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Economía planificada
Economía de cambio, Obediencia
En
la medida en que dentro de la economía planificada se
ofrezcan probabilidades de ingresos particulares independientes, como
medio de despertar el propio interés, la especie y dirección, por lo menos, de
la acción así recompensada sigue estando regulada en forma heterónoma (sometida
a un poder externo) y material.
Cierto
que en la economía de cambio (el libre mercado) puede ocurrir lo mismo en
amplia medida, pero siempre de manera formalmente voluntaria.
Es
decir, allí donde la diferenciación en el patrimonio, en particular en la
propiedad de los bienes de capital, obligue a los no poseedores a obedecer determinadas prescripciones para poder
conservar la retribución de las utilidades por ellos mismos ofrecidas.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 84.
Economía Racional
Aunque
perdurara el tradicionalismo en las formas de vida, por ejemplo de las clases
trabajadoras en los comienzos de la época moderna, ello no fue obstáculo para
un incremento muy intenso de la racionalización de las economías lucrativas
para un incremento bajo la dirección capitalista.
Tampoco
impidió, por ejemplo, la racionalización socialistas-fiscal de la hacienda
pública en Egipto.
Con
todo, el confirmado desarrollo de la economía específicamente moderna,
racional, capitalista, sólo fue posible por la superación de esa actitud
tradicionalista que dominaba en Occidente.
Las
normas típicas de le economía racional son:
.1.
Distribución con arreglo a un plan, entre el presente y el futuro (ahorro) de
aquellas utilidades con las cuales, cualesquiera que sean los fundamentos,
creen poder contar los sujetos económicos.
.2.
Distribución con arreglo a un plan, entre las varias posibilidades de empleo,
de las utilidades disponibles siguiendo el rango de la estimada importancia de
aquellas: según su utilidad marginal.
En estos casos,
“estáticos” en su forma más rigurosa, logran realmente amplitud significativa
en las épocas de paz; hoy, las más de las veces, en la forma de una gestión
económica orientada por los ingresos en dinero.
.3.
Obtención con arreglo a plan, elaboración y acarreo de aquellas utilidades
cuyos medios de producción se encuentran todos dentro del poder de disposición
del sujeto económico.
Una
acción de esta especie, en el caso plenamente racional, tiene lugar cuando la
estimación de la intensidad del deseo excede, a tenor del resultado esperado,
la estimación del gasto, es decir:
.a.
al esfuerzo por los trabajos requeridos, y
.b.
lo que de otra suerte representarían las otras formas de aplicación de los
bienes empleados y, por consiguiente, sus productos finales técnicamente
posibles.
Producción en sentido
amplio, que incluye también las actividades de transporte.
.4.
Adquisición con arreglo a plan de los poderes de disposición de codisposición
sobre aquellas utilidades que
.a.
ellas mismas o
.b.
sus medios de producción se encuentran a merced de poderes de disposición
ajenos, o que
.c.
están a la disposición de extraños, que en su concurrencia dañan la propia
provisión económica, mediante la creación de formas de sociedad con los
actuales poseedores de esos poseedores de esos poderes de disposición o
concurrentes.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 52.
Educación, Prestigio Social
Dominación Estructuras de
El
prestigio social basado en el disfrute de una determinada educación y de una
determinada instrucción no es por sí mismo algo específico del burocratismo.
Al
contrario. En otras estructuras de
dominación se basa en fundamentos esencialmente distintos.
En
la estructura feudal, teocrática o patrimonial, en la administración inglesa de
“honoratiores”, en la antigua burocracia patrimonial china, en el dominio
ejercido por los demagogos en la llamada democracia helénica, la finalidad de
la educación y la base de la estimación social, por mucho que difieran entre
sí, no era el “especialista”, sino (para emplear una expresión típica) el “hombre culto”.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 751.
Edad de Oro
Una
Edad de Oro, ya sea en arte, música, ciencia, paz o abundancia, está fuera de alcance de nuestras actuales técnicas
económicas y gubernamentales.
Algo
saldrá por casualidad, como ha sucedido alguna que otra vez en el pasado. Pero nunca como
fruto de un intento deliberado.
En
este mismo momento, innumerables hombres y mujeres inteligentes y de buena
voluntad están tratando de crear un mundo mejor. Pero los problemas surgen más deprisa que su capacidad para resolverlos.
Nuestra
civilización corre como un caballo asustado, con el cuerpo cubierto de sudor y
echando espuma por la boca. Y al
correr, su velocidad y su pánico aumentan conjuntamente.
En
cuanto a sus políticos e intelectuales, aunque blanden sus armas y gritan de la
forma más salvaje que pueden, se muestran incapaces de dominar la bestia
enfurecida.
Skinner,
Burrhus Frederick, Walden Dos, Colección Historia del Pensamiento, Hyspamérica
Argentina S.A., Vol.94, 1985, Pág. 97.
Educación
Resultados, Universidades
Difíciles
La
admisión a las Universidades Imperiales y a las mejores instituciones privadas no sólo es difícil sino que depende básicamente de los
resultados que los alumnos obtengan en un examen
nacional que aplica cada universidad por separado.
Dado
que los estudiantes de secundaria y preparatoria no toman, por lo general,
cursos optativos, todos los certificados registran los mismos cursos, los
cuales se imparten a través de libros de texto
muy similares publicados por una de las tres casas que editan material de este
tipo.
De
este modo, las universidades tendrían muy poco en qué basar su selección si no
realizaran dicho examen de admisión.
Además,
las Universidades Imperiales son gratuitas y están subvencionadas por el
gobierno; así pues, ricos y pobres tienen que competir por igual.
Por
lo tanto, toda la presión recae sobre la enseñanza preparatoria.
Existe
una feroz competencia para ingresar en las
mejores instituciones que imparten este nivel, ya que los estudiantes quieren
obtener la preparación más estricta a fin de poder someterse a los exámenes de
admisión universitarios.
Esto
se traduce en una angustia apremiante que lleva a las familias a tratar de
inscribir a sus hijos en las escuelas primarias más destacadas, para aumentar
sus probabilidades de ingresar en las escuelas secundarias y preparatorias más
prestigiosas.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 31.
Ejemplo
La
gran utilidad de los ejemplos, la única si se quiere,
es aguzar el juicio, porque en lo que toca a la exactitud y a la precisión de
los conocimientos del entendimiento, son más bien funestos.
Primeramente
es bien raro que llenen de una manera adecuada la condición de la regla (como
casus in terminis).
Además
debilitan generalmente esa tensión necesaria al entendimiento para percibir las
reglas en toda su generalidad e independientemente de las circunstancias
particulares de la experiencia, hasta el punto que se acaba por tomar la
costumbre de emplearlas antes como fórmulas que como principios.
Vienen
a ser los ejemplos para el juicio como la muleta para el inválido y de la que
no podrá prescindir el que carezca de esa facultad natural.
Kant,
Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento
Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.33. Pág.
183.
El país de la Verdad
Hemos
recorrido ahora el territorio del entendimient0 y observado atentamente cada
una de sus partes; además, hemos medido el terreno y fijado el puesto que en él
corresponde a cada cosa.
Más
ese territorio es una isla encerrada por la naturaleza misma en límites
invariables.
Es
El País de la Verdad (nombre encantador),
rodeado de vasto y tempestuoso mar, genuina morada de la ilusión, donde bancos
de niebla y hielos que pronto se derretirán.
Fingen
nuevas tierras que incesantemente engañan con vanas esperanzas al marino
ansioso de descubrimientos, encadenándolo a locas empresas que nunca puede
abandonar ni llevar a buen término.
Pero
antes de aventurarnos por ese mar, bueno será que, para recorrerlo en toda su
extensión y asegurarnos de si ofrece alguna esperanza, demos un último vistazo
al mapa de la tierra que nos disponemos a abandonar.
Preguntaremos,
primero, si no podríamos contentarnos en todo caso con lo que esa tierra
contiene, o aun si acaso no nos vemos obligados a proceder así porque no
encontremos en ninguna otra parte terreno donde instalarnos.
Veamos
luego los títulos con que poseemos esa tierra para estar seguros de poder
permanecer en ella si otras pretensiones nos las disputan.
Kant,
Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento
Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.33. Pág.
233.
Empleabilidad
En
el próximo futuro, será muy intensa la competencia alrededor del limitado
número de empleos disponibles, los patronos estarán en condiciones
de ejercer una fuerte selectividad en cuanto a quienes deciden contratar
o mantener en nómina.
Sin
embargo, y como el nivel de empleo se situará alrededor del 70 por ciento de la
población activa, el que usted sea de los afortunados o no quizás dependa de
las medidas que tome a partir de ahora mismo.
Es
posible que la programación de su carrera no haya sito nunca tan importante
para su vida como ahora; en previsión de un periodo económicamente
desfavorable, quizás le convenga modificar sus objetivos y moderar sus
expectativas.
Batra,
Ravi; Cómo Sobrevivir a la Gran Depresión de 1990, Editorial Grijalbo SA,
Argentina, 1989, Pág. 100.
Empleo de por Vida
Zaibatsu
El
empleo de por vida es factible sólo cuando es producto de una estructura
económica y social única, que no se ha dado en los Estados Unidos.
Considérense
tres factores principales:
.1.
En primer lugar toda firma importante en el Japón paga a todos sus empleados
una gran parte de su remuneración a través de una bonificación que normalmente
se da cada seis meses.
Esta bonificación
asciende, cada año, a cinco o seis meses de sueldo y, puesto que todos reciben
la misma fracción de su salario, la cantidad no depende del resultado
individual sino únicamente del rendimiento de la empresa.
Este método de
remuneración traslada, en parte, los riesgos empresariales del negocio al
transferirlos de los accionistas a los empleados, quienes sufren en las épocas
malas y prosperan en los tiempos de bonanza, en contraste con lo que sucede en
los Estados Unidos, donde el personal puede disfrutar de incrementos en sus
salarios aunque la compañía vea disminuidas sus ganancias.
El sistema del empleo de
por vida permite a una empresa pagar una pequeña bonificación en un mal año o,
incluso, diferir el pago del total de la misma a un año posterior. De este modo, una firma puede recortar su nómina
quizás hasta en un 30% sin tener que despedir a nadie.
Y para cuando se
normalice la situación, una fuerza de trabajo leal y experimentada estará lista
para seguir adelante.
.2.
En segundo término, toda compañía importante en el Japón tiene una amplia
categoría de empleados temporales, mujeres en su mayoría. Incluso hoy en día es raro que una empresa
japonesa contrate mujeres para puestos directivos o profesionales.
La mujer de la clase
trabajadora comienza generalmente a prestar sus servicios en el área
administrativa o en la producción una vez que terminan su instrucción
secundaria.
Se espera que trabajen
durante cinco o seis años, se case, dejen de trabajar y se dediquen a educar
una familia.
Cuando los niños entran
en la escuela por tiempo completo, con frecuencia las amas de casa regresan a
su empresa de origen.
Aun cuando pueden
trabajar durante 20 años más, se considera que las mujeres son empleadas
temporales, y por lo mismo, se les despide de inmediato en una mala época.
.3.
Tercero, considérese por un momento el problema que confrontan las compañías
satélites. Básicamente están sujetas a
la voluntad y arbitrio de las grandes compañías y tienen pocas esperanzas de
convertirse en competidores importantes.
Dado que un número
reducido de corporaciones controlan las principales industrias y en vista de
que el gobierno japonés estimula la creación de grandes empresas y Zaibatsus
estrechamente vinculados entre sí, las compañías pequeñas sólo han podido
crecer en mercados nuevos, tales como el de la electrónica de consumo. Lase
reducirán notablemente o dejarán de dedicarse a ese negocio.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 32.
Emprender
Actividad
Jamás emprenderíamos algo si antes tuviéramos
que superar todas las objeciones.
Johnson Samuel, The Rambler, sección 1-54,
1750.
Empresa
Unión, Instituto
Por
empresa debe entenderse una acción que persigue fines
de una determinada clase de un modo continuo.
Y
por asociación de empresa una sociedad con un cuadro
administrativo continuamente activo en la prosecución de determinados
fines.
Por
unión debe entenderse una asociación de empresa cuyas ordenaciones
estatuidas solo pretenden validez para los que son sus miembros por
libre decisión.
Por
instituto debe entenderse una asociación cuyas ordenaciones estatuidas han sido
“otorgadas” y rigen de hecho (relativamente) con respecto a toda acción que con determinadas características dadas tenga
lugar en el ámbito de su poder.
.1.
Bajo el concepto de empresa se incluye naturalmente la realización de
actividades políticas o de obra santas, asuntos de una unión, etc., siempre que
se dé la característica de la continuidad en la prosecución de sus fines.
.2.
Unión e instituto son ambas asociaciones con ordenamientos estatuidos
racionalmente (con arreglo a un plan), o dicho de una manera más exacta: en la
medida en que una asociación tenga ordenaciones racionalmente estatuidas tendrá
que llamarse unión o instituto.
Un
“instituto” es ante todo, el estado, junto con sus asociaciones múltiples, y
también la iglesia, siempre que sus ordenamientos estén racionalmente estatuidos.
Las
ordenaciones de un “instituto” tienen la pretensión de valer para todo aquel en
quien se den determinadas características externas (nacimiento, estancia,
utilización de determinados servicios), con independencia de si –como en la
unión- entró o no por decisión personal en la asociación, o si colaboró o no en
la elaboración de sus ordenaciones.
Son
por eso en su pleno sentido específico ordenaciones “otorgadas”, de modo que un
instituto puede ser especialmente una asociación territorial.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 42.
Empresa libertad de
Racionalidad
El
grado máximo de racionalidad formal del cálculo de capital en las empresas de
producción se alcanza cuando se dan estos supuestos:
.1.
Apropiación completa por los propietarios de todos los
medios materiales de producción y ausencia
completa de apropiación formal de las probabilidades lucrativas en el
mercado (libertad en el mercado de bienes).
.2.
Autonomía plena en la selección por los propietarios de la dirección, o sea
ausencia completa de apropiación formal de la dirección (libertad de empresa).
.3.
Ausencia completa de apropiación por los trabajadores tanto
de los puestos de trabajo como de las probabilidades lucrativas y, al contrario,
ausencia de apropiación de los trabajadores por el propietario (trabajo libre,
libertad en el mercado de trabajo y libertad en la selección de los
trabajadores).
.4.
Ausencia completa de regulaciones de consumo, producción o precio o de otras ordenaciones
que limiten el pacto libre de las condiciones de cambio (libertad contractual
económica en sentido material).
.5.
Calculabilidad plena de las condiciones técnicas de producción (técnica
mecánica racional).
.6.
Calculabilidad plena en el funcionamiento del orden jurídico y administrativo y
garantía formal, merecedora de confianza, de todos los pactos por el poder
político (administración racional formal y derecho racional formal).
.7.
Separación lo más completa posible entre la explotación y su destino, por una
parte, y la hacienda y el destino del patrimonio, por otra; y particularmente
entre el capital de la empresa y su conservación y el patrimonio del
propietario y sus peripecias a través de la herencia.
Este sería en general,
el caso formalmente óptimo para las grandes empresas: a) reelaboradoras de
materias primas, de transporte y de minería en la forma de sociedades por
acciones libremente enajenables y garantía de capital sin responsabilidad
persona, b) en la agricultura, en la forma del arriendo a largo plazo.
.8.
Ordenación del sistema monetario en la forma más formalmente racional posible.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 130.
Enseñanza
Es más fácil vender a plazos que al contado;
más fácil comprar que vender; mucho más vender a pagar que en efectivo; más
comprar que pedir; no se puede pedir sin planear y no se puede planear sin
dirección.
Nesprías, José María; Jornada Académica, FCE
UBA, 16-11-09.
Enseñanza
Lo dicho es mejor que lo no dicho. Lo escrito es mejor que lo hablado. Lo publicado es mejor que lo escrito.
Un libro escrito es mejor que nada. Un libro publicado es mejor que uno
inédito.
¿Cuántos libros lleva escritos Ud.?
Nesprías, José María; Jornada Académica, FCE
UBA, 26-10-09.
Enseñanza
Esos tipos no necesitan dinero, porque ya se
lo llevaron todo. No necesitan más
poder, porque para uso del Tercer Mundo, con el que tienen es suficiente.
No necesitan un papito que los cure, tuvieron
padres que fueron tan pelafustanes como ellos son ahora.
Todo lo que necesitan es un maestro para que
les muestre donde perdieron el camino.
Nesprías, José María; Jornada Académica, FCE
UBA, 1-12-1999.
Enseñanza
Creemos prudente advertir y por eso lo hacemos;
que para saber de lo que en el titulo se trata debe leerse también el
tratamiento.
Hecho esto; si no se ha entendido; ya no
advertimos; aconsejamos: leer de nuevo y más despacio.
Achával Federico de; Revista de Arquitectura;
Sociedad Central de Arquitectos; Diciembre 1943; pág. 455.
Entorno
Orden Formal
La
organización formal contribuye a restaurar cierto sentido del orden y control.
Sin embargo, a veces puede ser contraproducente.
En
entornos dinámicos y complejos, por ejemplo, los líderes necesitan información
tan completa y diversa como sea posible para tomar las mejores decisiones.
Y
ahí la jerarquía resultará catastrófica si se silencia a los miembros de menor
rango.
En
este artículo, los autores ofrecen pistas sobre cómo aprovechar las ventajas de
la jerarquía y disminuir sus inconvenientes.
Entropía
Sistemas
Una
situación paradójica es generada por la multiplicación de proyectos nunca
concretados, y se caracteriza, por un lado, por escisiones y luchas de sectores
en el intento de “hacer pasar” el proyecto respectivo propio y, por el otro,
por la aparición de síntomas patológicos en algunos individuos: depresión,
agresividad, sentimientos de culpa y demás.
Esta
situación es la conformación ulterior del hecho de que las “perturbaciones”
ajenas a la organización inducen en ella mutaciones y estados de tensión, que a
veces están en el límite del quebrantamiento.
Las
energía existentes, en lugar de encauzarse y orientarse hacia la productividad
y elaboración de informaciones se canalizan exclusivamente en el ambiente
interinstitucional, aumentando el afán destructivo y la agresividad (con
defensa a ultranza del área propia).
La
institución tiende a agotarse en un sistema cerrado, con incremento rápido y
vertiginoso de la entropía.
De
ahí puede inferirse, en el plano lógico,
una suerte de afirmación apodíptica: “Toda vez que una institución gasta ante
todo sus propias energía –humanas, sociales y económicas- limitándose al
ambiente interinstitucional, tiene a tornarse disfuncional y patológica.
Llegan
entonces a ser típicas y características las reuniones recurrentes, las
discusiones enardecidas e interminables, la redacción de documentos y
contradocumentos, mociones, continuos proyectos y propuestas de intervención,
análisis de la organización del trabajo propio, discusión en cuanto a la
importancia e incidencia en el terreno, etcétera.
Estas
y otras conductas se pueden considerar como “síntomas institucionales” reales,
que constituyen para el psicólogo industrial otras tantas señales para
verificar la funcionalidad (o no) de la organización.
Como
criterio empírico y operativo, en base a la experiencia profesional, se puede
afirmar que cuando el tiempo y la energía que se dedican al ambiente
interinstitucional (reuniones de coordinación, elaboración de proyectos,
verificación del rol profesional etc.) supera la tercera parte del tiempo y
energía totales, se están gestando procesos entrópicos importantes.
(Así
se produce) con la consiguiente sustracción de energía al flujo productivo de
la realimentación entre la institución y el ambiente externo, y con incremento
de los mecanismos homeostáticos (que muy frecuentemente sólo se propone sean
zanjados o vistos como reversibles adicionando “más recursos”, o cambiando los
equipos informáticos.)
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 85.
Entusiasmo
Los
resultados actuales sugieren que los individuos a quienes se les permite ocupar
diversos puestos dentro de la compañía, conservan su entusiasmo y su eficiencia
y se sienten casi tan satisfechos como esas “estrellas” que continúan
ascendiendo.
Por
el contrario, aquellos que se quedan en el mismo puesto y no pueden moverse
vertical ni horizontalmente, pierden
rápidamente su interés, su entusiasmo y su dedicación.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 121.
Epistemología
Gregory
Bateson(1) afirma que es como “…el
caso de la visión binocular.
Al
comparar lo que se puede ver con un ojo y lo que se puede ver con el otro ojo,
observé que en ésta comparación del método de ver con ambos ojos reveló una
dimensión adicional llamada profundidad.
Pero
ver con ambos ojos es en sí, un acto de comparación.
(1): Bateson, Gregory; Mind and Nature: A Necessary Unity
(Advances in Systems Theory, Complexity & the Human Sciences), Paperback, 1978, Tomo I, Pág. 22.
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 13.
Equipo
En
una época como esta, me parece bueno y natural hacerme las siguientes
preguntas: ¿En qué creo? ¿Por qué debo
luchar, y contra qué debo luchar?
Nuestra
especie es la única especie creadora, y posee solament6e un instrumento de
creación: la mente y el espíritu individuales del hombre.
Nunca
se creó nada por (no uno sino) dos hombres.
No
existen buenas colaboraciones cuando se trata de música, arte, poesía,
matemáticas o filosofía.
Después
que ha tenido lugar el milagro de la creación, el grupo puede adaptarlo y
extenderlo, pero el grupo nunca inventa nada.
Lo
raro y precioso siempre está oculto en la mente solitaria de un hombre.
Steinbeck,
John; Al Este del Paraíso, Editorial Jackson, Buenos Aires, 1956, Pág. 147.
Errores impedir
Filosofía
Precisamente
por esto es también la filosofía coronamiento de todo cultivo de la razón
humana, coronamiento indispensable aunque se haga caso omiso de su influencia
como ciencia en ciertos fines determinados.
Pues
considera la razón según sus elementos y supremas máximas, que tienen que
servir de fundamento aun a la posibilidad de algunas ciencias y al uso de
todas.
En
nada la desmerece el hecho de que, como mera especulación, sirva más para impedir
errores para para ampliar el conocimiento, antes bien le da dignidad y
prestigio por la censura que ejerce, la cual garantiza el orden universal y
armonía –y aún bienestar- de la “república de la ciencia” evitando que sus
animosas y fecundas elaboraciones se aparten del fin principal: la felicidad
universal.
Kant,
Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento
Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34., Pág.
506.
Especialización
Riesgo
El
cálculo del comercio debe llamarse “especulativo” en la medida en que se
orienta por probabilidades, la realización de las cuales se aprecia como
“casual” y en este sentido “incalculable”, significando, por tanto, su
explotación un “riesgo de azar”.
El
tránsito del cálculo racional al especulativo (en este sentido) es enteramente
fluido, pues ningún cálculo sobre el futuro puede estar asegurado de “azares”
inesperados. La distinción solo
significa grados distintos de racionalidad.
La
especificación y especialización de servicios en el comercio tanto técnica como
económicamente no ofrece ningún fenómeno especial. A la “fábrica” corresponde –por la
utilización más abundante de la especialización interna de servicios- el “gran
almacén”.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 128.
Espíritu Jurista
Abogados
Cuando
se examinan las objeciones de los Parlamentos franceses o los “cahiers” de los
Estados Generales franceses a partir del siglo XVI y hasta el año 1789, se
encuentran por doquiera el espíritu jurista (o leguleyo de uso de las leyes y
reglamentos).
Y
quien estudia las profesiones de los miembros de la Convención francesa
encuentra en ellas –pese a que había sido elegidos con un derecho electoral
igual- a un solo proletario, a muy pocos empresarios burgueses y, en cambio, a
cantidad considerable de juristas de todas clases, sin los cuales el espíritu
específico que animaba a dichos intelectuales radicales y a sus proyectos no se
podría concebir.
Desde
entonces, el abogado moderno y la democracia moderna son sencillamente
inseparables, y los abogados en el sentido nuestro, como estamento
independiente, tampoco se dan más que en el Occidente a partir de la Edad Media.
(Es
así) en donde se desarrollaron a partir del “defensor”, del procedimiento
formalista litigioso germánico, bajo la influencia de la racionalización del
proceso.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 1065.
Estado
Acción Social
Para
la sociología, la realidad “Estado” no se compone necesariamente de sus
elementos jurídicos; o, más precisamente no deriva de ellos. En todo caso no exista para ella una
personalidad colectiva en acción.
Cuando
habla de Estado, de la nación, de la “sociedad anónima”, de la “familia”, del
“cuerpo militar” o de cualquiera otra formación semejante se refiere únicamente
al desarrollo, en una forma determinada, de la acción social de unos cuantos
individuos, bien sea real o construida como posible; con lo cual introduce en
el concepto jurídico, que emplea en méritos de su precisión y uso general, un
sentido completamente distinto.
La
interpretación de la acción debe tomar nota del importante hecho de que
aquellos conceptos empleados tanto en el lenguaje cotidiano como por el de los
juristas, y también por de otros profesionales, son “representaciones” de algo
que en parte existe y en parte se presenta como un deber ser en la mente de
hombres concretos.
Y
no sólo de jueces y burócratas, sino del público en general, la acción de los
cuales “orientan” realmente, y también debe tomar nota de que esas
representaciones, en cuanto tales, poseen una poderosa, a menudo dominante
significación causal en el desarrollo de la conducta humana concreta.
Sobre
todo, como representaciones de algo que “debe ser# (y también que no dese ser).
Un
estado moderno –como complejo de una específica actuación humana común-
subsiste en parte muy considerable de esta forma: porque determinados hombres
orientan su acción por la representación de que aquel debe existir o existir de
tal o cual forma; es decir, de que poseen validez ordenaciones con ese carácter
de estar jurídicamente orientadas.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 13.
Estado
Fuerza coactiva
Desde el punto de vista puramente conceptual
el “Estado” en ninguna parte es necesario, por
tanto para la economía.
Con todo, un orden económico de estilo moderno
no se puede llevar a cabo sin un orden jurídico de características muy
particulares, tales como las que prácticamente hacen posible el orden
“estatal”.
La economía moderna descansa sobre
probabilidades obtenidas por contratos.
Por muy lejos que lleguen el interés
particular por la “legalidad contractual” y los intereses comunes de los
propietarios por la defensa mutua de su propiedad, y por mucho que la
convención y la costumbre determinen actualmente en el mismo sentido a los
particulares, sin embargo, el influjo de estos poderes ha perdido
extraordinariamente su importancia.
(Esto es) a causa de la sacudida de la
tradición –de un lado por la conmoción de las relaciones establecidas por ella,
y por otro por la pérdida de fe en su santidad-,
y por otra parte, los intereses de las clases se hallas separados entre sí más
que nunca.
La aceleración moderna del tráfico económico
reclama un derecho de funcionamiento rápido y seguro, garantizado por una
fuerza coactiva de la más alta eficacia, y sobre todo, la economía moderna ha
destruido por su peculiaridad las demás asociaciones que eran portadoras de
derecho y, por tanto, garantía del mismo.
Esta es las obra del desarrollo del mercado:
el poderío universal de la sociedad que constituye el mercado demanda, por un
lado, un funcionamiento del derecho calculable según reglas racionales.
Y por otra, la extensión del mercado, que
mostraremos ser una tendencia característica de aquel desarrollo, favorece, en
virtud de sus consecuencias inmanentes, el monopolio y reglamentación de toda
fuerza coactiva legítima por medio de un instituto coactivo universal.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 272.
Estado
Libertad
Una
organización de la “máxima libertad humana” de acuerdo con leyes que “la
libertad de cada cual pueda coexistir con la de los demás” (no de la máxima
felicidad, pues ésta ya vendría por sí misma como consecuencia), es por lo
menos una idea “necesaria” que tiene que servir de base, no sólo en el primer
proyecto de una Constitución del Estado, sino también en todas las leyes.
Y
al hacerlo así, es preciso prescindir al principio de los actuales obstáculos
que pueden surgir inevitablemente no tanto de la “naturaleza humana” cuanto más
bien de haber descuidado las genuinas ideas de la legislación.
Kant,
Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento
Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34. Pág.
267.
Estamental Prestigio
Lujo
Tanto
en las (actuales) condiciones sociales como en la vida orgánica no se trata de
un “pasatiempo”, sino de la forma natural en que se conservan vivientes y
flexibles las fuerzas psicofísicas del organismo.
Una
forma del “ejercicio” que, en su carácter instintivo animal e inconsciente, se
encuentra todavía más allá de toda separación entre lo “espiritual” y lo
“material”, entre lo “psíquico” y lo “corporal”, por más que pueda ser
convencionalmente sublimada.
Una
perfección artística con inspiración de libre ingenuidad se ha encontrado una
vez en el curso de la evolución histórica, partiendo de Esparta, a base de la
sociedad guerrera helénica enteramente feudal o semifeudal.
Dentro
de la nobleza feudal occidental y del vasallaje japonés, las convenciones
aristocráticas, con su riguroso sentimiento de dignidad y de la relativa
democracia de los ciudadanos que constituían las tropas de hoplitas.
Pero
en la vida de estas capas nobles desempeña también el “juego” el papel de un
asunto sumamente serio e importante.
Se
trata de un contrapolo de toda actuación económicamente racional que cierra a
esta la vía. Toda afinidad con un modo de vivir artístico
resultante de ello se alimentaba también directamente del sentir
“aristocrático” de la capa de los señores feudales.
Como
hemos visto, la necesidad de la “ostentación”, del brillo externo y de la pompa
impresionante, la necesidad de adquirir objetos que no tienen razón de ser en
su “utilidad”, sino que son inútiles en el sentido que daba a esta palabra
Oscar Wilde, es decir “bellos”.
Todas
estas necesidades proceden primariamente de la exigencia del prestigio
estamental, considerado como un instrumento de poder para la afirmación del
dominio mediante la sugestión sobre las masas.
El
“lujo” en el sentido de la eliminación de todo consumo orientado en fines
racionales, no es para la capa de los señores feudales algo “superfluo”; es uno
de los medios utilizados para la elevación de su prestigio social.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 843.
Estamentos y Clases sociales
Se
llama situación estamental a una pretensión, típicamente efectiva, de
privilegios positivos o negativos en consideración social, fundada:
.a.
en el modo de vida y, en consecuencia,
.b.
en maneras formales de educación; pudiendo ser éstas
.1.
Empíricas, o
.2.
Con una doctrina racional y posesión de las formas de vida correspondientes.
.c.
en un prestigio hereditario o profesional.
Prácticamente
se expresa la situación estamental en:
.a.
Connubium,
.b.
Comensalidad –eventualmente.
.c.
Y, con frecuencia, apropiación monopolista de probabilidades adquisitivas
privilegiadas, o estigmatización de determinados modos de adquirir;
.e.
En convenciones estamentales (“tradiciones”) de otra especie.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 245.
Estándar Social
Murmuración
Ocurre,
por ejemplo, en la “murmuración” de los trabajadores que nos rebela la ética
del antiguo Oriente: la desaprobación moral de la conducta mantenida por el
jefe de los trabajadores.
(Esta)
desaprobación que, en su significación práctica, equivalía probablemente al
fenómeno típico que vuelve a manifestarse con creciente intensidad en el
moderno desarrollo industrial.
Nos
referimos al “freno” o “tortuguismo (limitación deliberada de la capacidad de
trabajo, que la escuela de las Relaciones Humanas ha denominado “estándar
social”), impuesto a su labor por los trabajadores en virtud de un acuerdo
tácito.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 685.
Estrategias
Otras definiciones se han manifestado durante las Feria Puro-Diseño
2009, surgiendo ideas del tipo que sostiene que lo que muchas veces lleva el
nombre de diseño es “una bajada de línea, o de conceptos de moda y tendencias,
que sustituyen el desarrollo orientado a lo funcional y la estética, los objetos
versátiles y confortables.
Allí mismo, Sandra Rudelir sostiene que “lo que años atrás se entendía
por diseño, hoy se llamaría vanguardia o
innovación.
Los nuevos “desafíos” consisten
en despegarse de conceptos preestablecidos,
buscar nuevas soluciones a nuevos usos
y atender a los requerimientos del usuario”.
Y finalmente, el grupo FIERA
creadores, ganadores del Premio Revelación aportan que “el diseño es una palabra de moda, y por ende
todos quieren utilizarla, aunque ya nadie sepa bien qué significa.
Pero de a poco nos vamos aburriendo y próximamente, cual bikini cavada,
será utilizada en su justo modo”.
Definiciones todas, que como se ve, no obstante la
interdisciplinariedad, coinciden en
conceptos centrados en el cliente, es decir esencialmente estratégicos.
Estrategias
Producto Nuevo
Hace
algún tiempo, en una entrevista que mantuve con un director de marketing, le
pregunté si el enunciado filosófico de su empresa tenía realmente un impacto
sobre su trabajo diario.
O
si únicamente se trataba de una interpretación utópica.
Me
contestó que, con frecuencia, abría el cajón superior de su escritorio para
consultar este postulado. Hacía algún
tiempo que había tenido la necesidad de determinar el precio de un nuevo producto
que la compañía estaba por introducir en el mercado.
Dado
que no había nada que se le pareciera, no contaba con un punto de comparación
para saber qué precio debía asignarle (¿curioso que no se refiera a los
elementos del costo del producto que estaba tratando de lanzar?)
Al
principio, únicamente iban a poder fabricar un número reducido de estas nuevas
máquinas, por lo cual su costo sería bastante alto (ciclo de vida emergente),
asegurando así, una rentabilidad inmediata.
Si
el producto tenía una buena aceptación y la empresa lograba acaparar casi todo
el mercado, el incremento de producción haría que los costos se redujeses
rápidamente.
La
teoría estratégica que prevalece en la industria sostiene que primero debería
cobrarse un bajo precio, aunque la compañía perdiera dinero en cada unidad
vendida.
Sin
embargo, a ese precio la competencia tampoco podría obtener beneficio, de tal
manera que al incrementarse las ventas y reducirse los costos, la casa matriz
obtendría un alto rendimiento gracias a su posición dominante en el mercado.
Esta
teoría implica que la primera compañía que obtuviera grandes volúmenes de
producción podría rebajar los costos de fabricación y mantener permanentemente
una ventaja sobre sus rivales.
En
tal situación, los beneficios a los cuales se renunció a corto plazo se
compensarían con creces a la larga.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 137.
Estructura
Organización, Jerarquía
Uno
de los aspectos que diferencian a las grandes organizaciones como la empresa,
el hospital, la escuela y otras, del “sistema familiar”, de los llamados
“grupos ad hoc” y de los “grupos informales”, frutos estos últimos de la
reunión espontánea de personas, es la presencia en ellas de una estructura
jerarquizada “formalizada”.
Esta
estructura segmenta la organización en
vario estratos y niveles, predetermina funciones y relaciones en cada nivel,
establece normas sobre las interacciones entre la organización y el medio
externo.
Restringe
pues, la discrecionalidad con que los miembros definen las relaciones
recíprocas. En otras palabras, las
interacciones en el seno de las instituciones están “vinculadas por el orden
jerárquico”.
A
decir verdad, también las interrelaciones que se desarrollan dentro de los
grupos sociales, e 9ncluso en los grupos informales, están sometidas a
elementos que las vinculan.
La
historia del grupo, las reglas que poco a poco fue dictando a lo largo de su
evolución, las cualidades sobresalientes del grupo y de sus miembros, y también
las normas sociales presentes en el contexto en que el grupo se inserta, son
todas ella aspectos que predefinen, aun cuando sólo parcialmente, las
relaciones en el seno de todo grupo social.
El
concepto mismo de “organización” presupone la existencia de un determinado
vínculo entre las partes.
Como
señala Buckley W.(1), “…un conjunto
organizado de elementos implica que existen en él vínculos que operan entre los
elementos de modo tal que entre ellos prevalecen algunas interrelaciones y no
otras…”
Esto
significa que entre un grupo de elementos, sea que se trate de personas o
cosas, hay organización cuando no todas las interrelaciones posibles tienen la
misma probabilidad de realizarse.
Ashby
W. R.(2) expresa este concepto
afirmando que la presencia de una organización entre las variables es
equivalente a la existen de un vínculo en el espacio producto de las
posibilidades.
Pero
en las instituciones, a diferencia de lo que ocurre en los grupos informales,
parte de los vínculos que aseguran la interdependencia y la coordinación de las
partes, al estar formalizados “no son modificables”
La
formalización de la jerarquía produce, pues, de modo inevitable, una mayor
rigidez de la organización.
Se
puede afirmar que si los circuitos comunicativos y las interrelaciones
siguiesen perfectamente el esquema previsto por la estructura jerárquica
formalizada, la institución se transformaría en un sistema estático, incapaz de
adaptación y por consiguiente de supervivencia.
Es
lo que normalmente NO ocurre.
El
organigrama latente nunca corresponde con exactitud al organigrama oficial,
manifiesto.
Muchos
de los esquemas de interacción que en verdad existen en las instituciones no
están formalizados oficialmente y se muestran ajenos a la estructura
jerárquica.
Incluso
es raro que las denominadas “redes formales” de comunicación sean el reflejo
fiel de las líneas de autoridad.
Es
sabido, sin embargo, que una divergencia demasiado amplia entre el organigrama
manifiesto y el organigrama latente hace que la organización se “torne
disfuncional”.
Se
puede concluir, pues, que la presencia de una estructura jerárquica, aun cuando
no predefine por completo las relaciones entre las distintas partes de la
organización, tiene, de todos modos, a “restringir” enormemente” el grado de
discrecionalidad con que los miembros programan su actividad y definen sus
relaciones recíprocas.
(1):
Buckley W., Sociología y teoría de los Sistemas, Ed. Rosenberg e Sellier [1967], 1976.
(2):
Ashby W. R., Principios del Sistema de Autoorganización, Pergamon Press, NY, [1962], Pág. 255.
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 224.
Estudio
No conocemos ningún depósito seguro de las
fuerzas definitivas de la sociedad que no sea el pueblo mismo; y si pensamos
que no está suficientemente ilustrado para controlarlas con una discreción
razonable, el remedio no consiste en arrebatarle ese control sino en
ilustrar su discreción por medio de la instrucción.
Jefferson Thomas
Estudio
Puesto que la multitud de
leyes proporciona con frecuencia excusas para los vicios, de modo que un Estado
está mucho mejor regido cuando teniendo pocas leyes, éstas son estrictamente
observadas, así, en lugar del gran número preceptos de los que está compuesta
la lógica, creí que había suficiente con los cuatro siguientes, en relación a
los cuales tomé la firme y constante resolución de no dejar de cumplirlos ni
una vez.
El primero (Evidencia)
era no aceptar nunca como verdadero nada que no conociese evidentemente como
tal; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención y no
admitir en mis juicios nada más que lo que se presentase tan clara y
distintamente que no tuviese ninguna oportunidad de ponerlo en duda.
El segundo (Análisis),
dividir cada uno de los problemas objeto de examen en tantas partes como fuese
posible y necesario para resolverlos mejor.
El tercero (Síntesis),
conducir ordenadamente mis pensamientos, comenzando por los objetos más simples
y fáciles de conocer, para elevarse poco a poco, gradualmente, al conocimiento
de los más complejos, suponiendo incluso algún orden entre aquellos que no se
preceden de modo natural unos a otros.
Y el último
(Enumeración), hacer siempre enumeraciones tan completas y revisiones tan
generales, que pudiese estar seguro de no omitir nada.
René
Descartes, El Discurso del Método (1637), 2° parte.
Estudio
Esta obra ha convencido a mucha gente porque está
escrita con mucho arte; porque, cuantas menos pruebas hay, más se multiplican
las probabilidades; porque se sientan como principios una infinidad de
conjeturas, sacando como consecuencia de ellas otras conjeturas.
De este modo, el lector olvida que ha dudado para
empezar a creer. Y como hay, no en el
sistema, sino al margen, una erudición sin fin, el espíritu se distrae con los
accesorios y no se ocupa de lo principal.
(…)Tantas investigaciones no permiten pensar que no
se haya encontrado nada; la duración del viaje hace creer que hemos llegado a
alguna parte.
El Espíritu de las Leyes, Carlos de Secondat, barón de Montesquieu,
Hyspamérica, Historia del Pensamiento, Volumen 31, 1984, Pág. 507.
Ética
-No hicimos nada de eso -dijo con tono incrédulo-. Ni se nos ocurrió; pueden creerme. Por lo visto suponen que tenemos el mismo
resbaladizo sentido ético que ellos.
Bernstein Carl y Woodward Bob; Todos los Hombres del Presidente; Librería
Editorial Argos SA; 1976; pág. 288.
Ética
Es la lucha contra lo que, …(es) el optimismo falaz…, lucha contra la
religión del hombre moderno soberano, que está de moda en Europa y en América,
del hombre que ha conseguido abrirse paso y hacer carrera…, contra la
auto-suficiencia, sin duda infantil pero profundamente peligrosa del hombre
masa, sin fe y sin ideas, en su frivolidad, su arrogancia, su falta de
humildad, de dudas, de responsabilidad.
Hesse Herman; El Arte del Ocio; Editorial Planeta; 1987; Pág. 136.
Ética
En palabras del científico brasileño Josué de Castro: si la mitad del
mundo está hambrienta, la otra mitad no podrá dormir.
Citado por Kliksberg Eliezer en ¿Cómo recuperar el sentido de la vida?;
Editorial Dunken, 1997; Pág. 160.
Ética del Mercado
Relaciones de intercambio, Continuidad,
Objetivación
La
comunidad de mercado, en cuanto tal, es la relación práctica de vida más
impersonal en que los hombres pueden entrar.
No porque el mercado suponga una lucha entre los partícipes.
Toda
relación humana, incluso la más íntima, hasta la entrega personal más
incondicionada, es, en algún sentido, de un carácter relativo, y puede
significar una lucha con el compañero, quizás para la salvación de su alma.
Sino
porque es específicamente objetivo, orientado exclusivamente por el interés en
los bienes de cambio.
Cuando
el mercado se abandona a su propia legalidad, no repara más que en la cosa, no
en la persona, no conoce ninguna obligación de fraternidad ni de piedad,
ninguna de las relaciones humanas originarias portadas por las comunidades de
carácter personal.
Todas
ellas son obstáculos para el libre desarrollo de la mera comunidad de mercado y
los intereses específicos del mercado; en cambio éstos son las tentaciones
específicas para todas ellas.
Intereses
racionales de fin determinan los fenómenos del mercado en medida especialmente
alta, y la legalidad racional, en particular la
inviolabilidad formal de lo prometido una vez, es la cualidad que se
espera del copartícipe en el cambio, y que constituye el contenido de la ética
del mercado que, en este respecto, inculca una concepción muy rigurosa: en los
anales de la bolsa es casi inaudito que se rompa el convenio más incontrolado e
improbable cerrado con la firma.
Semejante
objetivación (despersonalización) repugna, a todas las originarias formas de
las relaciones humanas.
El
“mercado libre”, esto es, el que no está sujeto a normas éticas, con su
explotación de la constelación de intereses y de las situaciones de monopolio y
su regateo, es considerado por toda ética como cosa abyecta entre hermanos.
El
mercado, en plena contraposición a todas las otras comunidades, que siempre
suponen confraternización personal y, casi siempre, parentesco de sangre, es,
en sus raíces, extraño a toda confraternización.
En
primer lugar, el cambio libre tiene lugar sólo fuera de la comunidad de vecinos
y de todas las asociaciones de carácter personal; el mercado es una relación
entre fronteras de lugar, sangre y tribu, en su origen la única relación
formalmente pacífica en ellos.
No
puede darse originariamente a un actuar entre compañeros de c0munidad con la
intención de obtener una ganancia en el cambio, como tampoco es ninguna
necesidad entre ellos en épocas de economía agraria autónoma.
Nos
presenta, plásticamente, la expresión contra la confraternización personal una
de las formas más características del comercio poco desarrollado: el “comercio
mudo”.
(Se
evita aquí el) contacto personal, en el cual el ofrecimiento se hace colocando
en cualquier parte la mercancía, de la misma manera la contraoferta, y el
regateo mediante acrecentamiento de los objetos ofrecidos por ambas partes,
hasta que una de ellas, no satisfecha, se marcha o, satisfecha, toma consigo la
mercancía de la otra.
La
garantía de la legalidad de los actores del cambio descansa únicamente en el
supuesto, hecho con razón por ambas partes, de que cada una de ellas tiene un
interés en continuar en el futuro las relaciones de
intercambio, sea recíprocamente, sea con otros compañeros; por eso mantienen lo
convenido y se evita, por lo menos las graves violaciones a la buena fe.
En
tanto que existe aquel interés es válido el principio: “honesty is the best
policy”, que naturalmente no es de ningún modo de una
exactitud racional universal y, por eso, también tiene una validez
empírica oscilante, la más elevada, como es natural, para explotaciones
racionales con una clientela permanente.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 494.
Ética del Trabajo, Inversión
Especulación
¿Qué
hacen, pues, con su dinero los sumamente ricos? Si la opulencia tiende
a destruir la ética del trabajo e inclina a la avaricia, por mi parte
sospecho que también destruye la disposición para invertir e inclina a la especulación.
Los
economistas suelen definir la inversión como el gasto
dedicado a fábricas, instalaciones fabriles y maquinaria. También la compra de una casa nueva se
considera como una inversión.
Este
tipo de egresos genera puestos de trabajo y mejora la productividad del mismo.
Las
compras de acciones, obligaciones y otros títulos no se
consideran como inversiones sino como gestión de cartera. Y cuando la gestión de cartera implica pedir dinero prestado, los economistas llaman a esto
especulación.
Es
decir que cuando uno pide prestado para comprar instrumentos financieros, se
dedica a especular.
También
se dice que especula el que emplea dinero propio para comprar valores de alto
riesgo, acciones, obligaciones u otros instrumentos que ofrezcan un a remunera
ción muy elevada pero que impliquen por otra parte, un a posibilidad muy grande
de sufrir pérdidas.
Vemos,
pues, que hay una diferencia crucial entre las especulaciones las verdaderas
inversiones.
La
especulación para el lucro personal rápido; no crea empleo ni fomenta la
productividad, y desestabiliza a la larga la economía.
La
inversión también es para el lucro personal, pero funciona mediante la
fundación o la expansión de una empresa; los frutos los se recogen después de
mucho trabajo y paciencia, y la rentabilidad es relativamente baja aunque el
riesgo de fracaso sea también bajo.
El
hombre de escasos medios suele temer el riesgo,
aunque esté dispuesto a invertir su dinero si cree advertir una oportunidad
segura; si se hace rico, empezará a especular,
principalmente porque cuando le sobra a uno el dinero, la aversión al riesgo
decrece.
Para
el individuo adinerado, un pequeño margen de beneficio
no significa nada.
Poco
atractivo ejerce para un multimillonario una ganancia de unos cuantos
miles. Lo que le interesa son los
beneficios grandes y fáciles; pero esos beneficios no pueden dar los las
verdaderas inversiones, sino sólo las especulaciones.
Para
ganar dinero en grande, cabe lanzar una operación de adquisición de una
empresa, negocio de carácter altamente especulativo y que destruye puestos de
trabajo.
O
dicho de otro modo; normalmente los ricos no invierten, sino que especulan, y
en ese proceso juegan con las vidas de otras personas. No crean empleo, lo destruyen.
Son
especuladores, no empresarios dedicados a crear o ampliar empresas (a los que
Vicente Perel llamaba “chacales”).
Batra,
Ravi; Cómo Sobrevivir a la Gran Depresión de 1990, Editorial Grijalbo SA,
Argentina, 1989, Pág. 253.
Ética Protestante
El
ingrediente místico en la religiosidad luterana, cuyo bien de salvación supremo
en este mundo es la “unio mystica”, condicionó (al lado de otros motivos) la
indiferencia respecto al modo de la prédica y también su carácter antiascético
y tradicionalista.
El
místico típico no es, en general, ni un hombre de una intensa actividad social
ni partidario de un estilo de vida metódico con vistas al éxito exterior y a la
transformación racional del orden terrenal.
Cuando
surge la acción comunitaria a base de una mística genuina, le imprime su
carácter el acosmismo del amor místico.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 494.
Ética Protestante
Hay
un único material en el que puede contrastar su propio carisma religioso
mediante un actuar ético racional para corroborarse en la posesión del estado
de gracia.
Como
objeto de esta comprobación activa, los órdenes del mundo se convierten para el
asceta colocado en él en una “vocación” que tiene que “cumplir” racionalmente.
Se
desprecia el disfrute de la riqueza, pero la gestión económica llevada con
rigurosa legalidad, ordenada ético-racionalmente es “vocación”, cuyo éxito, la
adquisición, la ganancia, hace patente la bendición de Dios por el trabajo del
hombre piadoso, y su complacencia por la manera de conducir su vida.
Se
condena toda exageración del sentimiento por los hombres, como expresión de una
divinización de las criaturas que niega el valor único de la gracia divina.
Pero
es “vocación” la sobria colaboración en los fines reales impuestos por Dios a
las asociaciones racionales para fines que hay en el mundo.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 429.
Ética Protestante
Ascetismo
La
iglesia es una organización racional unitaria con cabeza monárquica y con un
control centralizado de la piedad, que, por tanto, al lado del Dios personal
que se cierne sobre el mundo, había también un señor en este mundo revestido de
un poder extraordinario y con capacidad para una activa reglamentación de la
vida.
A
las religiones del este del Asia les falta esto, en parte debido a razones
históricas, en parte a razones de religiosidad.
El
ascetismo extramundano de tipo monacal, sólo en Occidentes, en donde representó
el grupo indisciplinado de una burocracia racional (los franciscanos), llegó a
sistematizarse, de modo creciente, en una metódica de vida activa racional.
Y
sólo en Occidente ha vista también la transferencia del ascetismo racional a la
vida del mundo en el protestantismo ascético.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 438.
Evidencia
Hay partes de lo que más
interesa conocer, que yo no puedo describiros.
Debéis acompañarme y
verlas con vuestros propios ojos.
Citado de Plotino (205-270) Guthrie W. K. C., Historia de la filosofía
griega vol. II: La tradición presocrática desde Parménides a Demócrito,
Editorial Gredos, 1986, Pág. 61.
Éxito
Equipos
Existen
normas orientativas a las que todos deberíamos atenernos siempre, cualquiera
que sea nuestro trabajo o profesión, para alcanzar el
éxito; pero durante (una situación de crisis económica) la observancia
de las mimas alcanzará todavía más trascendencia, ya que los despedidos
posiblemente tropezarán con la imposibilidad de hallar otro empleo.
La
primera y principal es tener a los superiores contentos
con el trabajo de uno. Excepto
acciones inmorales, mezquinas o ilegales, debe hacer cualquier cosa que pueda
complacerles.
¿Qué
espera de usted su jefe? Que haga el
trabajo, y lo haga a tiempo. Quiere
lealtad, cortesía y respeto. Y por
último, quiere honradez y espíritu de compañerismo.
Cualquiera
que sea su trabajo o profesión, por lo común formará parte de un equipo y ningún equipo puede funcionar eficazmente si uno de
sus miembros no pone todo su interés y no colabora con los demás.
Qué
no se le caigan los anillos ante ningún cometido, si es necesario para el buen
rendimiento del equipo. No desperdicie
el tiempo y no se lamente de tener que trabajar horas extras, si eso fuese
necesario también.
Esté
atento a todo medio posible para mejorar su propia cualificación profesional y
su productividad.
Y
por último, pero no menos importante, preséntese siempre a sí mismo y a lo que
hace bajo la luz más favorable.
Batra,
Ravi; Cómo Sobrevivir a la Gran Depresión de 1990, Editorial Grijalbo SA,
Argentina, 1989, Pág. 102.
Falta de estudio, Incapacidad
Filosofía
Si
supiera que el presente estudio iba a ser leído por todos aquellos a quienes
interesan las cuestiones psicológicas, no me extrañaría ver como una parte de
mis lectores se detenía al llegar aquí y se negaba a seguir.
En
efecto, para la mayoría de las personas de cultura filosófica, la idea de que
un psiquismo no consciente resulta inconcebible y la rechazan, tachándola de
absurda e ilógica.
Procede
esto, a mi juicio, de que tales personas no han estudiado nunca aquellos
fenómenos de la hipnosis y del sueño que, aparte de otros muchos de naturaleza
patológica, nos impone tal concepción.
En
cambio, la psicología de nuestros contradictores es
absolutamente incapaz de solucionar los problemas que tales fenómenos
plantean.
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y Tres Ensayos sobre Teoría Sexual, Colección Historia
del Pensamiento, Hyspamérica Ediciones Argentina SA, Buenos Aires, 1984, Vol.
9, Pág. 12.
Fama
Los
ídolos de las muchedumbres son pronto derivados por ellas mismas, y su estatua
se deshace al pie del pedestal sin que la mire nadie, mientras que quienes
ganan el corazón de los escogidos recibirán más largo tiempo fervoroso culto en
una capilla siquiera, recogida y pequeña, pero que salvará las avenidas del
olvido.
Unamuno,
Miguel de; Del Sentimiento Trágico de la Vida, Colección Historia del
Pensamiento, Hyspamérica Argentina S.A., Vol.60, 1984, Pág. 40.
Fe
Moralidad
En
general, solamente en el aspecto práctico puede denominarse “fe” la creencia
teóricamente insuficiente.
Pues
bien, este propósito práctico es: o bien el de la “habilidad” o bien el de la
“moralidad”; el primero para fines arbitrarios o accidentales, el segundo, en
cambio para fines absolutamente necesarios.
Kant,
Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento
Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34., Pág.
340.
Fe Pragmática
Apuesta
Yo
denomino “fe pragmática” a la fe contingente que sirve de fundamento para el
empleo real de los medios para realizar ciertos actos.
La
piedra de toque ordinaria para saber si lo que alguien sostiene es mera
“persuasión”, o por lo menos “convicción” subjetiva, o sea la más firme es la
“apuesta”.
Con
frecuencia, alguien formula obstinadamente sus proposiciones con seguridad y
aplomo tales que parece haber descartado totalmente cualquier temor a
equivocarse. Una puesta lo hace
vacilar.
A
veces se pone de manifiesto que posee una persuasión suficiente para valorarse
en un ducado (moneda de oro antigua), pero no en Diez, se percata de lo que
antes no había notado: que es perfectamente posible que “se haya equivocado”.
Si
nos imaginamos que apostamos la felicitad de toda la vida, desaparece en gran
parte nuestro juicio triunfal, nos volvemos sumamente tímidos y por primera vez
descubrimos que nuestra fe no llega a tanto.
Por
consiguiente, la fe pragmática solamente tiene un grado que puede ser grande o pequeño según la diferencia del interés que esté en
juego.
Kant,
Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento
Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34., Pág.
339.
Financieros, Negocios
Monopolios, Canales, Trust
Fusiones y Adquisiciones
Se llaman negocios financieros a todos
aquellos –los realicen bancos u otras personas (en forma de lucro ocasional,
como profesión privada accesoria, o como elemento de la política de
especulación de un “financiero”)- orientados por la disposición respecto de
probabilidades lucrativas de empresa, realizada en forma tal que pueda
obtenerse un beneficio:
.1. Por la transformación en “valores” de los
derechos a las probabilidades lucrativas apropiadas (comercialización) y por la
adquisición de los mismos, directamente o a través de empresas “financiadas” de
que se trata en .3);
.2. Por la oferta sistemática (y eventualmente
denegación) de crédito lucrativo;
.3. Forzando (sea en caso de necesidad o a
voluntad) la unión de empresas hasta entonces concurrentes
.a. en el sentido de una regulación monopolista de
empresas de igual rango (cartelización), o
.b. en el sentido de una unión monopolista de
empresas hasta entonces concurrentes bajo una dirección, con el fin de eliminar
las menos rentables (fusión), o
.c. en el sentido de una unión (no necesariamente
monopolista) de empresas sucesivas –o sea, especializadas en gradación- en una
combinación, o
.d. en el sentido de pretender dominar desde una
posición (trusts), por medio de operaciones de valores, empresas gigantescas y
–de quererlo- de crear con arreglo a plan otras nuevas, con fines de ganancia o
exclusivamente de poder.
Los “negocios financieros”
se hacen a menudo por los bancos y por lo regular, frecuentemente de modo
inevitable, con su cooperación.
Pero
la dirección recae a menudo en bolsistas (Mr. Harriman) o en grandes
empresarios industriales (Mr. Carnegie); en cártels recae también
frecuentemente en grandes empresarios (Mr. Kirdorf) y en los trust en
financieros (Mr. Grould, Rockefeller, Stinnes, Rathenau).
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 130.
Fuerza de Trabajo
En
el concepto de “poder de disposición” debe incluirse también la “posibilidad de
disposición –de hecho o garantizada de otro modo cualquiera- sobre la propia
fuerza de trabajo, cosa en modo alguno evidente por si misma; por ejemplo en la
esclavitud.
Una
teoría sociológica de la economía se ve forzada desde el principio a insertar
en sus categorías el concepto de “bienes”; pues tiene que ocuparse de aquella
acción cuyo sentido específico es el resultado de las reflexiones de los
sujetos económicos, resultado que sólo puede ser aislado en teoría.
De
esta suerte puede proceder, quizá, la teoría económica, cuyos conocimientos
teóricos constituyen el fundamento de la sociología económica, aunque esta en
algunos casos tenga que crear sus propios conceptos.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 49.
Funcionario Político
Funcionario Administrativo
El
verdadero “funcionario, de acuerdo con su propia profesión, no ha de hacer política, sino que ha de “administrar”
y, ante todo, de modo imparcial.
Y
esto es así también, al menos oficialmente, por lo que se refiere a los
llamados funcionarios administrativos “políticos”,
en la medida en que no se plantee la “razón de Estado”, es decir: en la media
en que no estén afectados los intereses vitales de orden dominante.
El
funcionario ha de ejercer su cargo “sine ira et studio”, “sin cólera ni
prejuicio”.
No
ha de hacer, pues, precisamente aquello que el político, tanto el jefe como su
séquito, han de hacer siempre y necesariamente, esto es, luchar.
Porque
el partidarismo, la lucha y la pasión –“ira et studium- constituyen el elemento
del político.
La
actuación de éste se mueve en efecto bajo un principio de responsabilidad uy
distinto, y aun directamente opuesto, de aquel del funcionario.
El
honor del funcionario está en su capacidad para, cuando pese a sus
representaciones el superior jerárquico persiste en una orden que a aquel le
parece errónea, ejecutarla bajo la responsabilidad del mandante con la misma
escrupulosidad que si correspondiera a su propia convicción.
Sin
esta disciplina, moran en el sentido más alto del vocablo, y sin esta
abnegación, todo el aparato se vendría abajo.
Y
el honor del jefe político, o sea del estadista dirigente, está, en cambio
precisamente en asumir con carácter exclusivo suyo la responsabilidad de todo
lo que hace, responsabilidad que no puede ni debe declinar o descargar en
otros.
Precisamente
los tipos de funcionarios de moral elevada suelen ser malos políticos, sobre
todo en el concepto político de la palabra “irresponsables”.
En
la administración de las asociaciones de masas, el funcionarismo de empleo fijo
y preparación especializada forma siempre el número de aparato, y su
“disciplina” constituye un supuesto imprescindible del éxito.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 1071.
Funcionarios electivos
Funcionarios Nombrados
Democracia Plebiscitaria
El
funcionario electivo significa por todas partes la transformación
de la situación de mando absoluta del líder carismático en la de un
“servidor” de los dominados. No tiene
cabida dentro de una burocracia técnica y racional
Pues
ya que no está nombrado por sus “superiores” y no depende de ellos en sus
ascensos, sino que debe su posición al favor de los dominados.
Su
interés por una disciplina pronta, para ganarse a sus superiores, es muy
escaso; actúa, por eso, como una administración “autocéfala”.
Por
tanto, no puede esperarse por lo general de un cuadro de funcionarios electivos
un rendimiento técnico de alta calidad.
Son
ejemplo: la comparación de los funcionarios electivos de los estados con los
funcionarios por nombramiento de la Unión, y la de los funcionarios electivos
municipales con los de los Committes nombrados según su buen parecer por el
plebiscitario Reform – Major.
Frente
al tipo de las democracias plebiscitarias de jefes están los tipos de la
democracia sin jefe, caracterizada por el esfuerzo por aminorar la dominación
de unos hombres sobre otros.
Es
característico de la democracia de caudillaje en general el carácter emotivo y
espontáneo de la entrega y confianza en el líder, de que suele proceder la
inclinación a seguir como tal al que aparece como extraordinario, al que
promete más, al que actúa con medios más intensamente atractivos.
La
traza utópica de todas las revoluciones tiene aquí sus fundamentos
naturales. También están aquí los
límites de racionalidad de esta administración en la época moderna pues tampoco
en Norteamérica respondió siempre las
esperanzas.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág.215.
Funciones Manifiestas y Latentes
Objetivos
Podemos
observar ya un fenómeno interesante y con frecuencia recurrente, en los
servicios psicosociales “dependientes de la administración pública: la
pluralidad, y a veces, la contradicción de sus objetivos.
Por
un lado, están los objetivos explícitos y declarados oficialmente que, por lo
general, tienden a satisfacer las exigencias de los usuarios, a atender a sus
“necesidades”, a complacer los pedidos de los ciudadanos y así sucesivamente.
Por
otro lado, los fines implícitos se orientan hacia el “mantenimiento del poder”
y por lo tanto del “statu quo”; apuntan al “control” de los conflictos y a la
evolución cultural e ideológica de la población; tienden a desautorizar a las
fuerzas políticas, sociales y económicas adversarias.
Aquí
no nos planteamos el problema de la licitud ética y política de esa modalidad
de funcionamiento. Simplemente,
consideramos oportuno señalar su existencia.
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 68.
Ganar
¡Ganar!
Nunca podrá decirse lo bastante para ensalzarlo.
No hay nada que se le parezca. Ganar por lejos; ganar por abandono; ganar
abrumadoramente; ganar por una cabeza; ganar por casualidad; ganar sin
merecerlo; no hay nada que lo supere; por diferente que aparezca.
Ganar es lo máximo.
Ganar es el nombre del mejor juego. Ganar es la esencia de todo. Ganar es la razón de ser y de luchar; y que
nadie afirme lo contrario.
Todo el mundo quiere al que gana.
Muéstrenme un buen perdedor; y les mostraré; simplemente; un perdedor.
Muéstrenme una sola cosa que tenga el perder
en su favor. No es posible. No existe.
Perder es agobiante. Perder es agotador. Perder es aburrido. Perder es debilitante. Perder es comprometedor. Perder es vergonzoso.
Perder es humillante. Perder es exasperante. Perder es desilusionante.
Perder es incomprensible. Perder es la causa de dolores de cabeza; ten-sión muscular; erupciones cutáneas;
úlcera; indigestión y trastornos mentales de todas clases.
Perder es malsano para la confianza en sí mismo; el orgullo; los negocios; la paz
espiritual; la armonía familiar; el amor; la potencia sexual; la concentración;
y mucho; mucho más.
Perder es perjudicial para la gente de toda edad; raza y religión. Es tan malo para los lactantes como para
los ancianos; para las mujeres como para los hombres.
Perder hace llorar; gritar;
aullar; chillar; ocultarse; mentir; rabiar; envidiar; odiar y
abandonar. Perder es probablemente la
principal causa individual de los suicidios en el mundo; y también de los
asesinatos.
Perder transforma a los bondadosos en malvados;
a los generosos en avaros; a los
valientes en timoratos; a los sanos en enfermos; y a los optimistas en amargados.
Perder es algo universalmente despreciado;
como merece serlo. Cuanto más pronto
se logre abolir el perder; más felices seremos todos.
Roth Philip; La Caída de los Ídolos; Emecé; 1973; Pág. 321.
Ganar
“Eso pasa siempre en nuestro país: pensamos que todo se gana
con huevos.
No: se gana jugando bien, y después tenés que sumarle huevos.
Creímos que podíamos ganar empujando y hay que jugar bien”, aportó Manu
Ginóbili.
Clarín.com 12-8-16
Gerencia Media, Supervisor
Confianza
Por
muchos motivos, el jefe de primer nivel (la Gerencia
Media) tiene la tarea más difícil de todas.
Debe
soportar a los empleados inexpertos que todavía no tienen mucha confianza; debe
contar con la dedicación necesaria para cumplir con sus cuotas de producción y
hacer, simultáneamente, que sus superiores crean en él para que pueda influir a
favor de los empleados cuando sea necesario.
Los
obreros y los directivos esperan que el supervisor sea el representante de sus
intereses y ambos tienen sospechas de que pueda aliarse con la otra parte.
Mientras
la dirección y los obreros se encuentren en los extremos, el jefe se encontrará
entre dos fuegos. Sólo cuando la dirección
confíe en su propia habilidad para hacer que los demás cooperen con ella, podrá
verificarse un cambio de esta magnitud en la planta y en la oficina.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 124.
Gobierno y burocracia
La
igualdad de trato y oportunidades se toma con mucha más seriedad en los
departamentos federales (gobierno) que en cualquiera de las organizaciones del
sector privado.
Esto
significa que el gobierno debe promulgar una serie de disposiciones burocráticas
tendientes a evitar, en lo humanamente posible, la aplicación de disposiciones
injustas o caprichosas que pudieran perjudicar a mujeres y minorías étnicas.
Por
desgracia, estos preceptos burocráticos
deben estar estructurados en tal forma que no den lugar a ninguna ambigüedad
entre las disposiciones, que nada se deje al criterio de un directivo, ya que
abriría la posibilidad de una interpretación discriminatoria.
De
este modo, las normas burocráticas no son únicamente explícitas e inflexibles,
sino restrictivas e impersonales también.
Esta
burocratización tan minuciosa se basa en la suposición de que no se puede
confiar en que los burócratas lleguen a compartir los objetivos de igualdad de
la sociedad y a respaldar una organización igualitaria.
Por
consiguiente, se les proporciona una serie de reglas, para que no usen su
criterio ni actúen de acuerdo con su arbitrio.
Si
para nosotros la igualdad dentro de nuestras instituciones públicas es un valor
inapreciable, estaremos dispuestos a pagar cualquier precio para preservar en
ellos la democracia.
(…)Las
organizaciones sociales son incompatibles con la formalidad, la distancia y los
contratos. La única manera de que se
desarrollen armónicamente es propiciando un ambiente de intimidad, sutileza y
confianza.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 94.
Gresham Ley de
La Ley de Gresham es el principio según el cual, cuando una unidad
monetaria depreciada está en circulación simultáneamente con otra cuyo valor lo
ha perdido en relación con un metal precioso.
Las monedas depreciadas y por tanto menos valiosas, serán las que
circulen, la “buena” se ahorra y a largo
plazo, desaparece de las transacciones.
La “mala moneda” reemplaza la “buena moneda”. Cuando Sir Thomas Gresham, banquero y
comerciante del siglo XVI, manifestó esta situación, no desarrolló ninguna
formulación teórica de su idea; por lo
que no fue sino hasta finales del siglo XIX, cuando este principio comenzó a
conocerse como la ley de Gresham.
La misma imagen se aplica a
conceptos en los cuales un elemento “malo” termina desplazando y eliminando a
uno “bueno”, y con respecto a las de-cisiones, fue tenido en cuenta por Herbert
Simon, tal como se aclara más a-bajo.
Gresham Ley de
La
llamada “Ley de Gresham”, por ejemplo, es una interpretación racional evidente
de la conducta humana en determinadas condiciones y desde el supuesto
típico-ideal de una acción estrictamente racional con arreglo a fines.
Hasta
qué punto la conducta real concuerda con la construcción es cosa que sólo puede
enseñarlos una experiencia; expresable, en principio en alguna forma
estadística; que compruebe en las relaciones económicas la desaparición
efectiva de la moneda de más valor (eso dice la citada Ley), pues ello nos
instruye sobre la amplia validez de la ley.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 10.
Historia concepción materialista
de
Karl Marx
Como
se ha dicho, son muy raras las comunidades que de algún modo no están
determinadas económicamente.
Por
el contrario, es muy diferente el grado en que esto ocurre y sobre todo falta
–contra la opinión de la llamada concepción materialista de la Historia-, la
univocidad de la determinación económica de la acción comunitaria por medio de
factores o mementos económicos.
Fenómenos
que el análisis económico debe juzgar como iguales son muy a menudo compatibles
con una estructura muy diversa, sociológicamente, de las comunidades de todas
las clases, incluso económicas o de gestión económica, que los comprenden o
coexisten con ellos.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 275.
Honradez
Son
muchos los que, considerando el trabajo como un castigo, por aquello de
“ganarás el pan con el sudor de tu frente”, no estiman el trabajo del oficio
civil sino bajo su aspecto económico, político y a lo sumo bajo su aspecto
estético.
Para
estos tales –entre los que se encuentran principalmente los jesuitas- hay dos
negocios: el negocio inferior y pasajero de ganarnos la vida, de ganar el pan
para nosotros y nuestros hijos de una manera honrada –y
sabido es la elasticidad de la honradez-, y el gran negocio de nuestra
salvación, de ganarnos la gloria eterna.
Unamuno,
Miguel de; Del Sentimiento Trágico de la Vida, Colección Historia del
Pensamiento, Hyspamérica Argentina S.A., Vol.60, 1984, Pág. 170.
Ignorancia
Dogmatismo
Teniendo
empero en cuenta la invencible obcecación y la presunción de los dialécticos,
que no hay critica capaz de moderar, no queda en realidad otro remedio que
oponer a la jactancia de una parte otra que se apoye exactamente en los mismos
derechos, con el objeto de que la razón.
(Y)
que, perpleja ante la resistencia de un enemigo, sienta por lo menos dudas
sobre sus pretensiones y preste oídos a la crítica.
Pero
atenerse totalmente a esas dudas sin ir más allá de ellas y querer recomendar
la convicción y la confesión de la propia ignorancia,
no solamente como remedio contra la presunción dogmática, sino al propio tiempo
como manera de poner fin a la lucha de la inteligencia consigo misma.
Es
cálculo totalmente vano y en modo alguno puede ser indicado para proporcionar un
estado de sosiego a la razón, sino que a lo sumo es solamente un medio para
hacerla despertar de su dulce sueño dogmático y hacer que someta su estado a un
examen más esmerado.
Sin
embargo, como es manera escéptica de eludir un asunto enojoso para la razón,
parece ser por decir así el camino más corto para llegar a una paz filosófica
duradera, o por lo menos el camino real que recorren gustosamente quienes creen
darse un prestigio filosófico desdeñando irónicamente todas las investigaciones
de esta índole.
Kant,
Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento
Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34., Pág.
466.
Ilusión
Así
pues, calificamos e ilusión una creencia cuando aparece engendrada por el impulso
a la satisfacción de un deseo, prescindiendo de su relación con la realidad,
del mismo modo que la ilusión prescinde de toda garantía real…
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección
Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 2376.
Imagen
Consumo
Comemos un pan insípido y
que no alimenta porque satisface nuestra fantasía de riquezas y distinción: ¡es
tan banco y tan tierno!
En realidad “comemos” una
fantasía y hemos perdido el contacto con la cosa real que comemos. Nuestro paladar, nuestro organismo, están
excluidos de un acto de consumo que les concierne primordialmente.
Bebemos etiquetas. Con una botella de “Coca Cola” bebemos un
dibujo de las bellas jóvenes que la
toman en el anuncio, sorbemos la
consigna de “la pausa que refresca”, incorporamos la gran costumbre
norteamericana.
Con lo que menos bebemos
es con el paladar. Todo esto aún es
peor cuando afecta al consumo de artículos cuya única realidad es, sobre todo,
la ficción que ha creado la campaña de propaganda, como el jabón o el
dentífrico “saludables”.
Erich Fromm,
Psicoanálisis de la sociedad Contemporánea, México, Fondo de Cultura Económica,
1956, pág. 115.
Impersonalidad
Dominio Aparato de
El
carácter inevitablemente objetivo del aparato ya existente, en unión de su
característica de “impersonalidad”, hace que –en oposición a las organizaciones
feudales basadas en la devoción personal, se halla fácilmente dispuesto a
trabajar para todo el que sepa apoderarse de él.
El
sistema burocrático racionalmente ordenado sigue funcionando cuando el enemigo
ocupa el territorio y se apodera de los puestos superiores, pues los
habitantes, y ante todo el mismo enemigo, tienen interés vital en que así
ocurra.
Después
de Bismarck, en el trascurso de un largo dominio hubo sometido a sus colegas
ministeriales a una incondicional dependencia burocrática mediante la
eliminación de todos los estadistas independientes.
(Al
cabo), tuvo que comprender, con gran sorpresa suya, que al retirarse seguían
gobernando como si él no fuera el genial jefe y creador de tales criaturas,
sino una figura cualquiera que, dentro del mecanismo burocrático, había sido
sustituida por otra.
El
aparato de dominio ha seguido siendo el mismo en Francia desde la época del
primer Imperio.
Como
este aparato –siempre que disponga de los modernos medios de información y de
comunicación hace cada vez más imposible desde el punto de vista técnico el
desencadenamiento de una “revolución” en el sentido de la creación enérgica de
organizaciones de dominio enteramente nuevas, las “revoluciones” se han
sustituido –como lo demuestra Francia de un modo “clásico”- por los “golpes de
Estado”, pues todas las transformaciones que han tenido éxito se basan allí en
tales procesos.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 742.
Incentivos
Motivación, Salarios
Cuando
los incentivos de los altos ejecutivos no son, evidentemente, los apropiados,
se debe buscar una solución inmediata que les permita seguir cooperando entre
sí para poner en práctica los últimos pasos de un proceso de cambio.
Sin
embargo, las cosas son muy diferentes en los niveles inferiores: para que los
incentivos en lugar de ser a corto plazo sean a largo plazo y para que su
enfoque “individualista” se transforme en cooperación, es preciso que suceda
algo más.
Una
forma popular de incentivos se conoce como Plan Scanlon (en la Argentina
siempre se ha llamado “participación en las ganancias”).
En
un Plan Scanlon, la compañía establece, antes de proceder a cualquier cambio,
una fórmula que especifica que si los beneficios se elevan por encima de cierta
cantidad definida con anterioridad, una fracción determinada de esos beneficios
será pagada a los empleados y la suma restante asignada al os accionistas.
La
cantidad entregada a los empleados puede ascender al 20, 40 o 70% de esta
ganancia adicional.
Obviamente,
no es posible fijar una distribución “justa” (es decir no resuelve el problema)
de una manera objetiva.
La
cuestión que en definitiva queda por resolver es cuánto debe pagar la compañía
para contratar y conservar a los empleados cuyo dinamismo y tenacidad ayudan a
asegurar el éxito de la empresa.
Pero
el salario pagado a dichos elementos no deberá ser demasiado alto (tener
presente que F. W. Taylor ya dijo lo mismo en 1911: para la mayoría de la gente
no conviene enriquecerse demasiado rápido.), ya que los accionistas se
sentirían defraudados y podrían decidir vender sus acciones.
Nadie
más desearía comprarlas a su aprecio anterior y la compañía se vería
imposibilitada para reunir el capital necesario a fin de (por ejemplo)
construir nuevas plantas.
Todos
estos factores deben ser considerados al estructurar dichos incentivos para
satisfacer tanto las necesidad de patrones como empleados (es importante
recordar el Principio N° 11 de Fayol: Equidad; La remuneración debe ser
equitativa, y en la medida de lo posible dar satisfacción, a la vez, al personal
y a la empresa, al patrono y al empleado, ¡¡1916!!).
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 111.
Inclusión Parcial, Cadena de
Valor
Contabilidad Gerencial
La
mayoría de las compañías norteamericanas cuentan básicamente con:
.a.
Dos sistemas de contabilidad
Uno de ellos, que no
revista mayor interés para nuestros fines, resume el estado financiero global
para informar a los accionistas, banqueros y otras personas ajenas a la
empresa.
El otro, llamado sistema
administrativo (en nuestra época lo llamábamos “contabilidad gerencial”) o de
contabilidad de costos tiene una finalidad completamente distinta.
Evalúa en detalle todos
los aspectos de las transacciones realizadas entre departamentos divisiones e individuos
claves en la organización, con el objeto de aclarar las interdependencias que
se dan en las personas (desde Porter parta aquí, esto se denomina “Cadena de
Valor”).
.b.
una actitud de “inclusión parcial”, un acuerdo entre empleados y patrono, en el
cual se establece que la relación que los unirá se refiere exclusivamente a las
actividades vinculadas directamente con la ejecución de un trabajo específico.
Muchos sociólogos han
argumentado que la inclusión parcial propia la salud emocional en el individuo.
Estar incluido
parcialmente en diversas organizaciones facilita ir de un terreno social a
otro, y de este modo, las tensiones que se han
acumulado en un ambiente pueden ser liberadas en el otro.
En
contraste, la empresa japonesa forma relaciones inclusivas.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 57.
Independencia
Es cosa de muy pocos ser independiente; este es un privilegio de los
fuertes. Y quién intenta serlo sin
tener necesidad; aunque tenga todo el derecho
a ello; demuestra que; probablemente; no es sólo fuertes; sino temerario hasta
el exceso.
Se introduce en un laberinto; multiplica por mil los peligros que ya la
vida trae consigo de por sí; de éstos no es el menor el que nadie vea con sus
ojos cómo y en dónde él mismo se
extravía; se aísla y es despedazado trozo a trozo por un Minotauro
cualquiera de las cavernas de la conciencia.
Suponiendo que ese hombre perezca;
esto ocurre tan lejos de la comprensión de los hombres que éstos no lo sienten
ni compadecen.
Nietzsche Friedrich; Más
allá del bien y del mal; Hyspamérica Ediciones Argentina SA; 1984;
pág. 54.
Industria
(Corresponde) no solo a la rivalidad de dos
industrias de una misma clase, sino al esfuerzo general y simultáneo de todas
ellas para imponerse unas a otras.
Este esfuerzo es hoy tan intenso que el precio
de las mercancías apenas puede cubrir los gastos de fabricación y de venta; de
suerte que, descontados los salarios de todos los trabajadores, no queda apenas
nada, ni aun el interés para los capitalistas.
Pierre-Joseph Proudhon, ¿Qué es la propiedad?;
Hyspamérica; Historia del Pensamiento, vol. 5, 1984; pág. 163.
Industria
(Atacaban
los problemas) que les resultaban intelectualmente interesantes, sin complejos
de inferioridad, ni se dejaban amedrentar por el hecho de vivir (donde les
tocaba vivir).
No
buscaban “nichos” ni ventajas, sino que, por el contrario, sus objetivos eran
total y sistemáticamente universales.
Produjeron
ciencia de primera, cuyas oportunidades fueron aprovechadas exclusivamente en
el exterior.
Esto
se debió a la indiferencia social hacia la ciencia que caracterizaba a la
argentina.
Hoy,
hay quizá más conciencia de la posibilidad de convertir el conocimiento en
riqueza, y las reformas económicas podrían llegar a condicionar la emergencia
de un perfil industrial diferente.
Si
logramos romper los marcos ideológicos que nos constriñen y asfixian en un
tecno-nacionalismo barato, y retomamos la curiosidad y el desparpajo de
nuestros maestros podría comenzar una frondosa lista de patentes.
Goldstein,
Daniel J.; Las ausencias y sus causas, en revista Encrucijadas UBA, N° 3,
noviembre, 1995, pág. 15.
Inflación
Emisión monetaria
Todas
las medidas típicas de preguerra (1914-1918) se movían sobre el suelo de una
política monetaria orientada originalmente a la consecución de un curso
intervaluatorio firme, o sea orientada por la idea de estabilización.
Pues
en el caso de que se pretendiera una variación de ese curso (cotización) en los
países con sistema papel o de dinero solamente interior, sólo se quería una
elevación del mismo efectuada muy lentamente; en una palabra, se trababa de una
política orientada por el dinero hilodrómico (sujeto a materiales de valor, ya
sean piedras preciosas, metales preciosos u otros recursos que no todos tienen) de los grandes países comerciales.
Empero
surgieron también en los centros de emisión poderosos intereses, los cuales
persiguieron propósitos enteramente opuestos.
Deseaban
una política litrica (manejo libre de la emisión de papel dinero sin respaldo)
que:
.1.
Bajar la cotización del propio dinero, con el fin de crear probabilidades de
exportación a los empresarios, y que
.2.
p0r medio de un aumento de las emisiones de dinero, y eventualmente emisiones
con arreglo a plan de papel moneda, bajara la relación cambio del dinero
respecto de los bienes interiores; o lo que es lo mismo, que elevara el precio
en dinero (nominal) de los bienes interiores.
El fin era: la obtención
de probabilidades de ganancia para la producción lucrativa de aquellos bienes,
la elevación de precios de los cuales, calculada en el nominal interior, era de
preverse como probable consecuencia inmediata del incremento en la cantidad de
dinero y de su baja consiguiente en la relación intervaluataria.
El proceso propuesto se
califica de inflación.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 148.
Inflación
Moneda de papa
En los países con papel moneda (litrica o con
manejo libre de la emisión de papel moneda) las administraciones en tiempos de
situaciones financieras graves (en momentos de guerra especialmente) orientaron
por lo general sus emisiones atendiendo únicamente a sus necesidades bélicas.
No es menos cierto que en tiempos semejantes
los países con hilodromía (moneda vinculada a cantidades de materiales de valor, ya
sean piedras preciosas, metales preciosos u otros recursos que no todos tienen)
o con dinero metálico interior no sólo suspendieron la convertibilidad de sus
instrumentos de circulación.
(Esto)
no conduce necesariamente a una variación duradera del sistema monetario, sino
que pasaron también, a través de emisiones de papel orientadas por puros
motivos hacendísticos (finanzas de guerra), a un sistema papel puramente tal y
definitivo; con lo que el dinero metálico transformado en accesorio,
consecuencia de ignorarse su agio en la tarifación relativa al nominal papel,
únicamente pudo ser utilizado en forma extramonetaria, desapareciendo así como
moneda.
Por último, indiscutible
es asimismo que en los casos en que tuvo lugar un cambio semejante hacia un
sistema puro de papel y de emisión sin trabas de papel
moneda se manifestó de hecho el estado de inflación con todas sus
consecuencias y en extraordinarias proporciones.
En la medida en que
subsista el dinero de tráfico metálico libre, la posibilidad de la inflación
está en extremo limitada:
.1. En forma mecánica:
por el hecho de que la cantidad de metal fino en cuestión disponible en ese
momento para fines monetarios aunque elástica, está en fin de cuenta fijamente
limitada.
.2. Económicamente; por
el hecho de que la fabricación de dinero depende únicamente de la iniciativa de
los interesados privados y, por consiguiente, el afán de acuñar está orientado
por las necesidades de pago manifestadas en una economía gobernada por el
mercado.
.3. La inflación sólo es
entonces posible por la transformación del dinero metálico interior hasta
entonces vigente (por ejemplo la plata en los países con sistema oro) en dinero
de tráfico libre; si bien en esta forma puede ser ciertamente sobremanera
intensa en caso de abaratarse e incrementarse fuertemente la producción del
metal fino interior.
.4. Una inflación
producida con instrumentos de circulación sólo puede pensarse como un
incremento muy a largo plazo y lento de la circulación, originada por la
concesión de moratorias para el pago de créditos; y en este sentido aparece
como elástica y limitada, en fin de cuentas, fijamente por la consideración
guardada a la solvencia del banco de emisión.
Únicamente existe
probabilidad de inflación aguda cuando exista el peligro de insolvencia del
banco; normalmente, por tanto, en caso de un sistema papel determinado por
necesidades de guerra.
La presión de las
dificultades financieras y la elevación de salarios, sueldos y otros costos por
consecuencia de los precios inflacionarios favorecen
sensiblemente la tendencia de la administración financiera a continuar la
inflación incluso cuando no existe el imperio de la necesidad y se dé la
posibilidad de escapar de ella mediante grandes sacrificios.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 149.
Inflación
Precios y salarios
Tenemos
en primer lugar “tentaciones” de tipo financiero: una “devaluación” media del
marco gracia a la inflación en un 5% en relación con los bienes naturales más
importantes de las fortunas interiores y siemp0re que se obtuviera el “ajuste”
de los beneficios y salarios a estas condiciones del precio; por consiguiente,
que fuera veinteavas veces superior el valor del trabajo y de los bienes de
consumo (supongámoslo así); constituiría para todos los que se encontrasen en
esta feliz circunstancia una “desgravación” en un 5% de las deudas de guerra.
Y
el estado que aumentara sus impuestos (nominales) en proporción a esa elevación
de los ingresos (nominales), por lo menos percibiría así una fuente repercusión
de estas circunstancias.
¿No
sería esto realmente seductor? Que
“alguien” habría de pagar los “costos” es cosa clara. Pero no serían ni el estado ni aquellas dos
categorías de ciudadanos.
¡Qué
seductor sería en efecto poder pagar a los extranjeros una vieja deuda exterior
con instrumentos fabricados a voluntad y en extremo baratos por añadidura!
Pero
pronto surgen los escrúpulos y las dudas cuando se piensa –dejando aparte la
cuestión de las posibles intervenciones políticas- que tratándose de un puro
empréstito exterior podrían dañarse los créditos futuros; sin embargo, un
estado sintiendo más cerca de la piel la camisa que el saco, puede preferir a
veces lo próximo a lo lejano.
Y
no dejan de existir interesados de entre los empresarios a quienes les vendría
muy bien una elevación inflacionaria en veinte veces de los precios de sus
productos, siempre que –y esto es muy posible- los obreros, por impotencia,
incapacidad de captar la situación o por la causa que sea, “solo” percibieran
un aumento (nominal) de los salarios de “cinco a diez veces”.
Tales
“inflaciones agudas”, condicionadas puramente por intereses hacendísticos,
sueles ser repudiadas con gran fuerza por todos los políticos de la economía.
En
cambio, suele contemplarse con favor un incremento planeado y lento de los
instrumentos de circulación, semejante al que se emprende en ciertas
circunstancias por los bancos de crédito, y producido con el fin de lograr una
mayor “excitación” del espíritu especulativo (en interés, como debe decirse en
realidad, de un incremento de las expectativas de beneficio); produciendo, en
consecuencia de aquella mayor excitación, un aumento del espíritu de empresa y
de la producción de bienes, merced al estímulo ofrecido al dinero libre para su
colocación en “inversiones productoras de dividendos” en lugar de “inversiones
puramente rentísticas” o de ción.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 153.
Integralismo
Autonomía
Muy
pocas personas son realmente superiores a sus empleados en todos los
aspectos. Mientras nos aferremos a
nuestros papeles de organización, podremos mantener el sueño utópico de que
verdaderamente somos superiores en todos los sentidos.
No
obstante, si hacemos que estos individuos alternen en el terreno social, la
falacia se desvanece. La fuerza
natural de la jerarquía de organización favorece un enfoque segmentado y una
actitud clasista.
Una
relación “integralista” permite encontrar el equilibrio que propicia una
situación de mayor igualdad.
El
igualitarismo es una característica esencial de las organizaciones tipo Z. Esta postura ideológica implica que cada
individuo puede actuar conforme a su propio arbitrio y que es capaz de trabajar
de un modo autónomo sin necesidad de una supervisión estrecha porque es digno
de confianza.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 84.
Interrelaciones
La
forma en que (este) caso concluyó, con la separación de los dos copropietario,
no se sabe si en esto tuvo alguna influencia la labor del psicólogo social, ni
en qué medida, nos parece confirmar, en definitiva, una observación “reiterada”.
Es
decir que un determinado juego existente en una etapa dada de un sistema
amplio; donde, a diferencia de lo que ocurre en la familia; las relaciones
interpersonales no tienen importancia “vital”; puede cambiar rápidamente cuando
alcanza niveles tales que pone en peligro la posibilidad de control por parte
de la cúpula.
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 15.
Interrelaciones
En
los mensajes, el proceso de definición de la relación, en la cual es inevitable
que estén implicados los sujetos en interacción, siempre es recíproco, en el
sentido de que, nadie, en el marco de una relación, puede imponer al otro o a
los demás su propia definición de la misma.
De
hecho, todo mensaje contiene una “propuesta” de definición de la relación que
el otro o los otros sujetos en interacción pueden confirmar, rechazar o
desconfirmar.
Mediante
un intercambio comunicacional se pueden proyectar dos tipos de relación:
complementaria o simétrica.
.a.
Una relación es complementaria cuando dos participantes intercambias un tipo de
conducta diferente: uno da y el otro recibe, uno enseña y el otro aprende.
La conducta que
intercambian se completa y se integra.
Uno de ellos ocupa una
posición “superior”, y el otro una posición “inferior” en el sentido de que uno
hace una crítica y el otro la acepta, uno da un consejo y el otro lo sigue, y
así sucesivamente.
.b.
Por el contrario, cuando un intercambio comunicacional se basa sobre la
igualdad y la minimización de la diferencia, es decir cuando la conducta de uno
tiene de reflejar la del otro, estamos en presencia de una integración
simétrica.
En
una relación, sea complementario o simétrica, se producen normalmente
intercambios comunicacionales de naturaleza contrapuesta respecto al esquema
relacional prevaleciente (simétricos en una relación complementaria y
complementarios en una relación simétrica), los que cumplen una función
reguladora, autocorrectiva sobre esa relación.
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 102.
Inversión
Aristocracia
Además,
debe aceptarse, con respecto al hombre, el hecho de que los recuerdos
infantiles de las ternuras de la madre y de otras personas femeninas ayudan
enérgicamente a dirigir su elección hacia la mujer.
Mientras
que la intimidación sexual tempranamente experimentada por parte del padre y la
posición de concurrencia con respecto a él desvían al sujeto de las personas de
su mismo sexo.
Ambos
factores son valederos también con respecto a las muchachas, cuya actividad
sexual se halla bajo la guarda especial de su madre.
De
esta manera se constituye una relación hostil con respecto al propio sexo, que
influye decisivamente en la elección de objeto, orientándola hacia lo normal.
La
educación del niño por personas masculinas, en la antigüedad los esclavos,
parece favorecer la homosexualidad.
En
la aristocracia contemporánea, la frecuencia de la
inversión se hace comprensible por el empleo de servidumbre masculina y
por la escasez de cuidados personales de que la madre hace objeto a sus hijos.
En
algunos histéricos ha podido demostrarse que la temprana desaparición de uno de
los padres, por muerte o divorcio, motivando la acumulación de todo el amor del
niño en la persona restante, fue la condición para el sexo de la persona
elegida después como objeto sexual, haciendo posible así una inversión
duradera.
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y Tres Ensayos sobre Teoría Sexual, Colección Historia
del Pensamiento, Hyspamérica Ediciones Argentina SA, Buenos Aires, 1984, Vol.
9, Pág. 130.
Jerarquías Religiosas,
Trabajo a domicilio
Organizaciones Caritativas
Las
capas económicamente más poderosas de la clase obrera rechazan reiteradamente
ser dirigidas por la jerarquía religiosa o condescienden a que la misma
represente gratuitamente sus intereses mientras éste es el caso.
Cuanto
más patente se hace el carácter inquebrantable del orden capitalista, tanto más
exigen los intereses las jerarquías religiosas un acuerdo con las autoridades
nuevamente establecidas.
De
acuerdo con sus naturales interés éticos, la ésta jerarquía intenta conformar
la dependencia en la que se encuentra la clase obrera con respecto a las
empresas industriales en una relación de servidumbre autoritaria y personal,
accesible a la caridad.
(Y
esto) especialmente por recomendación de aquellas “instituciones benéficas” que
impiden al proletariado su libertad de movimientos contra la autoridad y, en la
medida de lo posible, también por la protección de la industria a domicilio, aparentemente
ventajosa para el “vínculo familiar” y el carácter patriarcal de las relaciones
del trabajo, frente a las aglomeraciones en la fábrica, que suelen dar origen a
la conciencia de clase hostil a la autoridad.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 923.
Legitimidad Jerárquica
En
vista de que cada puesto es único en su género, las compañías dependen de la
jerarquía para evaluar el rendimiento y estimar el sueldo que debe ganar el
empleado.
Así
como el mercado tiene éxito porque le concedemos legitimidad, la jerarquía
funcionará mientras confiemos en que puede impartir justicia.
En
tanto el vicepresidente considere que el presidente es un hombre justo y bien
informado, que evaluará en una forma imparcial su comportamiento, permitirá que
la jerarquía opere sin obstrucciones.
No
obstante, la desconfianza traerá como consecuencia una serie de protecciones
contractuales similares a aquellas que se estipulan cuando se vente un servicio
a una firma externa.
La
elaboración y aplicación de este contrato elevará considerablemente los costos
implícitos en la supervisión de dicho directivo.
Un
ejemplo más común es el del empleado que trabaja por horas y que aprende, con
el tiempo, a desconfiar de la justicia que puede ofrecer la jerarquía
corporativa, situación que lo lleva a pugnar por una representación sindical y
por la estipulación de sus derechos dentro de un contrato.
El
trabajador paga costos adicionales a través de las cuotas sindicales, la
compañía se ve en la necesidad de incurrir en mayores gastos al aumentar el personal
de relaciones industriales y todo el mundo sufre las consecuencias al contar
con una cooperación menor, un nivel más bajo de productividad y menos ganancias
que compartir.
Así,
vemos que el éxito de una jerarquía o burocracia, puede resultar sumamente
costoso.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 86.
Likert Rensis
Participación
Rensis
Likert, un sociólogo disidente, fundador del Instituto de Investigación Social
y firme partidario de la idea de que la investigación en ciencias sociales
carece de toda validez a menos que se aplique a los problemas de las empresas y
de la sociedad.
Likert
había desarrollado la idea de que las empresas se catalogan en cuatro clases
diferentes, que van del “Sistema I” (llamados por otros Modelo I) u
organizaciones que funcionan con un enfoque unilateral en el proceso de toma de
decisiones, que proviene de la cúspide de la jerarquía empresarial en que los
directivos desconfía de los obreros y viceversa (este modelo incluye un directivo
que se caracteriza como “autoritario – explotador), y viceversa, hasta las
organizaciones del “Sistema IV” (llamados por otros Modelo IV), en las cuales
los directivos y trabajadores confían entre sí y cooperan en la forma de
dirigir la empresa (este modelo incluye un directivo que se caracteriza como
“participativo”).
A
través de muchos años (lo que no es argumento que justifique nada) de
cuidadosas investigaciones, Likert y sus colegas han puesto de manifiesto que
ser rudo y agresivo no da buenos resultados.
Sus
estudios revelaron que las compañías que participan, o las correspondientes al
“Sistema IV”, al igual que las organizaciones del tipo Z, eran más productivas
y tenían empleados emocionalmente más equilibrados que las autocráticas
compañías del “Sistema I” (es decir una suerte de “buen trato de estilo
Hawthorne, por lo que merece las mismas críticas y no
aporta mucho respecto a que sucede si la
compañía comienza a experimentar dificultades macroeconómicas o
problemas de ventas por la naturaleza de lo que fabrica o sirve).
Descubrió
además, que muy pocas gentes optaban por el “Sistema I” (esto quizás en su país
y en aquellos tiempos), aunque muchas empresas pertenecen a esa categoría (como
continúa sucediendo 40 años más tarde).
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 171.
Limitaciones
Finalmente,
el país cuenta con un rico patrimonio fitogenético, lo que indudablemente
constituye un capital valioso para el desarrollo de la biotecnología vegetal.
Obviamente,
estas ventajas representan solamente recursos potenciales.
En
el otro platillo de la balanza deben considerarse las limitaciones teóricas de
nuestra sociedad para capitalizar sus propias capacidades naturales y humanas.
Aunque
dicha capacidad reconoce causas que se remontan a etapas iniciales de la
organización económica del país, la misma no podría explicarse completamente
sin considerar la escasa valorización de la actividad científica-tecnológica en
nuestro medio.
(Esto)
se expresa no sólo en la cultura de los agentes productivos, sino también en la
de amplios sectores sociales y políticos.
Este
trasfondo contribuye decisivamente a prolongar el divorcio existente entre la
investigación científica y los factores de la producción, aparejando una enorme
dilapidación de recursos materiales y humanos, y considerables erogaciones en
concepto de transferencia tecnológica.
Ello
se agrava por el inmediatismo de que hacen gala los sectores productivos y
políticos de la Argentina., rasgo particularmente difícil de cohonestar con los
requerimientos básicos de cualquier sistema científico-técnico.
Debe
agregarse a ello la escasa idoneidad y congruencia evidenciada por las
sucesivas conducciones del sistema científico, lo que ha sumido al mismo en una
paralización sin precedentes.
Es
evidente que todos estos hechos no pueden dejar de pensar sobre la forma en que
la Argentina accederá al despliegue de las nuevas tecnología (0 no lo logrará
sino con un enorme retraso y a un costo imposible).
Mentablerry,
Alejandro; La nueva Frontera verde, en revista Encrucijadas UBA, N° 3,
noviembre, 1995, pág. 47.
Lucha Salarial
Paternalismo
El
monopolio, la compra anticipada, el acaparamiento y la retención de mercancías
con el fin de elevar los precios han sido los hechos contra los cuales han
protestado los desposeídos en la Antigüedad y en la Edad Media.
En
cambio, la lucha por los salarios constituye actualmente la cuestión principal.
El
tránsito a esta situación lo representan las luchas para la admisión en el
mercado y para la fijación de los precios que han tenido lugar, a comienzos de
la época moderna, entre los empresarios y los artesanos de la industria a
domicilio.
Un
fenómeno muy general que aquí debemos mencionar de las oposiciones de clase condicionadas
por la situación del mercado consiste en el hecho de que tales oposiciones
suelen ser sobre todo ásperas entre los que se enfrentan de un modo
directamente real en la lucha por los salarios.
No
son los rentistas, los accionistas y los banqueros quienes resultan afectados
por el encono del trabajador (aunque obtienen justamente ganancias a veces
mayores o con “menos trabajo” que las del fabricante o del director de
empresa).
Son
casi exclusivamente los fabricantes y directores de empresa mismos,
considerados como los enemigos directos en la lucha por los salarios.
Este
simple hecho ha sido con frecuencia decisivo para el papel desempeñado por la
posición de clase en la formación de los partidos políticos.
Por
ejemplo, ha hecho posible las diferentes variedades del socialismo patriarcal
(el denominado “paternalismo”) y los antiguamente frecuentes intentos de unión
entre los estamentos amenazados en su existencia y el proletariado contra la
burguesía.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 687.
Manifiestas y latentes
Consultor cliente
Sofer
C.(1) en el campo que definió
como de “asesoramiento social”, puso de manifiesto y analizó algunas
redundancias y algunos principios en la interacción “consultor – cliente”.
Estudió
a fondo la incidencia que puede tener “el observador”, en el ámbito que se está
analizando, y el modo de hacer uso de esta incidencia para tener una
comprensión más amplia de lo que está ocurriendo a su alrededor.
Este
autor hace, además, una clara distinción entre las dos etapas de recopilación y
presentación de los datos a los miembros de la organización que los
proporcionó, con el fin de permitirles identificar las relaciones entre las
variables antes presentes de manera no explícita.
Por
su parte, Rice A. K. propone cuatro modalidades de conducta en respuesta a
pedidos contradictorios.
.1.
Dedicarse a la solución del problema manifiesto, teniendo en cuenta aquellas
circunstancias que se consideran “dificultades latentes”, pero sin hablar de ellas.
.2.
Encarar los dos problemas directamente.
.3.
Ignorar el problema manifiesto y
.4.
Afrontar directamente sólo el latente.
La
opción de uno de estos caminos la hace el consultor en relación con la serie de
elementos evaluados.
Si
durante el asesoramiento advierte que afloran en él sentimientos opuestos que
van de la ansiedad al fastidio, a la complacencia, etcétera, se interroga
acerca de esos sentimientos e intenta individualizar en qué medida le son
imputables, y en qué medida son imputables a la relación asesor – cliente.
Por
lo tanto la “certeza” de que esos sentimientos son el resultado de la relación
con el cliente y no de elementos de su propia personalidad, le permite
utilizarse como instrumento aproximado e inmediato.
Rice
da gran importancia a las sensaciones personales y al compromiso
personal con respecto al cliente, puesto que considera que esto favorece
el compromiso del cliente con respecto a él y
facilita el “acceso a los datos necesarios”.
(1): Sofer C., Organización en vivo, F. Angeli, Milán [1961], 1971.
(2): Rice A. K.(2), La Empresa y su ambiente, F. Angeli,
Milán [1963] 1974.
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 204.
Máquinas
Las máquinas computadoras quizás pueden
realizar el trabajo de una docena de hombres ordinarios, pero no hay ninguna
máquina que pueda realizar el trabajo de un hombre extraordinario.
E. B. White, citado por Peter, Laurence J; La
Pirámide de Peter; Plaza y Janés; 1986; Pág. 197.
Maquinismo
Los dependientes de la máquina saben únicamente que trabajan en un
equipo enorme de siete pisos de altura, rodeado por largas pasarelas.
-Esa condenada máquina, dijo Joe-, es algo infernal. Me han destinado al tercer piso. Estoy en una pequeña habitación
encristalada junto a un tablero de instrumentos.
»Me enseñaron el trabajo en diez minutos. No tengo que hacer más que u-nos
cuantos movimientos, todo es automático.
-¿Qué es lo que haces Joe? –pregunté.
-Huhh. Escucha esto. Me meto en ese pequeño e incómodo agujero
a las 8 de la mañana.
»A las 8 y 10 alargo la mano y hago girar el
Cuadrante N hasta 40.
»A las 8 y 20, hago presión sobre un botón marcado
con la letra Q.
»A las 8 y 23 giro hacia atrás el Cuadrante N hasta
cero.
»A las 8 y 31 alargo la mano hacia un pequeño anaquel, tomo una
aceitera y echo dos gotas, exactamente dos, en un pequeño orificio de la
parte inferior del tablero.
»A las 8 y 46 levanto la mano y tiro hacia atrás una
palanca.
»A las 8 y 47 la empujo hacia atrás.
»A las 8 y 53 oprimo de nuevo el botón Q.
»A las 8 y 59 hago girar el Cuadrante N hasta 10, lo mantengo un segundo y, de nuevo, lo hago girar rápidamente hacia atrás.
»¡Entonces dan las nueve y comienza de nuevo todo el
proceso!
-¿Eso es todo?
-Exactamente todo igual, -contestó Joe-. Así cada hora hasta el mediodía. Dispongo de una hora para comer y después
vuelvo para continuar hasta las cinco, -suspiró-. Ese es mi nuevo trabajo.
-Joe -pregunté-, ¿qué ocurre dentro de esa máquina cuando haces todas
esas cosas?
-Que yo vea, Al –contestó-, nada.
-Bien, pero ¿qué hace la máquina?
-No lo sé. No me lo
explicaron.
-¿No puedes oír algo en el
interior, quiero decir, cuando hacer
girar esos cuadrantes y oprimes los botones?
-Ni lo más mínimo.
Gehman
Richard Boyd, La Máquina, Collier’s, 14-12-1946.
Masoquista
El
sujeto que es exhibicionista inconscientes es al mismo tiempo “voyeur”, y aquel
que sufre de las consecuencia de una represión de las tendencias sádicas sufre
también de síntomas producidos por fuentes de inclinación masoquista.
La
coincidencia absoluta con la conducta de la perversión “positiva”
correspondiente es un dato que debe tenerse muy en cuenta.
Más
en el cuadro de la enfermedad desempeñan indistintamente una u otra de las tendencias antitéticas el papel dominante.
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección
Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 79.
Matricial
(Otra
clase de configuración…) estructural, que, aunque más reciente se está
generalizando con gran rapidez, es la forma de organización matricial (debemos
tener en cuenta que lo que el autor considera como algo “reciente” ya había
sido citado por Koontz en los 50’ y por Mintzberg desde 1979 y las denominó
“adhocracias”).
Normalmente
se emplea cuando dos departamentos, que están al mismo nivel, pero que tienen
ciertas fricciones, deben cooperar para sacar adelante un proyecto.
En
lugar de nombrar un comité, se pidió al directivo que estaba a cargo de la
tarea más delicada, que simultáneamente sometiera sus informes a la consideración
de los dos jefes del departamento que estaban en pugna.
Una
de estas matrices hacía que los directores de planta y los ingenieros
corporativos trabajaran juntos, asignado a los ingenieros destinadas a cada
planta la ejecución de otros trabajos en diferentes lugares, según se fuera
necesitando.
Tanto
el director de planta como el departamento central de ingeniería deseaban tener
el control exclusivo de los ingenieros.
La
solución matricial había determinado que los ingenieros de cada planta informaran
al mismo tiempo al director de la planta y al jefe de la división ingeniería.
Ambos
tendrían que estar de acuerdo en la asignación de las tareas, en la evaluación
anual del rendimiento individual y en todas las recomendaciones para los
ascensos de cada ingeniero.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 110.
Mecanismos de control
Por
lo general, las compañías tipo Z (confianza, sutileza, intimidad) cuentan con
los datos más actualizados, los últimos sistemas contables, los más modernos
métodos formales de planificación y dirección por objetivos (DPO-APO).
Y
todos los otros mecanismos explícitos de control distintivos del tipo A
(americano de la revolución industrial: racional y objetivo).
No
obstante, en las empresas Z dichos mecanismos se emplean para efectos de
información, pero rara vez son determinantes en las decisiones importantes.
En
contraste, los directivos de las grandes organizaciones, hospitales y agencias
gubernamentales se quejan, con frecuencia, de que se sienten incapaces de
utilizar su criterio frente a los análisis cuantitativos, los modelos
computerizados y las interminables listas de cifras.
La
administración occidental parece reflejar, casi invariablemente, un carácter
distintivo que podría expresarse así: lo racional, lo objetivo se acerca más a
lo racional que a lo subjetivo.
Lo
cualitativo es más objetivo que lo no cuantitativo y, por consiguiente, el
análisis cuantitativo es preferible a los juicios
basados en la cordura, los conocimientos, la experiencia y los aspectos
sutiles.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 76.
Mercado Paz del
Cambio
Un
mercado concreto puede estar sometido a un orden acordado autónomamente por los
partícipes, o a un orden decretado (otorgado) por las más diferentes
comunidades, principalmente políticas o religiosas.
Si
no contiene una restricción de la libertad de mercado, esto es, del regateo y
de la competencia o si establece garantía para el mantenimiento de la legalidad
del mercado, la forma de los pagos y de los medios de pago, tiene por objeto,
en épocas de inseguridad interlocal, asegurar la “paz del mercado”.
(Esa)
garantía, puesto que originalmente el mercado es una socialización entre
individuos que no son compañeros, es decir, entre enemigos, deja, al igual que
la de las costumbres de guerra del derecho de gentes, a los poderes divinos.
Muy
a menudo la paz del mercado está bajo la protección de un templo; además, esta
protección de la paz suele ser una fuente de impuestos por parte de caudillos y
príncipes.
Pues el cambio es la forma pacífica específica para la obtención de
poder económico.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 496.
Metodología
La
metodología tradicional de la investigación social, si bien prefiere el
experimento de laboratorio, legitima también otras formas y técnicas que
permiten estudiar los fenómenos en el ambiente social natural en el que
ocurren.
Pero
de trata de técnicas que casi siempre tienden a “aislar al investigador y la
investigación” del contexto en el cual se desarrolla la indagación.
Esto
es válido incluso para el denominado “método de la observación participativa”.
Esta
técnica, citada generalmente en los manuales de metodología de la
investigación, prevé, como es sabido, la inserción del investigador –quien sólo
se sirve de su propia capacidad de observación. En la situación que constituye
el objeto de su indagación.
Sin
embargo, según la metodología tradicional, el investigador, antes que analizar
las interacciones entre él y el grupo social objeto de su pesquisa, debe evitar
que “con su presencia se altere la situación en la cual participa”.
Con
ese fin, “deberá simular su rol de observador”, mimetizándose con los sujetos
de la investigación, o bien, si esa opción no fuese viable, limitar hasta donde
sea posible, que se lo implique en la situación.
En
efecto, el paradigma metodológico tradicional creyó que se podía resolver el
problema de la relación entre sistema observador y sistema observado,
recurriendo a condiciones que por el hecho de reducir las interacciones
recíprocas en ambos sistemas se consideran capaces de colocar “entre
paréntesis” ese problema.
En
particular se entiende, desde esta perspectiva, que el laboratorio, con sus
restricciones, es el lugar donde resulta más fácil lograr estas condiciones y,
en consecuencia, el sitio preferido como ambiente ideal para la investigación
social y como punto de referencia para la investigación de campo.
De
hecho. Esta última debería tratar de reproducir, aunque con lógicas e
inevitables dificultades, esa separación entre sistema observado y sistema observador que se presume casi lograda
en las condiciones de laboratorio.
Como
se sabe, en la actualidad este modelo metodológico está en crisis.
Las
críticas que ha merecido demostraron, entre otras cosas, que ni siquiera la
investigación de laboratorio puede prescindir el contexto en cuyo ámbito se
desarrolla el experimento.
Son
significativos los estudios donde se verifica que aquellos que participan en un
experimento “tratan de adaptarse a las hipótesis” que a juicio de ellos, son
las del experimentador, y, por otra parte, que también los experimentadores
sugieren a los sujetos cómo comportarse, aunque lo hagan de manera sutil e
inconsciente.
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 95.
Metodología
Consultoría
El
asesoramiento propuesto por Schein es de un tipo particular, que se define como
“process consultation” (asesoramiento sobre procesos) y es un conjunto de
actividades realizadas por el consultor, que ayudan al cliente percibir y
comprender los hechos, parte integrante de un proceso, que ocurren en el
ambiente del propio cliente, y también intervenir en ellos.
El
rol del consultor no consiste en actuar en primera persona con respecto al
problema existente, sino en enseñar las técnicas de diagnosis y de solución de
problemas.
El
cliente debe quedar implicado en primera persona y tomar parte activa en la
formulación de algún remedio.
Los
problemas serán resueltos de manera más duradera y eficaz si quien los resuelves
la propia organización.
En
esa situación de asesoramiento, Schein atribuye una notoria importancia a la
modalidad de acercamiento a la organización por parte del consultor.
.1.
Sostiene que siempre hay que hacer un análisis del pedido y prestar mucha
atención a aquel que toma el primer contacto con él, y también a los medios de
que se vale.
.2.
Atribuye, además mucha importancia a la reunión exploratoria que sigue y a las
personas que en ella participan: indica algunos criterios para determinar
cuáles son las personas cuya “asistencia es conveniente y cuales NO deberían
participar” en la reunión exploratoria.
.3.
Tendría que estar presente alguien con jerarquía lo suficientemente elevada
como para influir en los demás, en caso de estar dispuesto en sentido positivo;
alguien que esté de acuerdo con la idea de contratar a un consultor para los
fines conocidos; alguien que haya individualizado problemas específicos en los
que sea necesario intervenir; alguien que esté familiarizado con los conceptos
del “process consultation”.
.4.
Hay que evitar, en cambio, a las personas hostiles, escépticas y que estén en
la obscuridad más completa con respecto a los servicios que puede proporcionar
el consultor.
.5.
Fija la duración de la primera reunión el hecho que se deberá cumplir, puesto
que el “process consultation” comienza a partir del contacto inicial.
.6.
Sigue la definición del contrato, tanto desde el punto de vista formal por
profesional. Destaca la importancia de
señalar con suma precisión aquello que el profesional pretende hacer y aquello
que no hará.
Debe quedar igualmente
en claro que el cliente y todo el grupo con el cual está trabajando es, en
consecuencia, toda la organización y no sólo la persona que tomó contacto con
él.
Se determina la elección
de un ámbito de trabajo, se establece un cronograma y un método de trabajo y se
definen los objetivos a alcanzar.
Por lo tanto, el
asesoramiento sobre los procesos sólo se encarrila cuando el cliente potencial
acepta que las relaciones y los procesos entre las personas son un importante
objeto de conocimiento.
La disposición del
cliente para la observación y la investigación es, según Schein, uno de los
requisitos esenciales para que una relación de asesoramiento pueda desembocar
en resultados válidos.
Se pone de manifiesto
además, el principio de que el “profesional no tiene soluciones especiales
predeterminadas ni recetas ad hoc” y que deberá prestar al máximo, a la
comunicación recíproca.
Schein subraya la
importancia que reviste el hecho de que todo acto realizado por el “process
consultation” constituye una intervención.
También lo es el acto
inicial de la decisión de trabajar con una organización dada.
.7.
Por ello, el consultor deberá reflexionar, con respecto a todas las cosas que
haga, en términos del efecto que éstas podrán producir en la organización. En otras palabras, debe partir del
presupuesto que todo su comportamiento constituye, de algún modo, una
intervención.
Ni
siquiera se pueden separar por completo las etapas de la recopilación de datos
y de la intervención.
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 130.
Morir
Recógete,
lector en ti mismo, y figúrate un lento deshacerte de ti mismo, en que la luz
se te apague, se te enmudezcan las cosas y no te den sonido, envolviéndote en
silencio.
Se
te derritan de entre las manos los objetos asideros, se te escurra de bajo los
pies el piso, se te desvanezcan como en un desmayo los recuerdos, se te vaya
disipando todo en nada, y disipándote también tú, y ni aún la conciencia de la
nada te quede siquiera como fantástico agarradero de una sombra.
Unamuno,
Miguel de; Del Sentimiento Trágico de la Vida, Colección Historia del
Pensamiento, Hyspamérica Argentina S.A., Vol.60, 1984, Pág. 31.
Nación
Todos
los grupos que dentro de una comunidad se encuentran en situación de poder
dirigir la acción colectiva están poseídos por el apasionamiento ideal
inherente al prestigio del po0der, y son siempre los más leales mantenedores de
la ideal del “Estado” en cuanto idea de una forma de poder
imperialista que exige una consagración incondicionada.
Además
de los intereses imperialistas materiales a que hemos hecho ya referencia,
colaboran en ello los intereses en parte
indirectamente materiales y en parte ideales de las
capas idealmente privilegiadas por la existencia de tal organización política.
Se
trata ante todo de los que se consideran “partícipes” específicos de una
específica “cultura” que abarca el círculo de los que están interesados en una
forma política.
No
obstante, el puro prestigio del “poder” transforma inevitablemente, bajo la
influencia de tal círculo, en otra forma específica, a saber, en la idea de la
“nación”.
La
“nación” es un concepto que, si se considera como unívoco, no puede nunca ser
definido de acuerdo con las cualidades empíricas que le son atribuidas.
Quienes
lo utilizan le dan, por lo pronto, el siguiente significado indudable: la
posesión por ciertos grupos humanos de un sentimiento específico de solidaridad
frente a otros.
Se
trata, pues, de un concepto que pertenece a la esfera estimativa. Sin embargo, no hay acuerdo ni sobre la
forma en que han de delimitarse tales grupos ni acerca de la acción comunitaria
resultante de la mencionada solidaridad.
En
una terminología habitual, la “nación” no es idéntica al “pueblo de un Estado”,
es decir, al hecho de la pertenencia a una comunidad política.
Pues
numerosas comunidades políticas comprenden grupos humanos que subrayan
decididamente la independencia de su “nación” frente a otros grupos, o abarcan
partes de una agrupación humana caracterizada por sus componentes como una
“nación única”.
La
nación no es tampoco idéntica a la comunidad lingüística, pues ésta no es siempre
en modo alguno suficiente, como ocurre con los serbios y croatas, con los
norteamericanos, irlandeses e ingleses.
Por
otro lado, tal comunidad no parece absolutamente necesaria (en los documentos
oficiales se encuentra la expresión “nación suiza” al lado de la expresión
“pueblo suizo”), y algunas comunidades lingüísticas no se consideran como una
nación separada (así ocurría, por lo menos hasta hace poco tiempo, con los
“rusos blancos”).
La
pretensión de afirmarse como una “nación” especial suele basarse, ciertamente,
en la posesión de bienes culturales por
parte de la comunidad lingüística, pero ello tiene lugar, según los casos, con
muy distinta intensidad (por ejemplo mucho menos intensamente en Norteamérica y
el Canadá).
Más
los que hablan el mismo idioma pueden rechazar también la homogeneidad
“nacional” y referirse a diferencias manifestadas en algún otro “bien
cultural”: a la profesión de una fe religiosa, a diferencias en la estructura
social y en las costumbres (como en los suizos alemanes y alsacianos frente a
los alemanes del “Reich”.
(O)
en los irlandeses frente a los ingleses), a elementos “étnicos” y, sobre todo,
a recuerdos de una comunidad de destino político con otras naciones (en los
alsacianos con los francés desde las guerras de la Revolución que constituyen
su época heroica común; en los bálticos con los rusos, en cuya suerte política
han cooperado.
Finalmente,
se comprende por sí mismo que la homogeneidad “nacional” no debe basarse en una
real comunidad sanguínea. En todas
partes existen justamente “nacionalistas” radicales de origen extranjero. Y, finalmente, la unidad de tipo
antropológico específico no es indiferente, pero no es suficiente ni
indispensable para la constitución de una “nación”.
Si,
con todo, la idea de la “nación” comprende el concepto de la comunidad de
origen y de una semejanza de carácter con contenido indeterminado), lo comparte
con sentimiento de homogeneidad “étnica” derivado de distintas fuentes.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 679.
No te metás
Consultor
Es
insostenible en (cualquier) situación institucional la actitud de “pasividad y
expectativa”, en el convencimiento de que hay que mantenerse más allá de las
partes.
Se
corre el riesgo de ser marginado y caer en un peligroso aislamiento.
El
(consultor) debe estar atento a otro peligro que consiste en el fortalecimiento
de las alianzas y debe evitarlo.
Se
entiende por alianza a un tipo de relación que se modula y articula en torno de
contenidos precisos y delimitados en el tiempo.
En
consecuencia, la alianza no tiene que ser definitiva, estable determinada a
priori, pero debe sí perdurar hasta la solución del o de los problemas (de la
consulta).
Nada
debe impedir que el (consultor), cambiadas algunas situaciones o la índole de
los problemas, modifique su sistema de alianzas.
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 247.
Objetivos
No
decimos en modo alguno que en un caso concreto los partícipes en la acción
mutuamente referida pongan el mismo sentido en esa acción, o que adopten en su
intimidad la actitud de la otra parte, es decir, que exista “reciprocidad” en
el sentido.
Lo
que en uno es “amistad”, “amor”, “piedad”, “fidelidad contractual”,
“sentimiento de la comunidad nacional”, puede encontrarse en el otro con
actitudes completamente diferentes.
Entonces
unen los partícipes a su conducta un sentido diverso: la relación social es
así, por ambos lados, objetivamente “unilateral”.
Empero
no deja de estar referida en la medida en que el actor presupone una
determinada actitud de su contrario frente a él (erróneamente quizá, en todo o
en parte) y en esa expectativa orienta su conducta, lo cual basta para que
pueda haber consecuencias como las hay las más de las veces, relativas al
desarrollo de la acción y a la forma de la relación.
Naturalmente,
sólo es objetivamente bilateral cuando el sentido de la acción se corresponde
–según las expectativas medias de cada uno de los partícipes- en ambos; por
ejemplo, la actitud del hijo con respecto a la actitud del padre tiene lugar
aproximadamente como el padre (en el caso concreto, por término medio o
típicamente) espera.
Una
acción apoyada en actitudes que signifiquen una correspondencia de sentido
plena y sin residuos es en la realidad un caso.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 22.
Opinión, Convicción
Creencia, Fe
Opinión
es una creencia de la cual se tiene conciencia de que es insuficiente tanto
subjetiva como objetivamente.
Si
la creencia sólo es suficiente subjetivamente y al mismo tiempo se la tiene por
insuficiente objetivamente se denomina “fe”.
Por
último, se llama saber a la creencia suficiente tanto subjetiva como
objetivamente.
La
suficiencia subjetiva se denomina convicción (para sí mismo); la objetiva,
“certidumbre” (para todos.
Kant,
Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento Hyspamérica,
Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34., Pág. 494.
Opresión
(La)
identificación de los oprimidos con la clase que los oprime y los explota no
es, sin embargo, más que un fragmento de una más amplia totalidad.
Pues
además, los oprimidos pueden sentirse afectivamente ligados a los opresores y,
a pesar de su hostilidad, ver en sus amos su ideal (esto se llama actualmente
el “Síndrome de Estocolmo”, una idea en la que Sigmund, como en tantas otras,
fue un adelantado).
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección
Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 221.
Organización abierta
Organización cerrada
Una relación social (lo mismo si es de “comunidad” como de “sociedad”
se llama “abierta” al exterior cuando y en la medida en que la participación en
la acción social recíproca que, según su sentido la constituye, no se encuentra
negada por los ordenamientos que rigen esa relación a nadie que lo pretenda y
esté en situación real de poder tomar parte en ella.
Por el contrario, llámase “cerrada” al exterior cuando y en la medida
en que aquella participación resulte excluida, limitada o sometida a
condiciones por el sentido de la acción o por los ordenamientos que la rigen.
El carácter “abierto” o “cerrado” puede estar condicionado tradicional,
afectiva o bien racionalmente con arreglo a valores o a fines.
El cierre de tipo “racional” se basa especialmente en la siguiente
situación de hecho: una relación social puede proporcionar a sus partícipes
determinadas probabilidades de satisfacer ciertos intereses, tanto interiores
como exteriores, sea por el fin o por el resultado, sea a través de una acción
solidaria o en virtud de una compensación de intereses.
Cuando los partícipes en esa relación esperan que su propagación les
haya de aportar una mejora de sus propias probabilidades en cantidad, calidad,
seguridad o valor, les interesa su carácter “abierto”; pero cuando, al
contrario, esperan obtener esas ventajas de sus “monopolización”, les interesa
su carácter “cerrado” al exterior.
Una relación social “cerrada” puede garantizar a sus partícipes el
disfrute de las probabilidades monopolizadas:
.a.
libremente,
.b.
en forma racionada o regulada en cuanto al modo y la medida, o
.c.
mediante su apropiación permanente por individuos o grupos y plena o
relativamente inalienable (cerrada en su interior).
Las probabilidades apropiadas se llaman “derechos”.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 35.
Organización Teoría de la
El estudio de las organizaciones estuvo dominado en general en el primer cuarto de
este siglo por el punto de vista de la dirección científica; en el segundo
cuarto de siglo (XX), por los intereses y por la actitud llamada
generalmente de “relaciones humanas”.
En el primer caso, los actores humanos en la organización se veían
primariamente como “instrumentos” que se podían describir en términos de propiedades
fisiológicas y psicológicas sencillas.
En el último caso, a los actores humanos se
les condecían sentimientos y motivos, pero se prestaba relativamente poca
atención a sus propiedades como seres adaptables y razonables.
Nuestro análisis del conocimiento encaja en el
marco más amplio de la Teoría de la Organización, no en sustitución de estos
enfoques primitivos, sino como un complemento de los mismos.
Simon, Herbert A., Teoría de la Organización,
Ediciones Ariel, 1969, Pág. 232.
Participación
Calidad
El
meollo de la participación es que cada obrero, cada directivo, debe
responsabilizarse absolutamente de sus ocupaciones.
Es
obligación de todos satisfacer al cliente produciendo artículos de calidad.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 167.
Participación, Consenso
Decisiones
Quizás
la característica más conocida de las organizaciones japonesas sea la
importancia que dan a la participación dentro del proceso de toma de
decisiones.
Por
lo general, en la típica empresa norteamericana el jefe de departamento, el
director de división y el presidente de la compañía consideran que la
responsabilidad les toca a ellos únicamente, que ellos solos deben asumir esa
responsabilidad que implica tomar decisiones.
Recientemente,
algunas organizaciones han adoptado modelos que propician una mayor
participación en el proceso a fin de que todos los miembros de un departamento
se pongan de acuerdo sobre la decisión más acertada en una situación dada.
La
toma de decisiones “por consenso” ha sido motivo de exhaustivas investigaciones
en Europa y los Estados Unidos en los últimos 20 años (1960-1980).
Y
la evidencia sugiere de un modo contundente que un enfoque multilateral da
lugar a decisiones más creativas y resultados más positivos que una posición
unilateral.
Hoy
por hoy, el estilo de participación occidental es un proceso totalmente
estandarizado:
Generalmente,
un pequeño grupo, que no comprende más de 8 o 10 personas, se reúne en torno de
una mesa para discutir el problema y sugerir soluciones.
Durante
este proceso es necesario contar con uno o dos líderes que tengan experiencia
en la dirección de relaciones interpersonales y que sean capaces de ayudar a
resolver constructivamente las desavenencias importantes que pudieran
presentarse.
El
consenso surgen en el momento en que se opta por una sola de las alternativas,
y cada uno de los miembros de grupo puede decir con toda sinceridad a los
demás:
.a.
Considero que ustedes comprenden mi punto de vista.
.b.
Considero que yo entiendo sus puntos de vista.
.c.
Independientemente de que me incline o no por esta determinación, yo la
respaldaré porque fue acordada de manera abierta y
justa.
Al
menos unos pocos directivos aplican instintivamente este enfoque en cada
compañía, agencia gubernamental y asociación religiosa, per una gran mayoría no
lo hace.
Algunas
empresas han instituido oficialmente esta política de participación en todos
los niveles, dado que, en un gran número de casos, ha dado mejores resultados
que las decisiones tomadas individualmente.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 51.
Participación, Consenso
Decisiones
(Alguien)
que prestaba sus servicios en uno de los principales bancos japoneses, me
describió el procedimiento que se seguía en su institución.
“Cuando
se va a tomar una decisión importante, se redacta una propuesta en la cual se
describe una de las «mejores»
alternativas a fin de que pueda ser sometida a la consideración del personal.
La
responsabilidad de elaborar esta propuesta recae en el miembro
más joven y en el que haya ingresado más recientemente en el
departamento interesado en definir alguna situación.
Desde
luego, el presidente o el vicepresidente saben cuáles son las alternativas más
viables y el joven se esfuerza al máximo para tratar de averiguar cuáles pueden
ser.
Habla
con todo el mundo, pide opiniones y dedica especial atención a los comentarios
de aquellas personas que conocen mejor a los altos funcionarios.
La
finalidad de todo esto es buscar un denominador común.
Afortunadamente,
este sistema de encuestas no puede proporcionarle al joven toda la información
que su jefe desea obtener; así pues, se ve en la necesidad de añadir sus
propias consideraciones.
(…)Al
igual que todas las otras características del sistema administrativo japonés,
el proceso de toma de decisiones forma parte de una complejidad de elementos
que dependen de la confianza y la sutileza que
se desarrollan en un ambiente de intimidad.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 52 y 55.
Participación
Cultura
En
las organizaciones tipo Z, el proceso de toma de decisiones implica, por lo
general, el consenso y la participación de los empleados.
Los
sociólogos han calificado al proceso de democrático, en contraposición a otros
que son apáticos y autocráticos, ya que son muchos los criterios que
intervienen en la elaboración de las decisiones importantes.
Este
método de participación es uno de los mecanismos que permiten una extensa
difusión de la información y de los valores a través de toda la organización, y
señala, también de un modo simbólico e inequívoco, los intentos de cooperación
de la empresa.
Muchos
de los valores esenciales para la cultura de la empresa son difíciles de
observar o constatar, pues algunos de ellos no salen a
la luz más que una vez cada determinado número de años, en el momento en que se presenta una crisis.
Por
ejemplo, el compromiso de sostener un empleo por varios años, que sólo puede
ser advertido en un período de recesión, mientras que otros, como el compromiso
frente a una conducta desinteresada son difíciles de palpar.
Estos
valores y creencias deben expresarse de un modo muy concreto si lo que se
pretende es que los empleados nuevos los comprendan y depositen su fe en ellos,
especialmente si los recién llegados traen la idea de que todas las compañías
son básicamente iguales, ya que no son dignas ni de su confianza ni de su
credulidad.
Un
proceso de toma de decisiones por consenso permite que se compartan los valores
y la información y, al mismo tiempo, evidencia, de un modo manifiesto, el
respeto que la organización siente ante dichos valores.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 81.
Participación
Nada nuevo
Pongamos
por caso que la persona de máxima responsabilidad desea compartir a todas las
decisiones con sus subordinados.
Los
líderes pueden temer que unja participación parcial origine un comportamiento inconsistente que sería interpretado como un compromiso dudosa ante el igualitarismo, situación que
haría fracasar todos los esfuerzos.
Unos
cuantos expertos consideran que a todos los subordinados no les importa
compartir (nada más que) sólo ciertas decisiones, puesto que este tipo de
participación con frecuencia significa un gran adelanto para ellos.
La
impresión de inconsistencia puede ser evitada si la persona más importante de
todas las implicadas en el proceso expresa abiertamente y de antemano sus
intenciones en ese sentido.
(Por
ejemplo,) ciertas resoluciones serán sometidas a un proceso total de toma de
decisiones por consenso (¡Rensis Likert Modelo 4!).
Otras
a un método parcial en el que se buscarán datos o sugerencias y en que la
dirección se reservará la decisión final (¡Rensis Likert Modelo 3!).
Por
último, otras determinaciones se tomarán en privado y posteriormente se
informará a los demás de los resultados (¡Rensis Likert Modelo 2!)
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 106.
Partidos, Poder
Acción Comunitaria
Los
partidos políticos se mueven primariamente dentro de la esfera del “poder”.
Su
acción está encaminada al “poder” social, es decir, tiene a ejercer una
influencia sobre una acción comunitaria cualquiera que sea su contenido.
En
principio, puede haber partidos tanto en un “club” como en un “Estado”.
En
oposición a la acción comunitaria ejercida por las “clases” y por los
“estamentos”, en los cuales no se presenta necesariamente este caso, la acción
comunitaria de los “partidos” contiene siempre una socialización.
Pues
va siempre dirigida a un fin metódicamente establecido, tanto si se trata de un
fin “objetivo”, realización de un programa con propósitos ideales o materiales,
como de un fin “personal”, prebendas, poder y, como consecuencia de ello, honor
para sus jefes y secuaces o todo esto a la vez.
Por
eso sólo pueden existir partidos dentro de comunidades de algún modo
socializadas, es decir, de comunidades que poseen un ordenamiento racional y un
“aparato” personal dispuesto a realizarlo.
Pues
la finalidad de los partidos consiste precisamente en influir sobre tal
“aparato” y, allí donde sea posible, en componerlo de partidarios.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 693.
Patrimonialismo Patriarcal
Estado Patrimonialista
El
patrimonialismo patriarcal influye de modo diferente en casi todos los puntos
sobre el modo de vivir.
En
todas sus formas, el feudalismo es el dominio de los pocos, de los capaces de
llevar las armas. El patrimonialismo
patriarcal es el dominio sobre las masas por medio de un individuo.
Por
regla general necesita de los “funcionarios” como órgano de dominio, en tanto
que el feudalismo reduce a lo mínimo tal necesidad.
En
tanto que no se apoya en ejércitos patrimoniales reclutados en el extranjero,
no puede prescindir de la buena voluntad de los súbditos, de la cual puede
hacer caso omiso en gran medida el feudalismo.
Contra
las aspiraciones de los estamentos privilegiados que pueden ser peligrosos para
él, el patriarcalismo se sirve de la masa, las cuales
han sido en todas partes sus decididos partidarios. No el héroe, sino el “buen” príncipe ha
sido en todos los lugares el ideal que ha aureolado la leyenda de las
masas.
Por
eso el patrimonialismo patriarcal ha tenido que legitimarse ante sí mismo y
ante los demás como protector del “bienestar” de los súbditos.
El
“Estado providente” es el lema del patrimonialismo, lema que ha surgido no por
la fidelidad jurada a la libre camaradería, sino en virtud de la relación
autoritaria entre el padre y los hijos.
El
ideal de los Estados Patrimoniales es el “padre del pueblo”.
Por
eso el patriarcalismo puede ser el sostén de una “política social” específica,
cosa que ha ocurrido en todas partes en que ha tenido oportunidad de procurar
el bienestar de las masas.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 845.
Perecedero
El
hombre es perecedero. Puede ser, más
perezcamos resistiendo, y si es la nada todo lo que nos está reservado no
hagamos que sea esto justo.
Unamuno,
Miguel de; Del Sentimiento Trágico de la Vida, Colección Historia del
Pensamiento, Hyspamérica Argentina S.A., Vol.60, 1984, Pág. 163.
Perversión
Dominio
Por
razones estéticas limitaríamos gustosamente a los enfermos mentales estas y
otras graves aberraciones del instinto sexual, pero ello no es posible.
La
experiencia enseña que en tales enfermos no se observan aberraciones sexuales
distintas de las que aparecen en individuos sanos y en
razas y clases sociales enteras.
Así,
encontramos con desoladora frecuencia atentados sexuales cometidos en niños por
sus maestros y guardadores, tan sólo porque a éstos se les presentan más
ocasiones para ello que a otras personas.
Los
enfermos mentales muestran únicamente tales aberraciones en un grado más
elevado o, cosa especialmente significativa, llevadas a la exclusividad y
sustituyendo a la satis acción sexual normal.
Esta
singular relación de las variantes sexuales con la escala gradual que va desde
la salud a la perturbación mental da mucho que pensar.
Me
inclino a opinar que los problemas que aquí se nos plantean constituyen una
indicación de que los impulsos de la vida sexual pertenecen a aquellos que aun
normalmente son los peor dominados por las actividades
anímicas más elevadas.
Aquellos
individuos que son mentalmente anormales en un aspecto cualquiera, ético o
social, son asimismo –conforme me ha mostrado mi experiencia- anormales en la
vida sexual.
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección
Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 65.
Plan, Cálculo
Socialización
Con
la creencia de que, una vez se enfrente uno de un modo decidido con el problema
de la “economía sin dinero”, habrá de encontrarse el sistema de cálculo
apropiado, no se arregla nada.
El
problema es fundamental de toda “socialización plena”, y no puede hablarse, en
todo caso, de una economía planificada en tanto que no sea conocido en este
punto decisivo un medio para la fijación racional de un
“plan”.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 79.
Planeamiento, Objetivos
Conducta
El
esquema pone de manifiesto que la conducta del presidente se orienta en tres
sentidos: demostrar algo fuera de la empresa o sea, en el supersistema
sociopolítico; demostrar algo dentro de la empresa o sea, entre los asalariados
y colaboradores; y realizar un objetivo concreto.
Al
parecer, lo que el presidente quiere demostrar fuera de la empresa es que está
al frente de una organización moderna y eficiente y que cuenta con personal
altamente calificado.
Dentro
de ella, demuestra estar dispuesto a afrontar innovaciones más avanzadas.
En
cuanto al objetivo concreto es, en apariencia, lograr financiamiento público o
privado.
Para
subrayar su intención innovadora, el presidente designa un staff de expertos en
“Planeamiento, Organización de Empresa y Control de Gestión (staff P.O.C.) a
quienes les manifiesta que busca ideas, proyectos e innovaciones.
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 55.
Planeamiento
Recorte de gastos
Es
posible que siete de cada diez industrias o negocios consigan sobrevivir a la
depresión (que el autor preveía para 1990 la que no ocurrió).
El
que el suyo figure entre éstos podría depender de su preparación actual (como
en casi todo asunto “lícito).
El
primer lugar debe formularse un plan detallado
de cómo reaccionar en caso de que su facturación baje sensiblemente.
De
manera que debería procurar reducir gastos, empezando ahora mismo, y aunque la
situación económica sea todavía próspera y boyante, con vistas a un futuro en
que se verá obligado a reducir operaciones.
En
tiempos de prosperidad las compañías tienden a una cierta laxitud en el servicio al cliente, la calidad y la productividad.
Como
señala James Cook(1), “…durante los años de
vacas gordas se tiene a utilizar más a menudo los servicios de consultores
externos, a un mayor dispendio en equipos de oficina, a compras computadores
grandes, a abusar del correo.
(Y)
de las citas y de los gastos de viajes, a relajar el control de costos, a
imprimir un exceso de folletos destinados a las papeleras, a gastar demasiado
en publicidad y a pagar primas excesivamente generosas, además de otros muchos
despilfarros menores…”
Algunos
gastos guardan relación directa con la escala de sus actividades actuales y no
pueden reducirse cuando la empresa marcha viento en popa.
Por
ahora, en consecuencia, no puede pensar en recortarlos, pero de todas maneras sería prudente que estableciese en seguida un plan de
reducción de costos para las emergencias del próximo futuro.
Batra,
Ravi; Cómo Sobrevivir a la Gran Depresión de 1990, Editorial Grijalbo SA,
Argentina, 1989, Pág. 84.
Poder, Dominación
Disciplina
Poder
significa la probabilidad de imponer la propia voluntad dentro de una relación
social, aún contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa
probabilidad.
Por
Dominación debe entenderse la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato
de determinado contenido entre personas dadas.
Por
disciplina debe entenderse la probabilidad de encontrar obediencia para un
mandato por parte de un conjunto de personas que, en virtud de actitudes
arraigadas, sea pronta, simple y automática.
El
concepto de poder es sociológicamente amorfo.
Todas las cualidades imaginables de un hombre y toda suerte de
constelaciones posibles pueden colocar a alguien en la posición de imponer su
voluntad en una situación dada.
El
concepto de dominación tiene, por eso, que ser más preciso y sólo puede
significar la probabilidad de que un mandato sea obedecido.
El
concepto de disciplina encierra el de una “obediencia habitual” por parte de
las masas sin resistencia ni crítica.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 43.
Poder
Honor Social, Orden social
Todo
ordenamiento jurídico, y no sólo el “estatal”, influye directamente, en virtud
de su estructura, sobre la distribución del poder
dentro de la comunidad respectiva, y ello tanto si se trata de poder económico
como de cualquier otro.
Por
“poder” entendemos aquí, de un modo general, la probabilidad que tiene un
hombre o una agrupación de hombres, de imponer su propia voluntad en una acción
comunitaria, inclusive contra la oposición de los demás miembros.
Como
es natural, el poder “condicionado económicas” no se identifica con el poder en
general. Más bien ocurre lo inverso:
el origen del poder económico puede ser la consecuencia de un poder ya
existente por otros motivos.
Por
su parte, el poder no es ambicionado sólo para fines de enriquecimiento
económico. Pues el poder, inclusive el
económico, puede ser valorado “por sí mismo”, y con gran frecuencia la
aspiración a causa de él es motivada también por el “honor” social que produce.
Pero
no todo poder produce honor social.
El
típico patrón (boss) norteamericano, así como el gran especulador típico,
renuncia voluntariamente a él, y de un modo general el poder meramente económico,
especialmente el simple poder monetario, no constituye en modo alguna una base
reconocida de “honor” social.
Por
otro lado, no es sólo el poder la base de dicho honor. A la inversa: el honor social (prestigio)
puede constituir, y ha constituido con gran frecuencia, la base hasta del mismo
poder de tipo económico.
El
orden jurídico puede garantizar tanto el poder como la existencia del
honor. Pero, cuando menos normalmente,
no es su causa primaria, sino un suplemento que aumenta las probabilidades de
su posesión, sin que pueda asegurarla.
Llamamos
“orden social” a la forma en que se distribuye el “honor social” dentro de una
comunidad entre grupos típicos pertenecientes a la misma.
Como
es natural, está en relación con el “orden jurídico” de una forma análoga a
como lo está con el orden económico.
No
es idéntico a este último, pues la organización económica es para nosotros la
manera de distribuir y utilizar los bienes y servicios económicos, pero
naturalmente está en gran medida condicionada por él y repercute en él.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 682.
Política, Poder
Dominio legítimo
La
“política” seria, así, para nosotros es: aspiración a la participación en el
poder, o a la influencia sobre la distribución del poder, ya sea entre Estados
o, en el interior de un Estado, entre los grupos humanos que comprende, lo cual
corresponde también al uso lingüístico.
Cuando
se dice de una cuestión que es una cuestión “política”, o de una decisión que
tiene carácter “político”, entonces se entiende siempre
con ello que los intereses de la distribución, la conservación o el
desplazamiento del poder son determinantes de la respuesta a aquella cuestión,
o condicionan aquella decisión, o determinan la esfera de actuación del
funcionario involucrado.
El
que hace política aspira al poder: poder, ya sea como medio al servicio de
otros fines –ideales o egoístas-, o poder “por el poder mismo”, o sea para
gozar del sentimiento de prestigio que confiere.
El
Estado, lo mismo que las demás asociaciones políticas que lo han precedido, es
una relación de dominio de hombres sobre hombres basada en el medio de la
coacción legítima (es decir: considerada legítima).
Así,
pues, para que subsista es menester que los hombres dominados se sometan a la
autoridad de los que dominan en cada caso.
Cuando
y porque lo hagan, sólo puede comprenderse cuando se conocen los motivos
internos y los medios externos en los que la dominación se apoya.
Motivos
de justificación interior, o sea motivos de legitimidad de una dominación, hay
tres en principio.
.1.
La autoridad del “pasado”, de la costumbre consagrada por una validez
inmemorial y por la actitud habitual de su observancia: es esta la dominación
“tradicional” tal como la han ejercido el patriarca y el príncipe tradicional
de todos los tipos.
.2.
La autoridad del “don de gracia” personal extraordinario (carisma), o sea la
devoción totalmente personal y la confianza personal en revelaciones, heroísmo
y otras cualidades de caudillaje del individuo: dominación “carismática”, tal
como la ejercen el profeta o –en el terreno político- el príncipe guerrero
escogido o el conductor plebiscitado, el gran demagogo y el jefe político de un
partido.
.3.
La dominación en virtud de “legalidad”, o sea en virtud de la creencia en la
validez de un estatuto legal y de la competencia objetiva fundada en reglas
racionalmente creadas, es decir: disposición de obediencia en el cumplimiento
de deberes conforme a estatuto; esta es la dominación tal como la ejercen el
moderno “servidor del Estado” y todos aquellos otros elementos investidos de
poder que en este aspecto se le asemejan.
Se
comprende que, en realidad, condicional el sometimiento motivos muy poderosos
de miedo y esperanza: temor de la venganza de poder mágicos o del dueño del
poder, o esperanza de una recompensa en el otro mundo o en éste.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 1056.
Político Profesional
Capas Estamentales
La
peculiaridad típica del político profesional, tanto de los “caudillos” como de
su séquito, ha variado mucho y sigue siendo todavía muy diversa.
Contra
los estamentos, el príncipe se apoyaba en capas políticamente utilizables de
carácter no estamental.
Pertenecía
a éstas inicialmente, en la India e Indochina, en la China budista, en el Japón
y en la Mongolia de los lamas, lo mismo que en las regiones cristianas de la
Edad Media los clérigos.
Técnicamente,
porque sabían escribir.
La
importación de brahmanes, de sacerdotes budistas, de lamas y el empleo de
obispos y curas a título de consejeros políticos ha tenido lugar por doquiera
con objeto de procurarse fuerzas administrativas que supieran escribir y
pudieran utilizarse en las luchas del emperador, el príncipe o khan contra la
aristocracia.
Los
clérigos, sobre todos los célibes, estaban al margen de la agitación de los
intereses políticos y económicos normales, y no caían en la tentación, como
ocurría con los feudatarios, de perseguir para su descendencia un poder
político frente al de su señor.
Estaban
separados de los medios de explotación de la administración del príncipe por
sus propias cualidades de estamento.
Otra
capa semejante la constituían los literatos de formación humanista.
Hubo
una época en que se aprendía a hacer discursos en latín y versos en griego con
el objeto de llegar a ser concejero político, y ante todo, redactor de las
memorias políticas del príncipe.
Esta
fue la época del primer florecimiento de las escuelas de humanistas y de las
fundaciones principescas de cátedras de “poética”; época que en Alemania pasó
rápidamente, pero que ejerció con todo sobre el sistema escolar una influencia
duradera, aunque políticamente no tuviera mayores consecuencias.
No
así, en cambio, en el Asia oriental.
El mandarín es allí o, mejor dicho, fue originariamente algo parecido al
humanista versado en los monumentos lingüísticos del pasado remoto.
En
los diarios de Li-Hung-Tschang se encuentra que también su mayor orgullo
consistía todavía en que sabía hacer poesías y era un buen calígrafo.
Esta
capa, con sus convencionalismos desarrollados en la Antigüedad china, ha
decidido el destino conjunto de China, y tal habría sido tal vez también el
nuestro, si los humanistas hubieran tenido en su época la menor oportunidad de
imponerse.
La
tercera capa era la de la nobleza cortesana.
Una vez que los príncipes hubieron logrado despojar a la nobleza de su
político estamental, la atrajeron a la corte y la utilizaron en el servicio
político y diplomático.
Contribuyó
a la transformación de la enseñanza en el siglo XVII en Alemania el hecho de
que en lugar de los literatos humanistas entraran al servicio de los príncipes,
políticos profesionales cortesanos.
La
cuarta categoría fue una formación específicamente inglesa, un patriciado que
abarca al pequeño comerciante y al pequeño rentista urbano y se designaba
técnicamente como “gentry”.
(Era)
una capa que el príncipe utilizó originariamente contra los barones, poniéndola
en posesión de los cargos del “self gobernment”, pero de la que se fue luego
haciendo cada vez más dependiente.
Esta
capa se mantuvo en posesión de todos los caragos de la administración local,
ejerciéndolos gratuitamente en interés de su propio poder social Ha preservado a Inglaterra de la
burocratización, que había de constituir el destino de la totalidad de los
Estados continentales.
Una
quinta capa fue peculiar del Occidente, ante todo del continente europeo, y
revistió importancia decisiva por lo que se refiere al conjunto de la
estructura política del mismo: la de los juristas de formación universitaria.
La
formidable influencia del derecho romano, tal como lo había trasformado el
Estado burocrático de la Roma decadente, no queda tan claramente de manifiesto
en parte alguna como en el hecho de que la revolución de la empresa política en
el sentido del desarrollo hacia el Estado racional fuera obra de juristas
cultivados.
También
en Inglaterra, aunque allí los grandes gremios nacionales de juristas
impidieron la entrada del derecho romano.
No
se halla en región alguna de la tierra una analogía correspondiente, no hay
intentos de un pensamiento jurídico racional.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 1064.
Político Profesional.
El
político profesional, en primer término, es que ha de vivir del partido, no
desea en modo alguno que se desvalorice la propiedad “ideal” de pensamientos y
consignas: su instrumento intelectual.
De
ahí que la recepción de ideas nuevas por los partidos sólo se produzca de modo
relativamente rápido allí donde, como en Estados Unidos, unos puros partidos de
patrocinio de cargos, carentes en absoluto de ideología propia, echan mano a
cada elección, para adaptarlos a sus “plataformas”.
(Usan)
aquellos “tablones” de los que se promete en cada caso la mayor fuerza de
atracción en cuanto a la captación de votos.
Y
más difícil parece ser todavía el ascenso de nuevos jefes.
A
la cabeza de los partidos alemanes vemos desde hace mucho tiempo a los mismos
dirigentes, muy respetables sin duda personalmente pero que con frecuencia no
destacan especialmente ni por su mentalidad ni por su temperamento político
vigoroso.
De
la prevención gremial contra las nuevas individualidades se habló ya: es algo
que reside en la naturaleza misma de las cosas.
También
aquí las condiciones son parcialmente distintas en aquellos partidos que son
precisamente como los norteamericanos.
En
el interior de éstos son allí particularmente estables los jefes, los “bosses”,
que sólo persiguen el poder y, en ningún modo, los honores o la
responsabilidad.
Y
precisamente en interés de la conservación de su poder no se exponen a las peripecias de una candidatura propia, en cuya ocasión
saldrían a relucir públicamente sus prácticas
políticas, con lo cual su persona comprometería las probabilidades de éxito de
su partido.
De
ahí que como candidatos presente a menudo, aunque no siempre de buen grado,
“hombres nuevos”.
Los
presentan de buena gana, en cambio, cuando en su sentido son “de confianza”.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 1115.
Prebendas, Principio Burocrático
Principio Monocrático
Superioridad Técnica
Junto
con el pretendido fortalecimiento del derecho al cargo y con la creciente
tendencia a una organización corporativa y a una seguridad económica, el
desarrollo de estas características llega a hacer considerar los cargos como
“prebendas” obtenidas por los que están cualificados en virtud de los diplomas
acreditativos.
La
necesidad de considerar las aptitudes generales personales y espirituales con
independencia de las cualidades, con frecuencia subalternas, correspondientes
al título especializado, ha conducido al hecho de que precisamente los cargos
políticos más altos, en especial los puestos “ministeriales”, hayan sido
cubiertos por principio independientemente de todo diploma acreditativo.
Los
supuestos sociales y económicos de esta moderna configuración del cargo son los
siguientes:
.1.
Desarrollo de la “economía monetaria”, siempre que se dé la forma de pago a los
funcionarios que es hoy predominante (…).
.2.
El desarrollo cuantitativo. En los
sectores políticos, por ejemplo, el suelo clásico sobre el cual se ha edificado
la burocratización ha sido el gran Estado y el partido de masas (…).
Los poderes públicos de
los comienzos de la época moderna se han acumulado en manos de aquellos
príncipes que han recurrido del modo más enérgico a la burocratización de la
esfera administrativa.
Es evidente que el
Estado moderno depende tanto más de una burocrática técnica cuanto mayor es y
ante todo cuanto más es o tiende a ser una gran potencia (…).
.3.
Lo que incita a la burocratización es, todavía más que la dilatación extensiva
y cuantitativa, la ampliación intensiva y cualitativa y el desarrollo interno
de las tareas administrativas (…).
.4.
La razón decisiva que explica el progreso de la organización burocrática ha
sido siempre su superioridad técnica sobre cualquier otra organización.
Un mecanismo burocrático
perfectamente desarrollado actúa con relación a las demás organizaciones de la
misma forma que una máquina con relación a los métodos no mecánico de
fabricación.
La precisión, la
rapidez, la univocidad, la oficialidad, la continuidad, la discreción, la
uniformidad, la rigurosa subordinación, el ahorro de fricciones y de costas
objetivas y personales son infinitamente mayores en una administración
severamente burocrática, y especialmente monocrática, servida por funcionarios
especializados, que en todas las demás organizaciones de tipo colegial,
honorífico o auxiliar(…).
El trabajo organizado en
forma colegial produce rozamientos y demoras, compromisos entre intereses y
puntos de vista contradictorios, y con ello se realiza con menor precisión, con
más independencia de las autoridades superiores, con menor uniformidad y mayor
lentitud. Todos los progresos experimentados
por la organización administrativa prusiana han sido debido, y lo serán en el
futuro, a los progresos experimentados por el principio burocrático,
especialmente por el principio monocrático.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 723, 724,
731.
Hay que prestar atención para desterrar la demagogia y el facilismo y rechazar a aquellos que (bajo supuestos parciales) promueven este tipo de enseñanza.
Si este problema no se corrige en algún lado (aquí), lo ajustará el mercado más adelante, más pronto que tarde.
Préstamo
Compra
Así,
por ejemplo, el hecho de entregar o poner a disposición, mediante una
retribución, utilidades de bienes o dinero contra la devolución futura de
bienes semejantes, así como la obtención de una facultad o concesión; o la
entrega del “uso” o disfrute de un objeto en “alquiler” o “arriendo”, o la
prestación de servicios de cualquier clase contra un salario o sueldo.
El
que hoy día, sociológicamente considerado, este último proceso signifique para
los trabajadores la entrada en una asociación de dominación, queda por el
momento tan fuera de nuestra atención como la distinción entre “préstamo” y
“compra”.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 54.
Prestigio Poder del
Partidos
El
relativo prestigio de la edad en cuanto tal dentro de una comunidad cambia de
un modo considerable.
Cuando
las posibilidades de vida son muy escasas, el sujeto que no tiene ya capacidad
física para el trabajo suele resultar gravoso.
Cuando
hay un estado de guerra crónico, se desvanece en general la importancia de la
edad frente a los que pueden llevar las armas, surgiendo con frecuencia una
consigna “democrática” de los jóvenes contra su prestigio (sexagenarios de
ponte).
Lo
mismo ocurre en todas las épocas de reorganización económica o política,
militar o pacífica, así como cuando no está sólidamente desarrollado o se
encuentra en decadencia el poder práctico ejercido por las creencias religiosas
y, por tanto, el temor ante el carácter sagrado de la tradición.
En
cambio, se conserva la estima por la edad siempre que se le reconoce el valor
objetivo de la experiencia o el poder subjetivo de la tradición.
Sin
embargo, el destronamiento de la edad como tal no tiene lugar regularmente en
favor de la juventud, sino en favor de otras formas de prestigio social.
Cuando
una diferenciación económica o estamental, los “Consejos de Ancianos” (gerusias
griegas, senados) suelen conservar su carácter originario sólo de nombre.
Pero
de hecho son ocupados por “honoratiores” en el sentido antes mencionado;
honoratiores de tipo “económico”; o por privilegiados “estamentales”, cuyo
poder se basa siempre, en última instancia en la cuantía o especie de sus
bienes.
Frente
a ello y en ocasiones dadas, la consigna de la obtención o conservación del
régimen “democrático” a favor de los desposeídos o de los grupos poseedores
económicamente poderosos pero excluidos del “honor” social, puede convertirse
en un medio de luchar contra los honoratiores.
Pero
como los honoratiores, a causa de su prestigio estamental y de las personas que
dependen económicamente de ellos, están en disposición de procurarse una “tropa
de protección” constituida por desposeídos, la lucha tenderá a convertirse en
cuestión de “partidos”.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 703.
Privilegios
Derecho subjetivo
Cuando
el titular de un derecho particular era un círculo estamental determinado o un
conjunto de cosas estamentalmente significativas, solía naturalmente
considerarse que la aplicación de las normas jurídicas particulares constituía
para los interesados un derecho subjetivo.
No
es que se desconozca la idea de normas dotadas de vigencia “general”; lo que
ocurre es que esa idea no ha podido ser desarrollada.
Por
eso todo “derecho” aparece como “privilegio” de personas o cosas determinadas
individualmente, o de complejos individuales de otras.
El
concepto de jurídico del “instituto” estatal vino a oponerse radicalmente a esa
concepción.
En
la época de la aparición de las capas burguesas en la antigua Roma, y en el
mundo moderno, la oposición fue tan enérgica que se negó de manera absoluta la
posibilidad de un derecho “privilegiado”.
Establecer
privilegios a través de decisiones del pueblo era considerado en Roma como
jurídicamente imposible, y en la época revolucionario del siglo XVIII se vio
nacer una legislación cuyo fin primordial consistía en el aniquilamiento de la
autonomía de las corporaciones y de los privilegios de orden jurídico.
Esto
no se logró de manera cabal, y más tarde veremos como el derecho moderno creó
nuevamente un cúmulo de situaciones jurídicas de privilegio.
Pero
en lo esencial ello se efectuó indudablemente sobre bases completamente
distintas de las que determinaron los viejos privilegios estamentales.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 559.
Problemas
Ganamos nosotros. Y no es que la victoria importe un
pimiento.
Y quizás tampoco ganáramos al fin y al
cabo. Quizás
sea sólo que los otros perdieron.
O Quizás, ahora que ya no nos coarta el
conflicto ideológico, nuestros problemas
no hayan hecho más que empezar.
Le Carré John; El Peregrino Secreto; Ediciones
B. Chile; 1999; Pág. 17.
Productividad, Teoría Z
Ética Laboral
La
productividad en el Japón se ha incrementado dos o tres veces más rápidamente
que en los Estados Unidos.
Este
milagro de la posguerra se ha producido a través de la construcción de plantas
y equipos eficientes, mientras los norteamericanos soportaban la carga de unos
equipos ineficaces y obsoletos.
Esta
es, en realidad, la explicación básica del éxito económico del Japón durante
muchos años.
Más
recientemente, la productividad de aquel país sigue creciendo a un ritmo más
acelerado cada año, mientras que la de los Estados Unidos apenas aumenta
levemente y, durante algunos trimestres fiscales, llega incluso, a reducirse.
En
los últimos años, los Estados Unidos han
conocido unas mejoras en el nivel de productividad inferior a las de
Francia, Inglaterra o cualquiera otra de las economías europeas más
importantes.
El
argumento del equipo viejo y las antiguas plantas va perdiendo cierta fuerza,
puesto que los bienes de equipo japoneses han envejecido desde aquel ritmo
inversor tan acelerado (¡tener presente que el Plan Marshall, no fue
milagroso!) reemplazando sus fábricas más antiguas.
La
distancia que separaba a ambos países, en cuanto a la modernización de plantas
y equipos, se ha reducido, en tanto que la que existe en el nivel de
productividad sigue incrementándose.
Las
explicaciones tendientes a justificar ese hecho han comenzado a ser muy
diversas. El Japón continúa atrayendo
a muchos trabajadores del campo, que aportan su ética
rural de trabajo a las fábricas.
Ellos
están dispuestos a trabajar largas horas por una remuneración
baja.
Resulta
mucho más fácil para los japoneses lograr aumentos en la productividad porque
pueden importar la tecnología norteamericana en tanto que los norteamericanos
deben inventarla.
El
Japón ha logrado, de alguna manera, mantener una ética laboral, mientras que
los norteamericanos se han vuelto blandos, indolentes, y sienten que tienen derecho a la buena vida sin hacer mayores esfuerzos
para ganarla.
Es
posible que haya algo de cierto en cada una de las explicaciones anteriores:
sin embargo, ninguna es totalmente satisfactoria.
No
podemos educar a los trabajadores de acuerdo con los valores que tuvieron
validez en otras épocas, no se desea ocupar el segundo lugar en la carrera
tecnológica para tener que recurrir a otros, y no podemos cambiar los valores
nacionales de un modo drásti9co aun cuando necesiten una actualización.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 22.
Profesión Política
Político Profesional
Hay
dos maneras de hacer de la política una profesión. En efecto, se vive “para” la política, o
“de” la política.
Esta
oposición no es en modo alguno exclusiva.
Por lo regular, antes bien, ambas cosas –idealmente por lo menos, pero
en general también materialmente- van juntas.
El
que vive “para” la política “hace de ella –en el sentido interior- su vida”: o
goza de la mera posesión del do minio que ejerce, o nutre su equilibrio interno
y el sentimiento de su personalidad en la conciencia que tiene de conferir un
sentido a su vida mediante el servicio de una “causa”.
En
este sentido interior, toda persona seria que vive para una causa vive también
al propio tiempo de dicha causa.
Por
consiguiente, la distinción se refiere a un aspecto mucho más macizo de la
cosa, o sea al económico.
Desde
este punto de vista, vive “de” la política como profesión el que aspira a
hacerse de ella una fuente permanente de ingresos, y vive “para” la política
aquel en quien no sucede tal cosa.
Para
que en este sentido económico alguien pueda vivir “para” la política han de
darse, en las circunstancias imperantes del ordenamiento de la propiedad
privada, determinados supuestos: ha de ser; en condiciones normales;
independiente de los ingresos que la política le pueda reportar.
Y
en condiciones normales esto significa que ha de poseer bienes de fortuna o ha
de tener una posición privada que le inda ingresos suficientes.
Sin
duda el séquito de los príncipes guerreros pregunta tan poco por las
condiciones de la economía normal como el séquito del héroe revolucionario de
la calle.
Uno
y otro viven del botín, del robo, de las confiscaciones, de contribuciones y de
la imposición de medios forzosos de pago carentes de valor, todo lo cual viene
en esencia a ser lo mismo.
Pero
este es un fenómeno necesariamente extraordinario; en la economía normal, en
cambio, sólo los medios propios de fortuna prestan dicho servicio.
Pero
no basta con ello: en efecto aquél ha de ser además económicamente
“sustituible”, en el sentido de que sus ingresos no han de depender del hecho
de que haya de poner constantemente todo su trabajo
y su atención personales, o en todo caso de modo muy preponderante, al servicio
de sus ingresos.
En
este sentido el más sustituible es el rentista, o sea aquel cuyos ingresos son
totalmente independientes de su trabajo, ya se trate, como en el caso del señor
territorial del pasado o de los grandes propietarios terratenientes y los
señores de calidad del presente, de rentas de bienes inmuebles; en la
Antigüedad y en la Edad Media también de rentas de esclavos o siervos; de
títulos mobiliarios o de otras fuentes modernas análogas de renta.
Ni
el trabajador ni el empresario (y menos aun precisamente el gran empresario
moderno, lo que no hay que olvidar) son “sustituibles” en tal sentido.
Porque
también el empresario precisamente –el industrial en mucho mayor grado que el
agrícola, habida cuenta del carácter estacional de la agricultura- está ligado
a su empresa y es insustituible.
Le
resulta en efecto muy difícil hacerse representar, aunque sólo sea
temporalmente. Ni es tampoco
sustituible, por ejemplo, el médico y cuanto más eminente es y más ocupado está
tanto menos puede ausentarse de sus ocupaciones.
Es
mucho más sustituible, en cambio, por razones de la misma técnica de la
profesión, el abogado, el cual, por consiguiente, ha jugado también como
político profesional un papel mucho mayor y aún a menudo directamente
dominante.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 1066.
A muchos alumnos de la Facultad, y particularmente a muchos de los
alumnos de nuestros cursos, siempre tan preocupados por otros asuntos, debería
producirles, igual que a nosotros, molestia, tristeza y dolor, al conocer que
se designa como superior (director general, presidente, gerente general) de la
antiguamente primera empresa nacional (por su tamaño), YPF, a un graduado del
ITBA (Instituto Tecnológico de Buenos Aires, y no a un recibido de la UBA.
Esta
escuela universitaria muy conocida tanto por el nivel de exigencia para que sus
inscriptos aprueben las materias, cuanto por los elevados aranceles mensuales
que percibe.
Más
aún, se difunde que, en un loable esfuerzo por “profesionalizar” esa compañía
se incorporarán a su dirección, además, técnicos venidos del extranjero.
Es
decir, NO se considera suficientemente idóneo a ningún GRADUADO de la
UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES.
En la misma línea de pensamiento, quizás, el comentario atribuido al
Ministro de Educación de la Nación, respecto a que no era "tan
importante" una mala puntuación en las Pruebas Pisa.
¿Qué se quiere decir? ¿Qué
mensaje subliminal se está enviando a la sociedad (que paga el mantenimiento de
la universidad)?
¿Qué indicación a la fuerza laboral futura respecto al nivel mínimo de
capacitación que se les requerirá en un mundo cada vez más competitivo?
Está
claro que así como no se puede esperar “complacencia” en esos estudios de
gestión privada (aunque
existen otros casos en los que el alumno es considerado un "cliente",
y se aplica el criterio de satisfacción mercantil: aprueban todos),
tampoco podemos pedirla o esperarla de nuestra Universidad.
Ya
desde tiempos de Hawthorne se sabe que, en aquella organización cerrada sobre sí
misma, se creía que todo se resolvía con buen trato, buenas maneras, mejorando
las comunicaciones, y desahogando las tensiones personales, como si estos
factores fueran las únicas causas de inquietud.
En
ningún lugar se demuestra el beneficio final de esta “cooperación” paternalista
sin metas. Ni siquiera puede
sostenerse durante largo tiempo.
Por
ello es que resulta alarmante que, escuchar durante una evaluación –no durante
una clase-, que un asistente; cuya edad promedio es de 22 años, y que tiene más
de un año de universidad; manifieste:
.1.
“No entender” lo que significa “recomendar un criterio motivador no basado en
el dinero según las teorías o los pensadores”,
.2.
Tenga dificultades para “…que examine categorías…”
Ahora
que está sobre papel, se manifiestan de modo irrefutable las cuestiones de
comprensión cuando los examinados, emplean términos de uso coloquial escritos
como:
cede (referido a una locación)
conciderar
baca
decignan
decisione(s)
enlazes
hámbito
hobrero
osea (¿¿??)
supervición
Quizás
un aumento en el nivel de estudio de la bibliografía (y otras lecturas en las
que se termina repasando palabras), no sólo la atención fonética fugaz de una
clase, reduciría la aparición de algunos de estos vocablos.
Si
pensamos en una profesión “oral”, acaso esto no parezca tan grave.
Pero,
también puede ayudar a comprender, o –en su caso- pedir que se aclaren
conceptos más abstractos que si se usan, ahora, del modo específico a una
carrera como:
profecional
adocracia (una configuración)
divicional
Así
se explica el que no se pueda diferenciar a Taylor de Fayol, definir un
atributo de la Turbulencia, completar la idea de la Teoría General de los
Sistemas, o reconocer debidamente una tipología organizacional.
Y
finalmente, resultan inaceptables conceptos como:
.1.
Mencionar a Elton Mayo o a Max Weber como autores relacionados con temas de
“motivación”.
.2.
Usar expresiones genéricas o vagas, del tipo “que la empresa sea mejor
organizada” (sin que se aclare que entiende el consultor y el cliente por tal
cosa.
.3.
Explicar que cierto tipo de capataces “…deben existir para mejor funcionamiento
de la compañía…” (comentario idéntico al anterior).
.4.
La Tecnoestructura es “…la parte que se encarga de la administración de la
empresa…”
.5.
Recomienda una divisional porque “…dividir la organización brinda una mejor
organización…”
.6.
“…Los directores que se encuentran en las altas esferas…”
.7.
Los 8 funcionales “…deberían cambiarse al ser muy similares…” (no se indica
similares a que, ni hace el más mínimo cuestionamiento que ha estudiado la
ciencia casi desde que fueron presentados).
.8.
“…Hay que simplificar porque hay una cantidad innecesaria de personal…”
(información que no es indicada en el planteo y de la cual se desprende un
concepto tan vago como “simplificar”).
Hace
tiempo que planteamos las evaluaciones bajo el modelo de un pedido de
“recomendación resultante de una consulta”, los exámenes de los últimos 18 meses
están disponibles desde el inicio para ser consultados y si fuera necesario,
aclarados.
Sin
embargo, ¿hay quienes piensan que el “cliente” quedará satisfecho e incluso
pagará por recomendaciones generalistas o insustanciales que no agregan ningún
valor, del tipo que hacen innecesario cualquier estudio universitario; o lo
hará por una conceptualización precisa y clara?
Finalmente, los resultados quedan a la vista: aunque los
"insuficientes" no alcanzan un número elevado, las calificaciones son
mínimas o bajas, destacándose una significativa proporción de preguntas (de
entre el 9% y el 15%) respecto de las cuales el examinado NO ESCRIBE NADA,
dejando el espacio en blanco (¿¿??).
Desde luego, agregamos nuestra “recomendación” o el “que hay que
hacer” sobre esta cuestión, ya que un pasado de carencias no se puede arreglar,
por lo menos ahora, podemos hacer algo que es tan simple como esto; el material
está disponible: estudiar más.
Si,
sabemos que es impopular.
Y,
tal vez volver a Ortega y Gasset: “…argentinos a las cosas…”.
Porque,
no hay distancia de la que no se pueda volver.
Nesprías, José María; Jornada Académica, FCE
UBA, 6-5-12.
Profesor
Hay cierta Tentación
Hay
cierta tentación de decir que el Marketing, las Relaciones Públicas, la
Creatividad y la Innovación son las que determinan el tipo de Administración
exitosa, o el propia de los laureles; bajo el supuesto que “únicamente” estas
tareas influyen decisivamente en los negocios, las profesiones triunfales, los
precios de compra y venta de bienes y servicios y la magnitud de las utilidades
monetarias que se pueden obtener.
Incluso
hay textos referidos a cuestiones parciales muy sesgadas que llegan a expresarse
definitivamente en esos términos.
Son
los textos que escriben esos "supuestos" Pero, su actividad ¿resistirá un análisis
detallado si se conocieran los pormenores?
Naturalmente,
ningún empresa que no obtiene ganancias puede subsistir (excepto quizás los
relacionados o dependientes de favores estatales, y es frecuente ver amigos del
poder que son rescatados a costa del erario público), y por lo tanto la
obtención del máximo beneficio pecuniario (éticamente aceptable) es muy
conveniente
Aun
así, la “creatividad” orientada a los citados aspectos ha producido importantes
escándalos, como Enron, Lucent, Worldcom, Lehman, Maddox, GM y la crisis global
actual; en tanto que también en nuestro país, con su secuela local de
clientelismo y corrupción.
Y
esto, a pesar de lo que se declama o, en los Estados Unidos desde la 2002 con la Ley Sarbanes-Oxley
(SOX) sobre estados financieros.
No
todo es como se publica. Y así ocurre
que muchos estudiantes aprenden conceptos de un modo general, y desde luego la
amplia falta de precisión técnica existente, les favorece para creer que
conocen de algo de algo.
Quedan
fuera, pues, consideraciones sobre herramientas técnicas como planeamiento
estratégico, administración financiera, investigación de operaciones y administración
de la producción, concentrándose en tópicos Light como liderazgo, motivación,
responsabilidad social y ética, “planificación a largo plazo (¿¿??)”, plan de
negocios, análisis Foda.
Se
trata aquí de conceptos muy generales, que no son probados en la práctica, que
con facilidad sirven tanto para un barrido como para un fregado, a la vez que
ayudan a mantener en sus usuarios la ilusión de que “dominan todas” dichas
herramientas.
Por
otra parte, aunque se estudien bien, no son “más que herramientas” (por caso
una tenaza o un martillo), que ayudan si uno sabe para qué.
En
una famosa analogía, Alfred Marshall comparaba estos dos grupos de opciones con
las hojas superior e inferior de unas tijeras, ninguna de las cuales puede
decirse que afecte por sí sola la acción de cortar.
Por
lo tanto, más lectura de libros “duros” y menos “guitarra” o política. Existe un mundo mejor, pero hay que hacerlo
sabiendo…
Nesprías, José María; Jornada Académica, FCE
UBA, 28-3-12.
Profesor
Examen
Un examen que resulta en nota insuficiente, revela que la tarea ha sido
ineficaz; aunque eficiente, ya que cualquiera haya sido el esfuerzo (costo), el
resultado es mejor, pero no vale la pena.
Contestar una pregunta (escrita u oral) de modo desordenado, empezando
por cualquier parte o asunto, demuestra que las "ideas" tampoco están
en orden
Si se trata de un tópico que fue tratado en una clase, quizás la próxima
vez se le deba prestar más atención; pues con osadía y atrevimiento infundados
no se pueden plantear ni desarrollar temas, no siempre bien captados ni
plenamente conceptuados.
Si existen asuntos que no se entienden, la actitud de alumno pasivo no
sirve; se debe preguntar, pero haga preguntas pertinentes.
Olvídese del “a mí me parece”, eso no es otra cosa que el conocido “replique conversacional”
dialéctico sin base doctrinaria, que se justifica en la ignorancia, y es muy
común.
El tal sentido, el conocimiento de los autores (las ¡famosas! Escuelas
que son tan poco apreciadas por los estudiantes) se torna importante.
Ellas nos muestran “como llegamos hasta aquí”; y además, por qué siempre
necesitamos apoyar nuestros juicios en "citas" para lo cual hay que
saber de ellos; por lo menos hasta que seamos nosotros mismos los teorizadores.
Presentarse a examen casi sin haber estudiado o con los conocimientos
prendidos de alfileres es mínimamente "suicida", es un
"lance", “no me importa lo que pase”, o un “en una de esas…”
La mayoría de las cuestiones de Administración, además, requieren
pensar "un poco", relacionar la teoría con lo que cada uno ya sabe
previamente sobre cómo funcionan las empresas, y leer sobre ellas en revistas
específicas.
Y también, ver películas o video series que traten de las mismas (sobre
bomberos, médicos, policías, The Office, y otras muchas respecto de las cuales
no hay que concentrarse en la anécdota dramática sino en cómo los protagonistas
juegan "sus roles").
Asimismo, aunque la escritura manual va cayendo en desuso, utilizar una
caligrafía u ortografía de "chat", sin tener en cuenta la necesidad
de que el posible lector lo pueda entender, por lo menos en el idioma
corriente, es otra falla cada vez más visible.
El alumno debe comprender que ello no sólo no hace a una buena
preparación profesional sino que tampoco ayuda al profesor a una corrección y
justa calificación del examen.
Pero por más que la moda y el capricho parezcan dictar ley, no se debe
creer que el público académico propio sea el mundo entero; siempre existirán
aquellos (aunque transitoriamente estén en minoría) que seguirán pensando que
la verdadera excelencia nunca consiste en decir poco.
Mucho menos inexactitudes evidentes o mentiras abiertas aprovechándose
del desconocimiento de los otros.
Por otra parte, otras actividades escritas de los estudiantes, dejan ver fácilmente
la enorme distancia que hay entre lo que el docente "común" podría
aceptar sin indicar nada, y lo que representa un trabajo propio adecuadamente
"punteado" para ver si tiene errores.
Hay que prestar atención para desterrar la demagogia y el facilismo y rechazar a aquellos que (bajo supuestos parciales) promueven este tipo de enseñanza.
Si este problema no se corrige en algún lado (aquí), lo ajustará el mercado más adelante, más pronto que tarde.
Así que cuando eso se presente, no deberemos lamentarnos de la “mala
educación”.
Al contrario, porque si las dificultades son grandes, las recompensas que
se obtienen de hacerles frente, dirigirlas y, eventualmente, superarlas, son
aún más grandes.
Pidamos lo mejor, quizás se logre, porque entre tanto nosotros que nos
vamos volviendo viejos; y los viejos mueren, se retiran, cambian de ocupación o
(probablemente), se vuelven reiterativos, aburridos o rancios; en cuyo caso ¿en
manos que quién quedará la sociedad, el país, el mundo?
Nesprías, José María; Jornada Académica, FCE
UBA, 24-5-14.
Profesor
El
profesor es una persona que sabe, al menos, de algunas cosas más que el
alumno. Si no fuera así, estudiar se
convertiría en un simple trámite burocrático, donde lo único que busca éste
último es un papel que demuestre que pasó por una “etapa”.
Para
éstos, debe ser distintivo tener la humildad de aceptar que hay algo que
ignoran, y que el conocimiento no se construye discursivamente.
Y
los docentes deben hacer uso de una “moderada” jactancia para transmitir, del
modo más claro y comprensible de que sea capaz, a otros, lo que éstos no saben.
Queja
Del
Primer Ministro(1) al Ministro de Guerra
4
de febrero de 1941
Le
ruego lea el Times del 4 de febrero.
¿Es
verdad que en esta división se obliga a todos, desde los generales hasta los
reclutas, a realizar una marcha de siete millas a través de campo abierto?
¿Considera
esta una buena idea el Consejo del Ejército?
A
mí me parece excesivo. Un coronel o un
general no debe agotar sus energías tratando de competir con hombres jóvenes
corriendo en campo abierto trayectos de siete millas.
Es,
sin duda, obligación de los oficiales mantenerse en buenas condiciones físicas,
pero lo es más aún “tomar decisiones y medidas” que redunden en la seguridad o
el bienestar de sus hombres.
¿Quién
es el general en esta división? ¿Corre
personalmente las siete millas?
En
ese caso, puede que sea más útil en un “cuadro de fútbol” que en la guerra.
¿Cree
usted que Napoleón podía correr siete millas en campo abierto en Austerlitz?
Probablemente
se limitó a hacer correr al enemigo.
En
mi experiencia, basada en muchos años de observación, los oficiales con las más
altas clasificaciones y aptitudes atléticas no tienen por lo general mucho
éxito al llegar a los grados superiores.
(1):
Primer Ministro y Ministro de Defensa del Reino Unido de Gran Bretaña durante
la II Guerra Mundial, entre 1940 a 1945.
Churchill,
Winston S., La Gran Alianza, Peuser, Pág. 642.
Queja
Del
Primer Ministro(1) al General Ismay (su
secretario militar) para el Ministro de Guerra y el Jefe del Estado Mayor
Imperial.
4
de febrero de 1941
La
declaración de que “no era posible” mover una división de Gran Bretaña e
Irlanda en menos de once días, por grande que sea la emergencia y por
cuidadosos que hayan sido los preparativos preliminares, merece ser estudiada
detenidamente por ustedes.
Cuando
recordamos los enormes efectivos trasladados de Dunkerque a Dover y al Támesis
en mayo último bajo un incesante ataque enemigo, es evidente que el movimiento
de tropas no puede ser el factor restrictivo.
El
problema es, pues, de movimiento de artillería y material rodante. Sin duda, esto requiere un estudio
especial.
Deseo
ver el programa exacto a desarrollar durante los once días, mostrando el orden
en que serán embarcados los hombres, vehículos y cañones. Ello demostrará tal vez que, digamos, el
noventa por ciento de la división podría entran en acción en mucho menos de
once días.
O
bien, una porción del transporte mecánico, abastecimientos, y aún parte de la
artillería, inclusiva las cureñas para cañones Bren, podrían ser retiradas de
las reservas en este país y enviados a Irlanda por anticipado, donde de
cualquier manera serían reservas para nosotros, suponiendo que no surgiesen
necesidad en Irlanda.
Indudablemente,
ahora que disponemos del tiempo necesario podría toarse alguna iniciativa en la
tarea de abreviar este período de once días para mover 15.000 hombres de un
puerto bien equipado a otro y en un viaje que lleva unas pocas horas.
Si
es necesario, puede reconsiderarse la escala de los equipos aprobados con el
objeto de lograr el importante objetivo táctico de asegurar una transferencia y
despliegue más rápidos.
Debemos
recordar que en el reciente ejercicio de adiestramiento “Victor” cinco
divisiones alemanas, dos de las cuales eran blindadas y una motorizada, debían
(en sentido figurado) desembarcar en 48 y en presencia de una oposición
encañizada, y no en un puerto con muelles y grúas, sino en playas abiertas.
Si
suponemos que los alemanes pueden hacer esto, aún la mitad, debemos cotejar
semejante suposición con la declaración de que se requerirán once días para
desplazar una división desde el Clyde hasta Belfast.
Tenemos
asimismo, la declaración de los jefes de Estado Mayor, según la cual llevaría
treinta días desembarcar una división británica sin oposición enemiga a lo
largo de los muelles y dársenas de Tánger.
Tal
vez los oficiales que solucionaron el problema de los desembarcos alemanes en
“Victor” podrían hacer alguna sugerencia en el sentido de trasladar esta
división a Irlanda vía Belfast sin necesitar once días para ello.
¿Quiénes
son los oficiales que calcularon que este movimiento exigiría once días? ¿No sería conveniente ponerlos en contacto
con los oficiales que desembarcaron esos vastos números de alemanes en nuestras
playas con tanta rapidez y que lograron que divisiones blindadas y motorizadas
enteras entrasen en acción total antes de cuarenta y ocho horas?
Evidentemente,
sería más conveniente aún mantener abierta la posibilidad de mover esta
división durante el mayor tiempo posible, y para hacer esto debemos elaborar el
mejor plan para llevar la mayor parte de la división a entrar en acción en
Irlanda en el menor tiempo posible.
No
estoy dispuesto a aprobar la transferencia de la división hasta que se haya
llevado a cabo esta investigación.
Es
esencial desplegar esfuerzos por reconciliar las evidentes discrepancias entre
lo que suponemos que es capaz de hacer el enemigo y lo que en realidad “podemos
hacer nosotros”.
(1):
Primer Ministro y Ministro de Defensa del Reino Unido de Gran Bretaña durante
la II Guerra Mundial, entre 1940 a 1945.
Churchill,
Winston S., La Gran Alianza, Peuser, Pág. 642.
Queja
Del
Primer Ministro(1) al Ministro del
Interior.
5
de febrero de 1941
Creo
que estaría mal utilizar soldados u hombres de edad militar en actividades de
protección contra el humo.
Deberá
hacer todo lo posible con voluntarios fuera de edad militar, mujeres y jóvenes.
En
lo futuro inmediato, las necesidades respecto a potencial humano para el
servicio activo serán considerables.
No he podido apoyar su solicitud en el Ministerio de Guerra, tal como la
plantea en este momento.
(1):
Primer Ministro y Ministro de Defensa del Reino Unido de Gran Bretaña durante
la II Guerra Mundial, entre 1940 a 1945.
Churchill,
Winston S., La Gran Alianza, Peuser, Pág. 643.
Racional
Debe
llamarse “racional” en su forma a una gestión económica en la medida en que la
procuración, esencial en toda economía racional, puede expresarse y se exprese
en reflexiones sujetas a número y cálculo, por lo pronto con completa
independencia de cuál sea la forma técnica de este cálculo, es decir lo mismo
si se realiza con estimaciones en dinero o en especie.
Este
concepto es, pues, si bien, solo de modo relativo, inequívoco en el sentido de
que la forma en dinero representa el máximo de esta calculabilidad formal.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 64.
Racional
Adquisición por trabajo propio
A
través de su justificación la “razón” iusnaturalista derivó fácilmente hacia el
terreno de las consideraciones utilitarias, lo que se exteriorizó en la
desviación del concepto de lo “racional”.
En
el derecho natural puramente formal lo racional es lo derivable del orden
eterno de la naturaleza y de lógica, que son mezcladas entre sí.
Pero
el concepto inglés de lo “reasonable” entendía desde un principio la
significación de lo “racional” en el sentido de lo “conveniente en la práctica”.
Si
partimos de esta concepción puede llegarse a la conclusión de que lo que en la
práctica conduce a resultados absurdos no puede ser el derecho querido por la
naturaleza y la razón, lo que significó la inclusión expresa en el concepto de
lo racional de supuestos materiales que, de hecho, siempre habían estados
implícitos de modo latente.
El
decisivo viraje hacia el derecho natural material se enlaza primordialmente con
las teorías socialistas sobre la exclusiva legitimidad
de la adquisición en virtud del trabajo propio.
Pues
de este modo no sólo se rechaza la adquisición gratuita por derecho hereditario
o monopolio concedido, sino también el principio formal de la libertad
contractual y de la fundamental legitimidad de todos los derechos adquiridos por
contrato, ya que toda apropiación de bienes es juzgada desde un punto de vista
puramente material en función de la cantidad de trabajo que haya en su causa de
adquisición.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 643.
Racional
Arreglo a fines, Arreglo a
valores
Toda
interpretación, como toda ciencia en general, tiende a la evidencia. La evidencia de la comprensión puede ser de
carácter racional (y entonces, bien lógica, bien matemática) o de carácter
endopático: afectiva, receptivo-artística.
En
el dominio de la acción es racionalmente evidente, ante todo, lo que de su
“conexión de sentido” se comprende intelectualmente de un modo diáfano y
exhaustivo.
Y
hay evidencia endopática de la acción cuando se revive plenamente la “conexión
de sentimientos” que se vivió en ella.
Racionalmente
comprensibles-es decir, en este caso: captable en su sentido intelectualmente
de un modo inmediato y unívoco- son ante todo, y en grado máximo las conexiones
significativas, recíprocamente referidas, contenidas en las proposiciones
lógicas y matemáticas.
De
igual manera, cuando alguien basándose en los datos ofrecidos por los “hechos”
de la experiencia que nos son “conocidos” y en los fines dados, deduce para su
acción las consecuencias claramente inferibles (según nuestra experiencia)
acerca de la clase de “medios” a emplear.
Toda
interpretación de una acción con arreglo a fines orientada racionalmente de esa
manera posee; para la inteligencia de los medios empleados; el grado máximo de
evidencia.
Con
no idéntica evidencia, pero sí suficientes para nuestras exigencias de
explicación, comprendemos también aquellos “errores” (inclusive confusiones de
problemas) en los que somos capaces de incurrir o de cuyo nacimiento podríamos
tener una experiencia propia.
Por
el contrario, muchos de los “valores” y “fines” de carácter último que parecen
orientar la acción de un hombre no los podemos comprender a menudo, con plena
evidencia, sino tan solo, en ciertas circunstancias, captarlos intelectualmente.
Mas,
tropezando con dificultades creciente para poder “revivirlos” por medio de la
fantasía endopática medida que se alejan
más radicalmente de nuestras propias valoraciones.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 6.
Regularidades
Se
pueden observar en la acción social regularidades de hecho; es decir, el
desarrollo de una acción repetida por los mismos agentes o extendida a muchos
(en ocasiones se dan los dos casos a la vez), cuyo sentido mentado es
típicamente homogéneo.
La
sociología se ocupa de estos tipos de desarrollo de la acción, en oposición a
la historia, interesada en las conexiones singulares, más importantes por la
imputación causal, esto es, más cargadas de destino.
Por
“uso” debe entenderse la probabilidad de una “regularidad” en la conducta,
cuando y en la medida que esa probabilidad, dentro de un círculo de hombres,
esté dada “únicamente” por el ejercicio de hecho.
El
uso debe llamarse “costumbre” cuando el ejercicio de hecho descansa en un
“arraigo” duradero.
Por
el contrario, debe decirse que ese uso está determinado por una “situación de
intereses” (condicionado por el interés), cuando y en la medida en que la
existencia empírica de su probabilidad descanse únicamente en el hecho de que
los individuos orienten racionalmente su acción con arreglo a fines por
expectativas similares.
(…)La
estabilidad de una situación de intereses descansa, análogamente, en el hecho
de que quien no orienta su conducta por los intereses ajenos –“no cuenta” con
ellos- provoca su resistencia o acarrea consecuencias no queridas ni previstas
por él, y en consecuencia, corre el peligro de perjudicar sus propios
intereses.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 23 y
25.
Reorganización
Contrario a esta línea de pensamiento, Henry Ford casi había destruido
su empresa al tratar de manejar Ford Motors como si no tuviera gerentes.
El viejo míster Ford pretendió dirigir un negocio de mil millones de
dólares solo, convirtiéndose en el último de los autócratas,
inventor-propietario-jefe.
Su “policía secreta” espiaba a todos los ejecutivos de la compañía, e
informaba a Henry Ford de cualquier intento por parte del gerente de tomar una
decisión.
Esta verdadera locura fue
anulada, con la atrevida reorganización de posguerra realizada por el nieto de Ford (ya que su hijo Edsel fracasó
completamente en su intento de dirigir la
industria, tanto como el modelo de auto que llevó su nombre).
Aunque reemplazó el concepto del ejecutivo como un delegado personal
del propietario con la modalidad del gerente cuya autoridad está fundada en la
responsabilidad objetiva del trabajo.
Represión
Nos
hemos visto obligados a aceptar que existen procesos o representaciones anímicas
de gran energía que, sin llegar a hacerse conscientes, pueden provocar en la
vida anímica las más diversas consecuencias, algunas de las cuales llegan a
hacerse conscientes como nuevas representaciones
No
creemos necesario repetir aquí detalladamente lo que ya tantas veces hemos
expuesto.
Bastaría
recordar que en este punto comienza la teoría psicoanalítica, afirmando que
tales representaciones no pueden llegar a ser
conscientes por oponerse a ello cierta energía, sin la cual adquirirían
completa conciencia, y se vería entonces cuán poco se diferenciaban de otros
elementos reconocidos como psíquicos.
Esta
teoría queda irrebatiblemente demostrada por la técnica psicoanalítica, con
cuyo auxilio resulta posible suprimir tal energía y hacer conscientes dichas
representaciones.
El
estado en el que estas representaciones se hallaban antes de hacerse
conscientes es el que conocemos con el nombre de represión, y afirmamos
advertir durante la labor psicoanalítica la energía que ha llevado a cabo la
represión y la ha mantenido luego.
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y Tres Ensayos sobre Teoría Sexual, Colección Historia
del Pensamiento, Hyspamérica Ediciones Argentina SA, Buenos Aires, 1984, Vol.
9, Pág. 13.
Responsabilidad división de la
Cuerpos colegiados
La
colegialidad no es en absoluto nada específicamente “democrático”.
Allí
donde las capas privilegiadas intentaron asegurarse contra la amenaza de las
que se encontraban en una situación de privilegio negativo trataron siempre; y
tenían que hacerlo así; de impedir que surgiera un poder de mando monocrático
que pudiera apoyarse en estas últimas.
Por
tanto, junto a la igualdad rigurosa de los privilegiados siempre trataron de
crear y mantener magistraturas colegiadas con facultades de control y decisión
absoluta.
La
colegialidad proporciona a la administración una mayor “solidez” en sus
consideraciones. Y allí donde, aún
hoy, se prefiere esa solidez a la precisión y rapidez se suele recurrir a la
colegialidad –aunque también cuentan los otros motivos citados.
De
todos modos, la colegialidad divide la responsabilidad y
en caso de cuerpos de gran dimensión la disuelve por completo, mientras que la
monocracia la fija de un modo claro e indudable.
Las
grandes cuestiones que exigen una solución rápida y homogénea se ponen las más
de las veces (y con razón desde el punto de vista técnico) en manos de
“dictadores” monocráticos, cargados con la responsabilidad exclusiva.
De
todos modos, la colegialidad divide la responsabilidad y en
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 223.
Rivalidad
En
todas las adquisiciones orales parece haberse adelantado el sexo masculino,
siendo transmitido después por herencia cruzada, al femenino.
Todavía
actualmente nacen en el individuo sentimientos sociales por superposición a los
sentimientos de rivalidad del sujeto con sus hermanos.
La
imposibilidad de satisfacer estos sentimientos hostiles hacer surgir una
identificación con los rivales.
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y Tres Ensayos sobre Teoría Sexual, Colección Historia
del Pensamiento, Hyspamérica Ediciones Argentina SA, Buenos Aires, 1984, Vol.
9, Pág. 30.
Roosevelt Franklin D.
Mintzberg cita que en Roosevelt “…su técnica preferida era mantener
incompletas las cesiones de autoridad, inciertas las jurisdicciones, y
coincidentes los fueros.
Confió a Mosley y a Summer Welles tareas que coincidían con las de
Cordell Hull; el Secretario de Estado.
En lo que concernía a la conservación y al poder, encargó a Ickes y a
Wallace misiones idénticas; en la asistencia social confundiendo las dos
funciones y las siglas, asignó el PWA (Public Work Administration) y el
WPA (Work Projects Administration) a Harry
Hopkins.”
Peter Drucker en su célebre El Ejecutivo Eficaz (1967) a su vez agrega
que “…cada vez que afrontaba un asunto importante, solía llamar aparte a uno de
sus ayudantes para decirle “quiero que trabaje en esto para mí, pero en
secreto”.
Como Roosevelt sabía, todo Washington se enteraría de ello
inmediatamente.
En seguida llamaba aparte a varios otros funcionarios, que discrepaban
con el primero y, luego de encargarles la misma tarea les encarecía también
obrar con la más absoluta reserva”.
Es decir, no se trata de nuevos problemas, sino de la aparición de
fenómenos diferentes en un contexto de gran competitividad, que al exigir
resultados, determinan que personas o grupos busquen excusas en la complejidad.
Henry Mintzberg, Estructuración de las Organizaciones,
Editorial Ariel, 1979, pág. 352
Rotación de Personal
Master en Dirección de Empresas
Una
rápida rotación de personal requiere un proceso ágil de evaluación y promoción.
La
constante necesidad de reemplazar directivos coloca en puestos muy importantes
a empleados nuevos que todavía no captan los aspectos sutiles de la
organización.
Este
acelerado proceso de evaluación y promoción a menudo suscita una especie de
angustia e histerismo entre los ejecutivos, quienes sienten que han fracasado si
después de tres años no ha obtenido un ascenso.
Recientemente
(fin de los 80’), la enorme afluencia de gente con título de Master en
Dirección de Empresas, a la industria ha alimentado esa histeria.
En
1980 aproximadamente 45.000 profesionales poseedores de Master ingresaron en la
industria norteamericana en comparación con los 4.000 que entraron hace 20
años.
Los
graduados de las escuelas de dirección de empresas suelen
creer que todos los que están en su posición, en virtud de su mayor
capacidad y preparación subirán más rápidamente a la cima de la industria.
La
impaciencia de estos individuos les lleva a cambiar de empleo si no son
promocionados en un plazo corto.
De
hecho, los estudios realizados por algunas escuelas de administración de empresas
revelan que los alumnos que obtuvieron el grado de Master, usualmente trabajan
en tres empresas diferentes durante los diez años posteriores a la obtención de
su título.
En
una compañía que tiene una elevada rotación y oportunidades rápidas de progreso,
la gente aprende a funcionar sin depender ni tener que consultar a otros.
Nadie
parece conocer o interesarse en sus problemas y nadie parece estar cerca el
tiempo suficiente para sacar adelante una responsabilidad conjunta.
La
gente y los departamentos se aíslan de los demás. Para llevar a cabo cualquier tarea, cada
uno debe atenerse a las cosas que pueda hacer sólo.
En
estas circunstancias, no es posible tener un gran
impacto sobre las situaciones.
Por
lo tanto, el directivo ve frustradas sus ambiciones una vez más.
Algunos
optan por seguir la carrera con miras a encontrar un ambiente más
prometedor. La historia, claro está, no tiene un feliz desenlace.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 64.
Rotación Laboral
Matrimonio, Enajenación
Un
nativo de Chicago y el otro de Atlanta, viven ahora en un conjunto de
departamentos en el norte de Dallas, que tienen una rotación mensual del 20%.
Cuentan
con pocos vecinos que de veras lo sean, no pertenecen a ni9ngún club o iglesia,
y no tienen cerca a familiares ni amigos de la infancia.
Al
final de cada día, él descarga sus tensiones y frustraciones sobre (su
compañera, esposa, pareja) ella, porque no tiene a nadie más con quien
compartirlas.
Ella,
después de una jornada de trabajo, también lo abruma con todas las presiones de
las cuales ha sido objeto.
Como
mecanismo social, jamás se pretendió que el matrimonio soportara esa carga tan
pesada sin ayuda de ningún género, y de hecho es imposible que pueda hacerlo.
La
única solución para el abuso que se comente contra este lazo primario es
cercenarlo; divorciarse. Esto,
evidentemente, los deja en la más absoluta soledad.
Los
índices sorprendentemente elevados de alcoholismo, drogadicción, niños
maltratados y suicidio revelan esta enajenación.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 187.
Sabio
Verdad
Siete costumbres tiene el sabio contrarias a
otras tantas del necio:
.1. No habla delante de quién es superior a él
en ciencia y en años;
.2. No interrumpe los ajenos discursos;
.3. No está impaciente por contestar;
.4. Pregunta y responde oportunamente;
.5. Guarda orden en su discurso;
.6. Cuando no comprende, confiesa no haber
comprendido;
.7. Cede ante la verdad.
Villar Cansinos-Assens Rafael; Bellezas del
Talmud; Editorial Raíces; 1988; pág. 133.
Sabios
El
necio no dice más que necedades.
El
tonto, lo que lleva en el pecho es lo que lleva en la cara y lo que le sale por
la boca; pero los sabios tienen dos lenguas, según asegura el mismo Eurípides,
una de las cuales dice la verdad, y la otra sólo lo que le conviene, según las
circunstancias.
Para
éstos, es blanco lo que ayer era negro, o es frío ahora lo que antes era caliente,
porque hay una gran distancia entre lo que esconden en su interior y lo que
fingen con sus palabras.
Erasmo
de Rotterdam; Elogio de la Locura, Colección Historia del Pensamiento,
Hyspamérica Argentina S.A., Vol.29, 1984, Pág. 97.
Secuencialidades
Finalidades
.I.
Finalidades o fines de las partes o de los participantes: la esencia de estas
acciones, es intentar mantener bajo (la anulación es imposible) el nivel de
conflicto, hasta un grado compatible con el funcionamiento de la organización.
El conflicto, lleva a
que las partes involucradas, enfrenten privaciones, y frustraciones que limitan
su rendimiento dentro de la organización (que es, lo que se intenta mejorar).
.II.
Secuencialidades o prioridades: para que la organización pueda funcionar es
necesario que se otorguen prioridades o se asigne una secuencia al ritmo de las
tareas que se deben realizar. Esto
significa definir qué viene primero y qué viene después.
Nesprías, José María; basado en Yehezkel Dror,
Jornada Académica, FCE UBA, 4-9-2000.
Seguridad Social
La
Seguridad Social funciona en base al principio de “pague ahora y luego ya
veremos” (que es el mismo principio que el imaginario presidente Underwood de
la serie House of Cards cuestiona mucho tiempo después que se escribiera lo que
sigue).
Esto
significa que usted paga ahora mientras trabaja, y que sus cotizaciones se
aplican directamente al pago de las pensiones de jubilación, no que se guarde
el dinero para garantizar los futuros derechos de usted (no es una AFJP que en
Argentina ya no existen más).
Hasta
aquí el método ha funcionado porque cada generación ha sido más numerosa que la
anterior; así sucedió en efecto hasta la “explosión de la natalidad (baby
boom)”, con que se suele aludir a los 77 millones de niños nacidos entre 1946 y
1964.
A
partir de ahí, sin embargo, las generaciones van siendo cada vez menos
numerosas (baby bust), lo que significa que en el año 2012, cuando los primero
nacidos del “baby boom” tendrán derechos a las prestaciones de la Seguridad
Social, será menos numerosa la población activa y dedicada a mantenerlos.
Hoy
(en los Estados Unidos de 1989) unos 3.4 trabajadores mantienen a un jubilado;
en el año 2025 dicho número se habrá reducido a 2.5 trabajadores por
beneficiario (algo que ya se sabía, y era conocido a nivel universitario, desde
mediados de los años 70’, y no obstante lo cual, en Argentina los gobiernos ni
se dieron por enterados).
Batra,
Ravi; Cómo Sobrevivir a la Gran Depresión de 1990, Editorial Grijalbo SA,
Argentina, 1989, Pág. 119.
Siempre lo mismo
Los
salarios han evolucionado de tal manera que se han producido importantes
deslizamientos.
Estos
deslizamientos han provocado una fuerte heterogeneidad inter e intrasectores
económicos.
Ha
cambiado la composición de las remuneraciones de los trabajadores asalariados.
Se
verifica una tendencia hacia la modificación de los componentes clásicos de las
remuneraciones, aumentando el número y la proporción de los premios y las
bonificaciones en la integración de las mismas, a través de lo cual el salario
básico establecido por el convenio colectivo de trabajo pierde vigencia y
adquieren relieve los sistemas de remuneración “por empresa”.
Novick,
Marta, en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos Aires, Mayo
1996, Año 2 N° 4, Pág. 37.
Siempre lo mismo
Orlando
Ferreres, viceministro de Economía en la segunda mitad de 1989, acaba de
afirmar que una tasa de desempleo del 17% sería la mínima compatible con la
estabilidad, dado que una más baja daría lugar a demandas salariales incompatibles
con el mantenimiento del nivel de precio (declaraciones en Página/12 del
14.01.1996.
Schvarzer,
Jorge, en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos Aires, Mayo
1996, Año 2 N° 4, Pág. 17.
Siempre lo mismo
Las
competencias de empleabilidad pueden resumirse en: habilidades básicas como
capacidad de expresión oral y escrita, matemática aplicada como capacidad de
resolución de problemas, capacidad de pensar (abstraer características
cruciales de los problemas, decidir sobre ellos y aprender de la experiencia).
Estas
competencias requieren una enseñanza “sistemática y gradual” (lleva tiempo y
hay que ir a clase).
Se
agregan a las anteriores otras relacionadas al uso de recursos para lograr
objetivos (bienes, servicios, trabajo, dinero, tiempo, materiales y equipos);
las competencias interpersonales (trabajo en grupo, enseñar y aprender,
negociar, atender clientes, manejar la diversidad social y cultural);
competencias de comunicación (identificar, adquirir y evaluar información y
poder comunicarla a otros), lo que también requiere ensayar y practicar, como
se pide y se hace en nuestros cursos.
Finalmente,
se señalan competencias sistémicas (aproximarse a la realidad en su complejidad
de relaciones, y no como un conjunto de hechos aislados, abandonando la visión
de pantalla de “Smartphone”); u competencias tecnológicas (consistentes en el
conocimiento y posibles usos de las tecnologías comunes muy difundidas, por
ejemplo dominar el “Excel y el Word”).
La
capacitación específica se construye sobre la base de las competencias
adquiridas en la escolaridad formal y la experiencia.
En
el plano de la enseñanza particular de nuestras carreras, la contabilidad, el
cálculo de costos, la dirección, la comercialización, las finanzas (no la
bicicleta) y la producción, implican conocimientos que no solo surgen de la
formación general y el aprendizaje en el trabajo, como muchos jóvenes creen.
Este
es el campo de la educación técnica y la formación profesional.
Gallart,
María Eugenia, Dora, en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos
Aires, Mayo 1996, Año 2 N° 4, Pág. 101.
Siempre lo mismo
Los
jóvenes, porcentaje mayoritario en la pirámide demográfica de la región, han
sido especialmente atacados por la situación social.
El
SELA ha calificado su panorama como de “ausencia de futuro”, y lo describe del
siguiente modo: “Entre otros fenómenos, ello entraña un futuro de desempleo o
subempleo; una educación de baja calidad; escasas posibilidades de
participación política; una sociedad sin un modelo claro de futuro en el cual
insertarse.
Las
visiones consumistas que ofrecen los medios de comunicación, un medio urbano cada
vez más violento y la omnipresencia de la droga acentúan la conciencia de su
marginación económica, social, política y culturas que agobia a los jóvenes de
hoy en todos nuestros países.
Kliksberg,
Bernardo, en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos Aires, Mayo
1996, Año 2 N° 4, Pág. 44.
Siempre lo mismo
A
pesar de las diferencias y de las distintas iniciativas que se perciben en las
empresas, es escasa la proporción de las mismas cuya estrategia de adaptación
pueda ser considerada de “carácter global”, y que hubieran producido una
transformación a nivel de la tecnología de producto, de proceso, de
organización.
Y,
sobre todo, generado una política de involucramiento y compromiso con
delegación de responsabilidad hacia los trabajadores.
En
términos de organización del trabajo, se perciben movimientos convergentes
hacia una simplificación y taylorización a partir de una intensificación de los
ritmos de trabajo, y de la ampliación de tareas y de formas de polivalencia, y
de trabajo en equipo.
Novick,
Marta, en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos Aires, Mayo
1996, Año 2 N° 4, Pág. 38.
Siervo, Esclavos por deudas
Cliente, Liberto
La
polis antigua, aun prescindiendo de los esclavos, conocía capas estamentales
que la Edad Media en parte conoció en los primeros tiempos, en parte no conoció
en modo alguno y en parte los conocía fuera de la ciudad.
Tenemos:
1) los siervos, 2) los esclavos por deudas, 3) los clientes, 4) los libertos.
.1.
Encontramos siervos patrimoniales dentro del ámbito de la polis antigua en la
época histórica, principalmente en las zonas de conquista.
Pero en los primeros
tiempos feudales del desarrollo de la ciudad debió ser algo muy extendido.
Su posición, que en todo
el mundo es parecida en cuanto a ciertos rasgos generales, pero que ofrece
diversidad en sus detalles, no se debía diferencias mucho en principio de la de
los siervos de la Edad Media.
Pero esta servidumbre
puramente política de la población no griega revestía un carácter bien
diferente de la dependencia patrimonial de los primeros tiempos y no pertenece
ya a la organización de las ciudades autónomas.
.2.
Los esclavos por deudas han desempeñado un papel importante como fuerza de
trabajo. Se trata de ciudadanos
económicamente “desclasados”.
Su situación representa
el problema social específico de las viejas luchas estamentales entre el
patriciado residente en la ciudad y los hoplitas residentes en el campo. Las transacciones tuvieron muy diverso carácter.
Los esclavos por deudas
no eran siervos sino propietarios libres que habían sido condenados con familia
y tierra a una esclavitud permanente op que, para evitar la ejecución, se
habían entregado voluntariamente a ella.
Fueron utilizados
económicamente a menudo como arrendatarios de sus propias tierras, que recibía
el acreedor.
.3.
Hay que distinguir a los clientes tanto de los esclavos por deudas como de los
siervos. No son, como estos últimos,
sometidos despreciados.
Por el contrario,
constituyen el séquito del señor y su relación con él es de fidelidad, de tal
suerte que una acusación judicial entre el señor y el cliente es algo
religiosamente inadmisible.
Su diferencia con
respecto a los esclavos por deudas la tenemos en que se consideraba como cosa
indecorosa la utilización económica de la relación de clientela por el señor.
Constituían recursos
personales y políticos del poder del señor pero no económicos.
Los clientes mantenían
con el señor una relación definida por la “fides”, de cuya vigencia no se cuida
ningún juez sino un código consuetudinario y cuya violación tenía consecuencias
en Roma.
El cliente no
participaba en la posesión de la tierra ni en comunidades locales y tampoco,
por lo tanto, en una asociación militar; entraba en una relación de protección
con una cabeza de familia o linaje (pater) o con el rey, y recibía por esto
equipo y tierra, y casi siempre su situación ha sido hereditaria.
.4.
Por último, la ciudad antigua comprende a los libertos. Su número e importancia son muy
grandes. Son utilizados económicamente.
Según las inscripciones
examinadas, la mitad de los libertos pertenecen al sexo femenino.
En tal caso, parece que
la emancipación ha debido de servir a los fines de la contracción de matrimonio
y ha debido de ser provocada, también, por el rescate llevado a cabo por el
prometido.
Se encuentran también
muchos libertos que habían sido esclavos domésticos y que debieron su
emancipación al favor personal.
Parece plausible, que
hagamos aumentar el número de emancipados de esta capa en los tiempos de
decadencia económico política, mientras que la hacemos decrecer en las épocas
económicamente favorables: la limitación de las probabilidades de ganancias
movía a los amos a limitar sus gastos domésticos ya cargar el riesgo de los
malos tiempos sobre el esclavo, quien tenía que mantenerse a sí mismo y a
cumplir sus obligaciones con el señor.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 1035.
Sistemas
En
la investigación sistémica se experimenta a cada paso la dificultad para organizar
mentalmente la complejidad.
Con
frecuencia nos avergonzamos de no haber llegado a comprender algo que, a
posteriori, nos parece totalmente claro.
El
hecho de que nos ocurra esto, con nuestra contrariedad consiguiente, a pesar de
haber acumulado un sólido entrenamiento, destaca la unidad sustancial del
metasistema que se constituye entre el sistema observador y el sistema
observado.
Edgar
Morin(1) recomienda una solución
de método: “que le observador observe él mismo que observa los sistemas y que
se esfuerce incluso por conocer el propio conocimiento”
En
la práctica, se comprueba reiteradamente que la posibilidad de llegar al
metanivel requiere de un lapso bastante prolongado.
Situaciones
que “en caliente” parecen inextricables y confusas, resultan “en frio” fáciles
de descifrar.
El
error que da origen al fracaso profesional nos salta a veces a la vista con
toda calidad sólo después de transcurridos varios meses desde su conclusión.
Es
como si para llegar a “comprender” fuese necesaria una separación prolongada
entre ambos sistemas (observador y observado).
Lamentablemente,
esto no sólo impone plazos muy largos para cualquier investigación, sino que
evidentemente es un obstáculo para la oportunidad de las decisiones del
consultor.
(1): Morín, Edgar; La méthode, la nature de la nature, Le Seuil, París,
1977, Pág. 143.
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 167.
Sistemas
Arquitectónica
Entiendo
por arquitectónica el arte de los sistemas.
Como
la unidad sistemática es lo que por vez primera eleva a ciencia el conocimiento
vulgar, es decir, convierte en sistema un “mero agregado de conocimientos”, la
arquitectónica es la doctrina de lo científico de todo nuestro conocimiento y,
por consiguiente, de figurar necesariamente en cualquier metodología.
Bajo
el gobierno de la razón, nuestros conocimientos no pueden formar una rapsodia,
sino necesariamente un sistema, pues solamente en él apoyarán y favorecerán los
fines esenciales de la razón.
Pero
yo entiendo por sistema la unidad de diversos conocimientos bajo una idea. Es ésta el concepto racional de la forma de
un todo, a condición de que mediante él e determinen a priori tanto el ámbito
de lo múltiple como la posición de las partes entre sí.
Por
consiguiente el concepto racional científico contiene el fin y la forma del
todo que coincide con él.
La
unidad del fin en que todas las partes se relacionan entre sí y en la idea del
mismo, hace que cada una de las partes “pueda faltar en el conocimiento de las
demás, y que no pueda haber ninguna adición accidental, o indeterminada
magnitud e perfección, que no tenga sus límites determinados a priori.
Por
consiguiente, el todo es articulado, no acumulado, puede aumentar
interiormente, pero no exteriormente como un cuerpo animal que crece sin
incorporación de nuevos miembros, sino que, sin modificaciones de sus
proposiciones, cada uno de ellos se hace más fuerte y mejor capacitado para sus
fines.
Para
realizarse, la idea necesita de un “esquema”, es decir, una multiplicidad y un
orden de las partes esenciales determinadas a priori por el principio del fin.
El
esquema, que no se traza según una idea, o sea a base del fin principal de la
razón, sino empíricamente, según propósitos que se ofrecen accidentalmente,
cuya cantidad no puede conocerse de antemano, proporciona la unidad técnica;
pero aquel que solamente surge a consecuencia de una idea, funda la unidad
arquitectónica.
Lo
que denominamos ciencia no puede surgir técnicamente, a causa de la semejanza
de lo diverso o del uso causal del conocimiento en concreto para cualquier
clase de fines externos, sino arquitectónicamente causa de la afinidad y de la
derivación de un único fin supremo e intrínseco.
(El
mismo), que es el que hace posible al conjunto; un esquema debe contener de
acuerdo con la idea, o sea a priori, el contorno y la distribución del conjunto
en miembros, y este conjunto tiene que distinguirse de todos los demás con
seguridad y según principios.
Sin
tener como fundamento una idea, nadie intenta hacer una ciencia.
Sin
embargo, en la elaboración de esa ciencia, el esquema, y aún la definición que
él dé de su ciencia al principio, muy raras veces corresponde a su idea, pues
ésta se halla oculta en la razón cuyas partes todas están aún muy envueltas y
apenas pueden conocerse con la simple observación.
Kant,
Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento
Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34., Pág.
499.
Sistemas
Organización, Conjunto
Cuando
hablo de un todo que consta necesariamente de “partes simples”, entiendo por
tal solamente un todo substancial que sea el compuesto propiamente dicho, esto
es, la unidad contingente de lo múltiple que, dándose por separado, se pone en
mutuo enlace y así constituye una unidad.
Propiamente,
el espacio no debería llamarse un compuesto, sino un “totum”, porque sus partes
sólo son posibles en el todo y no el todo por las partes.
Kant,
Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento
Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34., Pág.
328.
Sociales Capas
Dios, Felicidad
Las
apetencias por una dignidad que no les ha tocado en suerte crea la concepción,
de la que nace la idea racionalista de una “Providencia”, de una significación
ante una instancia divina, con otro rango de dignidades.
Esta
situación, proyectada hacia las otras capas sociales, ofrece todavía algunos
otros contrastes característicos dentro de lo que las religiones deben
“suministrar” a las diferentes capas sociales.
Toda
necesidad de salvación es expresión de una “indigencia” y por eso la opresión
económica o social es una fuente eficiente de su nacimiento, aunque de ningún modo
la exclusiva.
Las
capas privilegiadas positivamente en lo social y en lo económico apenas si
sienten, bajo las mismas circunstancias, la necesidad de salvación.
Más
bien adscriben en primer término a la religión la
función de “legitimar” su propio estilo de vida y situación.
Este
fenómeno, en alto grado universal, arraiga en constelaciones internas muy
generales.
Que
a un hombre feliz no le gaste el hecho de su felicidad, sino que, respecto al
menos feliz, pretenda todavía tener “derecho” a su felicidad; que tenga, por
consiguiente, la conciencia de haberlo “merecido” frente al menos feliz; quien,
por su parte, debe haberla merecido también.
Esta
necesidad de bienestar anímico suministrado por la idea de la legitimidad de la felicidad es cosa que nos la enseña
la experiencia de todos los días, trátese de destinos políticos, de diferencias
en la situación económica, de salud corporal, de suerte en la competencia
erótica o en lo que sea.
La
“legitimación”, en este sentido interno, es lo que piden interinamente a la
religión positivamente, si en general le piden algo.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 393.
Sociedades de capital
Asociaciones
La
asociación puede ser una comunidad de gestión económica, predominante.
Entonces
la estructura se determina esencialmente desde el punto de vista económico, en
parte de acuerdo con el modo y medida de la importancia del capital y la
estructura interna de éste, y en parte por el crédito y los riesgos de la
comunidad.
Cuando
el lucro capitalista constituye la finalidad (tratándose, sobre todo, de
sociedades por acciones, explotaciones mineras, compañías de navegación,
sociedades de acreedores del Estado y sociedades de colonización) determina,
como resultado de la significación predominante del capital para la capacidad
de rendimiento de la asociación y las probabilidades de repartición de
utilidades entre los socios.
El
hermetismo, al menos en principio, del número de miembros, la vinculación
relativamente firme al fin y, a la vez, el carácter formalmente inviolable,
hereditario y casi siempre libremente enajenable de los derechos de miembro;
administración burocrática y colaboración directa o representativa de la
asamblea de los socios, democrática desde el punto de vista jurídico.
De
hecho plutocráticamente dirigida en forma de debates y votaciones en función de
las participaciones de capital.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 577.
Sociología
Acción Social
Debe
entenderse por sociología (en el sentido aquí
aceptado de esta palabra empleada con tan diversos significados): una ciencia
que pretende entender, interpretándola, la acción social para de esa manera
explicarla causalmente en su desarrollo y efectos.
Por
acción debe entenderse una conducta humana (bien consista en un hacer externo o
interno, ya en un omitir o permitir) siempre que el sujeto o los sujetos de la
acción enlacen a ella un sentido subjetivo.
La
Acción social, por tanto, es una acción en donde el sentido mentado por su
sujeto o sujetos está referido a la conducta de otros, orientándose por ella en
su desarrollo.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 5.
Sociología
Conocimiento
Para
diversos fines de conocimiento puede ser útil o necesario concebir al
individuo, por ejemplo, como una asociación de “células”, o como un complejo de
reacciones bioquímicas, o su vida “psíquica”, construida por varios elementos,
de cualquier modo que se les califique.
Sin
duda alguna se obtienen así conocimientos valiosos (leyes causales). Pero no nos es posible “comprender” el
comportamiento de esos elementos que se expresan en leyes.
Ni
aun en el caso de tratarse de elementos psíquicos; y tanto menos cuanto más
exactamente se les conciba en el sentido de las ciencias naturales; jamás es
éste el camino para una interpretación derivada del sentido mentado.
Ahora
bien, la captación de la conexión de sentido de la acción es cabalmente el
objeto de la sociología (tal como aquí la entendemos y también de la historia).
Podemos
observar en principio, al menos, el comportamiento de las unidades
fisiológicas, las células por ejemplo, o cualquiera elementos psíquicos, tratar
de obtener inferencias de esas observaciones, formular reglas (leyes) para esos
comportamientos y “explicar” causalmente con su ayuda procesos particulares, es
decir, incluidos bajo esas leyes.
La
interpretación de la acción, sin embargo, sólo se interesa en tales hechos y
leyes en igual forma y medida en que lo hace respecto a cualesquiera otros
hechos (por ejemplo hechos físicos, astronómicos, geológicos, meteorológicos,
geográficos, botánicos, zoológicos, fisiológicos, anatómicos, psicopatológicos
ajenos al sentido, y condiciones científico-naturales de los hechos técnicos.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 12.
Sorpresa
Angustia
En
la neurosis traumática corriente resaltan dos rasgos, que se pueden tomar como
puntos de partida de la reflexión: primeramente, el hecho de que el factor
capital de la motivación parece ser la sorpresa; eso es, el sobresalto o susto
experimentado.
Y
en segundo lugar, que una contusión o herida recibida simultáneamente actúa en
contra de la formación de la neurosis.
Susto,
miedo y angustia son términos que se usan erróneamente como sinónimos, pues
pueden diferenciarse muy precisamente según se relación al peligro.
La
angustia constituye un estado semejante a la
expectación del peligro y preparación para el mismo, aunque nos sea desconocido.
El
miedo reclama un objeto determinado que nos lo inspire. En cambio, el susto constituye aquel estado
que nos invade bruscamente cuando se nos presenta un peligro que no esperamos y
para el que no estamos preparados, acentúa, pues, el factor sorpresa.
No
crea que la angustia pueda originar una neurosis
traumática, en ella hay algo que protege contra el susto y, por tanto,
también contra la neurosis de sobresalto.
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección
Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 164.
Sublimación
Agresión, Castigo
Es
singular que cuanto más limita el hombre su agresión hacia el exterior, más
severo y agresivo se hace en su ideal del yo, como por un desplazamiento y un retorno
de la agresión hacia sí mismo.
La
moral general y normal tiene ya un carácter severamente restrictivo y
cruelmente prohibitivo, del cual procede la concepción de un ser superior que
castiga implacablemente.
El
superyó ha nacido de una identificación con el modelo paterno.
Cada
una de tales identificaciones tiene el carácter de una desexualización e
incluso de una sublimación.
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección
Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 43.
Sueño
He tenido un sueño; que mis cuatro hijos vivirán algún día en una nación
en la que no serán juzgados por el color de su piel; sino en función de su
carácter. Es nuestra esperanza.
Es la convicción con la que volveré al sur. Con esta convicción podemos convertir esta
montaña de desesperación en una piedra de esperanza.
King Martin Luther;
Discurso en Washington; 28-8-1963.
Sumisión
Disciplina burocrática
Los “expedientes”, por un lado, y la
disciplina burocrática, por otro es decir, la sumisión de los funcionarios a la
obediencia rigurosa dentro de su labor habitual, constituyen cada día más
dentro de las esferas públicas y privada el fundamento de toda organización.
Pero ante todo lo constituye, por
prácticamente importante que sea el expedienteo, la “disciplina”.
Por otro lado, el carácter inevitablemente
objetivo del aparato ya existente, en unión de su característica
“impersonalidad”, hace que ;en oposición a las organizaciones feudales basadas
en la devoción personal; se halle fácilmente dispuesto a trabajar para todo el
que sepa apoderarme de él.
El sistema burocrático racionalmente ordenado
sigue funcionando cuando el enemigo ocupa el territorio y se apodera de los
puestos superiores, pues los habitantes, tienen interés vital en que así
ocurra.
Después que Bismark, en el transcurso
de un largo dominio, hubo sometido a sus colegas ministeriales a una
incondicional dependencia burocrática mediante la eliminación de todos los
estadistas independientes, tuvo que comprender, con gran sorpresa suya, que al
retirarse seguían gobernando como si él no fuera el genial jefe y creador de
tales criaturas, sino una figura cualquiera que, dentro del mecanismo
burocrático, había sido sustituida por otra.
El aparato del dominio ha seguido siendo el
mismo en Francia desde la época del primer Imperio.
Como este aparato; siempre que disponga de los
modernos medios de información y de comunicación hace cada vez más imposible
desde el punto de vista técnico el desencadenamiento de una “revolución” en el
sentido de la creación enérgica de organizaciones de dominio enteramente nuevas.
Las “revoluciones” se han sustituido; como lo
demuestra Francia de un modo “clásico”; por los “golpes de Estado”, pues todas
las transformaciones que han tenido éxito se basan allí en tales procesos.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 742.
Sumisión
Obediencia, Disciplina
Los
expedientes por un lado, y la disciplina burocrática, por otro, es decir, la
sumisión de los funcionarios a la obediencia rigurosa dentro de su labor
habitual, constituyen cada día más dentro de las esferas púbicas y privadas el
fundamento de toda organización.
Pero
ante todo lo que constituye –por prácticamente importante que sea el
expedienteo- la “disciplina. La
ingenua idea de que por la destrucción de los expedientes podrá aniquilarse la
base de los “derechos adquiridos” y de la “dominación” olvida que
independientemente de los expedientes permanece la sumisión de los hombres a la
observancia de las normas y de los reglamentos habituales.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 742.
Taylor, Frederick Winslow
Una larga serie de experiencias unidas a
observaciones precisas había demostrado que, cuando obreros de este valor
tienen una tarea cuidadosamente medida, que corresponde a un trabajo continuo
por parte de ellos, y reciben en pago de este esfuerzo suplementario salarios
superiores en un 60% al término medio.
Este suplemento de salario tiende a
convertirlos no sólo en hombres ahorrativos sino aún mejores en todo sentido.
Viven más a sus anchas, ahorran dinero, se
vuelven sobrios y trabajan regularmente.
Si el aumento de salarios es mayor que el 69%,
muchos de ellos trabajan en forma irregular y se vuelven extravagantes y
disipados; lo que demuestra, en suma, que para la mayoría de la gente no
conviene enriquecerse de demasiado rápido.
Frederick Winslow Taylor, citado en “Cuestionando
en Administración”, Kliksberg Bernardo, Friedman George, Crozier Michel,
Fraisse Paul y Kliksberg Naum, Editorial Paidós; 1973; pág. 54.
Taylor, Frederick Winslow
En
el campo industrial, que es cada vez más un remanente, los trabajadores ya no
son aquellos de overol que mostrara Chaplin, sino técnicos que manejan o
controlan instrumentos automatizados como robots, computadoras, sistemas de
diseño asistido, o bases de datos.
Todo
lo cual requiere una calificación de nuevo tipo, que vuelve anacrónicas las
tradicionales habilidades de los obreros especializados, y la división técnica
del trabajo que fundamentara científicamente Taylor hacia comienzos del siglo
pasado.
Si
en el taylorismo cada persona era más eficiente repitiendo una infinita cantidad
de veces la misma actividad, sin tener una visión del conjunto del proceso de
trabajo, en los sistemas flexibles todos los trabajadores tienen la necesidad
de conocer la dinámica global de ese proceso, como condición de eficiencia para
potenciar su actividad particular.
En
ese sentido, los círculos de calidad, una de las manifestaciones posmodernas de
la organización del trabajo, suponen la articulación de grupos donde participan
los diversos estamentos laborales (diseñadores, ingenieros, trabajadores de
taller) y promueven una acción y un pensamiento colectivos, capaces de
enriquecer la creatividad, la imaginación y los aportes de sus integrantes con
el fin de hacer más eficiente el rendimiento de cada uno de ellos.
Argumedo,
Alcira, en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos Aires, Mayo
1996, Año 2 N° 4, Pág. 104.
Taylor, Frederick Winslow
La fragmentación de las capacidades: los
expertos en eficiencia, con sus estudios de tiempos y movimientos, se han
vuelto frenéticos en la cuestión de reducir las tareas científicamente, a sus
componentes de los movimientos más sencillos.
Por medio de semejante limitación de los
movimientos permiten que la administración tome personas menos capacitadas y,
por supuesto, peor pagadas, y que invierta menos dinero para adiestrarlas.
Los ingenieros de máquinas se han vuelto
igualmente frenéticos en lo referente a diseñar máquinas que puedan ser
manejadas hasta por un tonto.
Packard Vance, Los Buscadores de Prestigio,
Eudeba, 1962, Pág. 301.
Taylor, Frederick Winslow
Del trabajo
de Frederick W. Taylor podemos “extraer” las cuatro reglas de su método, que
son la base de la ciencia aplicada a la industria:
.1. Antes de cada acción
fijarse un fin preciso, único y limitado
.2. Antes de iniciar el trabajo
estudiar científicamente los métodos mejores a emplear para alcanzar el fin
indicado
.3. Antes de comenzar el
trabajo tener a mano todas las herramientas necesarias
.4. Obrar exactamente de
acuerdo al programa planeado.
Henry Le Chatelier, El Taylorismo,
París, 1928, pág. 124 y sig.
Taylor, Frederick Winslow
(Ninguna otra mujer) hubiera despreciado un trabajo
de esta clase, que obligaba a preparar la carne de las reses enfermas de que
tanto le habían hablado.
Tenía que permanecer todo el día en una habitación a
cuyo interior rara vez llegaba la luz del sol.
Debajo de ella estaban las cámaras frigoríficas,
donde la carne se conservaba helada, y el departamento de encima la ocupaban
los cocedores, de modo que tenía los pies en un piso helado como la nieve, y la
cabeza casi siempre tan caliente que apenas podía respirar.
Separar la carne de los huesos por quintales,
estando en pie desde temprano por la mañana hasta la noche, calzada con botas
altas y duras, y andando sobre un piso siempre húmedo y cubierto de charcos,
con la amenaza constante de un paro repentino a causa de las calmas imprevistas
en el mercado.
Sujeta además, en temporada, a trabajar horas
extraordinarias, y siempre sin respiro, sin descanso, hasta que todos sus
nervios se agotaran, exponiéndola a perder el dominio de sí misma y a
producirse heridas ponzoñosas, tal era la nueva vida que (le) aguardaba.
Pero con un alma como la suya y la resistencia de un
trabajo, no sólo no acogió riendo su nuevo destino, sino que se mostró, además
muy contenta porque le permitía satisfacer nuevamente su hospedaje a la familia
y ayudar a ésta a sostenerse.
Sinclair, Upton; La Jungla (1905), Tomo I, Ediciones
Orbis SA, 1985, Barcelona, Pág. 116 y 117.
Técnica
Economía
No
toda acción racional en sus medios puede llamarse “gestión económica racional”
o “gestión económica” en general.
Especialmente no debe emplearse el término “economía” como idéntico al
de “técnica”.
Técnica
de una acción significa el conjunto de los medios aplicados en ella, en
contraposición al sentido o fin por el que (en concreto) se orienta; y la
“técnica racional significa una aplicación de medios que conscientes y con
arreglo a plan está orientada por experiencia y reflexión, y en su óptimo de
racionalidad por el pensamiento científico.
Lo
que se entiende concretamente por “técnica” es fluido (cambiante): el sentido
último de una acción concreta, considerada dentro de la conexión total de una
actividad, puede tener carácter de arte “técnico”, o sea, ser medio o
instrumento para aquella actividad total.
Sin
embargo, con respecto a la acción concreta esa aportación técnica (desde la perspectiva
de la actividad total) constituye su verdadero sentido y los medios que aplica
on su técnica.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 47.
Técnica
Taylor, Frederick Winslow
La cabal orientación económica del llamado
proceso tecnológico por las probabilidades de ganancia es uno de los hechos
fundamentales de la historia de la técnica.
Pero esta orientación económica no ha sido
exclusiva, no obstante su importancia, en la indicación del camino seguido por
la evolución de la técnica, pues intervinieron también otros motivos.
(Se trata) en parte cavilaciones y juego de
ideólogos extravagantes, en parte intereses fantásticos y ultraterrenos, en
parte también problemas de arte; todos, pues, motivos extraeconómicos.
Por supuesto, en todo tiempo y especialmente
ahora, el centro de gravedad del desarrollo técnico está en su condicionamiento
económico; sin el cálculo racional como base de la economía, y, por
consiguiente, sin la existencia de condiciones histórico - económicas en
extremo concretas, tampoco hubiera surgido la técnica racional.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 49.
Teoría Z
Comunidad
El
común denominador de la vida japonesa es la intimidad.
El
interés por los demás, el apoyo, la generosidad disciplinada, elementos que
hacen posible la existencia, se traducen en relaciones sociales más estrechas.
El
aislamiento característico de la vida moderna preocupa a muchos observadores de
la sociedad.
En
cuanto a los norteamericanos más jóvenes, prácticamente, lo mismo puede decirse
de vecindarios, clubes, confesiones religiosas y amistades, víctimas todos de
nuestra forma de vida.
Desde
hace tiempo, los sociólogos sostienen que la intimidad es el ingrediente
esencial de una sociedad sana.
Una
vez que la intimidad en una sociedad comienza a desintegrarse, el proceso
continúa alimentándose de sí mismo.
Los
individuos que no han desarrollado un sentimiento de responsabilidad comunitaria
dentro de un medio determinado, perderán de vista el significado general del
término comunidad.
Una
sociedad que pierde en una sola generación su capacidad de entablar relaciones
más estrechas, puede procrear hijos que poseerán por siempre un concepto sumamente
devaluado de lo que es una comunidad, en un futuro terminarán siendo un triste
montón de individuos sin conexión alguna.
Finalmente
se debe reconocer que el estilo de dirección y la forma de organización son un
simple aspecto de ese gran mecanismo que es la estructura de una sociedad.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 18.
Teoría Z, Japón
Confianza
La
primera lección de la Teoría Z es la confianza.
Por
muy extraño que parezca, la productividad y la
confianza van de la mano. Para
comprender esta aseveración, observemos, el desarrollo de la economía británica
durante este siglo.
Es
una historia de desconfianza mutua entre sindicatos, gobierno y directivos,
desconfianza que ha paralizado la economía y ha reducido, en forma alarmante,
el nivel de vida de los ingleses.
Karl Marx previó esta actitud
recelosa y la interpretó como el producto inevitable del capitalismo y como la
fuerza que, en su opinión, precipitaría el fracaso definitivo del capitalismo.
No
obstante, capitalismo y confianza no tienen por qué ser mutuamente excluyentes.
Thomas Lifson, un joven académico de
la Escuela de Dirección de Empresas de
Harvard, ha estudiado detalladamente a ciertas empresas comerciales japonesas,
tales como Mitsui, Mitsubishi y Sumitomo,
que poseen oficinas en todo el mundo y que tradicionalmente han operado como la
fuerza de ventas de las mercancías japonesas.
Sin
lugar a dudas, estas compañías han desempeñado un papel decisivo en el éxito
alcanzado por las estrategias de exportación de la industria japonesa.
Tienen
la capacidad de penetrar con gran celeridad, nuevos mercados, de cerrar
negocios donde ninguna empresa norteamericana ha sido capaz de hacerlo y de
coordinar operaciones a nivel mundial.
De
acuerdo con Lifson, la característica
esencial de la empresa comercial es un sistema de dirección que propicia un
sentimiento de confianza entre el personal de la compañía.
Los
empleados japoneses, al igual que los norteamericanos, buscan siempre
prosperas; desean hacer negocios que beneficien tanto a sus departamentos como
a ellos mismos; se desenvuelven en un medio donde priva una tremenda
incertidumbre, donde se compra y se vende mineral de cobre, petróleo crudo,
trigo y televisores.
En
un día típico, la oficina central de una de las empresas comerciales más
importantes puede llegar a recibir 35000 mensajes a través del télex, cada uno
con una oferta distinta para vender o comprar.
A
menudo, el índice global de rentabilidad de la compañía alcanzará un nivel
máximo, aun cuando una de las oficinas incurra en una pérdida, ya que ésta se
compensará con creces en otro lugar y la organización saldrá finalmente
beneficiada.
El
éxito de una empresa de esta naturaleza depende fundamentalmente de que los
empleados y las oficinas adopten una actitud favorable hacia este tipo de
sacrificios.
Esta
buena voluntad existe porque las compañías japonesas emplean prácticas
administrativas que promueven la confianza, en
el entendimiento de que estos sacrificios siempre serán recompensados en el
futuro. Saben que, al final, todos
recibirán su justo pago.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 15.
Teoría Z
Sutileza
La
otra lección importante que la Teoría Z toma de la práctica japonesa y traduce
el estilo norteamericano es la sutileza.
Las
relaciones humanas son siempre complejas y volubles.
Un
supervisor que conozca bien a sus subordinados puede describir los rasgos de
sus diferentes personalidades, decidir quién se acopla bien con quién y
organizar de este modo, equipos de trabajo que funciones con un máximo de
efectividad.
Estas
sutilezas nunca pueden captarse explícitamente, y cualquier regla burocrática
irá en contra de su naturaleza.
Si
el supervisor se ve obligado, ya sea por una administración burocrática o por
un contrato sindical igualmente inflexible, a designar los equipos de trabajo
estrictamente con base en la antigüedad (o cualquier otro factor de este tipo),
esa sutileza se pierde y la productividad disminuye.
Mientras
un departamento capaz de distinguir las sutilezas tiene la gran ventaja de
poder utilizar información importante, aunque no explícita, se enfrente, por lo
mismo, a la gran desventaja de no poder someterse a revisiones o auditorías
externas.
Una
decisión tomada por razones sutiles es una
decisión que no puede resistir el crudo escrutinio de una persona ajena que no
esté enterada detalles.
Dicho
individuo puede ser un alto directivo que desconfíe del supervisor o de su
grupo de trabajo; o bien puede ser un sindicato o una agencia gubernamental que
no confíe en la compañía.
En
cualquier caso, el recelo que pudiera existir entre las partes terminaría por
desechar esas sutilezas, ya que las decisiones y las acciones tienen que ser
claramente justificadas.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 16.
Ternura materna
Un
exceso de ternura materna quizá sea perjudicial para el niño por acelerar su
madurez sexual, acostumbrarle mal y hacerle incapaz, en posteriores épocas de
su vida, de renunciar temporalmente al amor o contentarse con una pequeña parte
de él.
Los
niños que demuestran ser insaciables en su demanda de ternura materna presentan
con ello uno de los más claros síntomas de futura nerviosidad.
Por
otra parte, los padres neurópatas son, en general, los más inclinados a una
ternura sin medida, despertando así en sus hijos, antes que nadie y por sus
caricias, la disposición a posteriores enfermedades neuróticas.
Vemos,
pues, que los padres neuróticos disponen de un camino distinto de la herencia
para legar a sus hijos su enfermedad.
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección
Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 126.
Trabajo
Considérese
el viejo adagio (¿¿??) que dice que un empleo es mucho más que eso.
Para
la mayoría de los ciudadanos de las naciones industriales, nuestro trabajo
estructura la parte más importante de nuestras vidas.
Determina
a qué destinamos las horas en las que permanecemos despiertos, en qué lugar del
mundo vivimos y en qué clase de vecindario.
Ejercer
influencia sobre nuestros intereses y pasatiempos, y condiciona los tipos de
enfermedades que padecemos.
Evidentemente
define como pasaremos los años de jubilación, con qué comodidades financieras y
con qué restricciones.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 186.
Trabajo
En
distintos pasajes de su obra, Elliott Jaques(1) edifica una concepción de la organización y
conducción basada en su concepto claro de lo que es trabajo, y de la actividad
humana involucrada en su realización.
Valoriza
el marco externo que representa el mundo del trabajo, el encuadre en que se
ejerce la actividad laboral.
El
trabajo del “empleado”, al que predominantemente se refiere el autor, se
realiza en un contexto organizacional sancionado oficialmente, a través del
cual se delegan responsabilidades y tareas or realizar.
Dentro
de este marco, la “autoridad” ocupa un lugar significativo.
Jaques
señala que el ser humano requiere trabajar “no sólo para resolver las
necesidades apremiantes” de la vida, sino que necesita hacerlo en un “nivel
consonante con sus propios límites, intereses y capacidades internas”.
Cuando
esta relación es equilibrada, el trabajo se transforma en un poderoso factor
objetivamente moldeador de la propia identidad.
“Un
trabajo inferior al nivel de complejidad de los procesos mentales” individuales
es promotor de insatisfacción y ansiedad.
Se
transforma en un factor paranoigénico.
La
realización satisfactoria de trabajo satisfactorio es sustancial para el
desarrollo y estructuración del psiquismo, puesto que redunda en niveles
progresivos de integración mental, que se producen cuando dicha experiencia de
trabajo “confirma la eficacia personal”.
El
trabajo siempre constituye una actividad creativa de “resolución de problemas”,
porque para hacerlo se necesita poner algo de sí, ejercer el juicio
discrecional, esto es, de elección entre opciones.
Trabajo
implica analizar, discernir, discriminar, resolver, ejercer destrezas, abstraer
conceptualmente y sintetizar.
La
integración mental tiene el sentido metafórico de mantener intacto, no
disgregado, el pensamiento previamente diferenciado en el análisis que el trabajo
requiere.
Estas
actividades forman parte de un proceso y exigen “invertir la cuota de energía
mental” involucrada en la sensación de “hacer un esfuerzo”.
La
culminación de tal proceso coincide con la resolución de un problema.
Tomar
decisiones constituye una experiencia fundamental que significa entregarse a la
acción y comprometerse.
Toda
decisión singular excluye otras y exige el uso del propio criterio.
(1): Cap III, Note on the Ethimology of Work, Glacier
Project Pappers, London, Heinemann, 1965.
Schlemenson,
Aldo, en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos Aires, Mayo
1996, Año 2 N° 4, Pág. 74.
Trabajo
En
una nota al pie de página, Freud(1) aclara:
“…En
el marco de un panorama sucinto no se puede apreciar de una manera satisfactoria
el valor del trabajo para una estructuración (economía) de impulsos que tienden
sólo a la consecución de un fin (libidina).
Ninguna
otra técnica de conducción de la vida liga al individuo tan firmemente a la
realidad como (la insistencia en) el trabajo, que al menos lo inserta en forma
segura en un fragmento de esa realidad, a saber, la comunidad humana”.
La
posibilidad de desplazar sobre el trabajo profesional y sobre los vínculos
humanos que con él se enlazan una considerable medida de componentes
libidinosos (del placer) narcisistas, agresivos y hasta eróticos le confiere un
valor que no le va en zaga a su carácter indispensable para afianzar y
justificar la vida en sociedad.
La
actividad profesional brinda una satisfacción particular cuando ha sido
“elegida libremente”, o sea, cuando permite volver utilizables mediante
sublimación, inclinaciones existentes, mociones pulsionales proseguidas o
reforzadas constitucionalmente.
No
obstante, el trabajo es “poco apreciado” como vía hacia la felicidad por los
seres humanos.
Uno
no se esfuerza hacia él como hacia las otras posibilidades de satisfacción.
La
gran mayoría de los seres humanos “solo trabajan forzados” a ello, y de esta
natural aversión de los hombres al trabajo derivan los más difíciles problemas
sociales.
(1):
Freud, Sigmund, El Malestar en la Cultura, 1929-1930, Obras completas,
Amorrortu Editores, Tomo VIII, pág. 80.
Schlemenson,
Aldo, en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos Aires, Mayo
1996, Año 2 N° 4, Pág. 74.
Trabajo
Siempre lo mismo
El
trabajo mediatiza la relación de los individuos con la sociedad.
Así,
como el individuo se siente tratado en el trabajo, siente que lo trata la
sociedad, porque el concepto de sociedad es “demasiado global y abstracto” para
la experiencia individual.
De
ese modo, la desocupación vulnera los lazos de continencia que los individuos
tienen –a través del trabajo- con la sociedad.
La
alienación, ansiedad, desesperanza y sospecha que esta situación genera en la
gente traen aparejados fenómenos disruptivos generalizados, y determinan el
incremento de la violencia y el delito.
Schlemenson,
Aldo, en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos Aires, Mayo
1996, Año 2 N° 4, Pág. 72.
Trabajo
Solución de Problemas
Siempre lo mismo
El
conocimiento aparece como clave para el crecimiento, pero no como educación
específica para puestos específicos, sino como formación para la solución de
problemas y como educación general tecnológica.
La
importancia del cambio tecnológico se ve menos como la búsqueda de la autonomía
nacional privilegiada en los setenta, sino más bien como insumo necesario para
la modificación de los procesos de producción y para la organización del
trabajo con miras a una integración competitiva en los mercados globales.
Con
respecto a la educación aparece un acuerdo muy extendido en valorizar la
importancia de la educación general, por encima de la capacitación específica
basada en un análisis ocupacional estrecho de los puestos de trabajo.
La
dificultad principal es cómo articular una educación de calidad para el total
de la población y no sólo para el grupo privilegiado que tiene acceso al empleo
en el sector moderno, o los sectores más favorecidos del sistema educativo.
Lo
que se observa es el incremento de la cobertura educativa pero manteniendo los
vicios anteriores: el gran desgranamiento antes de adquirir las habilidades
básicas de lectoescritura y matemática aplicada, no compensado por apoyos no
formales.
El
gran desnivel entre la calidad de la adquisición de conocimientos del mismo año
en contextos rurales y urbanos, y entre escuelas de elite y marginales; la
escasa articulación entre el sector ocupacional y las instituciones de
formación; la muy baja matrícula en los cursos de aprendizaje y, en general, en
los programas de alternancia.
Las
mediciones de calidad educativa señalan que una importante proporción de los
alumnos secundarios no domina las habilidades básicas de lectura compresiva y
matemática aplicada.
Gallart,
María Antonia, Dora, en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos
Aires, Mayo 1996, Año 2 N° 4, Pág. 99.
Trabajos escritos
Es
muy conveniente utilizar esta norma para evaluar el borrador del trabajo antes
de presentarlo. Esta actividad es
particularmente importante si el trabajo se presenta “grupalmente”.
Si
como consecuencia de ello, se aprecia que los niveles de logro del escrito son
bajos, es recomendable corregirlo antes de presentarlo.
1.
El trabajo que se presenta lo es en una fecha de avance o completamiento
diferente de la dispuesta o solicitada.
2.
El trabajo no está identificado en cuanto al autor o autores, título y fecha.
3.
El trabajo tiene una extensión que excede o carece significativamente del
tamaño dispuesto o solicitado.
4.
El trabajo de exponer con prolijidad general pobre.
5.
No se incluyen ilustraciones o, si se las incluye son desprolijas, han sido
descargadas literalmente de una página web sin mencionar el origen (con lo que
se pretende ocultar que qué no son de propia confección), sin otro aporte y sin
indicar la fuente, no son apropiados y no están usados con efectividad.
6.
Los contenidos, lista de títulos de secciones o capítulos, si se incluye, no está
dispuesta claramente y se hace uso abusivo de los subrayados, las negritas o
los escudos de la Facultad o
Universidad, o se agregan datos de textos o páginas inconsistentes.
7.
La tipología del trabajo cambia durante su desarrollo, adoptando por tramos la
que esté más de “moda” en los trabajos publicados en la Web.
Adaptado
y abreviado de Pedro Jorge Vulovic, Temas y Propuestas N° 19, FCE-UBA, 2003,
página 30 a 45.
Universo conflictual
Eficiencia, Sistemas
Emery
F.E. y Trist E. L.(1) ponen de relieve y
formalizan las interrelaciones causales entre los elementos externos y la
estructura de la organización.
Resulta
interesante el proceso de superación de “una visión Taylorista del
funcionamiento de una organización como conjunto mecánico de engranajes
enlazados y movidos por una racionalidad única”.
(Esto
se muestra) mediante la identificación de Crozier y Friedberg(2) de la organización como
un “universo conflictual y de su funcionamiento como resultado de choques entre
racionalidades contingentes, múltiples y divergentes de actores relativamente
libres que utilizan las fuentes de poder a su disposición”
Por
ello estos autores se ven llevados a concluir que “una organización existe, no
tanto gracias a, sino a pesar de la acción de sus miembros”.
Una
visión más optimista y en particular más desprendida del individuo y por
consiguientemente más estrictamente sistémica es la de Schein(3), quien junto con Rice,
Bennis, Argyris y Trist, intenta dar una definición de organización sobre la base
de su eficiencia:
“…Si
se reconoce en todo sistema una multiplicidad de funciones y se reconoce que el
sistema existe dentro de un medio capaz de proporcionar elementos
imprevisibles, se puede definir la eficiencia de un sistema como su “capacidad
de sobrevivir, adaptarse, conservarse y desarrollarse independientemente de sus
funciones particulares…”
Se
entiende por “funciones particulares” la multiplicidad de funciones y objetivos
que cumplen las organizaciones, aun cuando a veces se contradigan entre sí.
Se
supera así el viejo concepto teórico según el cual se consideraba eficiente una
organización siempre que cumpliese con uno de estos criteris9: “gran
productividad”, “moral elevada del personal”, “eficiencia de los servicios
prestados”.
En
el plano sistémico, el criterio de eficiencia debe ser múltiple y poder medir
una multiplicidad diversificada de factores.
Todo
esto nos permite considerar superada la idea de organizaciones concebidas como
sistemas cerrados que se mueven en un universo que existe de por sí, cuando de
hecho están amenazadas sin cesar por deflagraciones continuas.
El
hecho organizativo constituye “un conjunto de problemas” de no fácil solución,
cuya índole es indispensable individualizar para poder manter la organización y
hacer la sobrevivir.
La
concepción sistémica, aplicada a las organizaciones, ofrece la ventaja de
favorecer el esclarecimiento de muchas cuestiones que quedaron obscuras con las
teorías precedentes o con los modelos mecánicos.
A
nuestro entender se puede concluir que la “inestabilidad cada vez mayor del
medio, las presiones externas constantes e imperiosas, la complejidad de las
relaciones entre la organización y el medio”, determinan la necesidad de una
visión sistémica de los problemas.
(1):
Emery F.E. y Trist E. L., La Textura Casual del ambiente organizacional [1965])
(2):
Crozier Michel y Friedberg, Actores sociales y sistema, Etas Libros, (1977)
1978, Pág. 62.
(3):
Schein Edgar, La psicología industrial en la sociedad moderna, Martello, (1965)
1970), Pág. 125.
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 192.
Valores
Relaciones Familiares-
Una
persona íntegra trata con igual respeto a secretarias y ejecutivos y se dirige a
los subordinados compartiendo con ellos los conceptos y valores que
caracterizan a sus relaciones familiares.
Es
de esperar que un individuo con esta cualidad se comporte del mismo modo aun
cuando se modifiquen las circunstancias de la empresa.
Una
persona así es digna de nuestra confianza y es poseedora de cualidades únicas
que pueden beneficiar a otros durante cualquier proceso de cambio.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 103.
Ventaja sostenible
El
concepto de “tecnología limpia” ha surgido recientemente como consecuencia de
una búsqueda de formas más adecuadas para satisfacer las necesidades humanas
con protección del medio ambiente.
No
existe una definición consensuada aún, pero sí una aceptable, basada en el
programa de investigaciones de tecnologías limpias del Consejos de
Investigaciones Científicas de Ciencia Físicas y de Ingeniería de Inglaterra,
que dice que:
“…Una
tecnología limpia es una manera de proveer un beneficio humano que utiliza
menos recursos naturales y causa menos daños al ambiente que otras tecnologías
alternativas con las cuales es económicamente competitiva…”
En
esta definición de tecnología limpia están comprendidas algunas implicancias,
tales como:
.1.
El concepto de tecnología limpia no puede ser desarrollado sin referencia a la
performance económica de un proceso industrial.
.2.
La utilización de recursos y el daño ambiental deben ser evaluados haciendo un
análisis completo, que comprenda desde la parte del ambiente del cual se
extraen las materias primas, hasta la parte del ambiente donde son arrojados
los residuos.
.3.
La tecnología limpia se concentra más en el interés de otorgan un beneficio o
un servicio, que en la producción o procesamiento de un producto.
.4.
La reducción de los residuos y la prevención de la contaminación son
componentes esenciales del concepto de tecnología limpia.
Una
tecnología limpia es una tecnología alternativa que produce una disminución del
daño o el costo ambiental, manteniendo o, si es posible, disminuyendo el costo
económico.
Ertola,
Rodolfo J., La salud del planeta, en revista Encrucijadas UBA, N° 3, noviembre,
1995, pág. 66.
Verdad
Una
furiosa manía de originalidad sopla por el mundo moderno de los espíritus, y
cada cual la pone en una cosa.
Preferimos
desbarrar con ingenio a acertar con ramplonería.
Ya
dijo Rousseau en su Emilio: “Aunque estuvieran los filósofos en disposición de
descubrir la verdad ¿quién de entre ellos se interesaría en ella?
Sabe
cada uno que su sistema no está mejor fundado que los otros, pero lo sostiene
porque es suyo.
No
hay uno solo que, en llegando a conocer lo verdadero y lo falso, no prefiera la
mentira que ha hallado a la verdad descubierta por otro.
¿Dónde
está el filósofo que no engañase de buen grado, por su gloria, al género
humano? ¿Dónde el que en el secreto de
su corazón e proponga otro objeto que distinguirse?
Con
tal de elevarse por encima del vulgo, con tal de borrar el brillo de sus
concurrentes, ¿¿qué más pide?
Lo
esencia es pensar de otro modo que los demás.
Entre los creyentes es ateo; entre los ateos
sería creyente.
Unamuno,
Miguel de; Del Sentimiento Trágico de la Vida, Colección Historia del
Pensamiento, Hyspamérica Argentina S.A., Vol.60, 1984, Pág. 38.
Vida
Para
la substancia entonces viviente era aún fácil morir; no tenía que recorrer más
que un corto curso vital, cuya dirección se hallaba determinada por la
composición de la joven vida.
Durante
largo tiempo sucumbió fácilmente la sustancia viva, y fue creada incesantemente
de nuevo hasta que las influencias reguladora exteriores se transformaron de
tal manera, que obligaron a la sustancia aún superviviente a desviaciones cada
vez más considerables del primitivo curso vital y a rodeos cada vez más
complicados hasta alcanzar el fin de la muerte.
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección
Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 186.
Final
Los
expertos son adictos. ¡No resuelven
nada! Se han vuelto servidores del sistema que les
contrate, cualquiera que sea.
Ellos
lo perpetúan. Cuando seamos
torturados, seremos torturados por expertos.
Cuando seamos ahorcados, nos ahorcarán expertos.
¿No
han leído lo que escribo? Cuando el
mundo sea destruido, lo será no por sus locos, sino por la cordura de sus
expertos y la superior ignorancia de sus burócratas, cuya influencia he tratado
todo el tiempo de reducir.
Pero
claro, sencillamente esta posición se ha puesto demasiado difícil.
Siempre
se supuso que era difícil. Si no lo
fuera, cualquiera lo haría, claro que, siempre que ganara algún dinero con ello. Lo difícil es lo que lo hace grande.
Si
uno tiene éxito, nuestros amigos se quejarán de que no ha hecho incluso más.
Y
nuestros enemigos dirán que se ha hecho demasiado.
Si
no se logra nada, nuestros amigos dirán: “Nunca debería haberlo intentado.”
Y
nuestros enemigos dirán: “¡Lo ven! ¡Es
incapaz de hacer nada!
Lo mismo que decimos de la burocracia y los burócratas…
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