Editorial Grijalbo SA, Argentina, 1989, Pág. 102.

Falta de estudio, Incapacidad
Filosofía
Si supiera que el presente estudio iba a ser leído por todos aquellos a quienes interesan las cuestiones psicológicas, no me extrañaría ver como una parte de mis lectores se detenía al llegar aquí y se negaba a seguir.

En efecto, para la mayoría de las personas de cultura filosófica, la idea de que un psiquismo no consciente resulta inconcebible y la rechazan, tachándola de absurda e ilógica.

Procede esto, a mi juicio, de que tales personas no han estudiado nunca aquellos fenómenos de la hipnosis y del sueño que, aparte de otros muchos de naturaleza patológica, nos impone tal concepción.

En cambio, la psicología de nuestros contradictores es absolutamente incapaz de solucionar los problemas que tales fenómenos plantean.
Freud, Sigmund; El Yo y el Ello y Tres Ensayos sobre Teoría Sexual, Colección Historia del Pensamiento, Hyspamérica Ediciones Argentina SA, Buenos Aires, 1984, Vol. 9, Pág. 12.

Fama
Los ídolos de las muchedumbres son pronto derivados por ellas mismas, y su estatua se deshace al pie del pedestal sin que la mire nadie, mientras que quienes ganan el corazón de los escogidos recibirán más largo tiempo fervoroso culto en una capilla siquiera, recogida y pequeña, pero que salvará las avenidas del olvido.
Unamuno, Miguel de; Del Sentimiento Trágico de la Vida, Colección Historia del Pensamiento, Hyspamérica Argentina S.A., Vol.60, 1984, Pág. 40.

Fe
Moralidad
En general, solamente en el aspecto práctico puede denominarse “fe” la creencia teóricamente insuficiente.

Pues bien, este propósito práctico es: o bien el de la “habilidad” o bien el de la “moralidad”; el primero para fines arbitrarios o accidentales, el segundo, en cambio para fines absolutamente necesarios.
Kant, Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34., Pág. 340.

Fe Pragmática
Apuesta
Yo denomino “fe pragmática” a la fe contingente que sirve de fundamento para el empleo real de los medios para realizar ciertos actos.

La piedra de toque ordinaria para saber si lo que alguien sostiene es mera “persuasión”, o por lo menos “convicción” subjetiva, o sea la más firme es la “apuesta”.

Con frecuencia, alguien formula obstinadamente sus proposiciones con seguridad y aplomo tales que parece haber descartado totalmente cualquier temor a equivocarse.    Una puesta lo hace vacilar.

A veces se pone de manifiesto que posee una persuasión suficiente para valorarse en un ducado (moneda de oro antigua), pero no en Diez, se percata de lo que antes no había notado: que es perfectamente posible que “se haya equivocado”.

Si nos imaginamos que apostamos la felicitad de toda la vida, desaparece en gran parte nuestro juicio triunfal, nos volvemos sumamente tímidos y por primera vez descubrimos que nuestra fe no llega a tanto.

Por consiguiente, la fe pragmática solamente tiene un grado que puede ser grande o pequeño según la diferencia del interés que esté en juego.
Kant, Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34., Pág. 339.

Financieros, Negocios
Monopolios, Canales, Trust
Fusiones y Adquisiciones
Se llaman negocios financieros a todos aquellos –los realicen bancos u otras personas (en forma de lucro ocasional, como profesión privada accesoria, o como elemento de la política de especulación de un “financiero”)- orientados por la disposición respecto de probabilidades lucrativas de empresa, realizada en forma tal que pueda obtenerse un beneficio:

.1. Por la transformación en “valores” de los derechos a las probabilidades lucrativas apropiadas (comercialización) y por la adquisición de los mismos, directamente o a través de empresas “financiadas” de que se trata en .3);

.2. Por la oferta sistemática (y eventualmente denegación) de crédito lucrativo;

.3. Forzando (sea en caso de necesidad o a voluntad) la unión de empresas hasta entonces concurrentes
.a. en el sentido de una regulación monopolista de empresas de igual rango (cartelización), o

.b. en el sentido de una unión monopolista de empresas hasta entonces concurrentes bajo una dirección, con el fin de eliminar las menos rentables (fusión), o

.c. en el sentido de una unión (no necesariamente monopolista) de empresas sucesivas –o sea, especializadas en gradación- en una combinación, o

.d. en el sentido de pretender dominar desde una posición (trusts), por medio de operaciones de valores, empresas gigantescas y –de quererlo- de crear con arreglo a plan otras nuevas, con fines de ganancia o exclusivamente de poder.
Los “negocios financieros” se hacen a menudo por los bancos y por lo regular, frecuentemente de modo inevitable, con su cooperación.

Pero la dirección recae a menudo en bolsistas (Mr. Harriman) o en grandes empresarios industriales (Mr. Carnegie); en cártels recae también frecuentemente en grandes empresarios (Mr. Kirdorf) y en los trust en financieros (Mr. Grould, Rockefeller, Stinnes, Rathenau).
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 130.

Fuerza de Trabajo
En el concepto de “poder de disposición” debe incluirse también la “posibilidad de disposición –de hecho o garantizada de otro modo cualquiera- sobre la propia fuerza de trabajo, cosa en modo alguno evidente por si misma; por ejemplo en la esclavitud.

Una teoría sociológica de la economía se ve forzada desde el principio a insertar en sus categorías el concepto de “bienes”; pues tiene que ocuparse de aquella acción cuyo sentido específico es el resultado de las reflexiones de los sujetos económicos, resultado que sólo puede ser aislado en teoría.

De esta suerte puede proceder, quizá, la teoría económica, cuyos conocimientos teóricos constituyen el fundamento de la sociología económica, aunque esta en algunos casos tenga que crear sus propios conceptos.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 49.

Funcionario Político
Funcionario Administrativo
El verdadero “funcionario, de acuerdo con su propia profesión, no ha de hacer política, sino que ha de “administrar” y, ante todo, de modo imparcial.

Y esto es así también, al menos oficialmente, por lo que se refiere a los llamados funcionarios administrativos “políticos”, en la medida en que no se plantee la “razón de Estado”, es decir: en la media en que no estén afectados los intereses vitales de orden dominante.

El funcionario ha de ejercer su cargo “sine ira et studio”, “sin cólera ni prejuicio”.

No ha de hacer, pues, precisamente aquello que el político, tanto el jefe como su séquito, han de hacer siempre y necesariamente, esto es, luchar.

Porque el partidarismo, la lucha y la pasión –“ira et studium- constituyen el elemento del político.

La actuación de éste se mueve en efecto bajo un principio de responsabilidad uy distinto, y aun directamente opuesto, de aquel del funcionario.

El honor del funcionario está en su capacidad para, cuando pese a sus representaciones el superior jerárquico persiste en una orden que a aquel le parece errónea, ejecutarla bajo la responsabilidad del mandante con la misma escrupulosidad que si correspondiera a su propia convicción.

Sin esta disciplina, moran en el sentido más alto del vocablo, y sin esta abnegación, todo el aparato se vendría abajo.

Y el honor del jefe político, o sea del estadista dirigente, está, en cambio precisamente en asumir con carácter exclusivo suyo la responsabilidad de todo lo que hace, responsabilidad que no puede ni debe declinar o descargar en otros.

Precisamente los tipos de funcionarios de moral elevada suelen ser malos políticos, sobre todo en el concepto político de la palabra “irresponsables”.

En la administración de las asociaciones de masas, el funcionarismo de empleo fijo y preparación especializada forma siempre el número de aparato, y su “disciplina” constituye un supuesto imprescindible del éxito.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 1071.

Funcionarios electivos
Funcionarios Nombrados
Democracia Plebiscitaria
El funcionario electivo significa por todas partes la transformación de la situación de mando absoluta del líder carismático en la de un “servidor” de los dominados.    No tiene cabida dentro de una burocracia técnica y racional

Pues ya que no está nombrado por sus “superiores” y no depende de ellos en sus ascensos, sino que debe su posición al favor de los dominados.

Su interés por una disciplina pronta, para ganarse a sus superiores, es muy escaso; actúa, por eso, como una administración “autocéfala”.

Por tanto, no puede esperarse por lo general de un cuadro de funcionarios electivos un rendimiento técnico de alta calidad.

Son ejemplo: la comparación de los funcionarios electivos de los estados con los funcionarios por nombramiento de la Unión, y la de los funcionarios electivos municipales con los de los Committes nombrados según su buen parecer por el plebiscitario Reform – Major.

Frente al tipo de las democracias plebiscitarias de jefes están los tipos de la democracia sin jefe, caracterizada por el esfuerzo por aminorar la dominación de unos hombres sobre otros.

Es característico de la democracia de caudillaje en general el carácter emotivo y espontáneo de la entrega y confianza en el líder, de que suele proceder la inclinación a seguir como tal al que aparece como extraordinario, al que promete más, al que actúa con medios más intensamente atractivos.

La traza utópica de todas las revoluciones tiene aquí sus fundamentos naturales.    También están aquí los límites de racionalidad de esta administración en la época moderna pues tampoco en Norteamérica respondió siempre  las esperanzas.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág.215.

Funciones Manifiestas y Latentes
Objetivos
Podemos observar ya un fenómeno interesante y con frecuencia recurrente, en los servicios psicosociales “dependientes de la administración pública: la pluralidad, y a veces, la contradicción de sus objetivos.

Por un lado, están los objetivos explícitos y declarados oficialmente que, por lo general, tienden a satisfacer las exigencias de los usuarios, a atender a sus “necesidades”, a complacer los pedidos de los ciudadanos y así sucesivamente.

Por otro lado, los fines implícitos se orientan hacia el “mantenimiento del poder” y por lo tanto del “statu quo”; apuntan al “control” de los conflictos y a la evolución cultural e ideológica de la población; tienden a desautorizar a las fuerzas políticas, sociales y económicas adversarias.

Aquí no nos planteamos el problema de la licitud ética y política de esa modalidad de funcionamiento.    Simplemente, consideramos oportuno señalar su existencia.
Palazzoli, Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 68.


Ganar
¡Ganar!    Nunca podrá decirse lo bastante para ensalzarlo.

No hay nada que se le parezca.    Ganar por lejos; ganar por abandono; ganar abrumadoramente; ganar por una cabeza; ganar por casualidad; ganar sin merecerlo; no hay nada que lo supere; por diferente que aparezca.

Ganar es lo máximo.

Ganar es el nombre del mejor juego.    Ganar es la esencia de todo.    Ganar es la razón de ser y de luchar; y que nadie afirme lo contrario.

Todo el mundo quiere al que gana.

Muéstrenme un buen perdedor;  y les mostraré; simplemente;  un perdedor.

Muéstrenme una sola cosa que tenga el perder en su favor.    No es posible.    No existe.

Perder es agobiante.    Perder es agotador.    Perder es aburrido.    Perder es debilitante.    Perder es comprometedor.    Perder es vergonzoso.

Perder es humillante.    Perder es exasperante.    Perder es desilusionante.

Perder es incomprensible.    Perder es la  causa de dolores de cabeza;  ten-sión muscular; erupciones cutáneas; úlcera; indigestión y trastornos mentales de todas clases.

Perder es malsano para la confianza en sí  mismo; el orgullo; los negocios; la paz espiritual; la armonía familiar; el amor; la potencia sexual; la concentración; y mucho; mucho más.

Perder es perjudicial para  la gente de toda edad; raza  y religión.       Es tan malo para los lactantes como para los ancianos; para las mujeres como para los hombres.

Perder hace llorar;  gritar;  aullar; chillar; ocultarse; mentir; rabiar; envidiar; odiar y abandonar.     Perder es probablemente la principal causa individual de los suicidios en el mundo; y también de los asesinatos.

Perder transforma a los bondadosos en malvados; a los generosos en avaros;  a los valientes en timoratos; a los sanos en enfermos; y  a los optimistas en amargados.

Perder es algo universalmente despreciado; como merece serlo.    Cuanto más pronto se logre abolir el perder; más felices seremos todos.
Roth Philip; La Caída de los Ídolos; Emecé; 1973; Pág. 321.

Ganar
“Eso pasa siempre en nuestro país: pensamos que todo se gana con huevos.

No: se gana jugando bien, y después tenés que sumarle huevos. Creímos que podíamos ganar empujando y hay que jugar bien”, aportó Manu Ginóbili.
Clarín.com 12-8-16

Gerencia Media, Supervisor
Confianza
Por muchos motivos, el jefe de primer nivel (la Gerencia Media) tiene la tarea más difícil de todas.

Debe soportar a los empleados inexpertos que todavía no tienen mucha confianza; debe contar con la dedicación necesaria para cumplir con sus cuotas de producción y hacer, simultáneamente, que sus superiores crean en él para que pueda influir a favor de los empleados cuando sea necesario.

Los obreros y los directivos esperan que el supervisor sea el representante de sus intereses y ambos tienen sospechas de que pueda aliarse con la otra parte.

Mientras la dirección y los obreros se encuentren en los extremos, el jefe se encontrará entre dos fuegos.    Sólo cuando la dirección confíe en su propia habilidad para hacer que los demás cooperen con ella, podrá verificarse un cambio de esta magnitud en la planta y en la oficina.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 124.

Gobierno y burocracia
La igualdad de trato y oportunidades se toma con mucha más seriedad en los departamentos federales (gobierno) que en cualquiera de las organizaciones del sector privado.

Esto significa que el gobierno debe promulgar una serie de disposiciones burocráticas tendientes a evitar, en lo humanamente posible, la aplicación de disposiciones injustas o caprichosas que pudieran perjudicar a mujeres y minorías étnicas.

Por desgracia, estos preceptos  burocráticos deben estar estructurados en tal forma que no den lugar a ninguna ambigüedad entre las disposiciones, que nada se deje al criterio de un directivo, ya que abriría la posibilidad de una interpretación discriminatoria.

De este modo, las normas burocráticas no son únicamente explícitas e inflexibles, sino restrictivas e impersonales también.

Esta burocratización tan minuciosa se basa en la suposición de que no se puede confiar en que los burócratas lleguen a compartir los objetivos de igualdad de la sociedad y a respaldar una organización igualitaria.

Por consiguiente, se les proporciona una serie de reglas, para que no usen su criterio ni actúen de acuerdo con su arbitrio.

Si para nosotros la igualdad dentro de nuestras instituciones públicas es un valor inapreciable, estaremos dispuestos a pagar cualquier precio para preservar en ellos la democracia.

(…)Las organizaciones sociales son incompatibles con la formalidad, la distancia y los contratos.    La única manera de que se desarrollen armónicamente es propiciando un ambiente de intimidad, sutileza y confianza.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 94.

Gresham Ley de
La Ley de Gresham es el principio según el cual, cuando una unidad monetaria depreciada está en circulación simultáneamente con otra cuyo valor lo ha perdido en relación con un metal precioso.

Las monedas depreciadas y por tanto menos valiosas, serán las que circulen,  la “buena” se ahorra y a largo plazo, desaparece de las transacciones.

La “mala moneda” reemplaza la “buena moneda”.    Cuando Sir Thomas Gresham, banquero y comerciante del siglo XVI, manifestó esta situación, no desarrolló ninguna formulación  teórica de su idea; por lo que no fue sino hasta finales del siglo XIX, cuando este principio comenzó a conocerse como la ley de Gresham.

La misma imagen  se aplica a conceptos en los cuales un elemento “malo” termina desplazando y eliminando a uno “bueno”, y con respecto a las de-cisiones, fue tenido en cuenta por Herbert Simon, tal como se aclara más a-bajo.

Gresham Ley de
La llamada “Ley de Gresham”, por ejemplo, es una interpretación racional evidente de la conducta humana en determinadas condiciones y desde el supuesto típico-ideal de una acción estrictamente racional con arreglo a fines.

Hasta qué punto la conducta real concuerda con la construcción es cosa que sólo puede enseñarlos una experiencia; expresable, en principio en alguna forma estadística; que compruebe en las relaciones económicas la desaparición efectiva de la moneda de más valor (eso dice la citada Ley), pues ello nos instruye sobre la amplia validez de la ley.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 10.

Historia concepción materialista de
Karl Marx
Como se ha dicho, son muy raras las comunidades que de algún modo no están determinadas económicamente.

Por el contrario, es muy diferente el grado en que esto ocurre y sobre todo falta –contra la opinión de la llamada concepción materialista de la Historia-, la univocidad de la determinación económica de la acción comunitaria por medio de factores o mementos económicos.

Fenómenos que el análisis económico debe juzgar como iguales son muy a menudo compatibles con una estructura muy diversa, sociológicamente, de las comunidades de todas las clases, incluso económicas o de gestión económica, que los comprenden o coexisten con ellos.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 275.

Honradez
Son muchos los que, considerando el trabajo como un castigo, por aquello de “ganarás el pan con el sudor de tu frente”, no estiman el trabajo del oficio civil sino bajo su aspecto económico, político y a lo sumo bajo su aspecto estético.

Para estos tales –entre los que se encuentran principalmente los jesuitas- hay dos negocios: el negocio inferior y pasajero de ganarnos la vida, de ganar el pan para nosotros y nuestros hijos de una manera honrada –y sabido es la elasticidad de la honradez-, y el gran negocio de nuestra salvación, de ganarnos la gloria eterna.
Unamuno, Miguel de; Del Sentimiento Trágico de la Vida, Colección Historia del Pensamiento, Hyspamérica Argentina S.A., Vol.60, 1984, Pág. 170.

Ignorancia
Dogmatismo
Teniendo empero en cuenta la invencible obcecación y la presunción de los dialécticos, que no hay critica capaz de moderar, no queda en realidad otro remedio que oponer a la jactancia de una parte otra que se apoye exactamente en los mismos derechos, con el objeto de que la razón.

(Y) que, perpleja ante la resistencia de un enemigo, sienta por lo menos dudas sobre sus pretensiones y preste oídos a la crítica.

Pero atenerse totalmente a esas dudas sin ir más allá de ellas y querer recomendar la convicción y la confesión de la propia ignorancia, no solamente como remedio contra la presunción dogmática, sino al propio tiempo como manera de poner fin a la lucha de la inteligencia consigo misma.

Es cálculo totalmente vano y en modo alguno puede ser indicado para proporcionar un estado de sosiego a la razón, sino que a lo sumo es solamente un medio para hacerla despertar de su dulce sueño dogmático y hacer que someta su estado a un examen más esmerado.

Sin embargo, como es manera escéptica de eludir un asunto enojoso para la razón, parece ser por decir así el camino más corto para llegar a una paz filosófica duradera, o por lo menos el camino real que recorren gustosamente quienes creen darse un prestigio filosófico desdeñando irónicamente todas las investigaciones de esta índole.
Kant, Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34., Pág. 466.

Ilusión
Así pues, calificamos e ilusión una creencia cuando aparece engendrada por el impulso a la satisfacción de un deseo, prescindiendo de su relación con la realidad, del mismo modo que la ilusión prescinde de toda garantía real…
Freud, Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 2376.

Imagen
Consumo
Comemos un pan insípido y que no alimenta porque satisface nuestra fantasía de riquezas y distinción: ¡es tan banco y tan tierno!

En realidad “comemos” una fantasía y hemos perdido el contacto con la cosa real que comemos.    Nuestro paladar, nuestro organismo, están excluidos de un acto de consumo que les concierne primordialmente.

Bebemos etiquetas.    Con una botella de “Coca Cola” bebemos un dibujo de las bellas jóvenes que  la toman en  el anuncio, sorbemos la consigna de “la pausa que refresca”, incorporamos la gran costumbre norteamericana.

Con lo que menos bebemos es con el paladar.    Todo esto aún es peor cuando afecta al consumo de artículos cuya única realidad es, sobre todo, la ficción que ha creado la campaña de propaganda, como el jabón o el dentífrico “saludables”.
Erich Fromm, Psicoanálisis de la sociedad Contemporánea, México, Fondo de Cultura Económica, 1956, pág. 115.

Impersonalidad
Dominio Aparato de
El carácter inevitablemente objetivo del aparato ya existente, en unión de su característica de “impersonalidad”, hace que –en oposición a las organizaciones feudales basadas en la devoción personal, se halla fácilmente dispuesto a trabajar para todo el que sepa apoderarse de él.

El sistema burocrático racionalmente ordenado sigue funcionando cuando el enemigo ocupa el territorio y se apodera de los puestos superiores, pues los habitantes, y ante todo el mismo enemigo, tienen interés vital en que así ocurra.

Después de Bismarck, en el trascurso de un largo dominio hubo sometido a sus colegas ministeriales a una incondicional dependencia burocrática mediante la eliminación de todos los estadistas independientes.

(Al cabo), tuvo que comprender, con gran sorpresa suya, que al retirarse seguían gobernando como si él no fuera el genial jefe y creador de tales criaturas, sino una figura cualquiera que, dentro del mecanismo burocrático, había sido sustituida por otra.

El aparato de dominio ha seguido siendo el mismo en Francia desde la época del primer Imperio.

Como este aparato –siempre que disponga de los modernos medios de información y de comunicación hace cada vez más imposible desde el punto de vista técnico el desencadenamiento de una “revolución” en el sentido de la creación enérgica de organizaciones de dominio enteramente nuevas, las “revoluciones” se han sustituido –como lo demuestra Francia de un modo “clásico”- por los “golpes de Estado”, pues todas las transformaciones que han tenido éxito se basan allí en tales procesos.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 742.

Incentivos
Motivación, Salarios
Cuando los incentivos de los altos ejecutivos no son, evidentemente, los apropiados, se debe buscar una solución inmediata que les permita seguir cooperando entre sí para poner en práctica los últimos pasos de un proceso de cambio.

Sin embargo, las cosas son muy diferentes en los niveles inferiores: para que los incentivos en lugar de ser a corto plazo sean a largo plazo y para que su enfoque “individualista” se transforme en cooperación, es preciso que suceda algo más.

Una forma popular de incentivos se conoce como Plan Scanlon (en la Argentina siempre se ha llamado “participación en las ganancias”).

En un Plan Scanlon, la compañía establece, antes de proceder a cualquier cambio, una fórmula que especifica que si los beneficios se elevan por encima de cierta cantidad definida con anterioridad, una fracción determinada de esos beneficios será pagada a los empleados y la suma restante asignada al os accionistas.

La cantidad entregada a los empleados puede ascender al 20, 40 o 70% de esta ganancia adicional.

Obviamente, no es posible fijar una distribución “justa” (es decir no resuelve el problema) de una manera objetiva.

La cuestión que en definitiva queda por resolver es cuánto debe pagar la compañía para contratar y conservar a los empleados cuyo dinamismo y tenacidad ayudan a asegurar el éxito de la empresa.

Pero el salario pagado a dichos elementos no deberá ser demasiado alto (tener presente que F. W. Taylor ya dijo lo mismo en 1911: para la mayoría de la gente no conviene enriquecerse demasiado rápido.), ya que los accionistas se sentirían defraudados y podrían decidir vender sus acciones.   

Nadie más desearía comprarlas a su aprecio anterior y la compañía se vería imposibilitada para reunir el capital necesario a fin de (por ejemplo) construir nuevas plantas.

Todos estos factores deben ser considerados al estructurar dichos incentivos para satisfacer tanto las necesidad de patrones como empleados (es importante recordar el Principio N° 11 de Fayol: Equidad; La remuneración debe ser equitativa, y en la medida de lo posible dar satisfacción, a la vez, al personal y a la empresa, al patrono y al empleado, ¡¡1916!!).
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 111.

Inclusión Parcial, Cadena de Valor
Contabilidad Gerencial
La mayoría de las compañías norteamericanas cuentan básicamente con:
.a. Dos sistemas de contabilidad
Uno de ellos, que no revista mayor interés para nuestros fines, resume el estado financiero global para informar a los accionistas, banqueros y otras personas ajenas a la empresa.

El otro, llamado sistema administrativo (en nuestra época lo llamábamos “contabilidad gerencial”) o de contabilidad de costos tiene una finalidad completamente distinta.

Evalúa en detalle todos los aspectos de las transacciones realizadas entre departamentos divisiones e individuos claves en la organización, con el objeto de aclarar las interdependencias que se dan en las personas (desde Porter parta aquí, esto se denomina “Cadena de Valor”).

.b. una actitud de “inclusión parcial”, un acuerdo entre empleados y patrono, en el cual se establece que la relación que los unirá se refiere exclusivamente a las actividades vinculadas directamente con la ejecución de un trabajo específico.

Muchos sociólogos han argumentado que la inclusión parcial propia la salud emocional en el individuo.

Estar incluido parcialmente en diversas organizaciones facilita ir de un terreno social a otro, y de este modo, las tensiones que se han acumulado en un ambiente pueden ser liberadas en el otro.

En contraste, la empresa japonesa forma relaciones inclusivas.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 57.

Independencia
Es cosa de muy pocos ser independiente; este es un privilegio de los fuertes.    Y quién intenta serlo sin tener necesidad; aunque tenga  todo el derecho a ello; demuestra que; probablemente; no es sólo fuertes; sino temerario hasta el exceso.

Se introduce en un laberinto; multiplica por mil los peligros que ya la vida trae consigo de por sí; de éstos no es el menor el que nadie vea con sus ojos cómo y en dónde él  mismo se extravía; se aísla y es despedazado trozo a trozo por un Minotauro cualquiera de las cavernas de la conciencia.

Suponiendo  que ese hombre perezca; esto ocurre tan lejos de la comprensión de los hombres que éstos no lo sienten ni compadecen.
Nietzsche Friedrich; Más allá del bien y del mal; Hyspamérica Ediciones Argentina SA; 1984;
pág. 54.

Industria
(Corresponde) no solo a la rivalidad de dos industrias de una misma clase, sino al esfuerzo general y simultáneo de todas ellas para imponerse unas a otras.

Este esfuerzo es hoy tan intenso que el precio de las mercancías apenas puede cubrir los gastos de fabricación y de venta; de suerte que, descontados los salarios de todos los trabajadores, no queda apenas nada, ni aun el interés para los capitalistas.
Pierre-Joseph Proudhon, ¿Qué es la propiedad?; Hyspamérica; Historia del Pensamiento, vol. 5, 1984; pág. 163.

Industria
(Atacaban los problemas) que les resultaban intelectualmente interesantes, sin complejos de inferioridad, ni se dejaban amedrentar por el hecho de vivir (donde les tocaba vivir).

No buscaban “nichos” ni ventajas, sino que, por el contrario, sus objetivos eran total y sistemáticamente universales.

Produjeron ciencia de primera, cuyas oportunidades fueron aprovechadas exclusivamente en el exterior.

Esto se debió a la indiferencia social hacia la ciencia que caracterizaba a la argentina.

Hoy, hay quizá más conciencia de la posibilidad de convertir el conocimiento en riqueza, y las reformas económicas podrían llegar a condicionar la emergencia de un perfil industrial diferente.

Si logramos romper los marcos ideológicos que nos constriñen y asfixian en un tecno-nacionalismo barato, y retomamos la curiosidad y el desparpajo de nuestros maestros podría comenzar una frondosa lista de patentes.
Goldstein, Daniel J.; Las ausencias y sus causas, en revista Encrucijadas UBA, N° 3, noviembre, 1995, pág. 15.

Inflación
Emisión monetaria
Todas las medidas típicas de preguerra (1914-1918) se movían sobre el suelo de una política monetaria orientada originalmente a la consecución de un curso intervaluatorio firme, o sea orientada por la idea de estabilización.

Pues en el caso de que se pretendiera una variación de ese curso (cotización) en los países con sistema papel o de dinero solamente interior, sólo se quería una elevación del mismo efectuada muy lentamente; en una palabra, se trababa de una política orientada por el dinero hilodrómico (sujeto a materiales de valor, ya sean piedras preciosas, metales preciosos u otros recursos que no todos tienen) de los grandes países comerciales.

Empero surgieron también en los centros de emisión poderosos intereses, los cuales persiguieron propósitos enteramente opuestos.

Deseaban una política litrica (manejo libre de la emisión de papel dinero sin respaldo) que:
.1. Bajar la cotización del propio dinero, con el fin de crear probabilidades de exportación a los empresarios, y que

.2. p0r medio de un aumento de las emisiones de dinero, y eventualmente emisiones con arreglo a plan de papel moneda, bajara la relación cambio del dinero respecto de los bienes interiores; o lo que es lo mismo, que elevara el precio en dinero (nominal) de los bienes interiores.

El fin era: la obtención de probabilidades de ganancia para la producción lucrativa de aquellos bienes, la elevación de precios de los cuales, calculada en el nominal interior, era de preverse como probable consecuencia inmediata del incremento en la cantidad de dinero y de su baja consiguiente en la relación intervaluataria.

El proceso propuesto se califica de inflación.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 148.

Inflación
Moneda de papa
En los países con papel moneda (litrica o con manejo libre de la emisión de papel moneda) las administraciones en tiempos de situaciones financieras graves (en momentos de guerra especialmente) orientaron por lo general sus emisiones atendiendo únicamente a sus necesidades bélicas.

No es menos cierto que en tiempos semejantes los países con hilodromía (moneda vinculada a cantidades de materiales de valor, ya sean piedras preciosas, metales preciosos u otros recursos que no todos tienen) o con dinero metálico interior no sólo suspendieron la convertibilidad de sus instrumentos de circulación.

(Esto) no conduce necesariamente a una variación duradera del sistema monetario, sino que pasaron también, a través de emisiones de papel orientadas por puros motivos hacendísticos (finanzas de guerra), a un sistema papel puramente tal y definitivo; con lo que el dinero metálico transformado en accesorio, consecuencia de ignorarse su agio en la tarifación relativa al nominal papel, únicamente pudo ser utilizado en forma extramonetaria, desapareciendo así como moneda.

Por último, indiscutible es asimismo que en los casos en que tuvo lugar un cambio semejante hacia un sistema puro de papel y de emisión sin trabas de papel moneda se manifestó de hecho el estado de inflación con todas sus consecuencias y en extraordinarias proporciones.

En la medida en que subsista el dinero de tráfico metálico libre, la posibilidad de la inflación está en extremo limitada:

.1. En forma mecánica: por el hecho de que la cantidad de metal fino en cuestión disponible en ese momento para fines monetarios aunque elástica, está en fin de cuenta fijamente limitada.

.2. Económicamente; por el hecho de que la fabricación de dinero depende únicamente de la iniciativa de los interesados privados y, por consiguiente, el afán de acuñar está orientado por las necesidades de pago manifestadas en una economía gobernada por el mercado.

.3. La inflación sólo es entonces posible por la transformación del dinero metálico interior hasta entonces vigente (por ejemplo la plata en los países con sistema oro) en dinero de tráfico libre; si bien en esta forma puede ser ciertamente sobremanera intensa en caso de abaratarse e incrementarse fuertemente la producción del metal fino interior.

.4. Una inflación producida con instrumentos de circulación sólo puede pensarse como un incremento muy a largo plazo y lento de la circulación, originada por la concesión de moratorias para el pago de créditos; y en este sentido aparece como elástica y limitada, en fin de cuentas, fijamente por la consideración guardada a la solvencia del banco de emisión.

Únicamente existe probabilidad de inflación aguda cuando exista el peligro de insolvencia del banco; normalmente, por tanto, en caso de un sistema papel determinado por necesidades de guerra.

La presión de las dificultades financieras y la elevación de salarios, sueldos y otros costos por consecuencia de los precios inflacionarios favorecen sensiblemente la tendencia de la administración financiera a continuar la inflación incluso cuando no existe el imperio de la necesidad y se dé la posibilidad de escapar de ella mediante grandes sacrificios.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 149.

Inflación
Precios y salarios
Tenemos en primer lugar “tentaciones” de tipo financiero: una “devaluación” media del marco gracia a la inflación en un 5% en relación con los bienes naturales más importantes de las fortunas interiores y siemp0re que se obtuviera el “ajuste” de los beneficios y salarios a estas condiciones del precio; por consiguiente, que fuera veinteavas veces superior el valor del trabajo y de los bienes de consumo (supongámoslo así); constituiría para todos los que se encontrasen en esta feliz circunstancia una “desgravación” en un 5% de las deudas de guerra.

Y el estado que aumentara sus impuestos (nominales) en proporción a esa elevación de los ingresos (nominales), por lo menos percibiría así una fuente repercusión de estas circunstancias.

¿No sería esto realmente seductor?    Que “alguien” habría de pagar los “costos” es cosa clara.    Pero no serían ni el estado ni aquellas dos categorías de ciudadanos.

¡Qué seductor sería en efecto poder pagar a los extranjeros una vieja deuda exterior con instrumentos fabricados a voluntad y en extremo baratos por añadidura!

Pero pronto surgen los escrúpulos y las dudas cuando se piensa –dejando aparte la cuestión de las posibles intervenciones políticas- que tratándose de un puro empréstito exterior podrían dañarse los créditos futuros; sin embargo, un estado sintiendo más cerca de la piel la camisa que el saco, puede preferir a veces lo próximo a lo lejano.

Y no dejan de existir interesados de entre los empresarios a quienes les vendría muy bien una elevación inflacionaria en veinte veces de los precios de sus productos, siempre que –y esto es muy posible- los obreros, por impotencia, incapacidad de captar la situación o por la causa que sea, “solo” percibieran un aumento (nominal) de los salarios de “cinco a diez veces”.

Tales “inflaciones agudas”, condicionadas puramente por intereses hacendísticos, sueles ser repudiadas con gran fuerza por todos los políticos de la economía.

En cambio, suele contemplarse con favor un incremento planeado y lento de los instrumentos de circulación, semejante al que se emprende en ciertas circunstancias por los bancos de crédito, y producido con el fin de lograr una mayor “excitación” del espíritu especulativo (en interés, como debe decirse en realidad, de un incremento de las expectativas de beneficio); produciendo, en consecuencia de aquella mayor excitación, un aumento del espíritu de empresa y de la producción de bienes, merced al estímulo ofrecido al dinero libre para su colocación en “inversiones productoras de dividendos” en lugar de “inversiones puramente rentísticas” o de ción.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 153.

Integralismo
Autonomía
Muy pocas personas son realmente superiores a sus empleados en todos los aspectos.    Mientras nos aferremos a nuestros papeles de organización, podremos mantener el sueño utópico de que verdaderamente somos superiores en todos los sentidos.

No obstante, si hacemos que estos individuos alternen en el terreno social, la falacia se desvanece.    La fuerza natural de la jerarquía de organización favorece un enfoque segmentado y una actitud clasista.

Una relación “integralista” permite encontrar el equilibrio que propicia una situación de mayor igualdad.

El igualitarismo es una característica esencial de las organizaciones tipo Z.    Esta postura ideológica implica que cada individuo puede actuar conforme a su propio arbitrio y que es capaz de trabajar de un modo autónomo sin necesidad de una supervisión estrecha porque es digno de confianza.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 84.

Interrelaciones
La forma en que (este) caso concluyó, con la separación de los dos copropietario, no se sabe si en esto tuvo alguna influencia la labor del psicólogo social, ni en qué medida, nos parece confirmar, en definitiva, una observación “reiterada”.

Es decir que un determinado juego existente en una etapa dada de un sistema amplio; donde, a diferencia de lo que ocurre en la familia; las relaciones interpersonales no tienen importancia “vital”; puede cambiar rápidamente cuando alcanza niveles tales que pone en peligro la posibilidad de control por parte de la cúpula.
Palazzoli, Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 15.

Interrelaciones
En los mensajes, el proceso de definición de la relación, en la cual es inevitable que estén implicados los sujetos en interacción, siempre es recíproco, en el sentido de que, nadie, en el marco de una relación, puede imponer al otro o a los demás su propia definición de la misma.

De hecho, todo mensaje contiene una “propuesta” de definición de la relación que el otro o los otros sujetos en interacción pueden confirmar, rechazar o desconfirmar.

Mediante un intercambio comunicacional se pueden proyectar dos tipos de relación: complementaria o simétrica.

.a. Una relación es complementaria cuando dos participantes intercambias un tipo de conducta diferente: uno da y el otro recibe, uno enseña y el otro aprende.

La conducta que intercambian se completa y se integra.

Uno de ellos ocupa una posición “superior”, y el otro una posición “inferior” en el sentido de que uno hace una crítica y el otro la acepta, uno da un consejo y el otro lo sigue, y así sucesivamente.

.b. Por el contrario, cuando un intercambio comunicacional se basa sobre la igualdad y la minimización de la diferencia, es decir cuando la conducta de uno tiene de reflejar la del otro, estamos en presencia de una integración simétrica.

En una relación, sea complementario o simétrica, se producen normalmente intercambios comunicacionales de naturaleza contrapuesta respecto al esquema relacional prevaleciente (simétricos en una relación complementaria y complementarios en una relación simétrica), los que cumplen una función reguladora, autocorrectiva sobre esa relación.
Palazzoli, Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 102.

Inversión
Aristocracia
Además, debe aceptarse, con respecto al hombre, el hecho de que los recuerdos infantiles de las ternuras de la madre y de otras personas femeninas ayudan enérgicamente a dirigir su elección hacia la mujer.

Mientras que la intimidación sexual tempranamente experimentada por parte del padre y la posición de concurrencia con respecto a él desvían al sujeto de las personas de su mismo sexo.

Ambos factores son valederos también con respecto a las muchachas, cuya actividad sexual se halla bajo la guarda especial de su madre.

De esta manera se constituye una relación hostil con respecto al propio sexo, que influye decisivamente en la elección de objeto, orientándola hacia lo normal.

La educación del niño por personas masculinas, en la antigüedad los esclavos, parece favorecer la homosexualidad.

En la aristocracia contemporánea, la frecuencia de la inversión se hace comprensible por el empleo de servidumbre masculina y por la escasez de cuidados personales de que la madre hace objeto a sus hijos.

En algunos histéricos ha podido demostrarse que la temprana desaparición de uno de los padres, por muerte o divorcio, motivando la acumulación de todo el amor del niño en la persona restante, fue la condición para el sexo de la persona elegida después como objeto sexual, haciendo posible así una inversión duradera.
Freud, Sigmund; El Yo y el Ello y Tres Ensayos sobre Teoría Sexual, Colección Historia del Pensamiento, Hyspamérica Ediciones Argentina SA, Buenos Aires, 1984, Vol. 9, Pág. 130.

Jerarquías Religiosas,
Trabajo a domicilio
Organizaciones Caritativas
Las capas económicamente más poderosas de la clase obrera rechazan reiteradamente ser dirigidas por la jerarquía religiosa o condescienden a que la misma represente gratuitamente sus intereses mientras éste es el caso.

Cuanto más patente se hace el carácter inquebrantable del orden capitalista, tanto más exigen los intereses las jerarquías religiosas un acuerdo con las autoridades nuevamente establecidas.

De acuerdo con sus naturales interés éticos, la ésta jerarquía intenta conformar la dependencia en la que se encuentra la clase obrera con respecto a las empresas industriales en una relación de servidumbre autoritaria y personal, accesible a la caridad.

(Y esto) especialmente por recomendación de aquellas “instituciones benéficas” que impiden al proletariado su libertad de movimientos contra la autoridad y, en la medida de lo posible, también por la protección de la industria a domicilio, aparentemente ventajosa para el “vínculo familiar” y el carácter patriarcal de las relaciones del trabajo, frente a las aglomeraciones en la fábrica, que suelen dar origen a la conciencia de clase hostil a la autoridad.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 923.

Legitimidad Jerárquica
En vista de que cada puesto es único en su género, las compañías dependen de la jerarquía para evaluar el rendimiento y estimar el sueldo que debe ganar el empleado.

Así como el mercado tiene éxito porque le concedemos legitimidad, la jerarquía funcionará mientras confiemos en que puede impartir justicia.

En tanto el vicepresidente considere que el presidente es un hombre justo y bien informado, que evaluará en una forma imparcial su comportamiento, permitirá que la jerarquía opere sin obstrucciones.

No obstante, la desconfianza traerá como consecuencia una serie de protecciones contractuales similares a aquellas que se estipulan cuando se vente un servicio a una firma externa.

La elaboración y aplicación de este contrato elevará considerablemente los costos implícitos en la supervisión de dicho directivo.

Un ejemplo más común es el del empleado que trabaja por horas y que aprende, con el tiempo, a desconfiar de la justicia que puede ofrecer la jerarquía corporativa, situación que lo lleva a pugnar por una representación sindical y por la estipulación de sus derechos dentro de un contrato.

El trabajador paga costos adicionales a través de las cuotas sindicales, la compañía se ve en la necesidad de incurrir en mayores gastos al aumentar el personal de relaciones industriales y todo el mundo sufre las consecuencias al contar con una cooperación menor, un nivel más bajo de productividad y menos ganancias que compartir.

Así, vemos que el éxito de una jerarquía o burocracia, puede resultar sumamente costoso.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 86.

Likert Rensis
Participación
Rensis Likert, un sociólogo disidente, fundador del Instituto de Investigación Social y firme partidario de la idea de que la investigación en ciencias sociales carece de toda validez a menos que se aplique a los problemas de las empresas y de la sociedad.

Likert había desarrollado la idea de que las empresas se catalogan en cuatro clases diferentes, que van del “Sistema I” (llamados por otros Modelo I) u organizaciones que funcionan con un enfoque unilateral en el proceso de toma de decisiones, que proviene de la cúspide de la jerarquía empresarial en que los directivos desconfía de los obreros y viceversa (este modelo incluye un directivo que se caracteriza como “autoritario – explotador), y viceversa, hasta las organizaciones del “Sistema IV” (llamados por otros Modelo IV), en las cuales los directivos y trabajadores confían entre sí y cooperan en la forma de dirigir la empresa (este modelo incluye un directivo que se caracteriza como “participativo”).

A través de muchos años (lo que no es argumento que justifique nada) de cuidadosas investigaciones, Likert y sus colegas han puesto de manifiesto que ser rudo y agresivo no da buenos resultados.

Sus estudios revelaron que las compañías que participan, o las correspondientes al “Sistema IV”, al igual que las organizaciones del tipo Z, eran más productivas y tenían empleados emocionalmente más equilibrados que las autocráticas compañías del “Sistema I” (es decir una suerte de “buen trato de estilo Hawthorne, por lo que merece las mismas críticas y no aporta mucho respecto a que sucede si la compañía comienza a experimentar dificultades macroeconómicas o problemas de ventas por la naturaleza de lo que fabrica o sirve).

Descubrió además, que muy pocas gentes optaban por el “Sistema I” (esto quizás en su país y en aquellos tiempos), aunque muchas empresas pertenecen a esa categoría (como continúa sucediendo 40 años más tarde).
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 171.

Limitaciones
Finalmente, el país cuenta con un rico patrimonio fitogenético, lo que indudablemente constituye un capital valioso para el desarrollo de la biotecnología vegetal.

Obviamente, estas ventajas representan solamente recursos potenciales.

En el otro platillo de la balanza deben considerarse las limitaciones teóricas de nuestra sociedad para capitalizar sus propias capacidades naturales y humanas.

Aunque dicha capacidad reconoce causas que se remontan a etapas iniciales de la organización económica del país, la misma no podría explicarse completamente sin considerar la escasa valorización de la actividad científica-tecnológica en nuestro medio.

(Esto) se expresa no sólo en la cultura de los agentes productivos, sino también en la de amplios sectores sociales y políticos.

Este trasfondo contribuye decisivamente a prolongar el divorcio existente entre la investigación científica y los factores de la producción, aparejando una enorme dilapidación de recursos materiales y humanos, y considerables erogaciones en concepto de transferencia tecnológica.

Ello se agrava por el inmediatismo de que hacen gala los sectores productivos y políticos de la Argentina., rasgo particularmente difícil de cohonestar con los requerimientos básicos de cualquier sistema científico-técnico.

Debe agregarse a ello la escasa idoneidad y congruencia evidenciada por las sucesivas conducciones del sistema científico, lo que ha sumido al mismo en una paralización sin precedentes.

Es evidente que todos estos hechos no pueden dejar de pensar sobre la forma en que la Argentina accederá al despliegue de las nuevas tecnología (0 no lo logrará sino con un enorme retraso y a un costo imposible).
Mentablerry, Alejandro; La nueva Frontera verde, en revista Encrucijadas UBA, N° 3, noviembre, 1995, pág. 47.

Lucha Salarial
Paternalismo
El monopolio, la compra anticipada, el acaparamiento y la retención de mercancías con el fin de elevar los precios han sido los hechos contra los cuales han protestado los desposeídos en la Antigüedad y en la Edad Media.

En cambio, la lucha por los salarios constituye actualmente la cuestión principal.

El tránsito a esta situación lo representan las luchas para la admisión en el mercado y para la fijación de los precios que han tenido lugar, a comienzos de la época moderna, entre los empresarios y los artesanos de la industria a domicilio.

Un fenómeno muy general que aquí debemos mencionar de las oposiciones de clase condicionadas por la situación del mercado consiste en el hecho de que tales oposiciones suelen ser sobre todo ásperas entre los que se enfrentan de un modo directamente real en la lucha por los salarios.

No son los rentistas, los accionistas y los banqueros quienes resultan afectados por el encono del trabajador (aunque obtienen justamente ganancias a veces mayores o con “menos trabajo” que las del fabricante o del director de empresa).

Son casi exclusivamente los fabricantes y directores de empresa mismos, considerados como los enemigos directos en la lucha por los salarios.

Este simple hecho ha sido con frecuencia decisivo para el papel desempeñado por la posición de clase en la formación de los partidos políticos.

Por ejemplo, ha hecho posible las diferentes variedades del socialismo patriarcal (el denominado “paternalismo”) y los antiguamente frecuentes intentos de unión entre los estamentos amenazados en su existencia y el proletariado contra la burguesía.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 687.

Manifiestas y latentes
Consultor cliente
Sofer C.(1) en el campo que definió como de “asesoramiento social”, puso de manifiesto y analizó algunas redundancias y algunos principios en la interacción “consultor – cliente”.

Estudió a fondo la incidencia que puede tener “el observador”, en el ámbito que se está analizando, y el modo de hacer uso de esta incidencia para tener una comprensión más amplia de lo que está ocurriendo a su alrededor.

Este autor hace, además, una clara distinción entre las dos etapas de recopilación y presentación de los datos a los miembros de la organización que los proporcionó, con el fin de permitirles identificar las relaciones entre las variables antes presentes de manera no explícita.

Por su parte, Rice A. K. propone cuatro modalidades de conducta en respuesta a pedidos contradictorios.

.1. Dedicarse a la solución del problema manifiesto, teniendo en cuenta aquellas circunstancias que se consideran “dificultades latentes”, pero sin hablar de ellas.

.2. Encarar los dos problemas directamente.

.3. Ignorar el problema manifiesto y

.4. Afrontar directamente sólo el latente.

La opción de uno de estos caminos la hace el consultor en relación con la serie de elementos evaluados.

Si durante el asesoramiento advierte que afloran en él sentimientos opuestos que van de la ansiedad al fastidio, a la complacencia, etcétera, se interroga acerca de esos sentimientos e intenta individualizar en qué medida le son imputables, y en qué medida son imputables a la relación asesor – cliente.

Por lo tanto la “certeza” de que esos sentimientos son el resultado de la relación con el cliente y no de elementos de su propia personalidad, le permite utilizarse como instrumento aproximado e inmediato.

Rice da gran importancia a las sensaciones personales y al compromiso personal con respecto al cliente, puesto que considera que esto favorece el compromiso del cliente con respecto a él y facilita el “acceso a los datos necesarios”.
(1): Sofer C., Organización en vivo, F. Angeli, Milán  [1961], 1971.
(2): Rice A. K.(2), La Empresa y su ambiente, F. Angeli, Milán [1963] 1974.
Palazzoli, Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 204.

Máquinas
Las máquinas computadoras quizás pueden realizar el trabajo de una docena de hombres ordinarios, pero no hay ninguna máquina que pueda realizar el trabajo de un hombre extraordinario.
E. B. White, citado por Peter, Laurence J; La Pirámide de Peter; Plaza y Janés; 1986; Pág. 197.

Maquinismo
Los dependientes de la máquina saben únicamente que trabajan en un equipo enorme de siete pisos de altura, rodeado por largas pasarelas.

-Esa condenada máquina, dijo Joe-, es algo infernal.    Me han destinado al tercer piso.    Estoy en una pequeña habitación encristalada junto a un tablero de instrumentos.
»Me enseñaron el trabajo en diez minutos.        No tengo que hacer más que u-nos cuantos movimientos, todo es automático.

-¿Qué es lo que haces Joe? –pregunté.

-Huhh.    Escucha esto.     Me meto en ese pequeño e incómodo agujero a las 8 de la mañana.
»A las 8 y 10 alargo la mano y hago girar el Cuadrante N hasta 40.
»A las 8 y 20, hago presión sobre un botón marcado con la letra Q.
»A las 8 y 23 giro hacia atrás el Cuadrante N hasta cero.
»A las 8 y 31 alargo la mano  hacia un pequeño anaquel,  tomo una  aceitera y echo dos gotas, exactamente dos, en un pequeño orificio de la parte inferior del tablero.
»A las 8 y 46 levanto la mano y tiro hacia atrás una palanca.
»A las 8 y 47 la empujo hacia atrás.
»A las 8 y 53 oprimo de nuevo el botón Q.
»A las 8 y 59 hago girar  el Cuadrante N hasta 10, lo mantengo  un segundo y, de  nuevo, lo hago girar rápidamente hacia atrás.
»¡Entonces dan las nueve y comienza de nuevo todo el proceso!

-¿Eso es todo?

-Exactamente todo igual, -contestó Joe-.    Así cada hora hasta el mediodía.    Dispongo de una hora para comer y después vuelvo para continuar hasta las cinco, -suspiró-.    Ese es mi nuevo trabajo.

-Joe -pregunté-, ¿qué ocurre dentro de esa máquina cuando haces todas esas cosas?

-Que yo vea, Al –contestó-, nada.

-Bien, pero ¿qué hace la máquina?

-No lo sé.    No me lo explicaron.

-¿No puedes oír  algo en el interior,  quiero decir,  cuando hacer  girar esos cuadrantes y oprimes los botones?

-Ni lo más mínimo.
Gehman Richard Boyd, La Máquina, Collier’s, 14-12-1946.

Masoquista
El sujeto que es exhibicionista inconscientes es al mismo tiempo “voyeur”, y aquel que sufre de las consecuencia de una represión de las tendencias sádicas sufre también de síntomas producidos por fuentes de inclinación masoquista.

La coincidencia absoluta con la conducta de la perversión “positiva” correspondiente es un dato que debe tenerse muy en cuenta.

Más en el cuadro de la enfermedad desempeñan indistintamente una u otra de las  tendencias antitéticas el papel dominante.
Freud, Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 79.

Matricial
(Otra clase de configuración…) estructural, que, aunque más reciente se está generalizando con gran rapidez, es la forma de organización matricial (debemos tener en cuenta que lo que el autor considera como algo “reciente” ya había sido citado por Koontz en los 50’ y por Mintzberg desde 1979 y las denominó “adhocracias”).

Normalmente se emplea cuando dos departamentos, que están al mismo nivel, pero que tienen ciertas fricciones, deben cooperar para sacar adelante un proyecto.

En lugar de nombrar un comité, se pidió al directivo que estaba a cargo de la tarea más delicada, que simultáneamente sometiera sus informes a la consideración de los dos jefes del departamento que estaban en pugna.

Una de estas matrices hacía que los directores de planta y los ingenieros corporativos trabajaran juntos, asignado a los ingenieros destinadas a cada planta la ejecución de otros trabajos en diferentes lugares, según se fuera necesitando.

Tanto el director de planta como el departamento central de ingeniería deseaban tener el control exclusivo de los ingenieros.

La solución matricial había determinado que los ingenieros de cada planta informaran al mismo tiempo al director de la planta y al jefe de la división ingeniería.

Ambos tendrían que estar de acuerdo en la asignación de las tareas, en la evaluación anual del rendimiento individual y en todas las recomendaciones para los ascensos de cada ingeniero.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 110.

Mecanismos de control
Por lo general, las compañías tipo Z (confianza, sutileza, intimidad) cuentan con los datos más actualizados, los últimos sistemas contables, los más modernos métodos formales de planificación y dirección por objetivos (DPO-APO).

Y todos los otros mecanismos explícitos de control distintivos del tipo A (americano de la revolución industrial: racional y objetivo).

No obstante, en las empresas Z dichos mecanismos se emplean para efectos de información, pero rara vez son determinantes en las decisiones importantes.

En contraste, los directivos de las grandes organizaciones, hospitales y agencias gubernamentales se quejan, con frecuencia, de que se sienten incapaces de utilizar su criterio frente a los análisis cuantitativos, los modelos computerizados y las interminables listas de cifras.

La administración occidental parece reflejar, casi invariablemente, un carácter distintivo que podría expresarse así: lo racional, lo objetivo se acerca más a lo racional que a lo subjetivo.

Lo cualitativo es más objetivo que lo no cuantitativo y, por consiguiente, el análisis cuantitativo es preferible a los juicios basados en la cordura, los conocimientos, la experiencia y los aspectos sutiles.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 76.

Mercado Paz del
Cambio
Un mercado concreto puede estar sometido a un orden acordado autónomamente por los partícipes, o a un orden decretado (otorgado) por las más diferentes comunidades, principalmente políticas o religiosas.

Si no contiene una restricción de la libertad de mercado, esto es, del regateo y de la competencia o si establece garantía para el mantenimiento de la legalidad del mercado, la forma de los pagos y de los medios de pago, tiene por objeto, en épocas de inseguridad interlocal, asegurar la “paz del mercado”.

(Esa) garantía, puesto que originalmente el mercado es una socialización entre individuos que no son compañeros, es decir, entre enemigos, deja, al igual que la de las costumbres de guerra del derecho de gentes, a los poderes divinos.

Muy a menudo la paz del mercado está bajo la protección de un templo; además, esta protección de la paz suele ser una fuente de impuestos por parte de caudillos y príncipes.

Pues el cambio es la forma pacífica específica para la obtención de poder económico.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 496.

Metodología
La metodología tradicional de la investigación social, si bien prefiere el experimento de laboratorio, legitima también otras formas y técnicas que permiten estudiar los fenómenos en el ambiente social natural en el que ocurren.

Pero de trata de técnicas que casi siempre tienden a “aislar al investigador y la investigación” del contexto en el cual se desarrolla la indagación.

Esto es válido incluso para el denominado “método de la observación participativa”.

Esta técnica, citada generalmente en los manuales de metodología de la investigación, prevé, como es sabido, la inserción del investigador –quien sólo se sirve de su propia capacidad de observación. En la situación que constituye el objeto de su indagación.

Sin embargo, según la metodología tradicional, el investigador, antes que analizar las interacciones entre él y el grupo social objeto de su pesquisa, debe evitar que “con su presencia se altere la situación en la cual participa”.

Con ese fin, “deberá simular su rol de observador”, mimetizándose con los sujetos de la investigación, o bien, si esa opción no fuese viable, limitar hasta donde sea posible, que se lo implique en la situación.

En efecto, el paradigma metodológico tradicional creyó que se podía resolver el problema de la relación entre sistema observador y sistema observado, recurriendo a condiciones que por el hecho de reducir las interacciones recíprocas en ambos sistemas se consideran capaces de colocar “entre paréntesis” ese problema.

En particular se entiende, desde esta perspectiva, que el laboratorio, con sus restricciones, es el lugar donde resulta más fácil lograr estas condiciones y, en consecuencia, el sitio preferido como ambiente ideal para la investigación social y como punto de referencia para la investigación de campo.

De hecho. Esta última debería tratar de reproducir, aunque con lógicas e inevitables dificultades, esa separación entre sistema observado y sistema observador que se presume casi lograda en las condiciones de laboratorio.

Como se sabe, en la actualidad este modelo metodológico está en crisis.

Las críticas que ha merecido demostraron, entre otras cosas, que ni siquiera la investigación de laboratorio puede prescindir el contexto en cuyo ámbito se desarrolla el experimento.

Son significativos los estudios donde se verifica que aquellos que participan en un experimento “tratan de adaptarse a las hipótesis” que a juicio de ellos, son las del experimentador, y, por otra parte, que también los experimentadores sugieren a los sujetos cómo comportarse, aunque lo hagan de manera sutil e inconsciente.
Palazzoli, Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 95.

Metodología
Consultoría
El asesoramiento propuesto por Schein es de un tipo particular, que se define como “process consultation” (asesoramiento sobre procesos) y es un conjunto de actividades realizadas por el consultor, que ayudan al cliente percibir y comprender los hechos, parte integrante de un proceso, que ocurren en el ambiente del propio cliente, y también intervenir en ellos.

El rol del consultor no consiste en actuar en primera persona con respecto al problema existente, sino en enseñar las técnicas de diagnosis y de solución de problemas.

El cliente debe quedar implicado en primera persona y tomar parte activa en la formulación de algún remedio.

Los problemas serán resueltos de manera más duradera y eficaz si quien los resuelves la propia organización.

En esa situación de asesoramiento, Schein atribuye una notoria importancia a la modalidad de acercamiento a la organización por parte del consultor.

.1. Sostiene que siempre hay que hacer un análisis del pedido y prestar mucha atención a aquel que toma el primer contacto con él, y también a los medios de que se vale.

.2. Atribuye, además mucha importancia a la reunión exploratoria que sigue y a las personas que en ella participan: indica algunos criterios para determinar cuáles son las personas cuya “asistencia es conveniente y cuales NO deberían participar” en la reunión exploratoria.

.3. Tendría que estar presente alguien con jerarquía lo suficientemente elevada como para influir en los demás, en caso de estar dispuesto en sentido positivo; alguien que esté de acuerdo con la idea de contratar a un consultor para los fines conocidos; alguien que haya individualizado problemas específicos en los que sea necesario intervenir; alguien que esté familiarizado con los conceptos del “process consultation”.

.4. Hay que evitar, en cambio, a las personas hostiles, escépticas y que estén en la obscuridad más completa con respecto a los servicios que puede proporcionar el consultor.

.5. Fija la duración de la primera reunión el hecho que se deberá cumplir, puesto que el “process consultation” comienza a partir del contacto inicial.

.6. Sigue la definición del contrato, tanto desde el punto de vista formal por profesional.    Destaca la importancia de señalar con suma precisión aquello que el profesional pretende hacer y aquello que no hará.

Debe quedar igualmente en claro que el cliente y todo el grupo con el cual está trabajando es, en consecuencia, toda la organización y no sólo la persona que tomó contacto con él.

Se determina la elección de un ámbito de trabajo, se establece un cronograma y un método de trabajo y se definen los objetivos a alcanzar.

Por lo tanto, el asesoramiento sobre los procesos sólo se encarrila cuando el cliente potencial acepta que las relaciones y los procesos entre las personas son un importante objeto de conocimiento.

La disposición del cliente para la observación y la investigación es, según Schein, uno de los requisitos esenciales para que una relación de asesoramiento pueda desembocar en resultados válidos.

Se pone de manifiesto además, el principio de que el “profesional no tiene soluciones especiales predeterminadas ni recetas ad hoc” y que deberá prestar al máximo, a la comunicación recíproca.

Schein subraya la importancia que reviste el hecho de que todo acto realizado por el “process consultation” constituye una intervención.

También lo es el acto inicial de la decisión de trabajar con una organización dada.

.7. Por ello, el consultor deberá reflexionar, con respecto a todas las cosas que haga, en términos del efecto que éstas podrán producir en la organización.    En otras palabras, debe partir del presupuesto que todo su comportamiento constituye, de algún modo, una intervención.

Ni siquiera se pueden separar por completo las etapas de la recopilación de datos y de la intervención.
Palazzoli, Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 130.

Morir
Recógete, lector en ti mismo, y figúrate un lento deshacerte de ti mismo, en que la luz se te apague, se te enmudezcan las cosas y no te den sonido, envolviéndote en silencio.

Se te derritan de entre las manos los objetos asideros, se te escurra de bajo los pies el piso, se te desvanezcan como en un desmayo los recuerdos, se te vaya disipando todo en nada, y disipándote también tú, y ni aún la conciencia de la nada te quede siquiera como fantástico agarradero de una sombra.
Unamuno, Miguel de; Del Sentimiento Trágico de la Vida, Colección Historia del Pensamiento, Hyspamérica Argentina S.A., Vol.60, 1984, Pág. 31.

Nación
Todos los grupos que dentro de una comunidad se encuentran en situación de poder dirigir la acción colectiva están poseídos por el apasionamiento ideal inherente al prestigio del po0der, y son siempre los más leales mantenedores de la ideal del “Estado” en cuanto idea de una forma de poder imperialista que exige una consagración incondicionada.

Además de los intereses imperialistas materiales a que hemos hecho ya referencia, colaboran en ello los intereses en parte  indirectamente materiales y en parte ideales de las capas idealmente privilegiadas por la existencia de tal organización política.

Se trata ante todo de los que se consideran “partícipes” específicos de una específica “cultura” que abarca el círculo de los que están interesados en una forma política.

No obstante, el puro prestigio del “poder” transforma inevitablemente, bajo la influencia de tal círculo, en otra forma específica, a saber, en la idea de la “nación”.

La “nación” es un concepto que, si se considera como unívoco, no puede nunca ser definido de acuerdo con las cualidades empíricas que le son atribuidas.

Quienes lo utilizan le dan, por lo pronto, el siguiente significado indudable: la posesión por ciertos grupos humanos de un sentimiento específico de solidaridad frente a otros.

Se trata, pues, de un concepto que pertenece a la esfera estimativa.    Sin embargo, no hay acuerdo ni sobre la forma en que han de delimitarse tales grupos ni acerca de la acción comunitaria resultante de la mencionada solidaridad.

En una terminología habitual, la “nación” no es idéntica al “pueblo de un Estado”, es decir, al hecho de la pertenencia a una comunidad política.

Pues numerosas comunidades políticas comprenden grupos humanos que subrayan decididamente la independencia de su “nación” frente a otros grupos, o abarcan partes de una agrupación humana caracterizada por sus componentes como una “nación única”.

La nación no es tampoco idéntica a la comunidad lingüística, pues ésta no es siempre en modo alguno suficiente, como ocurre con los serbios y croatas, con los norteamericanos, irlandeses e ingleses.

Por otro lado, tal comunidad no parece absolutamente necesaria (en los documentos oficiales se encuentra la expresión “nación suiza” al lado de la expresión “pueblo suizo”), y algunas comunidades lingüísticas no se consideran como una nación separada (así ocurría, por lo menos hasta hace poco tiempo, con los “rusos blancos”).

La pretensión de afirmarse como una “nación” especial suele basarse, ciertamente, en la posesión de  bienes culturales por parte de la comunidad lingüística, pero ello tiene lugar, según los casos, con muy distinta intensidad (por ejemplo mucho menos intensamente en Norteamérica y el Canadá).

Más los que hablan el mismo idioma pueden rechazar también la homogeneidad “nacional” y referirse a diferencias manifestadas en algún otro “bien cultural”: a la profesión de una fe religiosa, a diferencias en la estructura social y en las costumbres (como en los suizos alemanes y alsacianos frente a los alemanes del “Reich”.

(O) en los irlandeses frente a los ingleses), a elementos “étnicos” y, sobre todo, a recuerdos de una comunidad de destino político con otras naciones (en los alsacianos con los francés desde las guerras de la Revolución que constituyen su época heroica común; en los bálticos con los rusos, en cuya suerte política han cooperado.

Finalmente, se comprende por sí mismo que la homogeneidad “nacional” no debe basarse en una real comunidad sanguínea.    En todas partes existen justamente “nacionalistas” radicales de origen extranjero.    Y, finalmente, la unidad de tipo antropológico específico no es indiferente, pero no es suficiente ni indispensable para la constitución de una “nación”.

Si, con todo, la idea de la “nación” comprende el concepto de la comunidad de origen y de una semejanza de carácter con contenido indeterminado), lo comparte con sentimiento de homogeneidad “étnica” derivado de distintas fuentes.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 679.

No te metás
Consultor
Es insostenible en (cualquier) situación institucional la actitud de “pasividad y expectativa”, en el convencimiento de que hay que mantenerse más allá de las partes.

Se corre el riesgo de ser marginado y caer en un peligroso aislamiento.

El (consultor) debe estar atento a otro peligro que consiste en el fortalecimiento de las alianzas y debe evitarlo.

Se entiende por alianza a un tipo de relación que se modula y articula en torno de contenidos precisos y delimitados en el tiempo.

En consecuencia, la alianza no tiene que ser definitiva, estable determinada a priori, pero debe sí perdurar hasta la solución del o de los problemas (de la consulta).

Nada debe impedir que el (consultor), cambiadas algunas situaciones o la índole de los problemas, modifique su sistema de alianzas.
Palazzoli, Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 247.

Objetivos
No decimos en modo alguno que en un caso concreto los partícipes en la acción mutuamente referida pongan el mismo sentido en esa acción, o que adopten en su intimidad la actitud de la otra parte, es decir, que exista “reciprocidad” en el sentido.

Lo que en uno es “amistad”, “amor”, “piedad”, “fidelidad contractual”, “sentimiento de la comunidad nacional”, puede encontrarse en el otro con actitudes completamente diferentes.

Entonces unen los partícipes a su conducta un sentido diverso: la relación social es así, por ambos lados, objetivamente “unilateral”.

Empero no deja de estar referida en la medida en que el actor presupone una determinada actitud de su contrario frente a él (erróneamente quizá, en todo o en parte) y en esa expectativa orienta su conducta, lo cual basta para que pueda haber consecuencias como las hay las más de las veces, relativas al desarrollo de la acción y a la forma de la relación.

Naturalmente, sólo es objetivamente bilateral cuando el sentido de la acción se corresponde –según las expectativas medias de cada uno de los partícipes- en ambos; por ejemplo, la actitud del hijo con respecto a la actitud del padre tiene lugar aproximadamente como el padre (en el caso concreto, por término medio o típicamente) espera.

Una acción apoyada en actitudes que signifiquen una correspondencia de sentido plena y sin residuos es en la realidad un caso.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 22.

Opinión, Convicción
Creencia, Fe
Opinión es una creencia de la cual se tiene conciencia de que es insuficiente tanto subjetiva como objetivamente.

Si la creencia sólo es suficiente subjetivamente y al mismo tiempo se la tiene por insuficiente objetivamente se denomina “fe”.

Por último, se llama saber a la creencia suficiente tanto subjetiva como objetivamente.

La suficiencia subjetiva se denomina convicción (para sí mismo); la objetiva, “certidumbre” (para todos.
Kant, Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34., Pág. 494.

Opresión
(La) identificación de los oprimidos con la clase que los oprime y los explota no es, sin embargo, más que un fragmento de una más amplia totalidad.

Pues además, los oprimidos pueden sentirse afectivamente ligados a los opresores y, a pesar de su hostilidad, ver en sus amos su ideal (esto se llama actualmente el “Síndrome de Estocolmo”, una idea en la que Sigmund, como en tantas otras, fue un adelantado).
Freud, Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 221.

Organización abierta
Organización cerrada
Una relación social (lo mismo si es de “comunidad” como de “sociedad” se llama “abierta” al exterior cuando y en la medida en que la participación en la acción social recíproca que, según su sentido la constituye, no se encuentra negada por los ordenamientos que rigen esa relación a nadie que lo pretenda y esté en situación real de poder tomar parte en ella.

Por el contrario, llámase “cerrada” al exterior cuando y en la medida en que aquella participación resulte excluida, limitada o sometida a condiciones por el sentido de la acción o por los ordenamientos que la rigen.

El carácter “abierto” o “cerrado” puede estar condicionado tradicional, afectiva o bien racionalmente con arreglo a valores o a fines.

El cierre de tipo “racional” se basa especialmente en la siguiente situación de hecho: una relación social puede proporcionar a sus partícipes determinadas probabilidades de satisfacer ciertos intereses, tanto interiores como exteriores, sea por el fin o por el resultado, sea a través de una acción solidaria o en virtud de una compensación de intereses.

Cuando los partícipes en esa relación esperan que su propagación les haya de aportar una mejora de sus propias probabilidades en cantidad, calidad, seguridad o valor, les interesa su carácter “abierto”; pero cuando, al contrario, esperan obtener esas ventajas de sus “monopolización”, les interesa su carácter “cerrado” al exterior.

Una relación social “cerrada” puede garantizar a sus partícipes el disfrute de las probabilidades monopolizadas:

.a. libremente,

.b. en forma racionada o regulada en cuanto al modo y la medida, o

.c. mediante su apropiación permanente por individuos o grupos y plena o relativamente inalienable (cerrada en su interior).

Las probabilidades apropiadas se llaman “derechos”.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 35.

Organización Teoría de la
El estudio de las organizaciones estuvo  dominado en general en el primer cuarto de este siglo por el punto de vista de la dirección científica; en el segundo cuarto de siglo (XX), por los intereses y por la actitud llamada generalmente de “relaciones humanas”.

En el primer caso, los actores  humanos en la organización se veían primariamente como “instrumentos” que se podían describir en términos de propiedades fisiológicas y psicológicas sencillas.

En el último caso, a los actores humanos se les condecían sentimientos y motivos, pero se prestaba relativamente poca atención a sus propiedades como seres adaptables y razonables.

Nuestro análisis del conocimiento encaja en el marco más amplio de la Teoría de la Organización, no en sustitución de estos enfoques primitivos, sino como un complemento de los mismos.
Simon, Herbert A., Teoría de la Organización, Ediciones Ariel, 1969, Pág. 232.

Participación
Calidad
El meollo de la participación es que cada obrero, cada directivo, debe responsabilizarse absolutamente de sus ocupaciones.

Es obligación de todos satisfacer al cliente produciendo artículos de calidad.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 167.

Participación, Consenso
Decisiones
Quizás la característica más conocida de las organizaciones japonesas sea la importancia que dan a la participación dentro del proceso de toma de decisiones.

Por lo general, en la típica empresa norteamericana el jefe de departamento, el director de división y el presidente de la compañía consideran que la responsabilidad les toca a ellos únicamente, que ellos solos deben asumir esa responsabilidad que implica tomar decisiones.

Recientemente, algunas organizaciones han adoptado modelos que propician una mayor participación en el proceso a fin de que todos los miembros de un departamento se pongan de acuerdo sobre la decisión más acertada en una situación dada.

La toma de decisiones “por consenso” ha sido motivo de exhaustivas investigaciones en Europa y los Estados Unidos en los últimos 20 años (1960-1980).

Y la evidencia sugiere de un modo contundente que un enfoque multilateral da lugar a decisiones más creativas y resultados más positivos que una posición unilateral.

Hoy por hoy, el estilo de participación occidental es un proceso totalmente estandarizado:

Generalmente, un pequeño grupo, que no comprende más de 8 o 10 personas, se reúne en torno de una mesa para discutir el problema y sugerir soluciones.

Durante este proceso es necesario contar con uno o dos líderes que tengan experiencia en la dirección de relaciones interpersonales y que sean capaces de ayudar a resolver constructivamente las desavenencias importantes que pudieran presentarse.

El consenso surgen en el momento en que se opta por una sola de las alternativas, y cada uno de los miembros de grupo puede decir con toda sinceridad a los demás:

.a. Considero que ustedes comprenden mi punto de vista.

.b. Considero que yo entiendo sus puntos de vista.

.c. Independientemente de que me incline o no por esta determinación, yo la respaldaré porque fue acordada de manera abierta y justa.

Al menos unos pocos directivos aplican instintivamente este enfoque en cada compañía, agencia gubernamental y asociación religiosa, per una gran mayoría no lo hace.

Algunas empresas han instituido oficialmente esta política de participación en todos los niveles, dado que, en un gran número de casos, ha dado mejores resultados que las decisiones tomadas individualmente.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 51.

Participación, Consenso
Decisiones
(Alguien) que prestaba sus servicios en uno de los principales bancos japoneses, me describió el procedimiento que se seguía en su institución.

“Cuando se va a tomar una decisión importante, se redacta una propuesta en la cual se describe una de las «mejores» alternativas a fin de que pueda ser sometida a la consideración del personal.

La responsabilidad de elaborar esta propuesta recae en el miembro más joven y en el que haya ingresado más recientemente en el departamento interesado en definir alguna situación.

Desde luego, el presidente o el vicepresidente saben cuáles son las alternativas más viables y el joven se esfuerza al máximo para tratar de averiguar cuáles pueden ser.

Habla con todo el mundo, pide opiniones y dedica especial atención a los comentarios de aquellas personas que conocen mejor a los altos funcionarios.

La finalidad de todo esto es buscar un denominador común.

Afortunadamente, este sistema de encuestas no puede proporcionarle al joven toda la información que su jefe desea obtener; así pues, se ve en la necesidad de añadir sus propias consideraciones.

(…)Al igual que todas las otras características del sistema administrativo japonés, el proceso de toma de decisiones forma parte de una complejidad de elementos que dependen de la confianza y la sutileza que se desarrollan en un ambiente de intimidad.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 52 y 55.

Participación
Cultura
En las organizaciones tipo Z, el proceso de toma de decisiones implica, por lo general, el consenso y la participación de los empleados.

Los sociólogos han calificado al proceso de democrático, en contraposición a otros que son apáticos y autocráticos, ya que son muchos los criterios que intervienen en la elaboración de las decisiones importantes.

Este método de participación es uno de los mecanismos que permiten una extensa difusión de la información y de los valores a través de toda la organización, y señala, también de un modo simbólico e inequívoco, los intentos de cooperación de la empresa.

Muchos de los valores esenciales para la cultura de la empresa son difíciles de observar o constatar, pues algunos de ellos no salen a la luz más que una vez cada determinado número de años, en el momento en que se presenta una crisis.

Por ejemplo, el compromiso de sostener un empleo por varios años, que sólo puede ser advertido en un período de recesión, mientras que otros, como el compromiso frente a una conducta desinteresada son difíciles de palpar.

Estos valores y creencias deben expresarse de un modo muy concreto si lo que se pretende es que los empleados nuevos los comprendan y depositen su fe en ellos, especialmente si los recién llegados traen la idea de que todas las compañías son básicamente iguales, ya que no son dignas ni de su confianza ni de su credulidad.

Un proceso de toma de decisiones por consenso permite que se compartan los valores y la información y, al mismo tiempo, evidencia, de un modo manifiesto, el respeto que la organización siente ante dichos valores.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 81.

Participación
Nada nuevo
Pongamos por caso que la persona de máxima responsabilidad desea compartir a todas las decisiones con sus subordinados.

Los líderes pueden temer que unja participación parcial origine un comportamiento inconsistente que sería interpretado como un compromiso dudosa ante el igualitarismo, situación que haría fracasar todos los esfuerzos.

Unos cuantos expertos consideran que a todos los subordinados no les importa compartir (nada más que) sólo ciertas decisiones, puesto que este tipo de participación con frecuencia significa un gran adelanto para ellos.

La impresión de inconsistencia puede ser evitada si la persona más importante de todas las implicadas en el proceso expresa abiertamente y de antemano sus intenciones en ese sentido.

(Por ejemplo,) ciertas resoluciones serán sometidas a un proceso total de toma de decisiones por consenso (¡Rensis Likert Modelo 4!).

Otras a un método parcial en el que se buscarán datos o sugerencias y en que la dirección se reservará la decisión final (¡Rensis Likert Modelo 3!).

Por último, otras determinaciones se tomarán en privado y posteriormente se informará a los demás de los resultados (¡Rensis Likert Modelo 2!)
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 106.

Partidos, Poder
Acción Comunitaria
Los partidos políticos se mueven primariamente dentro de la esfera del “poder”.

Su acción está encaminada al “poder” social, es decir, tiene a ejercer una influencia sobre una acción comunitaria cualquiera que sea su contenido.

En principio, puede haber partidos tanto en un “club” como en un “Estado”.

En oposición a la acción comunitaria ejercida por las “clases” y por los “estamentos”, en los cuales no se presenta necesariamente este caso, la acción comunitaria de los “partidos” contiene siempre una socialización.

Pues va siempre dirigida a un fin metódicamente establecido, tanto si se trata de un fin “objetivo”, realización de un programa con propósitos ideales o materiales, como de un fin “personal”, prebendas, poder y, como consecuencia de ello, honor para sus jefes y secuaces o todo esto a la vez.

Por eso sólo pueden existir partidos dentro de comunidades de algún modo socializadas, es decir, de comunidades que poseen un ordenamiento racional y un “aparato” personal dispuesto a realizarlo.

Pues la finalidad de los partidos consiste precisamente en influir sobre tal “aparato” y, allí donde sea posible, en componerlo de partidarios.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 693.

Patrimonialismo Patriarcal
Estado Patrimonialista
El patrimonialismo patriarcal influye de modo diferente en casi todos los puntos sobre el modo de vivir.

En todas sus formas, el feudalismo es el dominio de los pocos, de los capaces de llevar las armas.    El patrimonialismo patriarcal es el dominio sobre las masas por medio de un individuo.

Por regla general necesita de los “funcionarios” como órgano de dominio, en tanto que el feudalismo reduce a lo mínimo tal necesidad.

En tanto que no se apoya en ejércitos patrimoniales reclutados en el extranjero, no puede prescindir de la buena voluntad de los súbditos, de la cual puede hacer caso omiso en gran medida el feudalismo.

Contra las aspiraciones de los estamentos privilegiados que pueden ser peligrosos para él, el patriarcalismo se sirve de la masa, las cuales han sido en todas partes sus decididos partidarios.    No el héroe, sino el “buen” príncipe ha sido en todos los lugares el ideal que ha aureolado la leyenda de las masas.

Por eso el patrimonialismo patriarcal ha tenido que legitimarse ante sí mismo y ante los demás como protector del “bienestar” de los súbditos.

El “Estado providente” es el lema del patrimonialismo, lema que ha surgido no por la fidelidad jurada a la libre camaradería, sino en virtud de la relación autoritaria entre el padre y los hijos.

El ideal de los Estados Patrimoniales es el “padre del pueblo”.

Por eso el patriarcalismo puede ser el sostén de una “política social” específica, cosa que ha ocurrido en todas partes en que ha tenido oportunidad de procurar el bienestar de las masas.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 845.

Perecedero
El hombre es perecedero.    Puede ser, más perezcamos resistiendo, y si es la nada todo lo que nos está reservado no hagamos que sea esto justo.
Unamuno, Miguel de; Del Sentimiento Trágico de la Vida, Colección Historia del Pensamiento, Hyspamérica Argentina S.A., Vol.60, 1984, Pág. 163.

Perversión
Dominio
Por razones estéticas limitaríamos gustosamente a los enfermos mentales estas y otras graves aberraciones del instinto sexual, pero ello no es posible.

La experiencia enseña que en tales enfermos no se observan aberraciones sexuales distintas de las que aparecen en individuos sanos y en razas y clases sociales enteras.

Así, encontramos con desoladora frecuencia atentados sexuales cometidos en niños por sus maestros y guardadores, tan sólo porque a éstos se les presentan más ocasiones para ello que a otras personas.

Los enfermos mentales muestran únicamente tales aberraciones en un grado más elevado o, cosa especialmente significativa, llevadas a la exclusividad y sustituyendo a la satis acción sexual normal.

Esta singular relación de las variantes sexuales con la escala gradual que va desde la salud a la perturbación mental da mucho que pensar.

Me inclino a opinar que los problemas que aquí se nos plantean constituyen una indicación de que los impulsos de la vida sexual pertenecen a aquellos que aun normalmente son los peor dominados por las actividades anímicas más elevadas.

Aquellos individuos que son mentalmente anormales en un aspecto cualquiera, ético o social, son asimismo –conforme me ha mostrado mi experiencia- anormales en la vida sexual.
Freud, Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 65.

Plan, Cálculo
Socialización
Con la creencia de que, una vez se enfrente uno de un modo decidido con el problema de la “economía sin dinero”, habrá de encontrarse el sistema de cálculo apropiado, no se arregla nada.

El problema es fundamental de toda “socialización plena”, y no puede hablarse, en todo caso, de una economía planificada en tanto que no sea conocido en este punto decisivo un medio para la fijación racional de un “plan”.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 79.

Planeamiento, Objetivos
Conducta
El esquema pone de manifiesto que la conducta del presidente se orienta en tres sentidos: demostrar algo fuera de la empresa o sea, en el supersistema sociopolítico; demostrar algo dentro de la empresa o sea, entre los asalariados y colaboradores; y realizar un objetivo concreto.

Al parecer, lo que el presidente quiere demostrar fuera de la empresa es que está al frente de una organización moderna y eficiente y que cuenta con personal altamente calificado.

Dentro de ella, demuestra estar dispuesto a afrontar innovaciones más avanzadas.

En cuanto al objetivo concreto es, en apariencia, lograr financiamiento público o privado.

Para subrayar su intención innovadora, el presidente designa un staff de expertos en “Planeamiento, Organización de Empresa y Control de Gestión (staff P.O.C.) a quienes les manifiesta que busca ideas, proyectos e innovaciones.
Palazzoli, Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 55.

Planeamiento
Recorte de gastos
Es posible que siete de cada diez industrias o negocios consigan sobrevivir a la depresión (que el autor preveía para 1990 la que no ocurrió).

El que el suyo figure entre éstos podría depender de su preparación actual (como en casi todo asunto “lícito).

El primer lugar debe formularse un plan detallado de cómo reaccionar en caso de que su facturación baje sensiblemente.

De manera que debería procurar reducir gastos, empezando ahora mismo, y aunque la situación económica sea todavía próspera y boyante, con vistas a un futuro en que se verá obligado a reducir operaciones.

En tiempos de prosperidad las compañías tienden a una cierta laxitud en el servicio al cliente, la calidad y la productividad.

Como señala James Cook(1), “…durante los años de vacas gordas se tiene a utilizar más a menudo los servicios de consultores externos, a un mayor dispendio en equipos de oficina, a compras computadores grandes, a abusar del correo.

(Y) de las citas y de los gastos de viajes, a relajar el control de costos, a imprimir un exceso de folletos destinados a las papeleras, a gastar demasiado en publicidad y a pagar primas excesivamente generosas, además de otros muchos despilfarros menores…”

Algunos gastos guardan relación directa con la escala de sus actividades actuales y no pueden reducirse cuando la empresa marcha viento en popa.

Por ahora, en consecuencia, no puede pensar en recortarlos, pero de todas maneras sería prudente que estableciese en seguida un plan de reducción de costos para las emergencias del próximo futuro.
Batra, Ravi; Cómo Sobrevivir a la Gran Depresión de 1990, Editorial Grijalbo SA, Argentina, 1989, Pág. 84.

Poder, Dominación
Disciplina
Poder significa la probabilidad de imponer la propia voluntad dentro de una relación social, aún contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad.

Por Dominación debe entenderse la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato de determinado contenido entre personas dadas.

Por disciplina debe entenderse la probabilidad de encontrar obediencia para un mandato por parte de un conjunto de personas que, en virtud de actitudes arraigadas, sea pronta, simple y automática.

El concepto de poder es sociológicamente amorfo.    Todas las cualidades imaginables de un hombre y toda suerte de constelaciones posibles pueden colocar a alguien en la posición de imponer su voluntad en una situación dada.

El concepto de dominación tiene, por eso, que ser más preciso y sólo puede significar la probabilidad de que un mandato sea obedecido.

El concepto de disciplina encierra el de una “obediencia habitual” por parte de las masas sin resistencia ni crítica.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 43.

Poder
Honor Social, Orden social
Todo ordenamiento jurídico, y no sólo el “estatal”, influye directamente, en virtud de su estructura, sobre la distribución del poder dentro de la comunidad respectiva, y ello tanto si se trata de poder económico como de cualquier otro.

Por “poder” entendemos aquí, de un modo general, la probabilidad que tiene un hombre o una agrupación de hombres, de imponer su propia voluntad en una acción comunitaria, inclusive contra la oposición de los demás miembros.

Como es natural, el poder “condicionado económicas” no se identifica con el poder en general.    Más bien ocurre lo inverso: el origen del poder económico puede ser la consecuencia de un poder ya existente por otros motivos.

Por su parte, el poder no es ambicionado sólo para fines de enriquecimiento económico.    Pues el poder, inclusive el económico, puede ser valorado “por sí mismo”, y con gran frecuencia la aspiración a causa de él es motivada también por el “honor” social que produce.

Pero no todo poder produce honor social.

El típico patrón (boss) norteamericano, así como el gran especulador típico, renuncia voluntariamente a él, y de un modo general el poder meramente económico, especialmente el simple poder monetario, no constituye en modo alguna una base reconocida de “honor” social.

Por otro lado, no es sólo el poder la base de dicho honor.    A la inversa: el honor social (prestigio) puede constituir, y ha constituido con gran frecuencia, la base hasta del mismo poder de tipo económico.

El orden jurídico puede garantizar tanto el poder como la existencia del honor.    Pero, cuando menos normalmente, no es su causa primaria, sino un suplemento que aumenta las probabilidades de su posesión, sin que pueda asegurarla.

Llamamos “orden social” a la forma en que se distribuye el “honor social” dentro de una comunidad entre grupos típicos pertenecientes a la misma.

Como es natural, está en relación con el “orden jurídico” de una forma análoga a como lo está con el orden económico.

No es idéntico a este último, pues la organización económica es para nosotros la manera de distribuir y utilizar los bienes y servicios económicos, pero naturalmente está en gran medida condicionada por él y repercute en él.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 682.

Política, Poder
Dominio legítimo
La “política” seria, así, para nosotros es: aspiración a la participación en el poder, o a la influencia sobre la distribución del poder, ya sea entre Estados o, en el interior de un Estado, entre los grupos humanos que comprende, lo cual corresponde también al uso lingüístico.

Cuando se dice de una cuestión que es una cuestión “política”, o de una decisión que tiene carácter “político”, entonces se entiende siempre con ello que los intereses de la distribución, la conservación o el desplazamiento del poder son determinantes de la respuesta a aquella cuestión, o condicionan aquella decisión, o determinan la esfera de actuación del funcionario involucrado.

El que hace política aspira al poder: poder, ya sea como medio al servicio de otros fines –ideales o egoístas-, o poder “por el poder mismo”, o sea para gozar del sentimiento de prestigio que confiere.

El Estado, lo mismo que las demás asociaciones políticas que lo han precedido, es una relación de dominio de hombres sobre hombres basada en el medio de la coacción legítima (es decir: considerada legítima).

Así, pues, para que subsista es menester que los hombres dominados se sometan a la autoridad de los que dominan en cada caso.

Cuando y porque lo hagan, sólo puede comprenderse cuando se conocen los motivos internos y los medios externos en los que la dominación se apoya.

Motivos de justificación interior, o sea motivos de legitimidad de una dominación, hay tres en principio.

.1. La autoridad del “pasado”, de la costumbre consagrada por una validez inmemorial y por la actitud habitual de su observancia: es esta la dominación “tradicional” tal como la han ejercido el patriarca y el príncipe tradicional de todos los tipos.

.2. La autoridad del “don de gracia” personal extraordinario (carisma), o sea la devoción totalmente personal y la confianza personal en revelaciones, heroísmo y otras cualidades de caudillaje del individuo: dominación “carismática”, tal como la ejercen el profeta o –en el terreno político- el príncipe guerrero escogido o el conductor plebiscitado, el gran demagogo y el jefe político de un partido.

.3. La dominación en virtud de “legalidad”, o sea en virtud de la creencia en la validez de un estatuto legal y de la competencia objetiva fundada en reglas racionalmente creadas, es decir: disposición de obediencia en el cumplimiento de deberes conforme a estatuto; esta es la dominación tal como la ejercen el moderno “servidor del Estado” y todos aquellos otros elementos investidos de poder que en este aspecto se le asemejan.

Se comprende que, en realidad, condicional el sometimiento motivos muy poderosos de miedo y esperanza: temor de la venganza de poder mágicos o del dueño del poder, o esperanza de una recompensa en el otro mundo o en éste.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 1056.

Político Profesional
Capas Estamentales
La peculiaridad típica del político profesional, tanto de los “caudillos” como de su séquito, ha variado mucho y sigue siendo todavía muy diversa.

Contra los estamentos, el príncipe se apoyaba en capas políticamente utilizables de carácter no estamental.

Pertenecía a éstas inicialmente, en la India e Indochina, en la China budista, en el Japón y en la Mongolia de los lamas, lo mismo que en las regiones cristianas de la Edad Media los clérigos.

Técnicamente, porque sabían escribir.

La importación de brahmanes, de sacerdotes budistas, de lamas y el empleo de obispos y curas a título de consejeros políticos ha tenido lugar por doquiera con objeto de procurarse fuerzas administrativas que supieran escribir y pudieran utilizarse en las luchas del emperador, el príncipe o khan contra la aristocracia.

Los clérigos, sobre todos los célibes, estaban al margen de la agitación de los intereses políticos y económicos normales, y no caían en la tentación, como ocurría con los feudatarios, de perseguir para su descendencia un poder político frente al de su señor.

Estaban separados de los medios de explotación de la administración del príncipe por sus propias cualidades de estamento.

Otra capa semejante la constituían los literatos de formación humanista.

Hubo una época en que se aprendía a hacer discursos en latín y versos en griego con el objeto de llegar a ser concejero político, y ante todo, redactor de las memorias políticas del príncipe.

Esta fue la época del primer florecimiento de las escuelas de humanistas y de las fundaciones principescas de cátedras de “poética”; época que en Alemania pasó rápidamente, pero que ejerció con todo sobre el sistema escolar una influencia duradera, aunque políticamente no tuviera mayores consecuencias.

No así, en cambio, en el Asia oriental.    El mandarín es allí o, mejor dicho, fue originariamente algo parecido al humanista versado en los monumentos lingüísticos del pasado remoto.

En los diarios de Li-Hung-Tschang se encuentra que también su mayor orgullo consistía todavía en que sabía hacer poesías y era un buen calígrafo.

Esta capa, con sus convencionalismos desarrollados en la Antigüedad china, ha decidido el destino conjunto de China, y tal habría sido tal vez también el nuestro, si los humanistas hubieran tenido en su época la menor oportunidad de imponerse.

La tercera capa era la de la nobleza cortesana.    Una vez que los príncipes hubieron logrado despojar a la nobleza de su político estamental, la atrajeron a la corte y la utilizaron en el servicio político y diplomático.

Contribuyó a la transformación de la enseñanza en el siglo XVII en Alemania el hecho de que en lugar de los literatos humanistas entraran al servicio de los príncipes, políticos profesionales cortesanos.

La cuarta categoría fue una formación específicamente inglesa, un patriciado que abarca al pequeño comerciante y al pequeño rentista urbano y se designaba técnicamente como “gentry”.

(Era) una capa que el príncipe utilizó originariamente contra los barones, poniéndola en posesión de los cargos del “self gobernment”, pero de la que se fue luego haciendo cada vez más dependiente.

Esta capa se mantuvo en posesión de todos los caragos de la administración local, ejerciéndolos gratuitamente en interés de su propio poder social    Ha preservado a Inglaterra de la burocratización, que había de constituir el destino de la totalidad de los Estados continentales.

Una quinta capa fue peculiar del Occidente, ante todo del continente europeo, y revistió importancia decisiva por lo que se refiere al conjunto de la estructura política del mismo: la de los juristas de formación universitaria.

La formidable influencia del derecho romano, tal como lo había trasformado el Estado burocrático de la Roma decadente, no queda tan claramente de manifiesto en parte alguna como en el hecho de que la revolución de la empresa política en el sentido del desarrollo hacia el Estado racional fuera obra de juristas cultivados.

También en Inglaterra, aunque allí los grandes gremios nacionales de juristas impidieron la entrada del derecho romano.

No se halla en región alguna de la tierra una analogía correspondiente, no hay intentos de un pensamiento jurídico racional.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 1064.

Político Profesional.
El político profesional, en primer término, es que ha de vivir del partido, no desea en modo alguno que se desvalorice la propiedad “ideal” de pensamientos y consignas: su instrumento intelectual.

De ahí que la recepción de ideas nuevas por los partidos sólo se produzca de modo relativamente rápido allí donde, como en Estados Unidos, unos puros partidos de patrocinio de cargos, carentes en absoluto de ideología propia, echan mano a cada elección, para adaptarlos a sus “plataformas”.

(Usan) aquellos “tablones” de los que se promete en cada caso la mayor fuerza de atracción en cuanto a la captación de votos.

Y más difícil parece ser todavía el ascenso de nuevos jefes.

A la cabeza de los partidos alemanes vemos desde hace mucho tiempo a los mismos dirigentes, muy respetables sin duda personalmente pero que con frecuencia no destacan especialmente ni por su mentalidad ni por su temperamento político vigoroso.

De la prevención gremial contra las nuevas individualidades se habló ya: es algo que reside en la naturaleza misma de las cosas.

También aquí las condiciones son parcialmente distintas en aquellos partidos que son precisamente como los norteamericanos.

En el interior de éstos son allí particularmente estables los jefes, los “bosses”, que sólo persiguen el poder y, en ningún modo, los honores o la responsabilidad.

Y precisamente en interés de la conservación de su poder no se exponen a las peripecias de una candidatura propia, en cuya ocasión saldrían a relucir públicamente sus prácticas políticas, con lo cual su persona comprometería las probabilidades de éxito de su partido.

De ahí que como candidatos presente a menudo, aunque no siempre de buen grado, “hombres nuevos”.

Los presentan de buena gana, en cambio, cuando en su sentido son “de confianza”.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 1115.

Prebendas, Principio Burocrático
Principio Monocrático
Superioridad Técnica
Junto con el pretendido fortalecimiento del derecho al cargo y con la creciente tendencia a una organización corporativa y a una seguridad económica, el desarrollo de estas características llega a hacer considerar los cargos como “prebendas” obtenidas por los que están cualificados en virtud de los diplomas acreditativos.

La necesidad de considerar las aptitudes generales personales y espirituales con independencia de las cualidades, con frecuencia subalternas, correspondientes al título especializado, ha conducido al hecho de que precisamente los cargos políticos más altos, en especial los puestos “ministeriales”, hayan sido cubiertos por principio independientemente de todo diploma acreditativo.

Los supuestos sociales y económicos de esta moderna configuración del cargo son los siguientes:

.1. Desarrollo de la “economía monetaria”, siempre que se dé la forma de pago a los funcionarios que es hoy predominante (…).

.2. El desarrollo cuantitativo.    En los sectores políticos, por ejemplo, el suelo clásico sobre el cual se ha edificado la burocratización ha sido el gran Estado y el partido de masas (…).
Los poderes públicos de los comienzos de la época moderna se han acumulado en manos de aquellos príncipes que han recurrido del modo más enérgico a la burocratización de la esfera administrativa.
Es evidente que el Estado moderno depende tanto más de una burocrática técnica cuanto mayor es y ante todo cuanto más es o tiende a ser una gran potencia (…).

.3. Lo que incita a la burocratización es, todavía más que la dilatación extensiva y cuantitativa, la ampliación intensiva y cualitativa y el desarrollo interno de las tareas administrativas (…).

.4. La razón decisiva que explica el progreso de la organización burocrática ha sido siempre su superioridad técnica sobre cualquier otra organización.
Un mecanismo burocrático perfectamente desarrollado actúa con relación a las demás organizaciones de la misma forma que una máquina con relación a los métodos no mecánico de fabricación.
La precisión, la rapidez, la univocidad, la oficialidad, la continuidad, la discreción, la uniformidad, la rigurosa subordinación, el ahorro de fricciones y de costas objetivas y personales son infinitamente mayores en una administración severamente burocrática, y especialmente monocrática, servida por funcionarios especializados, que en todas las demás organizaciones de tipo colegial, honorífico o auxiliar(…).
El trabajo organizado en forma colegial produce rozamientos y demoras, compromisos entre intereses y puntos de vista contradictorios, y con ello se realiza con menor precisión, con más independencia de las autoridades superiores, con menor uniformidad y mayor lentitud.    Todos los progresos experimentados por la organización administrativa prusiana han sido debido, y lo serán en el futuro, a los progresos experimentados por el principio burocrático, especialmente por el principio monocrático.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 723, 724, 731.


Préstamo
Compra
Así, por ejemplo, el hecho de entregar o poner a disposición, mediante una retribución, utilidades de bienes o dinero contra la devolución futura de bienes semejantes, así como la obtención de una facultad o concesión; o la entrega del “uso” o disfrute de un objeto en “alquiler” o “arriendo”, o la prestación de servicios de cualquier clase contra un salario o sueldo.

El que hoy día, sociológicamente considerado, este último proceso signifique para los trabajadores la entrada en una asociación de dominación, queda por el momento tan fuera de nuestra atención como la distinción entre “préstamo” y “compra”.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 54.

Prestigio Poder del
Partidos
El relativo prestigio de la edad en cuanto tal dentro de una comunidad cambia de un modo considerable.

Cuando las posibilidades de vida son muy escasas, el sujeto que no tiene ya capacidad física para el trabajo suele resultar gravoso.

Cuando hay un estado de guerra crónico, se desvanece en general la importancia de la edad frente a los que pueden llevar las armas, surgiendo con frecuencia una consigna “democrática” de los jóvenes contra su prestigio (sexagenarios de ponte).

Lo mismo ocurre en todas las épocas de reorganización económica o política, militar o pacífica, así como cuando no está sólidamente desarrollado o se encuentra en decadencia el poder práctico ejercido por las creencias religiosas y, por tanto, el temor ante el carácter sagrado de la tradición.

En cambio, se conserva la estima por la edad siempre que se le reconoce el valor objetivo de la experiencia o el poder subjetivo de la tradición.

Sin embargo, el destronamiento de la edad como tal no tiene lugar regularmente en favor de la juventud, sino en favor de otras formas de prestigio social.

Cuando una diferenciación económica o estamental, los “Consejos de Ancianos” (gerusias griegas, senados) suelen conservar su carácter originario sólo de nombre.

Pero de hecho son ocupados por “honoratiores” en el sentido antes mencionado; honoratiores de tipo “económico”; o por privilegiados “estamentales”, cuyo poder se basa siempre, en última instancia en la cuantía o especie de sus bienes.

Frente a ello y en ocasiones dadas, la consigna de la obtención o conservación del régimen “democrático” a favor de los desposeídos o de los grupos poseedores económicamente poderosos pero excluidos del “honor” social, puede convertirse en un medio de luchar contra los honoratiores.

Pero como los honoratiores, a causa de su prestigio estamental y de las personas que dependen económicamente de ellos, están en disposición de procurarse una “tropa de protección” constituida por desposeídos, la lucha tenderá a convertirse en cuestión de “partidos”.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 703.

Privilegios
Derecho subjetivo
Cuando el titular de un derecho particular era un círculo estamental determinado o un conjunto de cosas estamentalmente significativas, solía naturalmente considerarse que la aplicación de las normas jurídicas particulares constituía para los interesados un derecho subjetivo.

No es que se desconozca la idea de normas dotadas de vigencia “general”; lo que ocurre es que esa idea no ha podido ser desarrollada.

Por eso todo “derecho” aparece como “privilegio” de personas o cosas determinadas individualmente, o de complejos individuales de otras.

El concepto de jurídico del “instituto” estatal vino a oponerse radicalmente a esa concepción.

En la época de la aparición de las capas burguesas en la antigua Roma, y en el mundo moderno, la oposición fue tan enérgica que se negó de manera absoluta la posibilidad de un derecho “privilegiado”.

Establecer privilegios a través de decisiones del pueblo era considerado en Roma como jurídicamente imposible, y en la época revolucionario del siglo XVIII se vio nacer una legislación cuyo fin primordial consistía en el aniquilamiento de la autonomía de las corporaciones y de los privilegios de orden jurídico.

Esto no se logró de manera cabal, y más tarde veremos como el derecho moderno creó nuevamente un cúmulo de situaciones jurídicas de privilegio.

Pero en lo esencial ello se efectuó indudablemente sobre bases completamente distintas de las que determinaron los viejos privilegios estamentales.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 559.

Problemas
Ganamos nosotros.    Y no es que la victoria importe un pimiento.

Y quizás tampoco ganáramos al fin y al cabo.    Quizás sea sólo que los otros perdieron.

O Quizás, ahora que ya no nos coarta el conflicto ideológico,  nuestros problemas no hayan hecho más que empezar.
Le Carré John; El Peregrino Secreto; Ediciones B. Chile; 1999; Pág. 17. 

Productividad, Teoría Z
Ética Laboral
La productividad en el Japón se ha incrementado dos o tres veces más rápidamente que en los Estados Unidos.

Este milagro de la posguerra se ha producido a través de la construcción de plantas y equipos eficientes, mientras los norteamericanos soportaban la carga de unos equipos ineficaces y obsoletos.

Esta es, en realidad, la explicación básica del éxito económico del Japón durante muchos años.

Más recientemente, la productividad de aquel país sigue creciendo a un ritmo más acelerado cada año, mientras que la de los Estados Unidos apenas aumenta levemente y, durante algunos trimestres fiscales, llega incluso, a reducirse.

En los últimos años, los Estados Unidos han  conocido unas mejoras en el nivel de productividad inferior a las de Francia, Inglaterra o cualquiera otra de las economías europeas más importantes.

El argumento del equipo viejo y las antiguas plantas va perdiendo cierta fuerza, puesto que los bienes de equipo japoneses han envejecido desde aquel ritmo inversor tan acelerado (¡tener presente que el Plan Marshall, no fue milagroso!) reemplazando sus fábricas más antiguas.

La distancia que separaba a ambos países, en cuanto a la modernización de plantas y equipos, se ha reducido, en tanto que la que existe en el nivel de productividad sigue incrementándose.

Las explicaciones tendientes a justificar ese hecho han comenzado a ser muy diversas.    El Japón continúa atrayendo a muchos trabajadores del campo, que aportan su ética rural de trabajo a las fábricas.

Ellos están dispuestos a trabajar largas horas por una remuneración baja.

Resulta mucho más fácil para los japoneses lograr aumentos en la productividad porque pueden importar la tecnología norteamericana en tanto que los norteamericanos deben inventarla.

El Japón ha logrado, de alguna manera, mantener una ética laboral, mientras que los norteamericanos se han vuelto blandos, indolentes, y sienten que tienen derecho a la buena vida sin hacer mayores esfuerzos para ganarla.

Es posible que haya algo de cierto en cada una de las explicaciones anteriores: sin embargo, ninguna es totalmente satisfactoria.

No podemos educar a los trabajadores de acuerdo con los valores que tuvieron validez en otras épocas, no se desea ocupar el segundo lugar en la carrera tecnológica para tener que recurrir a otros, y no podemos cambiar los valores nacionales de un modo drásti9co aun cuando necesiten una actualización.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 22.

Profesión Política
Político Profesional
Hay dos maneras de hacer de la política una profesión.    En efecto, se vive “para” la política, o “de” la política.

Esta oposición no es en modo alguno exclusiva.    Por lo regular, antes bien, ambas cosas –idealmente por lo menos, pero en general también materialmente- van juntas.

El que vive “para” la política “hace de ella –en el sentido interior- su vida”: o goza de la mera posesión del do minio que ejerce, o nutre su equilibrio interno y el sentimiento de su personalidad en la conciencia que tiene de conferir un sentido a su vida mediante el servicio de una “causa”.

En este sentido interior, toda persona seria que vive para una causa vive también al propio tiempo de dicha causa.

Por consiguiente, la distinción se refiere a un aspecto mucho más macizo de la cosa, o sea al económico.

Desde este punto de vista, vive “de” la política como profesión el que aspira a hacerse de ella una fuente permanente de ingresos, y vive “para” la política aquel en quien no sucede tal cosa.

Para que en este sentido económico alguien pueda vivir “para” la política han de darse, en las circunstancias imperantes del ordenamiento de la propiedad privada, determinados supuestos: ha de ser; en condiciones normales; independiente de los ingresos que la política le pueda reportar.

Y en condiciones normales esto significa que ha de poseer bienes de fortuna o ha de tener una posición privada que le inda ingresos suficientes.

Sin duda el séquito de los príncipes guerreros pregunta tan poco por las condiciones de la economía normal como el séquito del héroe revolucionario de la calle.

Uno y otro viven del botín, del robo, de las confiscaciones, de contribuciones y de la imposición de medios forzosos de pago carentes de valor, todo lo cual viene en esencia a ser lo mismo.

Pero este es un fenómeno necesariamente extraordinario; en la economía normal, en cambio, sólo los medios propios de fortuna prestan dicho servicio.

Pero no basta con ello: en efecto aquél ha de ser además económicamente “sustituible”, en el sentido de que sus ingresos no han de depender del hecho de que haya de poner constantemente todo su trabajo y su atención personales, o en todo caso de modo muy preponderante, al servicio de sus ingresos.

En este sentido el más sustituible es el rentista, o sea aquel cuyos ingresos son totalmente independientes de su trabajo, ya se trate, como en el caso del señor territorial del pasado o de los grandes propietarios terratenientes y los señores de calidad del presente, de rentas de bienes inmuebles; en la Antigüedad y en la Edad Media también de rentas de esclavos o siervos; de títulos mobiliarios o de otras fuentes modernas análogas de renta.

Ni el trabajador ni el empresario (y menos aun precisamente el gran empresario moderno, lo que no hay que olvidar) son “sustituibles” en tal sentido.

Porque también el empresario precisamente –el industrial en mucho mayor grado que el agrícola, habida cuenta del carácter estacional de la agricultura- está ligado a su empresa y es insustituible.

Le resulta en efecto muy difícil hacerse representar, aunque sólo sea temporalmente.    Ni es tampoco sustituible, por ejemplo, el médico y cuanto más eminente es y más ocupado está tanto menos puede ausentarse de sus ocupaciones.

Es mucho más sustituible, en cambio, por razones de la misma técnica de la profesión, el abogado, el cual, por consiguiente, ha jugado también como político profesional un papel mucho mayor y aún a menudo directamente dominante.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 1066.

Profesor
No hay Distancia
A muchos alumnos de la Facultad, y particularmente a muchos de los alumnos de nuestros cursos, siempre tan preocupados por otros asuntos, debería producirles, igual que a nosotros, molestia, tristeza y dolor, al conocer que se designa como superior (director general, presidente, gerente general) de la antiguamente primera empresa nacional (por su tamaño), YPF, a un graduado del ITBA (Instituto Tecnológico de Buenos Aires, y no a un recibido de la UBA.

Esta escuela universitaria muy conocida tanto por el nivel de exigencia para que sus inscriptos aprueben las materias, cuanto por los elevados aranceles mensuales que percibe.

Más aún, se difunde que, en un loable esfuerzo por “profesionalizar” esa compañía se incorporarán a su dirección, además, técnicos venidos del extranjero.

Es decir, NO se considera suficientemente idóneo a ningún GRADUADO de la UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES.

En la misma línea de pensamiento, quizás, el comentario atribuido al Ministro de Educación de la Nación, respecto a que no era "tan importante" una mala puntuación en las Pruebas Pisa.

¿Qué se quiere decir?    ¿Qué mensaje subliminal se está enviando a la sociedad (que paga el mantenimiento de la universidad)?

¿Qué indicación a la fuerza laboral futura respecto al nivel mínimo de capacitación que se les requerirá en un mundo cada vez más competitivo?

Está claro que así como no se puede esperar “complacencia” en esos estudios de gestión privada (aunque existen otros casos en los que el alumno es considerado un "cliente", y se aplica el criterio de satisfacción mercantil: aprueban todos), tampoco podemos pedirla o esperarla de nuestra Universidad.

Ya desde tiempos de Hawthorne se sabe que, en aquella organización cerrada sobre sí misma, se creía que todo se resolvía con buen trato, buenas maneras, mejorando las comunicaciones, y desahogando las tensiones personales, como si estos factores fueran las únicas causas de inquietud.

En ningún lugar se demuestra el beneficio final de esta “cooperación” paternalista sin metas.    Ni siquiera puede sostenerse durante largo tiempo.

Por ello es que resulta alarmante que, escuchar durante una evaluación –no durante una clase-, que un asistente; cuya edad promedio es de 22 años, y que tiene más de un año de universidad; manifieste:

.1. “No entender” lo que significa “recomendar un criterio motivador no basado en el dinero según las teorías o los pensadores”,

.2. Tenga dificultades para “…que examine categorías…”

Ahora que está sobre papel, se manifiestan de modo irrefutable las cuestiones de comprensión cuando los examinados, emplean términos de uso coloquial escritos como:

cede (referido a una locación)
conciderar
baca
decignan
decisione(s)
enlazes
hámbito
hobrero
osea (¿¿??)
supervición

Quizás un aumento en el nivel de estudio de la bibliografía (y otras lecturas en las que se termina repasando palabras), no sólo la atención fonética fugaz de una clase, reduciría la aparición de algunos de estos vocablos.

Si pensamos en una profesión “oral”, acaso esto no parezca tan grave.

Pero, también puede ayudar a comprender, o –en su caso- pedir que se aclaren conceptos más abstractos que si se usan, ahora, del modo específico a una carrera como:

profecional
adocracia (una configuración)
divicional

Así se explica el que no se pueda diferenciar a Taylor de Fayol, definir un atributo de la Turbulencia, completar la idea de la Teoría General de los Sistemas, o reconocer debidamente una tipología organizacional.

Y finalmente, resultan inaceptables conceptos como:

.1. Mencionar a Elton Mayo o a Max Weber como autores relacionados con temas de “motivación”.

.2. Usar expresiones genéricas o vagas, del tipo “que la empresa sea mejor organizada” (sin que se aclare que entiende el consultor y el cliente por tal cosa.

.3. Explicar que cierto tipo de capataces “…deben existir para mejor funcionamiento de la compañía…” (comentario idéntico al anterior).

.4. La Tecnoestructura es “…la parte que se encarga de la administración de la empresa…”

.5. Recomienda una divisional porque “…dividir la organización brinda una mejor organización…”

.6. “…Los directores que se encuentran en las altas esferas…”

.7. Los 8 funcionales “…deberían cambiarse al ser muy similares…” (no se indica similares a que, ni hace el más mínimo cuestionamiento que ha estudiado la ciencia casi desde que fueron presentados).

.8. “…Hay que simplificar porque hay una cantidad innecesaria de personal…” (información que no es indicada en el planteo y de la cual se desprende un concepto tan vago como “simplificar”).

Hace tiempo que planteamos las evaluaciones bajo el modelo de un pedido de “recomendación resultante de una consulta”, los exámenes de los últimos 18 meses están disponibles desde el inicio para ser consultados y si fuera necesario, aclarados.

Sin embargo, ¿hay quienes piensan que el “cliente” quedará satisfecho e incluso pagará por recomendaciones generalistas o insustanciales que no agregan ningún valor, del tipo que hacen innecesario cualquier estudio universitario; o lo hará por una conceptualización precisa y clara?

Finalmente, los resultados quedan a la vista: aunque los "insuficientes" no alcanzan un número elevado, las calificaciones son mínimas o bajas, destacándose una significativa proporción de preguntas (de entre el 9% y el 15%) respecto de las cuales el examinado NO ESCRIBE NADA, dejando el espacio en blanco (¿¿??).

Desde luego, agregamos nuestra “recomendación” o el “que hay que hacer” sobre esta cuestión, ya que un pasado de carencias no se puede arreglar, por lo menos ahora, podemos hacer algo que es tan simple como esto; el material está disponible: estudiar más.

Si, sabemos que es impopular.

Y, tal vez volver a Ortega y Gasset: “…argentinos a las cosas…”.

Porque, no hay distancia de la que no se pueda volver.
Nesprías, José María; Jornada Académica, FCE UBA, 6-5-12.

Profesor
Hay cierta Tentación
Hay cierta tentación de decir que el Marketing, las Relaciones Públicas, la Creatividad y la Innovación son las que determinan el tipo de Administración exitosa, o el propia de los laureles; bajo el supuesto que “únicamente” estas tareas influyen decisivamente en los negocios, las profesiones triunfales, los precios de compra y venta de bienes y servicios y la magnitud de las utilidades monetarias que se pueden obtener.

Incluso hay textos referidos a cuestiones parciales muy sesgadas que llegan a expresarse definitivamente en esos términos.

Son los textos que escriben esos "supuestos"    Pero, su actividad ¿resistirá un análisis detallado si se conocieran los pormenores?

Naturalmente, ningún empresa que no obtiene ganancias puede subsistir (excepto quizás los relacionados o dependientes de favores estatales, y es frecuente ver amigos del poder que son rescatados a costa del erario público), y por lo tanto la obtención del máximo beneficio pecuniario (éticamente aceptable) es muy conveniente

Aun así, la “creatividad” orientada a los citados aspectos ha producido importantes escándalos, como Enron, Lucent, Worldcom, Lehman, Maddox, GM y la crisis global actual; en tanto que también en nuestro país, con su secuela local de clientelismo y corrupción.

Y esto, a pesar de lo que se declama o, en los Estados Unidos desde la 2002 con la Ley Sarbanes-Oxley (SOX) sobre estados financieros.

No todo es como se publica.    Y así ocurre que muchos estudiantes aprenden conceptos de un modo general, y desde luego la amplia falta de precisión técnica existente, les favorece para creer que conocen de algo de algo.

Quedan fuera, pues, consideraciones sobre herramientas técnicas como planeamiento estratégico, administración financiera, investigación de operaciones y administración de la producción, concentrándose en tópicos Light como liderazgo, motivación, responsabilidad social y ética, “planificación a largo plazo (¿¿??)”, plan de negocios, análisis Foda.

Se trata aquí de conceptos muy generales, que no son probados en la práctica, que con facilidad sirven tanto para un barrido como para un fregado, a la vez que ayudan a mantener en sus usuarios la ilusión de que “dominan todas” dichas herramientas.

Por otra parte, aunque se estudien bien, no son “más que herramientas” (por caso una tenaza o un martillo), que ayudan si uno sabe para qué.

En una famosa analogía, Alfred Marshall comparaba estos dos grupos de opciones con las hojas superior e inferior de unas tijeras, ninguna de las cuales puede decirse que afecte por sí sola la acción de cortar.

Por lo tanto, más lectura de libros “duros” y menos “guitarra” o política.    Existe un mundo mejor, pero hay que hacerlo sabiendo…

Nesprías, José María; Jornada Académica, FCE UBA, 28-3-12.

Profesor
Examen
Un examen que resulta en nota insuficiente, revela que la tarea ha sido ineficaz; aunque eficiente, ya que cualquiera haya sido el esfuerzo (costo), el resultado es mejor, pero no vale la pena.

Contestar una pregunta (escrita u oral) de modo desordenado, empezando por cualquier parte o asunto, demuestra que las "ideas" tampoco están en orden

Si se trata de un tópico que fue tratado en una clase, quizás la próxima vez se le deba prestar más atención; pues con osadía y atrevimiento infundados no se pueden plantear ni desarrollar temas, no siempre bien captados ni plenamente conceptuados.

Si existen asuntos que no se entienden, la actitud de alumno pasivo no sirve; se debe preguntar, pero haga preguntas pertinentes.

Olvídese del “a mí me parece”, eso no es otra cosa que el conocido “replique conversacional” dialéctico sin base doctrinaria, que se justifica en la ignorancia, y es muy común.

El tal sentido, el conocimiento de los autores (las ¡famosas! Escuelas que son tan poco apreciadas por los estudiantes) se torna importante.

Ellas nos muestran “como llegamos hasta aquí”; y además, por qué siempre necesitamos apoyar nuestros juicios en "citas" para lo cual hay que saber de ellos; por lo menos hasta que seamos nosotros mismos los teorizadores.

Presentarse a examen casi sin haber estudiado o con los conocimientos prendidos de alfileres es mínimamente "suicida", es un "lance", “no me importa lo que pase”, o un “en una de esas…”

La mayoría de las cuestiones de Administración, además, requieren pensar "un poco", relacionar la teoría con lo que cada uno ya sabe previamente sobre cómo funcionan las empresas, y leer sobre ellas en revistas específicas.

Y también, ver películas o video series que traten de las mismas (sobre bomberos, médicos, policías, The Office, y otras muchas respecto de las cuales no hay que concentrarse en la anécdota dramática sino en cómo los protagonistas juegan "sus roles").

Asimismo, aunque la escritura manual va cayendo en desuso, utilizar una caligrafía u ortografía de "chat", sin tener en cuenta la necesidad de que el posible lector lo pueda entender, por lo menos en el idioma corriente, es otra falla cada vez más visible.

El alumno debe comprender que ello no sólo no hace a una buena preparación profesional sino que tampoco ayuda al profesor a una corrección y justa calificación del examen.

Pero por más que la moda y el capricho parezcan dictar ley, no se debe creer que el público académico propio sea el mundo entero; siempre existirán aquellos (aunque transitoriamente estén en minoría) que seguirán pensando que la verdadera excelencia nunca consiste en decir poco.

Mucho menos inexactitudes evidentes o mentiras abiertas aprovechándose del desconocimiento de los otros.

Por otra parte, otras actividades escritas de los estudiantes, dejan ver fácilmente la enorme distancia que hay entre lo que el docente "común" podría aceptar sin indicar nada, y lo que representa un trabajo propio adecuadamente "punteado" para ver si tiene errores.

Hay que prestar atención para desterrar la demagogia y el facilismo y rechazar a aquellos que (bajo supuestos parciales) promueven este tipo de enseñanza.

Si este problema no se corrige en algún lado (aquí), lo ajustará el mercado más adelante, más pronto que tarde.

Así que cuando eso se presente, no deberemos lamentarnos de la “mala educación”.

Al contrario, porque si las dificultades son grandes, las recompensas que se obtienen de hacerles frente, dirigirlas y, eventualmente, superarlas, son aún más grandes.

Pidamos lo mejor, quizás se logre, porque entre tanto nosotros que nos vamos volviendo viejos; y los viejos mueren, se retiran, cambian de ocupación o (probablemente), se vuelven reiterativos, aburridos o rancios; en cuyo caso ¿en manos que quién quedará la sociedad, el país, el mundo?
Nesprías, José María; Jornada Académica, FCE UBA, 24-5-14.

Profesor
El profesor es una persona que sabe, al menos, de algunas cosas más que el alumno.    Si no fuera así, estudiar se convertiría en un simple trámite burocrático, donde lo único que busca éste último es un papel que demuestre que pasó por una “etapa”.

Para éstos, debe ser distintivo tener la humildad de aceptar que hay algo que ignoran, y que el conocimiento no se construye discursivamente.

Y los docentes deben hacer uso de una “moderada” jactancia para transmitir, del modo más claro y comprensible de que sea capaz, a otros, lo que éstos no saben.

Queja
Del Primer Ministro(1) al Ministro de Guerra
4 de febrero de 1941
Le ruego lea el Times del 4 de febrero.

¿Es verdad que en esta división se obliga a todos, desde los generales hasta los reclutas, a realizar una marcha de siete millas a través de campo abierto?

¿Considera esta una buena idea el Consejo del Ejército?

A mí me parece excesivo.    Un coronel o un general no debe agotar sus energías tratando de competir con hombres jóvenes corriendo en campo abierto trayectos de siete millas.

Es, sin duda, obligación de los oficiales mantenerse en buenas condiciones físicas, pero lo es más aún “tomar decisiones y medidas” que redunden en la seguridad o el bienestar de sus hombres.

¿Quién es el general en esta división?    ¿Corre personalmente las siete millas?

En ese caso, puede que sea más útil en un “cuadro de fútbol” que en la guerra.

¿Cree usted que Napoleón podía correr siete millas en campo abierto en Austerlitz?

Probablemente se limitó a hacer correr al enemigo.

En mi experiencia, basada en muchos años de observación, los oficiales con las más altas clasificaciones y aptitudes atléticas no tienen por lo general mucho éxito al llegar a los grados superiores.
(1): Primer Ministro y Ministro de Defensa del Reino Unido de Gran Bretaña durante la II Guerra Mundial, entre 1940 a 1945.
Churchill, Winston S., La Gran Alianza, Peuser, Pág. 642.

Queja
Del Primer Ministro(1) al General Ismay (su secretario militar) para el Ministro de Guerra y el Jefe del Estado Mayor Imperial.
4 de febrero de 1941
La declaración de que “no era posible” mover una división de Gran Bretaña e Irlanda en menos de once días, por grande que sea la emergencia y por cuidadosos que hayan sido los preparativos preliminares, merece ser estudiada detenidamente por ustedes.

Cuando recordamos los enormes efectivos trasladados de Dunkerque a Dover y al Támesis en mayo último bajo un incesante ataque enemigo, es evidente que el movimiento de tropas no puede ser el factor restrictivo.

El problema es, pues, de movimiento de artillería y material rodante.    Sin duda, esto requiere un estudio especial.

Deseo ver el programa exacto a desarrollar durante los once días, mostrando el orden en que serán embarcados los hombres, vehículos y cañones.    Ello demostrará tal vez que, digamos, el noventa por ciento de la división podría entran en acción en mucho menos de once días.

O bien, una porción del transporte mecánico, abastecimientos, y aún parte de la artillería, inclusiva las cureñas para cañones Bren, podrían ser retiradas de las reservas en este país y enviados a Irlanda por anticipado, donde de cualquier manera serían reservas para nosotros, suponiendo que no surgiesen necesidad en Irlanda.

Indudablemente, ahora que disponemos del tiempo necesario podría toarse alguna iniciativa en la tarea de abreviar este período de once días para mover 15.000 hombres de un puerto bien equipado a otro y en un viaje que lleva unas pocas horas.

Si es necesario, puede reconsiderarse la escala de los equipos aprobados con el objeto de lograr el importante objetivo táctico de asegurar una transferencia y despliegue más rápidos.

Debemos recordar que en el reciente ejercicio de adiestramiento “Victor” cinco divisiones alemanas, dos de las cuales eran blindadas y una motorizada, debían (en sentido figurado) desembarcar en 48 y en presencia de una oposición encañizada, y no en un puerto con muelles y grúas, sino en playas abiertas.

Si suponemos que los alemanes pueden hacer esto, aún la mitad, debemos cotejar semejante suposición con la declaración de que se requerirán once días para desplazar una división desde el Clyde hasta Belfast.

Tenemos asimismo, la declaración de los jefes de Estado Mayor, según la cual llevaría treinta días desembarcar una división británica sin oposición enemiga a lo largo de los muelles y dársenas de Tánger.

Tal vez los oficiales que solucionaron el problema de los desembarcos alemanes en “Victor” podrían hacer alguna sugerencia en el sentido de trasladar esta división a Irlanda vía Belfast sin necesitar once días para ello.

¿Quiénes son los oficiales que calcularon que este movimiento exigiría once días?    ¿No sería conveniente ponerlos en contacto con los oficiales que desembarcaron esos vastos números de alemanes en nuestras playas con tanta rapidez y que lograron que divisiones blindadas y motorizadas enteras entrasen en acción total antes de cuarenta y ocho horas?

Evidentemente, sería más conveniente aún mantener abierta la posibilidad de mover esta división durante el mayor tiempo posible, y para hacer esto debemos elaborar el mejor plan para llevar la mayor parte de la división a entrar en acción en Irlanda en el menor tiempo posible.

No estoy dispuesto a aprobar la transferencia de la división hasta que se haya llevado a cabo esta investigación.

Es esencial desplegar esfuerzos por reconciliar las evidentes discrepancias entre lo que suponemos que es capaz de hacer el enemigo y lo que en realidad “podemos hacer nosotros”.
(1): Primer Ministro y Ministro de Defensa del Reino Unido de Gran Bretaña durante la II Guerra Mundial, entre 1940 a 1945.
Churchill, Winston S., La Gran Alianza, Peuser, Pág. 642.

Queja
Del Primer Ministro(1) al Ministro del Interior.
5 de febrero de 1941
Creo que estaría mal utilizar soldados u hombres de edad militar en actividades de protección contra el humo.

Deberá hacer todo lo posible con voluntarios fuera de edad militar, mujeres y jóvenes.

En lo futuro inmediato, las necesidades respecto a potencial humano para el servicio activo serán considerables.    No he podido apoyar su solicitud en el Ministerio de Guerra, tal como la plantea en este momento.
(1): Primer Ministro y Ministro de Defensa del Reino Unido de Gran Bretaña durante la II Guerra Mundial, entre 1940 a 1945.
Churchill, Winston S., La Gran Alianza, Peuser, Pág. 643.

Racional
Debe llamarse “racional” en su forma a una gestión económica en la medida en que la procuración, esencial en toda economía racional, puede expresarse y se exprese en reflexiones sujetas a número y cálculo, por lo pronto con completa independencia de cuál sea la forma técnica de este cálculo, es decir lo mismo si se realiza con estimaciones en dinero o en especie.

Este concepto es, pues, si bien, solo de modo relativo, inequívoco en el sentido de que la forma en dinero representa el máximo de esta calculabilidad formal.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 64.

Racional
Adquisición por trabajo propio
A través de su justificación la “razón” iusnaturalista derivó fácilmente hacia el terreno de las consideraciones utilitarias, lo que se exteriorizó en la desviación del concepto de lo “racional”.

En el derecho natural puramente formal lo racional es lo derivable del orden eterno de la naturaleza y de lógica, que son mezcladas entre sí.

Pero el concepto inglés de lo “reasonable” entendía desde un principio la significación de lo “racional” en el sentido de lo “conveniente en la práctica”.

Si partimos de esta concepción puede llegarse a la conclusión de que lo que en la práctica conduce a resultados absurdos no puede ser el derecho querido por la naturaleza y la razón, lo que significó la inclusión expresa en el concepto de lo racional de supuestos materiales que, de hecho, siempre habían estados implícitos de modo latente.

El decisivo viraje hacia el derecho natural material se enlaza primordialmente con las teorías socialistas sobre la exclusiva legitimidad de la adquisición en virtud del trabajo propio.

Pues de este modo no sólo se rechaza la adquisición gratuita por derecho hereditario o monopolio concedido, sino también el principio formal de la libertad contractual y de la fundamental legitimidad de todos los derechos adquiridos por contrato, ya que toda apropiación de bienes es juzgada desde un punto de vista puramente material en función de la cantidad de trabajo que haya en su causa de adquisición.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 643.

Racional
Arreglo a fines, Arreglo a valores
Toda interpretación, como toda ciencia en general, tiende a la evidencia.    La evidencia de la comprensión puede ser de carácter racional (y entonces, bien lógica, bien matemática) o de carácter endopático: afectiva, receptivo-artística.

En el dominio de la acción es racionalmente evidente, ante todo, lo que de su “conexión de sentido” se comprende intelectualmente de un modo diáfano y exhaustivo.

Y hay evidencia endopática de la acción cuando se revive plenamente la “conexión de sentimientos” que se vivió en ella.

Racionalmente comprensibles-es decir, en este caso: captable en su sentido intelectualmente de un modo inmediato y unívoco- son ante todo, y en grado máximo las conexiones significativas, recíprocamente referidas, contenidas en las proposiciones lógicas y matemáticas.

De igual manera, cuando alguien basándose en los datos ofrecidos por los “hechos” de la experiencia que nos son “conocidos” y en los fines dados, deduce para su acción las consecuencias claramente inferibles (según nuestra experiencia) acerca de la clase de “medios” a emplear.

Toda interpretación de una acción con arreglo a fines orientada racionalmente de esa manera posee; para la inteligencia de los medios empleados; el grado máximo de evidencia.

Con no idéntica evidencia, pero sí suficientes para nuestras exigencias de explicación, comprendemos también aquellos “errores” (inclusive confusiones de problemas) en los que somos capaces de incurrir o de cuyo nacimiento podríamos tener una experiencia propia.

Por el contrario, muchos de los “valores” y “fines” de carácter último que parecen orientar la acción de un hombre no los podemos comprender a menudo, con plena evidencia, sino tan solo, en ciertas circunstancias, captarlos intelectualmente.

Mas, tropezando con dificultades creciente para poder “revivirlos” por medio de la fantasía endopática  medida que se alejan más radicalmente de nuestras propias valoraciones.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 6.

Regularidades
Se pueden observar en la acción social regularidades de hecho; es decir, el desarrollo de una acción repetida por los mismos agentes o extendida a muchos (en ocasiones se dan los dos casos a la vez), cuyo sentido mentado es típicamente homogéneo.

La sociología se ocupa de estos tipos de desarrollo de la acción, en oposición a la historia, interesada en las conexiones singulares, más importantes por la imputación causal, esto es, más cargadas de destino.

Por “uso” debe entenderse la probabilidad de una “regularidad” en la conducta, cuando y en la medida que esa probabilidad, dentro de un círculo de hombres, esté dada “únicamente” por el ejercicio de hecho.

El uso debe llamarse “costumbre” cuando el ejercicio de hecho descansa en un “arraigo” duradero.

Por el contrario, debe decirse que ese uso está determinado por una “situación de intereses” (condicionado por el interés), cuando y en la medida en que la existencia empírica de su probabilidad descanse únicamente en el hecho de que los individuos orienten racionalmente su acción con arreglo a fines por expectativas similares.

(…)La estabilidad de una situación de intereses descansa, análogamente, en el hecho de que quien no orienta su conducta por los intereses ajenos –“no cuenta” con ellos- provoca su resistencia o acarrea consecuencias no queridas ni previstas por él, y en consecuencia, corre el peligro de perjudicar sus propios intereses.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 23 y 25.

Reorganización
Contrario a esta línea de pensamiento, Henry Ford casi había destruido su empresa al tratar de manejar Ford Motors como si no tuviera gerentes.

El viejo míster Ford pretendió dirigir un negocio de mil millones de dólares solo, convirtiéndose en el último de los autócratas, inventor-propietario-jefe.

Su “policía secreta” espiaba a todos los ejecutivos de la compañía, e informaba a Henry Ford de cualquier intento por parte del gerente de tomar una decisión.

Esta verdadera locura  fue anulada,  con la atrevida  reorganización de  posguerra realizada por el nieto de  Ford (ya que su hijo Edsel fracasó completamente en su intento de dirigir la  industria, tanto como el modelo de auto que llevó su nombre).

Aunque reemplazó el concepto del ejecutivo como un delegado personal del propietario con la modalidad del gerente cuya autoridad está fundada en la responsabilidad objetiva del trabajo.

Represión
Nos hemos visto obligados a aceptar que existen procesos o representaciones anímicas de gran energía que, sin llegar a hacerse conscientes, pueden provocar en la vida anímica las más diversas consecuencias, algunas de las cuales llegan a hacerse conscientes como nuevas representaciones

No creemos necesario repetir aquí detalladamente lo que ya tantas veces hemos expuesto.

Bastaría recordar que en este punto comienza la teoría psicoanalítica, afirmando que tales representaciones no pueden llegar a ser conscientes por oponerse a ello cierta energía, sin la cual adquirirían completa conciencia, y se vería entonces cuán poco se diferenciaban de otros elementos reconocidos como psíquicos.

Esta teoría queda irrebatiblemente demostrada por la técnica psicoanalítica, con cuyo auxilio resulta posible suprimir tal energía y hacer conscientes dichas representaciones.

El estado en el que estas representaciones se hallaban antes de hacerse conscientes es el que conocemos con el nombre de represión, y afirmamos advertir durante la labor psicoanalítica la energía que ha llevado a cabo la represión y la ha mantenido luego.
Freud, Sigmund; El Yo y el Ello y Tres Ensayos sobre Teoría Sexual, Colección Historia del Pensamiento, Hyspamérica Ediciones Argentina SA, Buenos Aires, 1984, Vol. 9, Pág. 13.

Responsabilidad división de la
Cuerpos colegiados
La colegialidad no es en absoluto nada específicamente “democrático”.

Allí donde las capas privilegiadas intentaron asegurarse contra la amenaza de las que se encontraban en una situación de privilegio negativo trataron siempre; y tenían que hacerlo así; de impedir que surgiera un poder de mando monocrático que pudiera apoyarse en estas últimas.

Por tanto, junto a la igualdad rigurosa de los privilegiados siempre trataron de crear y mantener magistraturas colegiadas con facultades de control y decisión absoluta.

La colegialidad proporciona a la administración una mayor “solidez” en sus consideraciones.    Y allí donde, aún hoy, se prefiere esa solidez a la precisión y rapidez se suele recurrir a la colegialidad –aunque también cuentan los otros motivos citados.

De todos modos, la colegialidad divide la responsabilidad y en caso de cuerpos de gran dimensión la disuelve por completo, mientras que la monocracia la fija de un modo claro e indudable.

Las grandes cuestiones que exigen una solución rápida y homogénea se ponen las más de las veces (y con razón desde el punto de vista técnico) en manos de “dictadores” monocráticos, cargados con la responsabilidad exclusiva.

De todos modos, la colegialidad divide la responsabilidad y en
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 223.

Rivalidad
En todas las adquisiciones orales parece haberse adelantado el sexo masculino, siendo transmitido después por herencia cruzada, al femenino.

Todavía actualmente nacen en el individuo sentimientos sociales por superposición a los sentimientos de rivalidad del sujeto con sus hermanos.

La imposibilidad de satisfacer estos sentimientos hostiles hacer surgir una identificación con los rivales.
Freud, Sigmund; El Yo y el Ello y Tres Ensayos sobre Teoría Sexual, Colección Historia del Pensamiento, Hyspamérica Ediciones Argentina SA, Buenos Aires, 1984, Vol. 9, Pág. 30.

Roosevelt Franklin D.
Mintzberg cita que en Roosevelt “…su técnica preferida era mantener incompletas las cesiones de autoridad, inciertas las jurisdicciones, y coincidentes los fueros.

Confió a Mosley y a Summer Welles tareas que coincidían con las de Cordell Hull; el Secretario de Estado.

En lo que concernía a la conservación y al poder, encargó a Ickes y a Wallace misiones idénticas; en la asistencia social confundiendo las dos funciones y las siglas, asignó el PWA (Public Work Administration) y el WPA  (Work Projects Administration) a Harry Hopkins.”

Peter Drucker en su célebre El Ejecutivo Eficaz (1967) a su vez agrega que “…cada vez que afrontaba un asunto importante, solía llamar aparte a uno de sus ayudantes para decirle “quiero que trabaje en esto para mí, pero en secreto”.

Como Roosevelt sabía, todo Washington se enteraría de ello inmediatamente.

En seguida llamaba aparte a varios otros funcionarios, que discrepaban con el primero y, luego de encargarles la misma tarea les encarecía también obrar con la más absoluta reserva”.

Es decir, no se trata de nuevos problemas, sino de la aparición de fenómenos diferentes en un contexto de gran competitividad, que al exigir resultados, determinan que personas o grupos busquen excusas en la complejidad.
Henry Mintzberg, Estructuración de las Organizaciones, Editorial Ariel, 1979, pág. 352

Rotación de Personal
Master en Dirección de Empresas
Una rápida rotación de personal requiere un proceso ágil de evaluación y promoción.

La constante necesidad de reemplazar directivos coloca en puestos muy importantes a empleados nuevos que todavía no captan los aspectos sutiles de la organización.

Este acelerado proceso de evaluación y promoción a menudo suscita una especie de angustia e histerismo entre los ejecutivos, quienes sienten que han fracasado si después de tres años no ha obtenido un ascenso.

Recientemente (fin de los 80’), la enorme afluencia de gente con título de Master en Dirección de Empresas, a la industria ha alimentado esa histeria.

En 1980 aproximadamente 45.000 profesionales poseedores de Master ingresaron en la industria norteamericana en comparación con los 4.000 que entraron hace 20 años.

Los graduados de las escuelas de dirección de empresas suelen creer que todos los que están en su posición, en virtud de su mayor capacidad y preparación subirán más rápidamente a la cima de la industria.

La impaciencia de estos individuos les lleva a cambiar de empleo si no son promocionados en un plazo corto.

De hecho, los estudios realizados por algunas escuelas de administración de empresas revelan que los alumnos que obtuvieron el grado de Master, usualmente trabajan en tres empresas diferentes durante los diez años posteriores a la obtención de su título.

En una compañía que tiene una elevada rotación y oportunidades rápidas de progreso, la gente aprende a funcionar sin depender ni tener que consultar a otros.

Nadie parece conocer o interesarse en sus problemas y nadie parece estar cerca el tiempo suficiente para sacar adelante una responsabilidad conjunta.

La gente y los departamentos se aíslan de los demás.    Para llevar a cabo cualquier tarea, cada uno debe atenerse a las cosas que pueda hacer sólo.

En estas circunstancias, no es posible tener un gran impacto sobre las situaciones.

Por lo tanto, el directivo ve frustradas sus ambiciones una vez más.

Algunos optan por seguir la carrera con miras a encontrar un ambiente más prometedor.    La historia, claro está, no tiene un feliz desenlace.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 64.

Rotación Laboral
Matrimonio, Enajenación
Un nativo de Chicago y el otro de Atlanta, viven ahora en un conjunto de departamentos en el norte de Dallas, que tienen una rotación mensual del 20%.

Cuentan con pocos vecinos que de veras lo sean, no pertenecen a ni9ngún club o iglesia, y no tienen cerca a familiares ni amigos de la infancia.

Al final de cada día, él descarga sus tensiones y frustraciones sobre (su compañera, esposa, pareja) ella, porque no tiene a nadie más con quien compartirlas.

Ella, después de una jornada de trabajo, también lo abruma con todas las presiones de las cuales ha sido objeto.

Como mecanismo social, jamás se pretendió que el matrimonio soportara esa carga tan pesada sin ayuda de ningún género, y de hecho es imposible que pueda hacerlo.

La única solución para el abuso que se comente contra este lazo primario es cercenarlo; divorciarse.    Esto, evidentemente, los deja en la más absoluta soledad.

Los índices sorprendentemente elevados de alcoholismo, drogadicción, niños maltratados y suicidio revelan esta enajenación.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 187.

Sabio
Verdad
Siete costumbres tiene el sabio contrarias a otras tantas del necio:

.1. No habla delante de quién es superior a él en ciencia y en años;
.2. No interrumpe los ajenos discursos;
.3. No está impaciente por contestar;
.4. Pregunta y responde oportunamente;
.5. Guarda orden en su discurso;
.6. Cuando no comprende, confiesa no haber comprendido;
.7. Cede ante la verdad.
Villar Cansinos-Assens Rafael; Bellezas del Talmud; Editorial Raíces; 1988; pág. 133.

Sabios
El necio no dice más que necedades.

El tonto, lo que lleva en el pecho es lo que lleva en la cara y lo que le sale por la boca; pero los sabios tienen dos lenguas, según asegura el mismo Eurípides, una de las cuales dice la verdad, y la otra sólo lo que le conviene, según las circunstancias.

Para éstos, es blanco lo que ayer era negro, o es frío ahora lo que antes era caliente, porque hay una gran distancia entre lo que esconden en su interior y lo que fingen con sus palabras.
Erasmo de Rotterdam; Elogio de la Locura, Colección Historia del Pensamiento, Hyspamérica Argentina S.A., Vol.29, 1984, Pág. 97.

Secuencialidades
Finalidades
.I. Finalidades o fines de las partes o de los participantes: la esencia de estas acciones, es intentar mantener bajo (la anulación es imposible) el nivel de conflicto, hasta un grado compatible con el funcionamiento de la organización.
El conflicto, lleva a que las partes involucradas, enfrenten privaciones, y frustraciones que limitan su rendimiento dentro de la organización (que es, lo que se intenta mejorar).

.II. Secuencialidades o prioridades: para que la organización pueda funcionar es necesario que se otorguen prioridades o se asigne una secuencia al ritmo de las tareas que se deben realizar.    Esto significa definir qué viene primero y qué viene después.
Nesprías, José María; basado en Yehezkel Dror, Jornada Académica, FCE UBA, 4-9-2000.

Seguridad Social
La Seguridad Social funciona en base al principio de “pague ahora y luego ya veremos” (que es el mismo principio que el imaginario presidente Underwood de la serie House of Cards cuestiona mucho tiempo después que se escribiera lo que sigue).

Esto significa que usted paga ahora mientras trabaja, y que sus cotizaciones se aplican directamente al pago de las pensiones de jubilación, no que se guarde el dinero para garantizar los futuros derechos de usted (no es una AFJP que en Argentina ya no existen más).

Hasta aquí el método ha funcionado porque cada generación ha sido más numerosa que la anterior; así sucedió en efecto hasta la “explosión de la natalidad (baby boom)”, con que se suele aludir a los 77 millones de niños nacidos entre 1946 y 1964.

A partir de ahí, sin embargo, las generaciones van siendo cada vez menos numerosas (baby bust), lo que significa que en el año 2012, cuando los primero nacidos del “baby boom” tendrán derechos a las prestaciones de la Seguridad Social, será menos numerosa la población activa y dedicada a mantenerlos.

Hoy (en los Estados Unidos de 1989) unos 3.4 trabajadores mantienen a un jubilado; en el año 2025 dicho número se habrá reducido a 2.5 trabajadores por beneficiario (algo que ya se sabía, y era conocido a nivel universitario, desde mediados de los años 70’, y no obstante lo cual, en Argentina los gobiernos ni se dieron por enterados).
Batra, Ravi; Cómo Sobrevivir a la Gran Depresión de 1990, Editorial Grijalbo SA, Argentina, 1989, Pág. 119.

Siempre lo mismo
Los salarios han evolucionado de tal manera que se han producido importantes deslizamientos.

Estos deslizamientos han provocado una fuerte heterogeneidad inter e intrasectores económicos.

Ha cambiado la composición de las remuneraciones de los trabajadores asalariados.

Se verifica una tendencia hacia la modificación de los componentes clásicos de las remuneraciones, aumentando el número y la proporción de los premios y las bonificaciones en la integración de las mismas, a través de lo cual el salario básico establecido por el convenio colectivo de trabajo pierde vigencia y adquieren relieve los sistemas de remuneración “por empresa”.
Novick, Marta, en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos Aires, Mayo 1996, Año 2 N° 4, Pág. 37.

Siempre lo mismo
Orlando Ferreres, viceministro de Economía en la segunda mitad de 1989, acaba de afirmar que una tasa de desempleo del 17% sería la mínima compatible con la estabilidad, dado que una más baja daría lugar a demandas salariales incompatibles con el mantenimiento del nivel de precio (declaraciones en Página/12 del 14.01.1996.
Schvarzer, Jorge, en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos Aires, Mayo 1996, Año 2 N° 4, Pág. 17.

Siempre lo mismo
Las competencias de empleabilidad pueden resumirse en: habilidades básicas como capacidad de expresión oral y escrita, matemática aplicada como capacidad de resolución de problemas, capacidad de pensar (abstraer características cruciales de los problemas, decidir sobre ellos y aprender de la experiencia).

Estas competencias requieren una enseñanza “sistemática y gradual” (lleva tiempo y hay que ir a clase).

Se agregan a las anteriores otras relacionadas al uso de recursos para lograr objetivos (bienes, servicios, trabajo, dinero, tiempo, materiales y equipos); las competencias interpersonales (trabajo en grupo, enseñar y aprender, negociar, atender clientes, manejar la diversidad social y cultural); competencias de comunicación (identificar, adquirir y evaluar información y poder comunicarla a otros), lo que también requiere ensayar y practicar, como se pide y se hace en nuestros cursos.

Finalmente, se señalan competencias sistémicas (aproximarse a la realidad en su complejidad de relaciones, y no como un conjunto de hechos aislados, abandonando la visión de pantalla de “Smartphone”); u competencias tecnológicas (consistentes en el conocimiento y posibles usos de las tecnologías comunes muy difundidas, por ejemplo dominar el “Excel y el Word”).

La capacitación específica se construye sobre la base de las competencias adquiridas en la escolaridad formal y la experiencia.

En el plano de la enseñanza particular de nuestras carreras, la contabilidad, el cálculo de costos, la dirección, la comercialización, las finanzas (no la bicicleta) y la producción, implican conocimientos que no solo surgen de la formación general y el aprendizaje en el trabajo, como muchos jóvenes creen.

Este es el campo de la educación técnica y la formación profesional.
Gallart, María Eugenia, Dora, en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos Aires, Mayo 1996, Año 2 N° 4, Pág. 101.

Siempre lo mismo
Los jóvenes, porcentaje mayoritario en la pirámide demográfica de la región, han sido especialmente atacados por la situación social.

El SELA ha calificado su panorama como de “ausencia de futuro”, y lo describe del siguiente modo: “Entre otros fenómenos, ello entraña un futuro de desempleo o subempleo; una educación de baja calidad; escasas posibilidades de participación política; una sociedad sin un modelo claro de futuro en el cual insertarse.

Las visiones consumistas que ofrecen los medios de comunicación, un medio urbano cada vez más violento y la omnipresencia de la droga acentúan la conciencia de su marginación económica, social, política y culturas que agobia a los jóvenes de hoy en todos nuestros países.
Kliksberg, Bernardo, en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos Aires, Mayo 1996, Año 2 N° 4, Pág. 44.

Siempre lo mismo
A pesar de las diferencias y de las distintas iniciativas que se perciben en las empresas, es escasa la proporción de las mismas cuya estrategia de adaptación pueda ser considerada de “carácter global”, y que hubieran producido una transformación a nivel de la tecnología de producto, de proceso, de organización.

Y, sobre todo, generado una política de involucramiento y compromiso con delegación de responsabilidad hacia los trabajadores.

En términos de organización del trabajo, se perciben movimientos convergentes hacia una simplificación y taylorización a partir de una intensificación de los ritmos de trabajo, y de la ampliación de tareas y de formas de polivalencia, y de trabajo en equipo.
Novick, Marta, en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos Aires, Mayo 1996, Año 2 N° 4, Pág. 38.

Siervo, Esclavos por deudas
Cliente, Liberto
La polis antigua, aun prescindiendo de los esclavos, conocía capas estamentales que la Edad Media en parte conoció en los primeros tiempos, en parte no conoció en modo alguno y en parte los conocía fuera de la ciudad.

Tenemos: 1) los siervos, 2) los esclavos por deudas, 3) los clientes, 4) los libertos.

.1. Encontramos siervos patrimoniales dentro del ámbito de la polis antigua en la época histórica, principalmente en las zonas de conquista.
Pero en los primeros tiempos feudales del desarrollo de la ciudad debió ser algo muy extendido.
Su posición, que en todo el mundo es parecida en cuanto a ciertos rasgos generales, pero que ofrece diversidad en sus detalles, no se debía diferencias mucho en principio de la de los siervos de la Edad Media.
Pero esta servidumbre puramente política de la población no griega revestía un carácter bien diferente de la dependencia patrimonial de los primeros tiempos y no pertenece ya a la organización de las ciudades autónomas.

.2. Los esclavos por deudas han desempeñado un papel importante como fuerza de trabajo.    Se trata de ciudadanos económicamente “desclasados”.
Su situación representa el problema social específico de las viejas luchas estamentales entre el patriciado residente en la ciudad y los hoplitas residentes en el campo.    Las transacciones tuvieron muy diverso carácter.
Los esclavos por deudas no eran siervos sino propietarios libres que habían sido condenados con familia y tierra a una esclavitud permanente op que, para evitar la ejecución, se habían entregado voluntariamente a ella.
Fueron utilizados económicamente a menudo como arrendatarios de sus propias tierras, que recibía el acreedor.

.3. Hay que distinguir a los clientes tanto de los esclavos por deudas como de los siervos.    No son, como estos últimos, sometidos despreciados.
Por el contrario, constituyen el séquito del señor y su relación con él es de fidelidad, de tal suerte que una acusación judicial entre el señor y el cliente es algo religiosamente inadmisible.
Su diferencia con respecto a los esclavos por deudas la tenemos en que se consideraba como cosa indecorosa la utilización económica de la relación de clientela por el señor.
Constituían recursos personales y políticos del poder del señor pero no económicos.
Los clientes mantenían con el señor una relación definida por la “fides”, de cuya vigencia no se cuida ningún juez sino un código consuetudinario y cuya violación tenía consecuencias en Roma.
El cliente no participaba en la posesión de la tierra ni en comunidades locales y tampoco, por lo tanto, en una asociación militar; entraba en una relación de protección con una cabeza de familia o linaje (pater) o con el rey, y recibía por esto equipo y tierra, y casi siempre su situación ha sido hereditaria.

.4. Por último, la ciudad antigua comprende a los libertos.    Su número e importancia son muy grandes.    Son utilizados económicamente.
Según las inscripciones examinadas, la mitad de los libertos pertenecen al sexo femenino.
En tal caso, parece que la emancipación ha debido de servir a los fines de la contracción de matrimonio y ha debido de ser provocada, también, por el rescate llevado a cabo por el prometido.
Se encuentran también muchos libertos que habían sido esclavos domésticos y que debieron su emancipación al favor personal.
Parece plausible, que hagamos aumentar el número de emancipados de esta capa en los tiempos de decadencia económico política, mientras que la hacemos decrecer en las épocas económicamente favorables: la limitación de las probabilidades de ganancias movía a los amos a limitar sus gastos domésticos ya cargar el riesgo de los malos tiempos sobre el esclavo, quien tenía que mantenerse a sí mismo y a cumplir sus obligaciones con el señor.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 1035.

Sistemas
En la investigación sistémica se experimenta a cada paso la dificultad para organizar mentalmente la complejidad.

Con frecuencia nos avergonzamos de no haber llegado a comprender algo que, a posteriori, nos parece totalmente claro.

El hecho de que nos ocurra esto, con nuestra contrariedad consiguiente, a pesar de haber acumulado un sólido entrenamiento, destaca la unidad sustancial del metasistema que se constituye entre el sistema observador y el sistema observado.

Edgar Morin(1) recomienda una solución de método: “que le observador observe él mismo que observa los sistemas y que se esfuerce incluso por conocer el propio conocimiento”

En la práctica, se comprueba reiteradamente que la posibilidad de llegar al metanivel requiere de un lapso bastante prolongado.

Situaciones que “en caliente” parecen inextricables y confusas, resultan “en frio” fáciles de descifrar.

El error que da origen al fracaso profesional nos salta a veces a la vista con toda calidad sólo después de transcurridos varios meses desde su conclusión.

Es como si para llegar a “comprender” fuese necesaria una separación prolongada entre ambos sistemas (observador y observado).

Lamentablemente, esto no sólo impone plazos muy largos para cualquier investigación, sino que evidentemente es un obstáculo para la oportunidad de las decisiones del consultor.
(1): Morín, Edgar; La méthode, la nature de la nature, Le Seuil, París, 1977, Pág. 143.
Palazzoli, Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 167.

Sistemas
Arquitectónica
Entiendo por arquitectónica el arte de los sistemas.

Como la unidad sistemática es lo que por vez primera eleva a ciencia el conocimiento vulgar, es decir, convierte en sistema un “mero agregado de conocimientos”, la arquitectónica es la doctrina de lo científico de todo nuestro conocimiento y, por consiguiente, de figurar necesariamente en cualquier metodología.

Bajo el gobierno de la razón, nuestros conocimientos no pueden formar una rapsodia, sino necesariamente un sistema, pues solamente en él apoyarán y favorecerán los fines esenciales de la razón.

Pero yo entiendo por sistema la unidad de diversos conocimientos bajo una idea.    Es ésta el concepto racional de la forma de un todo, a condición de que mediante él e determinen a priori tanto el ámbito de lo múltiple como la posición de las partes entre sí.

Por consiguiente el concepto racional científico contiene el fin y la forma del todo que coincide con él.

La unidad del fin en que todas las partes se relacionan entre sí y en la idea del mismo, hace que cada una de las partes “pueda faltar en el conocimiento de las demás, y que no pueda haber ninguna adición accidental, o indeterminada magnitud e perfección, que no tenga sus límites determinados a priori.

Por consiguiente, el todo es articulado, no acumulado, puede aumentar interiormente, pero no exteriormente como un cuerpo animal que crece sin incorporación de nuevos miembros, sino que, sin modificaciones de sus proposiciones, cada uno de ellos se hace más fuerte y mejor capacitado para sus fines.

Para realizarse, la idea necesita de un “esquema”, es decir, una multiplicidad y un orden de las partes esenciales determinadas a priori por el principio del fin.

El esquema, que no se traza según una idea, o sea a base del fin principal de la razón, sino empíricamente, según propósitos que se ofrecen accidentalmente, cuya cantidad no puede conocerse de antemano, proporciona la unidad técnica; pero aquel que solamente surge a consecuencia de una idea, funda la unidad arquitectónica.

Lo que denominamos ciencia no puede surgir técnicamente, a causa de la semejanza de lo diverso o del uso causal del conocimiento en concreto para cualquier clase de fines externos, sino arquitectónicamente causa de la afinidad y de la derivación de un único fin supremo e intrínseco.

(El mismo), que es el que hace posible al conjunto; un esquema debe contener de acuerdo con la idea, o sea a priori, el contorno y la distribución del conjunto en miembros, y este conjunto tiene que distinguirse de todos los demás con seguridad  y según principios.

Sin tener como fundamento una idea, nadie intenta hacer una ciencia.

Sin embargo, en la elaboración de esa ciencia, el esquema, y aún la definición que él dé de su ciencia al principio, muy raras veces corresponde a su idea, pues ésta se halla oculta en la razón cuyas partes todas están aún muy envueltas y apenas pueden conocerse con la simple observación.
Kant, Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34., Pág. 499.

Sistemas
Organización, Conjunto
Cuando hablo de un todo que consta necesariamente de “partes simples”, entiendo por tal solamente un todo substancial que sea el compuesto propiamente dicho, esto es, la unidad contingente de lo múltiple que, dándose por separado, se pone en mutuo enlace y así constituye una unidad.

Propiamente, el espacio no debería llamarse un compuesto, sino un “totum”, porque sus partes sólo son posibles en el todo y no el todo por las partes.
Kant, Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34., Pág. 328.

Sociales Capas
Dios, Felicidad
Las apetencias por una dignidad que no les ha tocado en suerte crea la concepción, de la que nace la idea racionalista de una “Providencia”, de una significación ante una instancia divina, con otro rango de dignidades.

Esta situación, proyectada hacia las otras capas sociales, ofrece todavía algunos otros contrastes característicos dentro de lo que las religiones deben “suministrar” a las diferentes capas sociales.

Toda necesidad de salvación es expresión de una “indigencia” y por eso la opresión económica o social es una fuente eficiente de su nacimiento, aunque de ningún modo la exclusiva.

Las capas privilegiadas positivamente en lo social y en lo económico apenas si sienten, bajo las mismas circunstancias, la necesidad de salvación.

Más bien adscriben en primer término a la religión la función de “legitimar” su propio estilo de vida y situación.

Este fenómeno, en alto grado universal, arraiga en constelaciones internas muy generales.

Que a un hombre feliz no le gaste el hecho de su felicidad, sino que, respecto al menos feliz, pretenda todavía tener “derecho” a su felicidad; que tenga, por consiguiente, la conciencia de haberlo “merecido” frente al menos feliz; quien, por su parte, debe haberla merecido también.

Esta necesidad de bienestar anímico suministrado por la idea de la legitimidad de la felicidad es cosa que nos la enseña la experiencia de todos los días, trátese de destinos políticos, de diferencias en la situación económica, de salud corporal, de suerte en la competencia erótica o en lo que sea.

La “legitimación”, en este sentido interno, es lo que piden interinamente a la religión positivamente, si en general le piden algo.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 393.

Sociedades de capital
Asociaciones
La asociación puede ser una comunidad de gestión económica, predominante.

Entonces la estructura se determina esencialmente desde el punto de vista económico, en parte de acuerdo con el modo y medida de la importancia del capital y la estructura interna de éste, y en parte por el crédito y los riesgos de la comunidad.

Cuando el lucro capitalista constituye la finalidad (tratándose, sobre todo, de sociedades por acciones, explotaciones mineras, compañías de navegación, sociedades de acreedores del Estado y sociedades de colonización) determina, como resultado de la significación predominante del capital para la capacidad de rendimiento de la asociación y las probabilidades de repartición de utilidades entre los socios.

El hermetismo, al menos en principio, del número de miembros, la vinculación relativamente firme al fin y, a la vez, el carácter formalmente inviolable, hereditario y casi siempre libremente enajenable de los derechos de miembro; administración burocrática y colaboración directa o representativa de la asamblea de los socios, democrática desde el punto de vista jurídico.

De hecho plutocráticamente dirigida en forma de debates y votaciones en función de las participaciones de capital.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 577.

Sociología
Acción Social
Debe entenderse por sociología (en el sentido aquí aceptado de esta palabra empleada con tan diversos significados): una ciencia que pretende entender, interpretándola, la acción social para de esa manera explicarla causalmente en su desarrollo y efectos.

Por acción debe entenderse una conducta humana (bien consista en un hacer externo o interno, ya en un omitir o permitir) siempre que el sujeto o los sujetos de la acción enlacen a ella un sentido subjetivo.

La Acción social, por tanto, es una acción en donde el sentido mentado por su sujeto o sujetos está referido a la conducta de otros, orientándose por ella en su desarrollo.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 5.

Sociología
Conocimiento
Para diversos fines de conocimiento puede ser útil o necesario concebir al individuo, por ejemplo, como una asociación de “células”, o como un complejo de reacciones bioquímicas, o su vida “psíquica”, construida por varios elementos, de cualquier modo que se les califique.

Sin duda alguna se obtienen así conocimientos valiosos (leyes causales).    Pero no nos es posible “comprender” el comportamiento de esos elementos que se expresan en leyes.

Ni aun en el caso de tratarse de elementos psíquicos; y tanto menos cuanto más exactamente se les conciba en el sentido de las ciencias naturales; jamás es éste el camino para una interpretación derivada del sentido mentado.

Ahora bien, la captación de la conexión de sentido de la acción es cabalmente el objeto de la sociología (tal como aquí la entendemos y también de la historia).

Podemos observar en principio, al menos, el comportamiento de las unidades fisiológicas, las células por ejemplo, o cualquiera elementos psíquicos, tratar de obtener inferencias de esas observaciones, formular reglas (leyes) para esos comportamientos y “explicar” causalmente con su ayuda procesos particulares, es decir, incluidos bajo esas leyes.

La interpretación de la acción, sin embargo, sólo se interesa en tales hechos y leyes en igual forma y medida en que lo hace respecto a cualesquiera otros hechos (por ejemplo hechos físicos, astronómicos, geológicos, meteorológicos, geográficos, botánicos, zoológicos, fisiológicos, anatómicos, psicopatológicos ajenos al sentido, y condiciones científico-naturales de los hechos técnicos.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 12.

Sorpresa
Angustia
En la neurosis traumática corriente resaltan dos rasgos, que se pueden tomar como puntos de partida de la reflexión: primeramente, el hecho de que el factor capital de la motivación parece ser la sorpresa; eso es, el sobresalto o susto experimentado.

Y en segundo lugar, que una contusión o herida recibida simultáneamente actúa en contra de la formación de la neurosis.

Susto, miedo y angustia son términos que se usan erróneamente como sinónimos, pues pueden diferenciarse muy precisamente según se relación al peligro.

La angustia constituye un estado semejante a la expectación del peligro y preparación para el mismo, aunque nos sea desconocido.

El miedo reclama un objeto determinado que nos lo inspire.    En cambio, el susto constituye aquel estado que nos invade bruscamente cuando se nos presenta un peligro que no esperamos y para el que no estamos preparados, acentúa, pues, el factor sorpresa.

No crea que la angustia pueda originar una neurosis traumática, en ella hay algo que protege contra el susto y, por tanto, también contra la neurosis de sobresalto.
Freud, Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 164.

Sublimación
Agresión, Castigo
Es singular que cuanto más limita el hombre su agresión hacia el exterior, más severo y agresivo se hace en su ideal del yo, como por un desplazamiento y un retorno de la agresión hacia sí mismo.

La moral general y normal tiene ya un carácter severamente restrictivo y cruelmente prohibitivo, del cual procede la concepción de un ser superior que castiga implacablemente.

El superyó ha nacido de una identificación con el modelo paterno.

Cada una de tales identificaciones tiene el carácter de una desexualización e incluso de una sublimación.
Freud, Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 43.

Sueño
He tenido un sueño; que mis cuatro hijos vivirán algún día en una nación en la que no serán juzgados por el color de su piel; sino en función de su carácter.    Es nuestra esperanza.

Es la convicción con la que volveré al sur.   Con esta convicción podemos convertir esta montaña de desesperación en una piedra de esperanza.
King Martin Luther; Discurso en Washington; 28-8-1963.

Sumisión
Disciplina burocrática
Los “expedientes”, por un lado, y la disciplina burocrática, por otro es decir, la sumisión de los funcionarios a la obediencia rigurosa dentro de su labor habitual, constituyen cada día más dentro de las esferas públicas y privada el fundamento de toda organización.

Pero ante todo lo constituye, por prácticamente importante que sea el expedienteo, la “disciplina”.

Por otro lado, el carácter inevitablemente objetivo del aparato ya existente, en unión de su característica “impersonalidad”, hace que ;en oposición a las organizaciones feudales basadas en la devoción personal; se halle fácilmente dispuesto a trabajar para todo el que sepa apoderarme de él.

El sistema burocrático racionalmente ordenado sigue funcionando cuando el enemigo ocupa el territorio y se apodera de los puestos superiores, pues los habitantes, tienen interés vital en que así ocurra.

Después que Bismark, en el transcurso de un largo dominio, hubo sometido a sus colegas ministeriales a una incondicional dependencia burocrática mediante la eliminación de todos los estadistas independientes, tuvo que comprender, con gran sorpresa suya, que al retirarse seguían gobernando como si él no fuera el genial jefe y creador de tales criaturas, sino una figura cualquiera que, dentro del mecanismo burocrático, había sido sustituida por otra.

El aparato del dominio ha seguido siendo el mismo en Francia desde la época del primer Imperio.

Como este aparato; siempre que disponga de los modernos medios de información y de comunicación hace cada vez más imposible desde el punto de vista técnico el desencadenamiento de una “revolución” en el sentido de la creación enérgica de organizaciones de dominio enteramente nuevas.

Las “revoluciones” se han sustituido; como lo demuestra Francia de un modo “clásico”; por los “golpes de Estado”, pues todas las transformaciones que han tenido éxito se basan allí en tales procesos.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 742.

Sumisión
Obediencia, Disciplina
Los expedientes por un lado, y la disciplina burocrática, por otro, es decir, la sumisión de los funcionarios a la obediencia rigurosa dentro de su labor habitual, constituyen cada día más dentro de las esferas púbicas y privadas el fundamento de toda organización.

Pero ante todo lo que constituye –por prácticamente importante que sea el expedienteo- la “disciplina.    La ingenua idea de que por la destrucción de los expedientes podrá aniquilarse la base de los “derechos adquiridos” y de la “dominación” olvida que independientemente de los expedientes permanece la sumisión de los hombres a la observancia de las normas y de los reglamentos habituales.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 742.

Taylor, Frederick Winslow
Una larga serie de experiencias unidas a observaciones precisas había demostrado que, cuando obreros de este valor tienen una tarea cuidadosamente medida, que corresponde a un trabajo continuo por parte de ellos, y reciben en pago de este esfuerzo suplementario salarios superiores en un 60% al término medio.

Este suplemento de salario tiende a convertirlos no sólo en hombres ahorrativos sino aún mejores en todo sentido.

Viven más a sus anchas, ahorran dinero, se vuelven sobrios y trabajan regularmente.

Si el aumento de salarios es mayor que el 69%, muchos de ellos trabajan en forma irregular y se vuelven extravagantes y disipados; lo que demuestra, en suma, que para la mayoría de la gente no conviene enriquecerse de demasiado rápido.
Frederick Winslow Taylor, citado en “Cuestionando en Administración”, Kliksberg Bernardo, Friedman George, Crozier Michel, Fraisse Paul y Kliksberg Naum, Editorial Paidós; 1973; pág. 54.

Taylor, Frederick Winslow
En el campo industrial, que es cada vez más un remanente, los trabajadores ya no son aquellos de overol que mostrara Chaplin, sino técnicos que manejan o controlan instrumentos automatizados como robots, computadoras, sistemas de diseño asistido, o bases de datos.

Todo lo cual requiere una calificación de nuevo tipo, que vuelve anacrónicas las tradicionales habilidades de los obreros especializados, y la división técnica del trabajo que fundamentara científicamente Taylor hacia comienzos del siglo pasado.

Si en el taylorismo cada persona era más eficiente repitiendo una infinita cantidad de veces la misma actividad, sin tener una visión del conjunto del proceso de trabajo, en los sistemas flexibles todos los trabajadores tienen la necesidad de conocer la dinámica global de ese proceso, como condición de eficiencia para potenciar su actividad particular.

En ese sentido, los círculos de calidad, una de las manifestaciones posmodernas de la organización del trabajo, suponen la articulación de grupos donde participan los diversos estamentos laborales (diseñadores, ingenieros, trabajadores de taller) y promueven una acción y un pensamiento colectivos, capaces de enriquecer la creatividad, la imaginación y los aportes de sus integrantes con el fin de hacer más eficiente el rendimiento de cada uno de ellos.
Argumedo, Alcira, en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos Aires, Mayo 1996, Año 2 N° 4, Pág. 104.

Taylor, Frederick Winslow
La fragmentación de las capacidades: los expertos en eficiencia, con sus estudios de tiempos y movimientos, se han vuelto frenéticos en la cuestión de reducir las tareas científicamente, a sus componentes de los movimientos más sencillos.

Por medio de semejante limitación de los movimientos permiten que la administración tome personas menos capacitadas y, por supuesto, peor pagadas, y que invierta menos dinero para adiestrarlas.

Los ingenieros de máquinas se han vuelto igualmente frenéticos en lo referente a diseñar máquinas que puedan ser manejadas hasta por un tonto.
Packard Vance, Los Buscadores de Prestigio, Eudeba, 1962, Pág. 301.

Taylor, Frederick Winslow
Del trabajo de Frederick W. Taylor podemos “extraer” las cuatro reglas de su método, que son la base de la ciencia aplicada a la industria:

.1. Antes de cada acción fijarse un fin preciso, único y limitado
.2. Antes de iniciar el trabajo estudiar científicamente los métodos mejores a emplear para alcanzar el fin indicado
.3. Antes de comenzar el trabajo tener a mano todas las herramientas necesarias
.4. Obrar exactamente de acuerdo al programa planeado.
Henry Le Chatelier, El Taylorismo, París, 1928, pág. 124 y sig.

Taylor, Frederick Winslow
(Ninguna otra mujer) hubiera despreciado un trabajo de esta clase, que obligaba a preparar la carne de las reses enfermas de que tanto le habían hablado.
Tenía que permanecer todo el día en una habitación a cuyo interior rara vez llegaba la luz del sol.

Debajo de ella estaban las cámaras frigoríficas, donde la carne se conservaba helada, y el departamento de encima la ocupaban los cocedores, de modo que tenía los pies en un piso helado como la nieve, y la cabeza casi siempre tan caliente que apenas podía respirar.

Separar la carne de los huesos por quintales, estando en pie desde temprano por la mañana hasta la noche, calzada con botas altas y duras, y andando sobre un piso siempre húmedo y cubierto de charcos, con la amenaza constante de un paro repentino a causa de las calmas imprevistas en el mercado.

Sujeta además, en temporada, a trabajar horas extraordinarias, y siempre sin respiro, sin descanso, hasta que todos sus nervios se agotaran, exponiéndola a perder el dominio de sí misma y a producirse heridas ponzoñosas, tal era la nueva vida que (le) aguardaba.

Pero con un alma como la suya y la resistencia de un trabajo, no sólo no acogió riendo su nuevo destino, sino que se mostró, además muy contenta porque le permitía satisfacer nuevamente su hospedaje a la familia y ayudar a ésta a sostenerse.
Sinclair, Upton; La Jungla (1905), Tomo I, Ediciones Orbis SA, 1985, Barcelona, Pág. 116 y 117.

Técnica
Economía
No toda acción racional en sus medios puede llamarse “gestión económica racional” o “gestión económica” en general.    Especialmente no debe emplearse el término “economía” como idéntico al de “técnica”.

Técnica de una acción significa el conjunto de los medios aplicados en ella, en contraposición al sentido o fin por el que (en concreto) se orienta; y la “técnica racional significa una aplicación de medios que conscientes y con arreglo a plan está orientada por experiencia y reflexión, y en su óptimo de racionalidad por el pensamiento científico.

Lo que se entiende concretamente por “técnica” es fluido (cambiante): el sentido último de una acción concreta, considerada dentro de la conexión total de una actividad, puede tener carácter de arte “técnico”, o sea, ser medio o instrumento para aquella actividad total.

Sin embargo, con respecto a la acción concreta esa aportación técnica (desde la perspectiva de la actividad total) constituye su verdadero sentido y los medios que aplica on su técnica.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 47.

Técnica
Taylor, Frederick Winslow
La cabal orientación económica del llamado proceso tecnológico por las probabilidades de ganancia es uno de los hechos fundamentales de la historia de la técnica.

Pero esta orientación económica no ha sido exclusiva, no obstante su importancia, en la indicación del camino seguido por la evolución de la técnica, pues intervinieron también otros motivos.

(Se trata) en parte cavilaciones y juego de ideólogos extravagantes, en parte intereses fantásticos y ultraterrenos, en parte también problemas de arte; todos, pues, motivos extraeconómicos.

Por supuesto, en todo tiempo y especialmente ahora, el centro de gravedad del desarrollo técnico está en su condicionamiento económico; sin el cálculo racional como base de la economía, y, por consiguiente, sin la existencia de condiciones histórico - económicas en extremo concretas, tampoco hubiera surgido la técnica racional.
Weber, Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 49.

Teoría Z
Comunidad
El común denominador de la vida japonesa es la intimidad.

El interés por los demás, el apoyo, la generosidad disciplinada, elementos que hacen posible la existencia, se traducen en relaciones sociales más estrechas.

El aislamiento característico de la vida moderna preocupa a muchos observadores de la sociedad.

En cuanto a los norteamericanos más jóvenes, prácticamente, lo mismo puede decirse de vecindarios, clubes, confesiones religiosas y amistades, víctimas todos de nuestra forma de vida.

Desde hace tiempo, los sociólogos sostienen que la intimidad es el ingrediente esencial de una sociedad sana.

Una vez que la intimidad en una sociedad comienza a desintegrarse, el proceso continúa alimentándose de sí mismo.

Los individuos que no han desarrollado un sentimiento de responsabilidad comunitaria dentro de un medio determinado, perderán de vista el significado general del término comunidad.

Una sociedad que pierde en una sola generación su capacidad de entablar relaciones más estrechas, puede procrear hijos que poseerán por siempre un concepto sumamente devaluado de lo que es una comunidad, en un futuro terminarán siendo un triste montón de individuos sin conexión alguna.

Finalmente se debe reconocer que el estilo de dirección y la forma de organización son un simple aspecto de ese gran mecanismo que es la estructura de una sociedad.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 18.

Teoría Z, Japón
Confianza
La primera lección de la Teoría Z es la confianza.

Por muy extraño que parezca, la productividad y la confianza van de la mano.    Para comprender esta aseveración, observemos, el desarrollo de la economía británica durante este siglo.

Es una historia de desconfianza mutua entre sindicatos, gobierno y directivos, desconfianza que ha paralizado la economía y ha reducido, en forma alarmante, el nivel de vida de los ingleses.

Karl Marx previó esta actitud recelosa y la interpretó como el producto inevitable del capitalismo y como la fuerza que, en su opinión, precipitaría el fracaso definitivo del capitalismo.

No obstante, capitalismo y confianza no tienen por qué ser mutuamente excluyentes.

Thomas Lifson, un joven académico de la Escuela de Dirección de Empresas de Harvard, ha estudiado detalladamente a ciertas empresas comerciales japonesas, tales como Mitsui, Mitsubishi y Sumitomo, que poseen oficinas en todo el mundo y que tradicionalmente han operado como la fuerza de ventas de las mercancías japonesas.

Sin lugar a dudas, estas compañías han desempeñado un papel decisivo en el éxito alcanzado por las estrategias de exportación de la industria japonesa.

Tienen la capacidad de penetrar con gran celeridad, nuevos mercados, de cerrar negocios donde ninguna empresa norteamericana ha sido capaz de hacerlo y de coordinar operaciones a nivel mundial.

De acuerdo con Lifson, la característica esencial de la empresa comercial es un sistema de dirección que propicia un sentimiento de confianza entre el personal de la compañía.

Los empleados japoneses, al igual que los norteamericanos, buscan siempre prosperas; desean hacer negocios que beneficien tanto a sus departamentos como a ellos mismos; se desenvuelven en un medio donde priva una tremenda incertidumbre, donde se compra y se vende mineral de cobre, petróleo crudo, trigo y televisores.

En un día típico, la oficina central de una de las empresas comerciales más importantes puede llegar a recibir 35000 mensajes a través del télex, cada uno con una oferta distinta para vender o comprar.

A menudo, el índice global de rentabilidad de la compañía alcanzará un nivel máximo, aun cuando una de las oficinas incurra en una pérdida, ya que ésta se compensará con creces en otro lugar y la organización saldrá finalmente beneficiada.

El éxito de una empresa de esta naturaleza depende fundamentalmente de que los empleados y las oficinas adopten una actitud favorable hacia este tipo de sacrificios.

Esta buena voluntad existe porque las compañías japonesas emplean prácticas administrativas que promueven la confianza, en el entendimiento de que estos sacrificios siempre serán recompensados en el futuro.    Saben que, al final, todos recibirán su justo pago.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 15.

Teoría Z
Sutileza
La otra lección importante que la Teoría Z toma de la práctica japonesa y traduce el estilo norteamericano es la sutileza.

Las relaciones humanas son siempre complejas y volubles.

Un supervisor que conozca bien a sus subordinados puede describir los rasgos de sus diferentes personalidades, decidir quién se acopla bien con quién y organizar de este modo, equipos de trabajo que funciones con un máximo de efectividad.

Estas sutilezas nunca pueden captarse explícitamente, y cualquier regla burocrática irá en contra de su naturaleza.

Si el supervisor se ve obligado, ya sea por una administración burocrática o por un contrato sindical igualmente inflexible, a designar los equipos de trabajo estrictamente con base en la antigüedad (o cualquier otro factor de este tipo), esa sutileza se pierde y la productividad disminuye.

Mientras un departamento capaz de distinguir las sutilezas tiene la gran ventaja de poder utilizar información importante, aunque no explícita, se enfrente, por lo mismo, a la gran desventaja de no poder someterse a revisiones o auditorías externas.

Una decisión tomada por razones sutiles es una decisión que no puede resistir el crudo escrutinio de una persona ajena que no esté enterada detalles.

Dicho individuo puede ser un alto directivo que desconfíe del supervisor o de su grupo de trabajo; o bien puede ser un sindicato o una agencia gubernamental que no confíe en la compañía.

En cualquier caso, el recelo que pudiera existir entre las partes terminaría por desechar esas sutilezas, ya que las decisiones y las acciones tienen que ser claramente justificadas.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 16.

Ternura materna
Un exceso de ternura materna quizá sea perjudicial para el niño por acelerar su madurez sexual, acostumbrarle mal y hacerle incapaz, en posteriores épocas de su vida, de renunciar temporalmente al amor o contentarse con una pequeña parte de él.

Los niños que demuestran ser insaciables en su demanda de ternura materna presentan con ello uno de los más claros síntomas de futura nerviosidad.

Por otra parte, los padres neurópatas son, en general, los más inclinados a una ternura sin medida, despertando así en sus hijos, antes que nadie y por sus caricias, la disposición a posteriores enfermedades neuróticas.

Vemos, pues, que los padres neuróticos disponen de un camino distinto de la herencia para legar a sus hijos su enfermedad.

Freud, Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 126.

Trabajo
Considérese el viejo adagio (¿¿??) que dice que un empleo es mucho más que eso.

Para la mayoría de los ciudadanos de las naciones industriales, nuestro trabajo estructura la parte más importante de nuestras vidas.

Determina a qué destinamos las horas en las que permanecemos despiertos, en qué lugar del mundo vivimos y en qué clase de vecindario.

Ejercer influencia sobre nuestros intereses y pasatiempos, y condiciona los tipos de enfermedades que padecemos.

Evidentemente define como pasaremos los años de jubilación, con qué comodidades financieras y con qué restricciones.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 186.

Trabajo
En distintos pasajes de su obra, Elliott Jaques(1) edifica una concepción de la organización y conducción basada en su concepto claro de lo que es trabajo, y de la actividad humana involucrada en su realización.

Valoriza el marco externo que representa el mundo del trabajo, el encuadre en que se ejerce la actividad laboral.

El trabajo del “empleado”, al que predominantemente se refiere el autor, se realiza en un contexto organizacional sancionado oficialmente, a través del cual se delegan responsabilidades y tareas or realizar.

Dentro de este marco, la “autoridad” ocupa un lugar significativo.

Jaques señala que el ser humano requiere trabajar “no sólo para resolver las necesidades apremiantes” de la vida, sino que necesita hacerlo en un “nivel consonante con sus propios límites, intereses y capacidades internas”.

Cuando esta relación es equilibrada, el trabajo se transforma en un poderoso factor objetivamente moldeador de la propia identidad.

“Un trabajo inferior al nivel de complejidad de los procesos mentales” individuales es promotor de insatisfacción y ansiedad.

Se transforma en un factor paranoigénico.

La realización satisfactoria de trabajo satisfactorio es sustancial para el desarrollo y estructuración del psiquismo, puesto que redunda en niveles progresivos de integración mental, que se producen cuando dicha experiencia de trabajo “confirma la eficacia personal”.

El trabajo siempre constituye una actividad creativa de “resolución de problemas”, porque para hacerlo se necesita poner algo de sí, ejercer el juicio discrecional, esto es, de elección entre opciones.

Trabajo implica analizar, discernir, discriminar, resolver, ejercer destrezas, abstraer conceptualmente y sintetizar.

La integración mental tiene el sentido metafórico de mantener intacto, no disgregado, el pensamiento previamente diferenciado en el análisis que el trabajo requiere.

Estas actividades forman parte de un proceso y exigen “invertir la cuota de energía mental” involucrada en la sensación de “hacer un esfuerzo”.

La culminación de tal proceso coincide con la resolución de un problema.

Tomar decisiones constituye una experiencia fundamental que significa entregarse a la acción y comprometerse.

Toda decisión singular excluye otras y exige el uso del propio criterio.
(1): Cap III, Note on the Ethimology of Work, Glacier Project Pappers, London, Heinemann, 1965.
Schlemenson, Aldo, en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos Aires, Mayo 1996, Año 2 N° 4, Pág. 74.

Trabajo
En una nota al pie de página, Freud(1) aclara:

“…En el marco de un panorama sucinto no se puede apreciar de una manera satisfactoria el valor del trabajo para una estructuración (economía) de impulsos que tienden sólo a la consecución de un fin (libidina).

Ninguna otra técnica de conducción de la vida liga al individuo tan firmemente a la realidad como (la insistencia en) el trabajo, que al menos lo inserta en forma segura en un fragmento de esa realidad, a saber, la comunidad humana”.

La posibilidad de desplazar sobre el trabajo profesional y sobre los vínculos humanos que con él se enlazan una considerable medida de componentes libidinosos (del placer) narcisistas, agresivos y hasta eróticos le confiere un valor que no le va en zaga a su carácter indispensable para afianzar y justificar la vida en sociedad.

La actividad profesional brinda una satisfacción particular cuando ha sido “elegida libremente”, o sea, cuando permite volver utilizables mediante sublimación, inclinaciones existentes, mociones pulsionales proseguidas o reforzadas constitucionalmente.

No obstante, el trabajo es “poco apreciado” como vía hacia la felicidad por los seres humanos.

Uno no se esfuerza hacia él como hacia las otras posibilidades de satisfacción.

La gran mayoría de los seres humanos “solo trabajan forzados” a ello, y de esta natural aversión de los hombres al trabajo derivan los más difíciles problemas sociales.
(1): Freud, Sigmund, El Malestar en la Cultura, 1929-1930, Obras completas, Amorrortu Editores, Tomo VIII, pág. 80.
Schlemenson, Aldo, en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos Aires, Mayo 1996, Año 2 N° 4, Pág. 74.

Trabajo
Siempre lo mismo
El trabajo mediatiza la relación de los individuos con la sociedad.

Así, como el individuo se siente tratado en el trabajo, siente que lo trata la sociedad, porque el concepto de sociedad es “demasiado global y abstracto” para la experiencia individual.

De ese modo, la desocupación vulnera los lazos de continencia que los individuos tienen –a través del trabajo- con la sociedad.

La alienación, ansiedad, desesperanza y sospecha que esta situación genera en la gente traen aparejados fenómenos disruptivos generalizados, y determinan el incremento de la violencia y el delito.
Schlemenson, Aldo, en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos Aires, Mayo 1996, Año 2 N° 4, Pág. 72.

Trabajo
Solución de Problemas
Siempre lo mismo
El conocimiento aparece como clave para el crecimiento, pero no como educación específica para puestos específicos, sino como formación para la solución de problemas y como educación general tecnológica.

La importancia del cambio tecnológico se ve menos como la búsqueda de la autonomía nacional privilegiada en los setenta, sino más bien como insumo necesario para la modificación de los procesos de producción y para la organización del trabajo con miras a una integración competitiva en los mercados globales.

Con respecto a la educación aparece un acuerdo muy extendido en valorizar la importancia de la educación general, por encima de la capacitación específica basada en un análisis ocupacional estrecho de los puestos de trabajo.

La dificultad principal es cómo articular una educación de calidad para el total de la población y no sólo para el grupo privilegiado que tiene acceso al empleo en el sector moderno, o los sectores más favorecidos del sistema educativo.

Lo que se observa es el incremento de la cobertura educativa pero manteniendo los vicios anteriores: el gran desgranamiento antes de adquirir las habilidades básicas de lectoescritura y matemática aplicada, no compensado por apoyos no formales.

El gran desnivel entre la calidad de la adquisición de conocimientos del mismo año en contextos rurales y urbanos, y entre escuelas de elite y marginales; la escasa articulación entre el sector ocupacional y las instituciones de formación; la muy baja matrícula en los cursos de aprendizaje y, en general, en los programas de alternancia.

Las mediciones de calidad educativa señalan que una importante proporción de los alumnos secundarios no domina las habilidades básicas de lectura compresiva y matemática aplicada.
Gallart, María Antonia, Dora, en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos Aires, Mayo 1996, Año 2 N° 4, Pág. 99.

Trabajos escritos
Es muy conveniente utilizar esta norma para evaluar el borrador del trabajo antes de presentarlo.    Esta actividad es particularmente importante si el trabajo se presenta “grupalmente”.

Si como consecuencia de ello, se aprecia que los niveles de logro del escrito son bajos, es recomendable corregirlo antes de presentarlo.

1. El trabajo que se presenta lo es en una fecha de avance o completamiento diferente de la dispuesta o solicitada.
2. El trabajo no está identificado en cuanto al autor o autores, título y fecha.
3. El trabajo tiene una extensión que excede o carece significativamente del tamaño dispuesto o solicitado.
4. El trabajo de exponer con prolijidad general pobre.
5. No se incluyen ilustraciones o, si se las incluye son desprolijas, han sido descargadas literalmente de una página web sin mencionar el origen (con lo que se pretende ocultar que qué no son de propia confección), sin otro aporte y sin indicar la fuente, no son apropiados y no están usados con efectividad.
6. Los contenidos, lista de títulos de secciones o capítulos, si se incluye, no está dispuesta claramente y se hace uso abusivo de los subrayados, las negritas o los escudos de la Facultad o  Universidad, o se agregan datos de textos o páginas inconsistentes.
7. La tipología del trabajo cambia durante su desarrollo, adoptando por tramos la que esté más de “moda” en los trabajos publicados en la Web.
Adaptado y abreviado de Pedro Jorge Vulovic, Temas y Propuestas N° 19, FCE-UBA, 2003, página 30 a 45.

Universo conflictual
Eficiencia, Sistemas
Emery F.E. y Trist E. L.(1) ponen de relieve y formalizan las interrelaciones causales entre los elementos externos y la estructura de la organización.

Resulta interesante el proceso de superación de “una visión Taylorista del funcionamiento de una organización como conjunto mecánico de engranajes enlazados y movidos por una racionalidad única”.

(Esto se muestra) mediante la identificación de Crozier y Friedberg(2) de la organización como un “universo conflictual y de su funcionamiento como resultado de choques entre racionalidades contingentes, múltiples y divergentes de actores relativamente libres que utilizan las fuentes de poder a su disposición”

Por ello estos autores se ven llevados a concluir que “una organización existe, no tanto gracias a, sino a pesar de la acción de sus miembros”.

Una visión más optimista y en particular más desprendida del individuo y por consiguientemente más estrictamente sistémica es la de Schein(3), quien junto con Rice, Bennis, Argyris y Trist, intenta dar una definición de organización sobre la base de su eficiencia:

“…Si se reconoce en todo sistema una multiplicidad de funciones y se reconoce que el sistema existe dentro de un medio capaz de proporcionar elementos imprevisibles, se puede definir la eficiencia de un sistema como su “capacidad de sobrevivir, adaptarse, conservarse y desarrollarse independientemente de sus funciones particulares…”

Se entiende por “funciones particulares” la multiplicidad de funciones y objetivos que cumplen las organizaciones, aun cuando a veces se contradigan entre sí.

Se supera así el viejo concepto teórico según el cual se consideraba eficiente una organización siempre que cumpliese con uno de estos criteris9: “gran productividad”, “moral elevada del personal”, “eficiencia de los servicios prestados”.

En el plano sistémico, el criterio de eficiencia debe ser múltiple y poder medir una multiplicidad diversificada de factores.

Todo esto nos permite considerar superada la idea de organizaciones concebidas como sistemas cerrados que se mueven en un universo que existe de por sí, cuando de hecho están amenazadas sin cesar por deflagraciones continuas.

El hecho organizativo constituye “un conjunto de problemas” de no fácil solución, cuya índole es indispensable individualizar para poder manter la organización y hacer la sobrevivir.

La concepción sistémica, aplicada a las organizaciones, ofrece la ventaja de favorecer el esclarecimiento de muchas cuestiones que quedaron obscuras con las teorías precedentes o con los modelos mecánicos.

A nuestro entender se puede concluir que la “inestabilidad cada vez mayor del medio, las presiones externas constantes e imperiosas, la complejidad de las relaciones entre la organización y el medio”, determinan la necesidad de una visión sistémica de los problemas.
(1): Emery F.E. y Trist E. L., La Textura Casual del ambiente organizacional [1965])
(2): Crozier Michel y Friedberg, Actores sociales y sistema, Etas Libros, (1977) 1978, Pág. 62.
(3): Schein Edgar, La psicología industrial en la sociedad moderna, Martello, (1965) 1970), Pág. 125.
Palazzoli, Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 192.

Valores
Relaciones Familiares-
Una persona íntegra trata con igual respeto a secretarias y ejecutivos y se dirige a los subordinados compartiendo con ellos los conceptos y valores que caracterizan a sus relaciones familiares.

Es de esperar que un individuo con esta cualidad se comporte del mismo modo aun cuando se modifiquen las circunstancias de la empresa.

Una persona así es digna de nuestra confianza y es poseedora de cualidades únicas que pueden beneficiar a otros durante cualquier proceso de cambio.
Ouchi, William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 103.

Ventaja sostenible
El concepto de “tecnología limpia” ha surgido recientemente como consecuencia de una búsqueda de formas más adecuadas para satisfacer las necesidades humanas con protección del medio ambiente.

No existe una definición consensuada aún, pero sí una aceptable, basada en el programa de investigaciones de tecnologías limpias del Consejos de Investigaciones Científicas de Ciencia Físicas y de Ingeniería de Inglaterra, que dice que:

“…Una tecnología limpia es una manera de proveer un beneficio humano que utiliza menos recursos naturales y causa menos daños al ambiente que otras tecnologías alternativas con las cuales es económicamente competitiva…”

En esta definición de tecnología limpia están comprendidas algunas implicancias, tales como:

.1. El concepto de tecnología limpia no puede ser desarrollado sin referencia a la performance económica de un proceso industrial.

.2. La utilización de recursos y el daño ambiental deben ser evaluados haciendo un análisis completo, que comprenda desde la parte del ambiente del cual se extraen las materias primas, hasta la parte del ambiente donde son arrojados los residuos.

.3. La tecnología limpia se concentra más en el interés de otorgan un beneficio o un servicio, que en la producción o procesamiento de un producto.

.4. La reducción de los residuos y la prevención de la contaminación son componentes esenciales del concepto de tecnología limpia.

Una tecnología limpia es una tecnología alternativa que produce una disminución del daño o el costo ambiental, manteniendo o, si es posible, disminuyendo el costo económico.

Ertola, Rodolfo J., La salud del planeta, en revista Encrucijadas UBA, N° 3, noviembre, 1995, pág. 66.

Verdad
Una furiosa manía de originalidad sopla por el mundo moderno de los espíritus, y cada cual la pone en una cosa.

Preferimos desbarrar con ingenio a acertar con ramplonería.

Ya dijo Rousseau en su Emilio: “Aunque estuvieran los filósofos en disposición de descubrir la verdad ¿quién de entre ellos se interesaría en ella?

Sabe cada uno que su sistema no está mejor fundado que los otros, pero lo sostiene porque es suyo.

No hay uno solo que, en llegando a conocer lo verdadero y lo falso, no prefiera la mentira que ha hallado a la verdad descubierta por otro.

¿Dónde está el filósofo que no engañase de buen grado, por su gloria, al género humano?    ¿Dónde el que en el secreto de su corazón e proponga otro objeto que distinguirse?

Con tal de elevarse por encima del vulgo, con tal de borrar el brillo de sus concurrentes, ¿¿qué más pide?

Lo esencia es pensar de otro modo que los demás.    Entre los creyentes es ateo; entre los ateos sería creyente.
Unamuno, Miguel de; Del Sentimiento Trágico de la Vida, Colección Historia del Pensamiento, Hyspamérica Argentina S.A., Vol.60, 1984, Pág. 38.

Vida
Para la substancia entonces viviente era aún fácil morir; no tenía que recorrer más que un corto curso vital, cuya dirección se hallaba determinada por la composición de la joven vida.

Durante largo tiempo sucumbió fácilmente la sustancia viva, y fue creada incesantemente de nuevo hasta que las influencias reguladora exteriores se transformaron de tal manera, que obligaron a la sustancia aún superviviente a desviaciones cada vez más considerables del primitivo curso vital y a rodeos cada vez más complicados hasta alcanzar el fin de la muerte.
Freud, Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 186.

Final
Los expertos son adictos.    ¡No resuelven nada!    Se han  vuelto servidores del sistema que les contrate, cualquiera que sea.

Ellos lo perpetúan.    Cuando seamos torturados, seremos torturados por expertos.    Cuando seamos ahorcados, nos ahorcarán expertos.

¿No han leído lo que escribo?    Cuando el mundo sea destruido, lo será no por sus locos, sino por la cordura de sus expertos y la superior ignorancia de sus burócratas, cuya influencia he tratado todo el tiempo de reducir.

Pero claro, sencillamente esta posición se ha puesto demasiado difícil.

Siempre se supuso que era difícil.    Si no lo fuera, cualquiera lo haría, claro que, siempre que ganara algún dinero con ello.    Lo difícil es lo que lo hace grande.

Si uno tiene éxito, nuestros amigos se quejarán de que no ha hecho incluso más.

Y nuestros enemigos dirán que se ha hecho demasiado.

Si no se logra nada, nuestros amigos dirán: “Nunca debería haberlo intentado.”

Y nuestros enemigos dirán: “¡Lo ven!    ¡Es incapaz de hacer nada!


Lo mismo que decimos de la burocracia y los  burócratas…







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