NOTA DEL AUTOR
“El hombre razonable” se adapta al
mundo; el “hombre irrazonable” insiste en intentar conseguir que el mundo se adapte a él. Por consiguiente, todo progreso depende del hombre irrazonable”.
Lo
lamentamos, nosotros nos incluimos en la primera categoría, por eso se nos hace
necesario preguntar: ¿Dónde se torció el estudio de la administración moderna?
¿En
qué momento se llenó de sagacidades sin utilidad, pero que ayudan a cobrar
derechos de autor, cobrar suculentos honorarios profesionales y dar conferencias?
Todo
el mundo parece querer dar respuestas, pero nadie sabe dar con ellas, y quienes
lo saben, a menudo se sienten insatisfechos de por cómo marchan las cosas, uno
de ellos también somos nosotros.
Para
responder a todas las preguntas que hemos planteado habría que escribir un
libro…, que es precisamente lo que venimos haciendo; en cierto modo, elegimos
respuestas de autores conocidos, pese a que puede parecer que las preguntas permanecen
aún sin formularse.
Pero
lo que con toda claridad vemos resultar de ellos es un conjunto de afirmaciones
que, muchas veces se hallarán en contradicción con nuestras tradicionales
expectativas.
Si
las expectativas han cambiado y la teoría no, nuestro problema puede ser que, como
El Caballero Blanco de Lewis Carroll, quizás hayamos “metido un pie derecho en
un zapato del pie izquierdo” y estemos sintiendo la opresión.
Quien
dude seriamente de esto no tiene más que observar lo que sucede cuando algún
reformador propugna alguna forma de management mejor pero que requiere algún
esfuerzo, enseguida se espera que el Estado intervenga para resolver los
problemas empresarios que aparecen.
No
bien se formula una propuesta que parece asegurar más libertad en los negocios,
cuando es preciso formular una contrapropuesta para que el Estado pueda llenar
ese vacío.
Por
eso es que, ya no buscamos nuevas ideas, sabemos que no aparecerán, y voy en
busca de tesoros antiguos. Así, pues,
tengo la clara sensación que, los autores seleccionados a continuación me han
querido decir algo, me dicen algo.
No
obstante, también tengo conciencia que, y la duda cartesiana me carcomerá
siempre, que en todos estos años no he podido descifrar qué…
Así
pues, trabajando este viejo material, es cuando me pregunto, que podríamos
perder. ¿Qué podemos perder?
Incluso
si alguien dijera que no sirve de mucho, o de nada, tendríamos la satisfacción
de saber que lo habíamos intentado, y sabíamos que no era sólo el hecho de
haber intentado hacerlo útil y disponible, sino el de haber intentado hacer
algo que marcase una diferencia.
Sabemos
que, los que llegan a la cumbre de las jerarquías son, cada vez más, los que se
han despojado de sus aristas de individualismo, y lo sabemos porque eso nos ha
pasado: No lo hicimos.
Y
ése desde luego, ese era un riesgo que valía la pena correr, y ahora no tiene
importancia lamentarse, sino que para los más jóvenes, es bueno reflexionar
sobre ello.
Absorciones de Empresas
Tendencias al Monopolio
Muchas
variables económicas parecen recorrer ciclos tridecenales en lo que va del
siglo XX, y una de éstas, por lo visto, es la concentración industrial debida a
la manía de las fusiones.
Hubo
una gran oleada de fusiones durante los años veinte, que reapareció de nuevo
treinta años después, durante los cincuenta.
Hoy,
transcurrido un nuevo lapso de seis lustros, hemos presenciado otra marea
gigantesca de fusiones que hace estragos en nuestro panorama industrial (que en
el caso de Argentina, como era natural, llegó con retraso, y se correspondió
más a una simple copia o moda, durante los años 90’.
En
dicha época, catalogada como “neoliberal”, las “fusiones y adquisiciones”
fueron tema de exposiciones académicas y fuente de honorarios crecidos de
consultores.
Con
el paso del tiempo, la mayoría de estas organizaciones fusionadas –y luego
escindidas y vendidas a nuevos socios por “partes”, o bien cayeron en
bancarrota, o las uniones se deshicieron).
La
palabra “monopolio” significa, en sentido estricto, el dominio de todo un
sector industria por una sola empresa.
Pero
en un sentido más amplio significa también la formación de acumulaciones
locales (en nuestro país adoptaran el nombre académico y tecnológico de “clusters”)
de poderío económico.
O
la aparición de un reducido número de empresas que, si bien compiten entre sí
dentro de un sector determinado, en con junto dominan poor completo dicho
sector (lo que se conoce como “cártel”).
Las
fusiones de empresas o la absorción de una compañía por otra, evidentemente,
van en el sentido de una tendencia monopolística dentro de la coyuntura
industrial general, por cuando disminuyen el número de empresas en competencia.
El
dominio de un sector por parte de una sola empresa o de un pequeño número de
empresas obviamente es agradable para los dirigentes
de las mismas. La realidad es que los
hombres de negocios odian la competencia porque origina incertidumbres y recorta
los márgenes de beneficio.
Pero
la verdadera cuestión estriba en saber si la concentración de las empresas
favorece al interés general.
Los
partidarios de la concentración industrial argumentan que los grandes
combinados (pools, monopolios) funcionan con más
eficacia, al concentrar la producción en las factorías más rentables y
cerrar las que dejan de serlo.
Según
ellos, la concentración industrial promueve asimismo la
eficacia en la gestión, al quedar la misma en manos de uno o dos grupos
reducidos de altos dirigentes.
(Esto
último, desde luego no considera el aspecto de la capacitación técnica o no de
los mismos para desempeñar esas posiciones sin egoísmo y miserabilidad).
Además,
un consorcio grande maneja recursos abundantes, que pueden encaminarse a las
actividades de investigación y desarrollo, lo cual estimula el crecimiento de
la empresa y, en último término, de la economía en general.
En
resumen, desarrollo y eficiencia son los dos motivos que tradicionalmente se
aducen para justificar los matrimonios empresariales.
Sin
embargo, las fusiones dan lugar también
a otros efectos secundarios que pueden ser fatales para el sistema
financiero.
Originan
restricciones a la competencia entre empresas y crean monopolios, que por lo
común se hallan en condiciones de imponer precios sobreelevados a productos
muchas veces de escasa calidad.
Ajenos
a la presión de la competencia, las grandes compañías y sus empleados carecen
de incentivo para esforzarse, fabricar productos de mejor calidad, ofrecer
amabilidad en el servicio y tratar al consumidor como un rey.
Es
posible que las fusiones contribuyan a la reducción de los costes por la vía de
las economías de escala, pero también promueven la ineficiencia y la letargia
entre directivos y trabajadores.
Una
de las razones de que Norteamérica haya perdido su preminencia tradicional en
la fabricación de productos tales como los automóviles, los televisores y las
cámaras, entre otros muchos, es la formación de monopolios gigantescos en
dichos sectores desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Mientras,
el Japón registraba, durante la misma época una fuerte competencia entre las
empresas de esos mismos sectores, lo que las obligaba a ofrecer productos de
primera calidad al mínimo precio posible.
Y
después de haberse bregado en la batalla del mercado interior, las empresas
japonesas se vieron en condiciones de superar fácilmente a las compañías
estadounidenses.
Las
fusiones empresariales eliminan además puestos de trabajo y reducen las
remuneraciones, sobre todo para los vendedores.
Cada
vez que una empresa de apodera de otra, invariablemente muchos empleados y
directivos de la compañía absorbida pierden sus empleos.
Las
operaciones de fusión suelen perjudicar a la solvencia financiera de las
empresas fusionadas.
Dicho
peligro no ocurre cuando una compañía absorbe a otra empleando en ello recursos
propios.
Pero
si la adquisición se produce mediante la emisión de deuda frente a los bancos u
otros suscriptores privados, la empresa resultante de la fusión se ve agobiada
por un endeudamiento superior al que existía antes de la operación.
(En
la Argentina de los 90’, el sistema de fusiones se basó en este último modelo
–con endeudamiento-, agregando la perversa particularidad que la deuda no se
asignaba al conglomerado en su conjunto sino a la unidad de negocios adquirida.
A
partir de ese momento, los costos y la carga financiera comenzaban a gravitar sobre
la empresa “comprada”, en proporciones que eran imposibles de soportar, y con
el correr del tiempo llevaron al fracaso de las mismas).
Esto
es particularmente cierto cuando el precio de la sociedad absorbida resulta muy superior a las previsiones. A menudo la dirección de la compañía
objetivo se resiste con uñas y dientes.
Estos
altos directivos no ignoran que si cobran una: salarios exorbitantes, es
gracias al hecho de que ellos mismos controlan una participación significativa
de las acciones de su empresa.
Y,
que si se vieran obligados a competir en un mercado libre con el resto de sus
colegas, no alcanzarían ni siquiera una fracción de sus remuneraciones
actuales.
Saben
también que muchos de esos colegas estarían dispuestos a ocupar las poltronas
de ellos por bastante menos dinero. En
consecuencia hacen cuanto pueden por impedir que la fusión llegue a realizarse.
Cuando
la dirección de la empresas objetivo se resiste, bien sea tratando de interesar
a otra compradora, o recurriendo al crédito para hacerse con la mayoría de las
acciones, la compañía que ha lanzado la oferta de compra suele acabar pagando
mucho más de lo proyectado en principio.
Si
la fusión se produce, la compañía resultante nace más endeudada; si no se
produce, la compañía que se salvó de la incursión tendrá que soportar asimismo
las deudas incurridas en la adquisición de sus propias acciones.
Una
actividad exagerada en esto de las fusiones puede resultar deletérea para el
sistema económico en general. Entre
1984 y 1986, el endeudamiento global de las sociedades anónimas aumentó en más
de 200.000 millones de dólares.
¿Qué
recibió la nación a cambio? La
destrucción de miles de puestos de trabajo y una estructura empresarial más
frágil que antes.
Normalmente,
cuando una empresa lanza una operación “hostil” contra otra es para hacerse con
una tecnología nueva, para eliminar una competidora, para diversificarse o para
realizar otros objetivos de estrategia empresarial.
Es
posible que tales fusiones sirvan para alguna finalidad socialmente útil.
Las
consecuencias más funestas, sin embargo, se producen cuando la operación hostil
es debido al mero ánimo de lucro personal.
A
veces la parte atacante no se plantea otra cosa sino realizar un beneficio
rápido (lo que Vicente Perel denominaba “fast operators”), y se propone como
objetivo una compañía a sabiendas que la dirección de ésta va a resistirse
furiosamente.
La
estrategia es sencilla. En primer
lugar, el “raider-asaltante” (persona, grupo o compañía) compra un paquete de
acciones importante de la empresa objetivo, y luego lanza una oferta sumamente
generosa para hacerse con parte de las acciones restantes, lo necesario para
adquirir el control mayoritario de aquella.
El
“raider” no tiene absolutamente ningún interés en quedarse con su presa; lo que
quiere es que los directivos de la compañía atacada se empeñen por rescatarla
pagando un precio muy superior por sus títulos.
Las
operaciones de este tipo han sido muy frecuentes durante los años ochenta, y se
han amasado muchas fortunas nuevas gracias a este procedimiento que ha recibido
el apropiado nombre de “greenmail” o extorsión por medio del billete verde.
Los
“raids” lanzados por mera codicia son inútiles, derrochadores y destructivos
para la sociedad.
Fomentan
la desigualdad que pudieran ser útiles al interés general. Promueven el llamado “delito de iniciados”
dentro de un ambiente general de fraude y de avaricia.
En
1975 las fusiones culminadas con éxito totalizaron 11.800 millones de dólares,
cifra que ascendió a 122.200 millones en 1986 y se acercaban a los 180.000
millones en 1985 y 1986.
Compárese
esa suma con los 140.000 millones que todos los consorcios industriales
dedicaron en 1986 a la adquisición de factorías y medios de producción.
Según
este y otros criterios similares las absorciones de empresas son improductivas
en líneas generales. No crean puestos
de trabajo, sino que por el contrario los destruyen.
Los
miles de millones de dólares dedicados a las operaciones de fusión durante los
años ochenta podían haber servido para investigar, innovar, crear nuevas
tecnologías, mejorar la maquinaria y otras muchas actividades productivas.
Pero
no fue así, sino que sólo sirvieron para aumentar el peculio de quienes eran ya
inmensamente ricos.
No
es de extrañar, por tanto, que los Estados Unidos no puedan competir con el
Japón ni con Alemania, donde se han impuesto trabas para aquella actividad.
Pero
la verdadera cuestión, ignorada por lo estudiosos hasta el presente, es: ¿cómo
se origina la manía de las fusiones?
La
respuesta, una vez más, está en la disparidad de las fortunas. La postura de la autoridad económica
también es importante, pero no decisiva en este aspecto.
En
una coyuntura económica de prosperidad puede considerarse normal e incluso
saludable un cierto volumen de fusiones.
Cuando
las compañías absorben a otras empleando en ello sus excedentes de recursos
propios, es posible que estimulen el crecimiento y la eficiencia, siempre y
cuando no resulte eliminada la competitividad.
También es posible que se salven puestos de trabajo cuando la
explotación adquirida hubiese padecido dificultades de solvencia.
No todas las fusiones son malas.
Pero
cuando los potentados intervienen por puras consideraciones de lucro personal,
los resultados finales son desastrosos.
Eso
es exactamente lo que ocurre al desarrollarse la manía de las fusiones.
Para
que un individuo pueda plantearse la adquisición de una gran compañía es
necesario que se trate de un individuo muy rico, que disponga de recursos y que
pueda convencer a los bancos que han de respaldar la operación propuesta.
La
cuestión es bien sencilla. Hay que ser multimillonario para pensar en
organizar un “raid” contra una corporación que vale millones, desafiando a los
directores de la misma.
Y
si no tiene uno los recursos, ningún banco va a prestarle las grandes
cantidades que necesitará para que la absorción se lleve a cabo.
La
actividad normal de concentración de empresas se recalienta y se convierte en
una fiebre, precisamente cuando intervienen en ella los particulares adinerados.
De
ahí que una gran disparidad de fortunas sea la condición previa esencial para
la manía de las fusiones de las fusiones, con todas sus feas consecuencias
sociales.
El
mercado libre es un medio magnífico para la eficiencia y para el desarrollo económico.
Pero
¿cómo vamos a preservar la libertad del mercado en presencia de esa excesiva
disparidad de fortunas, que fomenta las oleadas de fusiones, las cuales, a su
vez, desembocan en formas monopolísticas de mercado?
Batra,
Ravi; Cómo Sobrevivir a la Gran Depresión de 1990, Editorial Grijalbo SA,
Argentina, 1989, Pág. 246.
Acción de masas
Acción Comunitaria
La
proporción en que, por la “acción de masas” de los pertenecientes a una clase,
se origina una “acción comunitaria” y eventualmente ciertas “socializaciones”,
depende de condiciones culturales, especialmente de tipo intelectual.
(También)
de la intensidad alcanzada por los contrastes, así como especialmente de la
claridad que revela la relación existente entre los fundamentos y las
consecuencias de la “situación de clase”.
Según
lo que nos muestra la experiencia, una muy considerable diferenciación de las probabilidades de vida no produce por sí misma una
“acción clasista” (acción comunitaria de los pertenecientes a una
clase).
Debe
ser claramente reconocible el carácter condicionado y los efectos de la
situación de clase.
Pues
sólo entonces puede el contraste de las probabilidades de vida ser considerado
no como algo sencillamente dado y que no hay más que aceptar, sino como un
resultado de:
.1.
La distribución de los bienes o,
.2.
de la estructura de la organización económica existente.
Contra
esto no se puede reaccionar sólo mediante actos de protesta intermitente e
irracional, sino en forma de una asociación racional.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 685.
Actuación Política
Abogados
El
carácter de las exigencias actuales de la actuación política lleva antes bien
aparejado el que, en todos los Parlamentos y partidos democratizados, una
determinada profesión juegue un papel particularmente importante en el
reclutamiento de los parlamentarios: la de los abogados.
Aparte
del conocimiento del derecho como tal y al lado del adiestramiento, mucho más
importante, en la lucha que presenta esa profesión en contraste con los cargos
de los juristas empleados.
Contribuye
también decisivamente a ello un elemento puramente material, o sea la posesión
de un despacho propia, tal como lo necesita hoy imprescindiblemente el político
profesional.
Y
en tanto que todo otro empresario es específicamente “insustituible” en el
trabajo de su empresa y que, habida cuenta de las exigencias crecientes del
trabajo político regular, tendría que abandonar su profesión para convertirse
en político profesional.
Para
el abogado, en cambio, el pasar de su profesión a la actividad profesional es
relativamente fácil, tanto técnicamente como desde el punto de vista de la
condiciones interiores previas…
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 1107.
Administración
Ciencia
.I. El ámbito de la administración no está constituido
en forma exclusiva por un tipo particular de organizaciones (por caso la
empresa): abarca todo tipo de organizaciones
(estudiar la generalidad, es esencialmente científico)
.II. Las problemáticas centrales de los distintos
tipos de organizaciones, ofrecen características comunes, que permiten
postular, la posibilidad de su estudio a un nivel unitario, o individual
(extraer conclusiones reuniendo observaciones individuales, es también, del
método científico).
.III. La administración comprende definiciones, en
el ámbito del comportamiento de las organizaciones, por lo que se orienta en
primera instancia, a determinar un vocabulario y características de estudio, y
luego a seguir las laboriosas etapas de la investigación intelectual (lo cual
es, metodología científica).
.IV. La administración incluye asimismo, un grupo
herramental, o conjunto de procedimientos de operación aplicables, para obtener
mayor eficiencia, de las distintas áreas de organización (llamados Sistemas Administrativos,
que son de naturaleza técnica).
Administración ¿Qué es?
Este ilustrado profesor, llevado sin duda de
su modestia, no pronunció ningún discurso inaugural, y procedió desde luego a
la primera lección, no presentando un cuadro general de la importantísima ciencia cuyos principios
está llamado a explicar, ni menos una historia de su origen y progreso
en la marcha de los tiempos pasados y presentes.
Tomó por el contrario, éstos últimos, tales
cuales los encuentra, y dedujo la necesidad de la ciencia de la Administración de la naturaleza misma de las cosas y
del estado de los sistemas actuales de gobierno;
procedió a deslindar analíticamente y con suma lucidez la jurisdicción de lo
que propiamente se llama Administración en el
día, segregándola de la administración general y considerándola como uno de los
ramos del Gobierno.
El Español, 11 de junio de 1836, incluido en
Artículos de Costumbres, Mariano José de Larra, editado por Johnson Jerry L.,
Editorial Bruguera SA, Barcelona, 1972, Pág. 819.
Administración Especializada
Nombramiento de Funcionarios
Aptitudes Especiales
Allí
donde es considerable la necesidad de una administración especializada, como
ocurre hoy inclusive en Estados Unidos, y donde los adictos a un partido deben
contar con una “opinión pública” muy desarrollada, inteligente y que actúa con
libertad (opinión que falta en Estados Unidos en todas partes donde el elemento
inmigrante actúa en las ciudades como una “masa de electores sin opinión
propia”), el nombramiento de funcionarios no calificados recae sobre el partido
dominante, especialmente en los casos en que los funcionarios son designados
por el jefe.
Por
lo tanto, la elección popular, no sólo del jefe
de gobierno, sino también de los funcionarios a él subordinados .por lo menos
en las organizaciones administrativas extensas y difícilmente abarcables a
simple vista-, suele poner en grave peligro tanto la dependencia jerárquica
como las aptitudes especiales de los empleados y el funcionamiento preciso del
mecanismo burocrático.
Es
un hecho conocido la superior aptitud e integridad de los jueces federales
nombrados por el Presidente frente a los jueces designados por elección en
Estados Unidos, bien que ambas clases de funcionarios hayan sido elegidos ante
todo por consideraciones de partido.
En
cambio, las grandes transformaciones de la administración municipal en las
grandes ciudades se debieron en los Estados Unidos, esencialmente a alcaldes
(Mayors) elegidos, los cuales trabajaron con un cuerpo de funcionarios
“nombrados” por ellos mismos, y consiguiente, de “un modo cesáreo”.
El
rendimiento del “cesarismo” –a que da lugar con
frecuencia la democracia- en lo que toca a la organización se basa
principalmente, considerado desde el punto de vista técnico, en la posición ocupada por el “César” en cuanto hombre de
confianza de las masas (del ejército o de los ciudadanos) desligado de
toda tradición.
Y
en cuanto soberano ilimitado y jefe de un cuadro de oficiales y funcionarios
altamente calificados, seleccionados libremente por él sin atender a la
tradición o a otras consideraciones.
Este
“dominio del genio personal” está, sin embargo en
contradicción con el principio formalmente “democrático” de la
burocracia electiva.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 721.
Adulación
Lo
que he dicho de la amistad puede aplicarse con mayor razón al matrimonio,
puesto que éste no es más que la unión de dos vidas en una sola.
¡Oh
dioses inmortales! ¡Cuántos divorcios,
o cosas aún peores que el divorcio, se verían a cada paso si mis satélites La
Adulación, la Chanza, La indulgencia, el Engaño y el Disimulo no viniesen a
sostener y conservar las costumbres y el vivir conyugal!
¡Ah!,
¡qué pocos matrimonios habría si el novio, obrando como prudente, indagase a
qué juegos había jugado antes de casarse la delicada doncellita, tan modesta y
púdica en apariencia, y cuántos menos permanecerían unidos si no quedasen
ocultas muchas hazañas de las mujeres, gracias al descuido y a la estolidez de
los esposos!
Erasmo
de Rotterdam; Elogio de la Locura, Colección Historia del Pensamiento,
Hyspamérica Argentina S.A., Vol.29, 1984, Pág. 59.
Afroamericano
Eufemismo norteamericano para no usar
“negro” al referirse al originario de grupos africanos importados desde allí
para ser vendido en esclavo para trabajos rurales en el Sur.
Este término trata de una raíz basada
en el color de la piel, la cultura y la historia, porque genéticamente, pasados
más de doscientos años desde aquella tragedia de sus tatarabuelos, los
cromosomas de los “afroamericanos” no difieren en nada de los de los blancos,
anglo – sajones, protestantes (WASP).
Solamente éstos son LOS
norteamericanos, los otros son “AFRO”.
Ambiente
Complejidad
Edgar
Morin(1) afirma que “el ambiente
no sólo coexiste: es también coorganizador.
La
apertura ecológica no es sólo una ventana al ambiente: la organización, en su
condición de sistema abierto, no se encastra en el ambiente como simple “parte
del todo”.
La
organización activa y el ambiente, aun cuando difieran una de otro, son una
“dentro del otro”, cada cual a su modo, y sus interacciones y relaciones
recíprocas indisociables son complementarias, concurrentes y antagonistas.
El
ambiente nutre y amenaza a un tiempo, hace existir y destruye. Pero también la organización lo transforma,
lo contamina, lo enriquece.
Si
todo esto, desde el punto de vista teórico, es indudable y claro, su aplicación
resulta, en la práctica, muy difícil, siempre debido a la dificultad de nuestra
mente para captar la complejidad.
Agreguemos
por cuanto a menudo se la subestima, la variable “tiempo”.
Aquello
que en un momento dado observados en una organización, puede ser visto como el
último anillo de la cadena de realimentaciones circulares de las cuales, de
manera arbitraria e inevitable, indicamos un punto de partida, aguas arriba, en
un determinado hecho ambiental, pragmáticamente importante.
(1): Morin, Edgar; La
méthode, la nature de la nature, Le Seuil, París, 1977, Pág. 143.
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 190.
Ambiente
Turbulencia
El
esfuerzo de estructurar una visión más amplia de las organizaciones, sistemas y
subsistemas acarrea, consecuencias interesantes.
La
“primera” es la modificación, que a veces puede ser radical con respecto a la
visión que sólo se centraliza en la organización como entidad existentes de por
sí.
La
“segunda” es la desaparición de determinadas connotaciones moralistas que están
implícitas, fatalmente, en toda perspectiva restringida, sobre todo en aquella
que se limita a sectores del circuito de una realidad que, de hecho es
circular.
Esta
ideas, desarrollada oportunamente por los estudiosos del DO Desarrollo
Organizacional (Organization Development), así… “las organizaciones son
sistemas abiertos que viven en un cuadro circulante inestable…(1).
Este
concepto de “turbulencia del ambiente” representa, junto con los otros dos:
“superación de la burocracia e inevitabilidad de la democracia”, el momento
central de los presupuestos teóricos del Organization Development.
(1): E. Schein Edgard; “La
educación profesional: algunas nuevas direcciones” (1969) 1972, Pág. 12.
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 190.
Aprendizaje
Consultor
La
dificultad para descifrar el tipo de contexto en que se interactúa generará
incertidumbres, indecisiones, confusiones e inhibiciones en cuanto a la
posibilidad de aprendizaje y de cambio.
La
confusión y el deslizamiento de los contextos determinan la imposibilidad de
“desarrollar el aprendizaje puesto que los individuos se encuentran en
presencia de varios “conjuntos” de alternativas entre las cuales se debe ir
realizando cualquier elección.
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 245.
Aprendizaje
Empirismo y Teoría
Relativamente
al desarrollo de un aprendizaje (de la gerencia) de tipo profesional y, al
mismo tiempo, de un pensamiento específico existen dos posibilidades
completamente opuestas.
O
bien enseñanza empírica por prácticos, exclusiva
o preponderantemente en la práctica misma, es decir, experimentalmente a modo
de oficio; o bien enseñanza teórica en ciertas
escuelas, bajo la forma de una elaboración racional y
sistemática, es “científicamente”, en el sentido puramente técnico de la
palabra.
Un
tipo bastante puro de la primera clase de enseñanza estaba constituido por la
educación gremial de los especialistas en derecho de Inglaterra. La Edad Media distingue con toda precisión
al “prolocutor” del abogado.
Surgió
el primero de las peculiaridades del procedimiento de la justicia corporativa;
el último nació de la racionalización del procedimiento en los tribunales de
los príncipes, con el jurado y la fuerza probatoria de los protocolos
(documentos en vez de la palabra).
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 588.
Apretar el botón
Desde
la aparición de la vida visible en la Tierra debieron trascurrir trescientos
ochenta millones de años para que una mariposa aprendiera a volar, otros ciento
ochenta millones de años para fabricar una rosa in otro compromiso que el de
ser hermosa, y cuatro erar geológicas para que los seres humanos –a diferencia
del bisabuelo pitecántropo- fueran capaces de cantar mejor que los pájaros y de
morir de amor.
No
es nada honroso para el talento humano, en la edad de oro de la ciencia, haber
concebido el modo de que un proceso multimilenario tan dispendioso y colosal
pueda regresar a la nada de donde vino por el simple arte de apretar un botón.
Márquez,
Gabriel García, “El Cataclismo de Damocles”, Le Monde Diplomatique, Buenos
Aires, citado en la revista Encrucijadas UBA, N° 3, noviembre, 1995, pág. 33.
Aptitudes Profesionales
Elección de funcionarios
El
funcionario no elegido, sino designado por un jefe, desempeña su función con
más exactitud desde un punto de vista técnico, pues en las mismas
circunstancias, los puntos de vista puramente profesionales y las aptitudes
técnicas determinan con mayor probabilidad su elección y su carrera.
En
cuanto no son especialistas, los dominados sólo pueden tener un conocimiento de
las aptitudes profesionales de un candidato en virtud de las experiencias
recibidas y, por tanto, ulteriormente.
Finalmente,
en todo nombramiento de funcionarios mediante elección – tanto si es una
designación de funcionarios elegidos de un modo formalmente libre por los jefes
de partido mediante confección de una lista de candidatos, como si se trata de
un nombramiento por el jefe elegido.
Los
partidos no suelen tomar como punto de referencia las aptitudes profesionales,
sino los servicios prestados a los adalides del partido.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 720.
Asesores
Temerariamente sentenciaron acerca de
problemas no asaz estudiados y con harta frecuencia desconocidos; condenaron
opiniones que merecían aprobación y recomendaron otras nocivas que debían
causar gran daño a los ingenios y a la vida práctica.
Estos mismos hubieran juzgado esto mismo, sin
duda alguna, con mucha mayor rectitud si pudieran dominar su temperamento y (…)
examinar con más asiento y con madurez materias tan grandes, o que les
pareciese hermoso ignorar largo.
Pues el que del número de aquellos que tuviera
la más leve cata de aquellas disciplinas que sus camaradas condenaban, éste no
se acostaba a su parecer.
Vives Juan Luís; Las Disciplinas (1531); Hyspamérica; Historia del
Pensamiento, Volumen 83, 1985; pág.61.
Autoridad
Bastián, el antropólogo
alemán, dice que si un “natural” de la Guinea enferma y desmiente (con ello) la
virtud del “fetiche”, se le estrangula.
Fundadamente, debemos
creer que cualquier individuo del país que sea bastante audaz para poner en
duda el poder del “fetiche”, no tardará en ser sacrificado.
Cuando la autoridad
gubernamental era sostenida por medidas severas, había un peligro análogo en
hablar con irreverencia del “fetiche político”.
Actualmente, el peligro
que puede tener quién dude de la omnipotencia de dicho “fetiche” es el de ser
tratado de reaccionario y apegado al laissez faire.
No le es dado a nadie
aminorar la fe establecida con auxilio de los hechos que haya recogido, porque
diariamente vemos que esta fe desafía todos los testimonios contrarios.
El Individuo contra el Estado, Herbert
Spencer, Hyspamérica, Historia del Pensamiento Volumen 62, 1985, Pág. 83.
Autoridad
Dominación legal
La
dominación legar descansa en la validez de que domina la idea que los miembros
de la asociación, en tanto que obedecen a aquel orden impersonal; y que sólo
están obligados a la obediencia dentro de la competencia limitada, racional y
objetiva, a él otorgada por dicho orden.
Las
categorías fundamentales de la dominación legal son, pues:
.1.
Un ejercicio continuado, sujeto a ley, de funciones dentro de
.2.
Una competencia que significa:
.a.
un ámbito de deberes y servicios objetivamente limitado en virtud de una
distribución de funciones,
.b.
con la atribución de los poderes necesarios para su realización, y
.c.
con fijación estricta de los medios coactivos eventualmente admisibles y el supuesto
previo de su aplicación.
Una
actividad establecida de esa manera se llama “magistratura” o “autoridad”.
A
esto hay que añadir:
.3.
El principio de la jerarquía de dirección, o sea la ordenación de “autoridades”
fijas con facultades de regulación e inspección y con el derecho de queja o
apelación antes las “autoridades” superiores por parte de las inferiores.
La cuestión de si la
instancia superior puede alterar con otra “más justa” la disposición apelada y
en qué condiciones en este caso, o si para ello ha de delegar en el funcionario
inferior, tiene muy distintas soluciones.
.4.
Las “reglas” según las cuales hay que proceder pueden ser
.a. técnicas
.b. normas.
Su
aplicación exige en ambos casos, para que se logre la racionalidad, una
formación profesional.
Normalmente
sólo participa en el cuadro administrativo de una asociación el calificado
profesionalmente para ello mediante pruebas realizadas con éxito; de modo que
sólo el que posea esas condiciones puede ser empleado como funcionario.
Los
funcionarios formal el cuadro administrativo típico de las asociaciones
racionales, sean éstas políticas, económicas (especialmente capitalistas) o de
otra clase.
.5.
Rige en el caso racional, el principio de la separación plena entre el cuadro
administrativo y los medios de administración y producción.
Los
funcionarios, empleados y trabajadores al servicio de una administración no son
propietarios de los medios materiales de administración y producción, sino que
reciben éstos en especie o dinero y están sujetos a
rendición de cuentas.
.6.
En el caso más racional no existe apropiación de los cargos por quien los
ejerce.
Donde
se da un “Derecho al Cargo” (como por ejemplo entre los jueces y actualmente en
partes crecientes de la burocracia y el proletariado) no sirve generalmente a
un fin de apropiación por parte del funcionario, sino de aseguramiento del
carácter puramente objetivo (“independiente”), sólo sujeto a normas, de su
trabajo en el cargo.
.7.
Rige el principio administrativo de atenerse al “expediente”, aún allí donde
las declaraciones orales sean de hecho la regla o estén hasta prescritas; por
lo menos se fijan por escrito los considerandos, propuestas y decisiones, así
como las disposiciones y ordenanzas de toda clase.
El
“expediente” y la actividad continuada por el funcionario hacen que la oficina
sea la médula de toda forma moderna en la actividad de las asociaciones.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 174.
Burocracia
La
administración burocrática pura, o sea, la administración burocrática
monocrática, atenida al expediente, es a tenor de toda la experiencia la forma
más racional de ejercerse una dominación.
Y
lo es en los sentidos siguientes: en precisión, continuidad, disciplina, rigor
y confianza; calculabilidad, por tanto para el soberano y los interesados;
intensidad y extensión en el servicio; aplicabilidad formalmente universal a
toda suerte de tareas; y susceptibilidad técnica de perfección para alcanzar el
óptimo en sus resultado.
El
desarrollo de las formas “modernas” de asociaciones en toda clase de terrenos
(estado, iglesia, ejército, partido, explotación económica, asociación de
interesados, uniones, fundaciones y cualesquiera otras que pudieran citarse)
coincide totalmente con el desarrollo e incremento creciente de la
administración burocrática: su aparición es, por ejemplo, el germen del estado
moderno occidental.
A
pesar de todos los ejemplos en contrario, sean éstos de representaciones
colegiadas de interesados, comités parlamentarios, dictaduras de “consejos”,
funcionarios honorarios o jueces no profesionales (y sobre todo a pesar de los
denuestos contra la “santa burocracia”).
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 178.
Burocracia
Los burócratas no han usurpado el poder. No han actuado deliberadamente en ningún
tipo de conspiración destinada a subvertir el proceso democrático.
El poder les ha sido entregado. Simplemente es imposible dirigir un
conjunto complejo de actividades de (alcance estatal); si no es mediante la
delegación de responsabilidades.
Cuando esta delegación provoca conflictos
entre los funcionarios a los que se les ha encomendado diferentes funciones.
Entre los burócratas a quienes se les confió
el mantenimiento y mejora del medio ambiente y a los que se les encargó el
fomento de la conservación y la producción de energía-; la única solución
posible consiste en conceder poder a otro grupo de
servidores (del Estado) para que resuelvan el conflicto; para eliminar el papeleo.
Friedman Milton y Rose; Libertad de Elegir;
Editorial Grijalbo; 1981; pág. 409.
Burocracia
El examen del Dr. Gammon lo llevó a enunciar
lo que llama una teoría del desplazamiento burocrático: cuanto más burocrática
se vuelve una organización; mayor es la medida en que el trabajo innecesario
tiene a desplazar el necesario; ampliación interesante de una de las leyes de
Parkinson.
Friedman Milton y Rose; Libertad de Elegir;
Editorial Grijalbo; 1981; pág. 164.
Burocracia
Una oficina del gobierno se parece a un filtro
invertido; se envían allí cuentas claras y salen embrolladas…
Su lentitud, objeto de quejas continuas y que
(…llega) al punto de que las peticiones de los oficiales del ejército tardaban
dos años en despacharse, se ha manifestado hace poco con la publicación del
primer volumen del “censo” detallado de
la población de 1881, dos años después de verificada la inscripción…
El Individuo contra el Estado, Herbert
Spencer, Hyspamérica, Historia del Pensamiento, Volumen 62, 1985, Pág. 83.
Burocracia
La solución a problemas de organizaciones o
sistemas parece sencilla: conservar en cada organización el número de
“conformistas” suficiente para mantener las cosas en orden.
Realizar las tareas rutinarias y trabajar
juntamente con los “creadores”, que serán los encargados de introducir los
cambios y las mejoras precisas para impedir que las cosas se atascaran y
degeneraran en una burocracia pasiva.
Unos pocos de los burócratas más progresistas
pondrían en práctica un in-genio y una iniciativa menores que los creadores y
las aplicarían sólo a pequeñas mejoras de los métodos ya existentes.
La estructura burocrática puede incorporar
cambios –como la mecaniza-ción- en algunas funciones repetitivas y predecibles.
Peter, Laurence J.; La Pirámide de Peter,
Plaza y Janés; 1986; Pág. 165.
Burocracia
Si creásemos menos organismos y nombrásemos
más equipos especiales para tareas concretas, podríamos evitar que continuase
el actual ritmo de escalada burocrática.
Un equipo especial nombrado para resolver un
problema específico para una fecha determinada tiene menos probabilidades de
engendrar intereses propios.
Y aunque así ocurra, el equipo queda disuelto
cuando se cumple su plazo y se publican sus conclusiones (y se acaba el
presupuesto para sueldos).
Peter, Laurence J.; La Pirámide de Peter,
Plaza y Janés; 1986; Pág. 176.
Burocracia
Un sistema burocrático (…) se mantiene
monopolizando la información; dándole los cauces que la camarilla (dominante)
considera convenientes para sus fines; y aun peor: una organización no
democrática se caracteriza por la desinformación interesada que proyecta.
Sea por las varias formas de propaganda sobre
sí misma y sobre sus fines; próximos o lejanos; propaganda en el sentido peor
del término; propaganda como publicidad del más bajo nivel detergente.
Villar Sergio; El Disidente; Plaza y Janés
Editores SA; 1981; pág. 115.
Burocracia
Cambio
Esto
demuestra concretamente la gran posibilidad de mutación de una institución con
el fin de asegurar y garantizar su supervivencia, tolerando y soportando
alteraciones en su estructura interna y en la reformulación de sus propios
objetivos.
Por
lo tanto, el nivel homeostático de este tipo de instituciones presenta valores
liminares elevados en demasía, en defensa de su propia existencia social.
Es
evidente que el cambio operado aquí es, por lo general, el cambio del Tipo I:
es decir, la capacidad de cambiar para no cambiar.
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 74.
Burocracia
Dominación Legal
A continuación se
analizará en su significación de tipo ideal lo que en la mayor parte de los
casos es la estructura pura de dominación del cuadro administrativo: la
“Burocracia”.
El que se prescinda de la
naturaleza típica del dirigente, se debe a circunstancias que luego se harán
perfectamente comprensibles.
Tipos muy importantes de
dominación racional pertenecen formalmente por su dirigente a otros tipos
(carismático-hereditarios: monarquía hereditaria; carismático-plebiscitarios:
presidente; otros son materialmente racionales en muchas de sus partes, pero se
encuentran construidos según una forma intermedia entre la burocracia y el
carismatismo (gobiernos de gabinete); otros, por último, están conducidos
(ministerios de partido) por los dirigentes (burocráticos o carismáticos) de
otras asociaciones (partidos).
El tipo de administración
legal y racional es susceptible de aplicación universal, y es lo importante en
la vida cotidiana.
Pues para la vida
cotidiana la dominación es primariamente “Administración”.
El tipo más puro de
dominación legal es aquel que ejerce por medio de un cuadro administrativo
burocrático. Sólo el dirigente de la
asociación posee su posición de imperio, bien por apropiación, bien por
elección o por designación de su predecesor.
Pero sus facultades de
mando son también “competencias” legales.
La totalidad del cuadro administrativo se compone, en el tipo más puro,
de funcionarios individuales (“monocracia” en oposición a “colegialidad”) los
cuales actúan:
.1. Personalmente libres,
se deben sólo a los deberes objetivos de su cargo,
.2.
En jerarquía administrativa rigurosa,
.3.
Con competencias rigurosamente fijadas,
.4.
En virtud de un contrato, o sea sobre la base de libre selección según
.5.
Calificación profesional que fundamenta su nombramiento –en el caso más
racional: por medio de ciertas pruebas o del diploma que certifica su
calificación-;
.6.
Son retribuidos en dinero con sueldos fijos, con derecho a pensión las más de
las veces; son revocables siempre a instancia del propio funcionario y en
ciertas circunstancias (particularmente en los establecimientos privados)
pueden también ser revocados por parte del que manda.
Su
retribución está graduada primeramente en relación con el rango jerárquico,
luego según la responsabilidad del cargo y, en general, según el principio del
decoro estamental.
.7.
Ejercen el cargo como su única o principal profesión,
.8.
Tienen ante sí una “carrera” o “perspectiva” de ascensos y avances por años de
ejercicio, o por servicios o por ambas cosas, según juicio de sus superiores,
.9.
Trabajan con completa separación de los medios administrativos y sin
apropiación del cargo,
.10.
Y están sometidos a una rigurosa disciplina y vigilancia administrativa.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 174.
Burocracia, Dominio
Capitalismo
En
el Estado moderno, el verdadero dominio, que no consiste ni en los discursos
parlamentarios ni en las proclamas de monarcas sino en el manejo diario de la administración, se encuentra
necesariamente en manos de la burocracia, tanto militar como civil.
Porque
también el oficial moderno superior dirige las batallas desde su despacho
(Bureau).
Los
mismo que el llamado progreso hacia el capitalismo a partir de la Edad Media
constituye la escala unívoca de la modernización de la economías, así
constituye también el progreso hacia el funcionario burocrático, basado en el
empleo, en sueldo, pensión y ascenso, en la preparación profesional y la
división del trabajo, en competencias fijas, en el formalismo documental y en
la subordinación y la superioridad jerárquica.
La
escala igualmente unívoca de la modernización del Estado, tanto monárquico como
del democrático.
Así
es, en todo caso, cuando el Estado no es un pequeño cantón de administración
por turno, sino un gran Estado de masas.
La
democracia elimina la administración en la misma medida que el Estado absoluto
y en favor de funcionarios empleados por medio de “honoratiores”, ya sean éstos feudales, patrimoniales o patricios, o
actúen en virtud de otros títulos honoríficos o hereditarios.
Funcionarios
a sueldo deciden acerca de las necesidades y las quejas de cada día.
En
el aspecto que a tal efecto es decisivo, el titular del dominio militar, o sea
el oficial, no se distingue del funcionario administrativo burgués.
En
efecto, también el ejército moderno de masas es un ejército burocrático, y el
oficial es una categoría especial de funcionario, ente con el noble, el “condottiere”, el cabecilla o los héroes
homéricos.
La
fuerza efectiva del ejército descansa en la disciplina. Y, en la administración municipal, el
avance del burocratismo se produce en condiciones sólo ligeramente modificadas.
Y
cuanto mayor es el municipio o cuanto más
inevitablemente se va despojando, en virtud de la formación de asociaciones de
fines específicos condicionadas técnica o económicamente, de sus rasgos autóctonos
orgánicos locales, tanto más rápido es aquel avance.
(…)Lo
mismo cabe decir de las grandes empresas privadas de la actualidad, tanto más cuanto mayores son.
Los
empleados privados aumentan, según lo indican las estadísticas, más rápidamente
que los obreros, y constituye un error suponer que el
trabajo intelectual de la oficina se distinga en lo más mínimo de aquel
del despacho estatal.
(…)Así
como la independencia relativa del artesano, del pequeño industrial doméstico,
del campesino con tierra propia, del comanditario, del noble y del vasallo se
fundaba en que eran propietarios ellos mismos de los utensilios, las
existencias, los medios monetarios o las armas con que ejercían sus respectivas
funciones económicas, políticas o militares.
Y
de los que durante dicho ejercicio vivían, así descansa también la dependencia
jerárquica del obrero, del empleado de escritorio, del empleado técnico, del
asistente académico de instituto y del funcionario estatal y el soldado,
exactamente del mismo modo, en el hecho de que los utensilios, existencias y
medios pecuniarios indispensables para la empresa y su existencia económica
están concentrados bajo la facultad de disposición del empresario, en un caso,
y del soberano político en otro…
(…)En
ambos casos, la disposición de dichos medios está en manos de aquel poder al
que el “aparato” de la burocracia (jueces, funcionarios, oficiales, capataces,
empleados, suboficiales, etc.) obedece o a cuya llamada atiende.
Aquel
aparato igualmente característico de todas aquellas formaciones y cuya
existencia y función están ligadas indisolublemente, tanto como causa cuanto
como efecto, a aquella “concentración de los medios materiales de explotación”
o, lo que es más, cuya forma constituye.
“Socialización”
creciente significa hoy, inexorablemente, burocratización creciente.
Pero
también históricamente, el “progreso” hacia lo burocrático, hacia el Estado que
juzga y administra conforme a un derecho estatuido y a reglamentos concebidos
racionalmente, está en conexión más íntima con el desarrollo capitalista
moderno.
La
empresa capitalista moderna descansa internamente ante todo en el “cálculo”
(planeamiento).
Necesita
para su existencia una justicia y una administración cuyo funcionamiento pueda
“calcularse” (planearse) racionalmente, por lo menos en principio, por normas
fijas generales con tanta exactitud cómo puede calcularse el rendimiento
probable de una máquina.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 1060.
Burocracia, Sistemas
Variedad
(...)Tuvimos
la ocasión de observar que se dio un lugar preponderante a los departamentos
técnico innovadores y al staff de personal altamente especializado en
diferentes disciplinas.
Seguramente
el objeto principal de esa política empresarial era respaldar el mito de la
empresa modelo que sigue la ola innovadora, con todas las ventajas que ello le
significaba.
Es
fundamental recordar que en aquellos años estaba adquiriendo importancia,
dentro de las empresas, el sector de Investigación y Desarrollo, de acuerdo con
técnicas modernas de política económica y financiera.
Las
teorías científicas recientes, con sus respectivas comprobaciones empíricas,
reconocían cada vez más, la necesidad del enfoque interdisciplinario, razón por
la cual, junto a las conceptualizaciones psicológicas y sociológicas, comenzaba
a surgir la importancia de la concepción cibernética.
En
este sentido, se recuerda que el concepto de enfoque interdisciplinario
constituye “uno de los fundamentos de la teoría sistémica”.
Como
afirma Durant(1), “los sistemas
necesitan, para sobrevivir, de una gran variedad de elementos más elevada que
la necesaria para su estricto mantenimiento.
Poseen
así una reserva de variedad tal que les permite, en caso de debilitamiento de algunos
de sus elementos o de sus circuitos vitales, utilizar otro elemento u otro
circuito de reserva”.
Esto
debería ocurrir de modo análogo en las organizaciones creadas por los
hombres. Jacques Mélèse(2) demostró la necesidad
de variedad en cuanto se refiere a las empresas.
Sostiene
que para aquellas organizaciones que carecen de una variedad suficiente, la
amenaza es la complicación excesiva o la esclerosis de tipo burocrático.
(1): Durant, Dominic, 1979, Le
Systémique, Puf, París, pág. 21.
(2): Mélèse, Jacques, 1972, L’Analyse Modulaire des systémes, Hommnes
et Techiques, París.
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 56.
Burocracia de Partido
Burocracia Profesional,
Poderes Plebiscitarios
La
transformación antiautoritaria del carisma conduce por lo general a la ruta de
la racionalidad:
.1.
Los poderes plebiscitarios pueden ser fácilmente debilitadores de la racionalidad
formal de la economía si la dependencia de su legitimidad de la creencia y
entrega de las masas les obliga, al contrario, a mantener, aun en el terreno
económico, postulados de justicia de carácter material.
O
sea, a romper el carácter formal de la justicia y la administración con una
justicia de Cadí (gobernante juez de territorios musulmanes que reparte
resoluciones judiciales de acuerdo con la ley religiosa (islámica)) de
naturaleza material (tribunales revolucionarios, bonos de racionamiento y toda
suerte de formas de producción y consumo racionales y controladas=.
En tal circunstancia se
trata de un dictador social, fenómeno que no está necesariamente vinculado a
las formas sociales modernas. Cuando
se ofrece este caso y qué consecuencias trae consigo, es cosa que no hemos de
considerar aquí.
.2.
La administración con funcionarios electivos es una
fuente de perturbación de la economía racional formal, porque es
regularmente burocracia de partido y no burocracia
profesional, técnicamente preparada.
Y
porque las probabilidades de revocación o de una reelección impiden la
existencia de una justicia y de una administración rigurosamente entregadas a
lo que exige objetivamente su propia tarea, con
despreocupación de las consecuencias.
No
dificulta aparentemente la economía racional formal cuando las probabilidades
de esta gestión económica, beneficiándose de la posibilidad de aplicar las
conquistas técnicas y económicas de las viejas culturas a tierras nuevas en las
que no están apropiados los medios de producción.
(Igual
se deja) un ámbito de acción lo suficientemente amplio para que la corrupción, casi inevitable, de los funcionarios electivos pueda calcularse como un elemento más entre
los costos y alcanzar así, de todos modos, ganancias considerables.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 216.
Burocracia Modelo
El
“espíritu” normal de la burocracia racional, hablando en términos generales es
el siguiente:
.1.
Formalismo: exigido ante todo para garantizar las
oportunidades –probabilidades personales de vida de los interesados,
cualquiera que sea su clase –porque de otra suerte la arbitrariedad sería la
consecuencia, y el formalismo es la línea de menor resistencia
En
contradicción aparente y en parte real con esta tendencia de esa clase de
intereses está la
.2.
Inclinación de los burócratas a llevar a cabo sus tareas administrativas de
acuerdo con criterios utilitario – materiales en servicio de los dominados,
hechos felices de esta suerte.
Sólo
que este utilitarismo material suele manifestarse revestido con la exigencia de
los correspondientes reglamentos –por su parte: formales de nuevo y en la mayoría
de los casos tratados de modo formalista.
Esta
tendencia hacia una racionalidad material encuentra apoyo por parte de aquellos
dominados que no pertenecen a la capa de los interesados en la “garantía” de
las probabilidades poseídas.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 180.
Burocracias
Universidades
Lo
mismo que los italianos, y después de ellos los ingleses, crearon la
organización económica capitalista moderna, así crearon en su día los
bizantinos.
Y
después de ellos los italianos, los Estados territoriales de la época
absolutista, los franceses la centralización revolucionaria francesa y
finalmente, superándolos a todos, los alemanes la organización burocrática
profesional, racional y especializada de todas las asociaciones humanas de
dominio, desde la fábrica hasta el ejército y el Estado.
(De
ellos) verdadero virtuosismo y no dejándose aventajar provisionalmente y en
parte por otras naciones, ante todo por los norteamericanos, sino en la técnica
de la organización de los partidos políticos.
(Así)
significó an te todo la extensión triunfal de esta forma de vida al mundo
entero, movimiento ya iniciado desde antes.
En
efecto, universidades, escuelas superiores técnicas y comerciales, escuelas
industriales, academias militares, escuelas especializadas de todas las clases
imaginables (escuelas de periodismo) y además: el examen profesional como
supuesto de todos los cargos oficiales públicos de retribución interesante y
ante todo “asegurada”.
.a.
El diploma de examen como base de todas las aspiraciones a alguna posición
social (el connubio y el comercio social con los círculos que se consideran
como “la sociedad”).
.b.
El sueldo con derecho a pensión, seguro y “conforme a la posición “y, en lo
posible.
.c.
La mejora y el ascenso por antigüedad, todo esto constituía ya desde antes la
“exigencia del día”, sustentada por el interés en la asistencia a las escuelas
superiores justamente con el afán de prebendas de sus alumnos, tanto en el
Estado como fuera del mismo.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 1072.
Burocrática Organización
Estructuras de dominación
En
el curso de su progreso, la organización burocrática no ha tenido sólo que
dominar los obstáculos esencialmente negativos que se oponen a la nivelación
por ella exigida, sino que con ella se han cruzado y se entrecruzan formas de
la estructura administrativa que se basan en principios heterogéneos.
Entre
ellos mencionaremos aquí de un modo breve y por medio de un esquema sencillo,
no desde luego todos los tipos realmente existentes –pues esto nos conduciría
demasiado lejos-, sino algunos principios estructurales especialmente
importantes.
El
examen debe hacerse no sólo, pero sí siempre bajo las interrogaciones
siguientes:
.1.
¿Hasta qué punto están sometidos los principios a condiciones económicas o
hasta qué punto les proporcionan las probabilidades de evolución otras
circunstancias, por ejemplo, circunstancias puramente políticas, o una
“legalidad propia” radicada dentro de su misma estructura técnica?
.2.
¿Cuáles son los efectos económicos específicos –en el caso de que existan- que
tales principios por su lado desarrollan?
En
esto no debe perderse, naturalmente, de vista desde los comienzos el hecho de
la continuidad e interacción mutuas de todos estos principios de organización.
Sus
tipos “puros” deberán ser considerados como casos límites indispensables y en
especial valiosos para el análisis, casos entre los cuales la realidad
histórica, manifestada casis siempre en formas mixtas, se ha movido y aún se
mueve.
La
estructura burocrática es en todas partes un producto tardío dela
evolución. Cuanto más retrocedemos en
el proceso histórico tanto más típico nos resulta para las formas de dominación
el hecho de la ausencia de una burocracia y de un cuerpo de funcionarios.
La
burocracia tiene un carácter “racional”:
.a.
la norma,
.b.
la finalidad,
.c.
el medio y
.d.
la impersonalidad “objetiva” que dominan su conducta.
Por
lo tanto, su origen y su propagación han influido siempre en todas partes
“revolucionariamente” en su sentido especial, tal como suele hacerlo el
progreso del “racionalismo” en todos los sectores.
La
burocracia aniquiló con ello formas estructuras de dominación que no tenían un
carácter racional en este sentido especial.
Nos
preguntamos por tanto; ¿cuáles eran esas formas?
(Avanzamos
en el detalle al indicar:) dominación patriarcal y patrimonial, dominación
carismática, dominación política y religiosa, dominación no legítima de las
ciudades.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 752.
Cadena de Valor
Calculo en dinero, Taylor
El cálculo en dinero a posteriori de la
relación contable de “utilidades” y “costos, en cambio es sumamente difícil de
averiguar en el cálculo natural cualquiera sea su tipo y sólo posible en formas
y casos muy toscos.
Con
todo podría ser discutido no con argumentos sacados del sistema Taylor y con la posibilidad de alcanzar “progresos”, sin
necesidad de empleo del dinero, por medio de un cálculo cualquiera de premios o
puntos.
Pues
el problema estaría cabalmente en cómo descubrir en qué lugar de una
explotación habría eventualmente que aplicar esos medios, por existir
precisamente en este sitio irracionalidades que eliminar:
En
cuya averiguación exacta, a su vez, tropieza el cálculo natural con
dificultades que no surgen de un cálculo a posteriores por medio del dinero.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 78.
Cadena de Valor
Costos y Ganancias
Es difícil imaginar qué forma habrían de tener
en el cálculo natural los fondos de reserva que no estuvieran especificados.
Además, dentro de una empresa se presenta el
problema: de si algunas de sus parte, y cuáles en su caso, consideradas desde
el punto de vista puramente - técnico – natural, trabajan de un modo irracional
(=no rentable) y por qué; es decir, qué partes del gasto natural (en cálculo
natural =costos) pudieran ser ahorradas.
O, sobre todo, empleadas de otra manera más
racional; lo cual es relativamente sencillo y seguro con el cálculo en dinero a
posteriori de la relación contable de “utilidades” y “costos”.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 78.
Calidad
Muchos productos que se pretenden vender han
estado limitados en el pasado a un “mercado de la calidad”
Fueron los hijos de las clases superiores.
El juego consiste ahora en convertirlos en
necesidades de todas las clases. Esto
se hace exhibiéndolos ante las personas que no pertenecen a la clase superior,
como símbolos de status de una clase más elevada.
Al esforzarse por comprar el producto, el
consumidor siente que se eleva socialmente.
O bien el ama de casa de la clase de éxito
limitado, podrá lograr esa sensación pagando, todos los días, unos centavos más
por la marca que la auténtica dama de Park Avenue que aparece en los anuncios,
fuma con tanta elegancia.
Packard Vance, Los Buscadores de Prestigio, Eudeba, 1962, Pág. 313.
Calvinismo
Vida Metódica
A
través de la evolución consecuente del calvinismo –que no es idéntico a la
actitud adoptada por el propio Calvino-, la ganancia y los medios racionales
para conseguirla reciben una significación cada ver más clara.
El
carácter inescrutable y el desconocimiento de la predestinación a la salvación
o a la condenación era, naturalmente, insoportables para el creyente.
Así,
éste buscaba una “certitudo salutis” y, por consiguiente, un síntoma que le
mostrara su pertenencia al grupo de los predestinados.
Y
que, por haber sido desechado el ascetismo trasmundano, pudiera encontrarse por
un lado en la conciencia de obrar con
rigurosa “justeza”, con represión de todos los impulsos humanos, y por otro en
el hecho de que Dios bendecía visiblemente su trabajo.
Así,
las “buenas obras” al modo católico no pueden significar de un modo absoluta el
“fundamento real” de la bienaventuranza frente al decreto inalterable de Dios.
De
suerte que desde este momento resulta infinitamente importante, tanto para el
individuo como para la comunidad creyente, como síntoma de su estado de gracia,
el comportamiento moral y el destino del individuo dentro de las organizaciones
de este mundo.
Como
se trataba de averiguar si la personalidad era admitida o rechazada, como
ninguna confesión y ninguna absolución le liberaban de sus pecados y podían
modificar su situación frente a Dios, como ninguna “buena” acción podía, como
en el catolicismo, compensar los pecados cometidos, el individuo estaba seguro
de su estado de gracia cuando poseía conciencia de que en su modo de
comportarse, en el principio “metódico” de su manera de vivir, seguía el único
camino recto: el trabajar para la gloria de Dios.
La
vida “metódica”, la forma racional del ascetismo pasa de este modo del claustro
al mundo. Los medios ascéticos son en
principio los mismos:
#
Denegación de toda inútil divinización de sí mismo o de otras criaturas.
#
De la ostentación feudal.
#
Del goce despreocupado del arte y de la vida.
#
De la “frivolidad”.
#
De toda vana disipación del tiempo y dinero.
#
De todas las preocupaciones eróticas o de cualquier ocupación que se parte de
una orientación racional según la voluntad y gloria de Dios.
Es
decir (lo) que se separe del trabajo racional en la profesión privada y en las
comunidades sociales prescriptas por la divinidad.
La
eliminación de toda ostensible pompa feudal y de todo consumo irracional
influyen en el sentido de la acumulación de capital y de la constante
valorización de la propiedad en forma productiva.
Pero
el “ascetismo intramundano” en su conjunto influye en el sentido del cultivo y
glorificación del “carácter profesional” tal como lo necesita el capitalismo y
la burocracia.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 928.
Cambio
Hay tiempos de jóvenes y tiempos de
viejos. Grecia; por ejemplo; vivió
durante dos siglos encantada
mirando a sus muchachos; organizada en torno a sus efebos.
Durante los siglos V y IV AC. , la institución
de más efectiva importancia fue el gimnasio; es decir; el campo de deportes
juveniles. ¿Le fue bien a Grecia con
este uso?
Yo lo siento mucho; pero me es forzoso
declarar que le fue muy mal. Grecia
sucumbió políticamente muy pronto; y sucumbió; la cosa es simbólica; en manos
del joven entre los jóvenes; flor y prototipo de aquella mocedad mimada:
Alcibíades.
En cambio; Roma trató siempre duramente al
muchacho y se apoyó en la madurez. En
Roma; el joven; el hijo no es nada –prefiere al hombre ya hecho; al padre de
familia; al senador.
Esta Roma de los padres y no de los hijos; de
los “patres conscripti” o “senadores” y no de los “tyrones” o mozos se hizo
dueña del mundo.
Ortega y Gasset José; El Hombre y la Gente;
Alianza; 1981; pág. 278.
Cambio
Se deben tomar decisiones, porque no actuar
“en un momento como este”, es elegir la peor opción.
El cambio es la única cosa inmutable.
Schopenhauer Arthur, El Mundo como voluntad y
representación, Hyspamérica Ediciones Argentina SA, 1985, Pág. 73.
Cambio
Aceptar el hecho de estar de paso es; antes
que nada; una cuestión de actitud.
Implica estar dispuesto a cambiar las cosas
por más que no se llegue a ver el producto de ese sacrificio; por más que no se
reciba nada a cambio.
Aceptar estar de paso es comprometerse con
algo más grande que uno mismo; es ser trascendente.
Y cuando uno es trascendente; no necesita
desear que se perpetúe el verano; porque lleva dentro suyo la llama
incandescente de la esperanza.
Bembibre Jorge; Revista La Flecha Nº 8; 2005.
Cambio
Algunas cosas deberían seguir siempre
iguales. Uno debería ponerlas en una
de esas inmensas vitrinas de cristal (como las de los museos de historia
natural) y dejarlas ahí tranquilas.
Sé que es imposible; pero de todas maneras es
una lástima.
Salinger Jerome David; El Cazador Oculto;
Editorial Sudamericana SA; 1998; pág. 152.
Cambio
La mejor manera de realizar grandes progresos;
de forma mucho más rápida-da de lo que la gente cree; es dejar de lado las
excusas.
Suskind Ron; El Precio de la Lealtad;
Editorial Océano S.A.; 2004; pág. 300.
Cambio
Causa y efecto
Por
lo tanto, la sucesión de determinaciones opuestas, o sea “el cambio”, no
demuestra la contingencia según conceptos del entendimiento puro y, en
consecuencia tampoco puede conducir a la existencia de un ente necesario según
los mimos conceptos puros del entendimiento.
Lo
único que demuestra el cambio es la contingencia empírica, o sea que el nuevo
estado no habría podido producirse por sí mismo, sin una causa que perteneciera
al tiempo anterior en virtud de la “ley de la causalidad”.
Esta
causa, aunque se suponga como absolutamente necesaria, tiene que encontrarse de
esta suerte en el tiempo y pertenecer a la serie de las cosas.
Kant,
Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento
Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34., Pág.
339.
Cambio
Procedimiento
Hice un cuadernito, dedicando una página a cada virtud (sostenía que
eran 13).
Rayé con tinta roja cada página formando siete columnas, una por cada
día de la semana, y marcando cada columna con la inicial del día.
Luego tracé trece rayas rojas transversales, marcando el comienzo de
cada franca horizontal con la primera letra de cada una de las virtudes, de
manera que en estas franjas horizontales, en la columna correspondiente, yo
pudiera señalar con un puntito negro toda infracción cometida contra una
de-terminada virtud un día determinado.
Procediendo, así hasta el fin, en trece semanas podía realizar un ciclo
completo, y cuatro ciclos en un año.
Franklin Benjamin, Autobiografía, California Univers. Press, 1949, pág.
96-97.
Cambio
Trabajo
Dado
la aceleración y profundidad de los cambios en la economía que requieren mayor
profesionalización sostenemos la urgencia debido a la aceleración y profundidad
de los cambios en la economía que requieren mayor profesionalización.
Asimismo,
frente a la complejidad creciente de las tareas que origina el avance
tecnológico.
Esto
exige un personal de producción más calificado, polivalente y autónomo.
Se
arriba a una etapa que se denomina de “racionalización sistemática”, donde la
recalificación de los trabajadores produce reposicionamiento en la empresa
según sea el nivel y la calidad de la formación por un lado y el cambio
tecnológico por otro.
Barrancos,
Dora, en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos Aires, Mayo
1996, Año 2 N° 4, Pág. 92.
Cambios
Valores
Hay evidencia suficiente de que el hombre es
conservador por naturaleza en lo que respecta a modificar su opinión personal
del mundo.
A pesar de nuestras frecuentes manifestaciones
de que queremos el progreso, como lo comprobará cualquier examen de lo que
hacemos y dejamos de hacer con casi todas las posibilidades de nuestra
tecnología.
Casi toda la gente sólo da cuidadosa atención
a las experiencias que tienen un significado inmediato para su vida cotidiana.
Reaccionan a las nuevas experiencias en la
forma conocida y probada cómo reaccionan ante el mundo.
Perciben en términos de sus valores y
actitudes previamente existentes; trata de moldear las nuevas experiencias a
los antiguos contextos y de ese modo las nuevas experiencias frecuentemente
pierden su fuerza y significado exclusivo.
Si las experiencias no se ajustan a ese
contexto “normal”, es probable que se pasen completamente por alto.
La experiencia de las actitudes y valores
cambiantes causa tantos trastornos que casi toda la gente trata de evitarla.
Bloomfield Lincoln P.
(compilador), Desafío Espacial, Organización Editorial Novaro SA, México, 1962,
Pág. 104.
Capitalismo
Especialización, Coordinación
Únicamente
ha sido nuestro Occidente en donde se han conocido las explotaciones racionales
(eficientes) capitalistas c on “con capital fijo”, trabajo libre y una
especialización y coordinación racional de ese trabajo, así como una
distribución de los servicios puramente económica sobre la base de economías
lucrativas capitalistas.
Es
aquí únicamente donde se ha dado, como forma típica y dominante de la cobertura de las necesidades de amplias masas, la
organización del trabajo de carácter formalmente voluntario, con obreros
expropiados de los medios de producción y con apropiación de las empresas por
parte de los poseedores de los valores industriales.
Únicamente
en nuestro Occidente es donde se conocieron el crédito público en la forma de
negocios de emisión y financiamiento como objeto de explotaciones racionales,
el comercio en bolsa de mercaderías y valores, los mercados de dinero y de
capitales, y las asociaciones monopolistas como forma de organización racional
(eficiente) y lucrativa de empresas de producción, no tan sólo de empresas
comerciales.
Esta
distinción histórica exige una explicación, la cual no puede ser ofrecida si
nos apoyamos meramente en causas económicas (como lo ha planteado siempre Karl
Marx).
Más
ahora sólo cabe decir, en términos generales, lo que sigue:
.1.
Una cosa es por lo pronto clara. Es
ésta: que desde el punto de vista económico o de la orientación por las
probabilidades de mercado, es decir desde la perspectiva de la satisfacción de
necesidades de las unidades de consumo, todos aquellos procesos de orientación
política que ofrecen tales posibilidades lucrativas son irracionales
(ineficientes).
.2.
No menos notorio es que las probabilidades meramente especulativas y el crédito
puramente de consumo son irracionales (ineficientes) con respecto a la
cobertura de necesidades y la producción de bienes porque están condicionales
por constelaciones de propiedad o de mercado por entero
problemáticas, y también el que asimismo puedan ser irracionales
(ineficientes) aunque no tengan que serlo necesariamente, las probabilidades
ofrecidas por financiamiento y creación financiera.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 134.
Capitalismo de Presa
Capitalismo Profesional
Cuando
Henry Villard organizó el célebre “blind pool” (lo que ahora se denomina
“fideicomiso ciego”) con el fin de dar un ataque de sorpresa en la Bolsa sobre
las acciones del Northern Pacific Railroad, pidió al público, sin indicar la
finalidad y para una empresa cuyo carácter dejaba impreciso, la suma de 50
millones de libras esterlinas.
Y
los tomó prestados sin garantía y en virtud de su sola fama, este fenómeno, lo
mismo que otros de análoga factura, representó el ejemplo de un grandioso
“capitalismo de presa” y de la constitución de una comunidad económica que por
su “espíritu”, era muy distinta de la dirección racional de una “empresa
regular” del gran capitalismo.
Pero
que se parecía enteramente a las grandes explotaciones financieras y coloniales
y al “comercio ocasional”, mezcla de piratería y caza de esclavos que había
existido desde los tiempos más antiguos.
La
comprensión de la naturaleza dual de lo que puede llamarse “espíritu
capitalista”, así como la comprensión de la peculiaridad específica del
capitalismo burocrático moderno de “carácter profesional”, dependen justamente
de que se aprenda a separar conceptualmente estos dos elementos estructurales
que se entrelazan en todas partes, pero que en su última esencia son diferentes
entre sí.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 854.
Carácter
Una
especie desublimación es también el dominio de los impulsos sexuales por medio
de la “formación de reacciones”, que tiene lugar al comienzo del período de
latencia infantil y continúa durante toda la vida en los casos favorables.
Lo
que llamamos “carácter” de un hombre está
construido en gran parte con un material de impulsos sexuales, y se compone de
los instintos fijados desde la niñez, de los adquiridos por sublimación y de
aquellas construcciones destinadas al sometimiento efectivo de los impulsos
perversos y reconocidos como inutilizables.
Así
pues, la disposición sexual general perversa de la infancia puede considerarse
como la fuente de toda una serie de nuestras virtudes, en cuanto da motivo a la
creación de las mismas por la formación de reacciones.
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección
Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 138.
Carisma
En
su forma “pura”, el carisma no es nunca para sus portadores una fuente de lucro
privado en el sentido del aprovechamiento económico en forma de un intercambio
de servicios, pero no lo es tampoco en el sentido de una retribución.
Tampoco
reconoce ninguna reglamentación de impuestos para las necesidades objetivas de
su misión.
Pero
cuando se trata de una misión pacífica se le facilitan económicamente los
medios indispensables, ya sea por el mecenazgo individual o por regalos
honoríficos, ofrendas y otras prestaciones voluntarias realizadas por las
personas a las cuales se dirige.
O
bien, como ocurre entre los héroes guerreros carismáticos, el botín representa
al propio tiempo una de las finalidades y los medios materiales de la misión.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 849.
Carisma
Estudios Especializados
Si
en todas las esferas advertimos la exigencia de una introducción de pruebas
especializadas, ello no es debido naturalmente, a un súbito “deseo de cultura”,
sino a una aspiración a la limitación de las ofertas de puestos y a su
monopolio a favor del poseedor de los diplomas
acreditativos.
Y
el “examen” es, en la actualidad, el medio universal de llegar a este
monopolio; de ahí su propagación irresistible.
Y
como el proceso educativo necesario para la obtención del diploma requiere
gastos considerables y mucho tiempo, la mencionada aspiración significa al
mismo tiempo la eliminación de los dones naturales (del “carisma”) a favor del
poseedor de títulos, pues el esfuerzo “intelectual” que exige la obtención de
diplomas es cada vez menor y disminuye todavía más con la masa que participa de
ellos.
La
exigencia de un modo de vivir caballeresco en la antigua calificación feudal es
sustituida entre nosotros por la participación en sus actuales rudimentos
dentro de las asociaciones estudiantiles de los institutos que confieren los
diplomas, y en los países anglosajones por las asociaciones deportivas y
“clubes”.
Por
otro lado, la burocracia aspira siempre al desarrollo de una especie de
“derecho al cargo” por la creación de un procedimiento disciplinario regulado,
por la eliminación de la disposición arbitraria de los “superiores” con
respecto a los funcionarios.
Intenta
también asegurar los ascensos y las pensiones y con ello se apoya en las
tendencias “democráticas” de los dominados a una reducción del poder a lo
mínimo, tendencias que creen poder descubrir en toda debilitación del poder
discrecional del jefe sobre los funcionarios como una disminución del poder
mismo.
Por
consiguiente, la burocracia tanto dentro de los despachos comerciales como
dentro del servicio público, es la base de una evolución específicamente “estamental” en el
mismo sentido en que pudieron serlo los muy distintos funcionarios del pasado.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 751.
Carisma
Jefe, Dios
La
más sencilla de las cuestiones, a saber, si debe influirse a un Dios
determinado o a un demonio mediante coerción o súplica, se resuelve de primeras
por el resultado.
Lo
mismo que el mago tiene que probar su carisma, así el dios tiene que someter su
poder a prueba.
Si
el intento de influencia sobre un Dios se manifiesta, de modo constante, como
ineficaz, en ese caso o bien el dios no tiene poder alguno, o bien se
desconocer los medios adecuados y se renuncia al intento.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 347.
Carisma
Jefe, Dios
El
mago puede expiar su fracaso con la muerte.
La ventaja de la clase sacerdotal respecto del mago está en que puede
pasar al Dios la responsabilidad del fracaso.
Pero al hundirse el prestigio de su dios también se hunde el suyo.
Ocurre
entonces que encuentra medios convincentes para interpretar la falta de éxito
en el sentido de adscribir la responsabilidad no ya al dios (al jefe), sino a
la conducta de sus adoradores.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 347.
Carisma
Sucesión
En
su forma genuina la dominación carismática es de carácter específicamente
extraordinario y fuera de lo cotidiano, representado una relación social
rigurosamente personal, unida a la validez carismática de cualidades personales
y a su corroboración.
En
el caso de que no sea puramente efímera sino que tome el carácter de una
relación duradera –“congregación” de creyentes, comunidad de guerreros o
discípulos, o asociación de partido, o asociación política- la dominación
carismática que, por decirlo así, sólo existió en “statu nascendi”, tiene que
variar esencialmente su carácter: se racionaliza (legaliza) o tradicionaliza o
ambas cosas en varios aspectos.
Los
motivos para ello son los siguientes:
.a.
el interés o material de los prosélitos en la persistencia y permanente
reanimación de la comunidad;
.b.
el interés ideal más fuerte y el material todavía más intenso del cuadro
administrativo: séquito, discípulos, hombres de confianza en
.1.
Continuar la existencia de la relación, y esto.
.2.
De tal modo que quede cimentada su propia posición ideal y material sobre una
base cotidiana duradera, externamente: restablecimiento de la existencia
familiar o de una existencia “saturada” en lugar de las “misiones” extrañas al
mundo apartadas de la familia de la economía.
Estos
intereses se actualizan de modo típico en caso de desaparición de la persona
portadora del carisma y con el problema de sucesión que entonces surge.
La
manera de su resolución –cuando hay solución y persiste, por tanto, la
comunidad carismática (o nace cabalmente en ese instante)- determina de un modo
esencial la naturaleza toda de las relaciones sociales que entonces ocurren.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 197.
Carisma
Tradición
El
carisma es la gran fuerza revolucionaria en las épocas vinculadas a la
tradición.
A
diferencia de la fuerza igualmente revolucionaria de la ratio que, o bien opera
desde fuera por transformación de los problemas y circunstancias de la vida –y,
por tanto, de modo mediato, cambiando la actitud ante ellos- o bien por
intelectualización, el carisma puede ser una renovación desde dentro.
(La
misma) nacida de la indigencia o del entusiasmo, significa una variación de la
dirección de la conciencia y de la acción, con reorientación completa de todas
las actitudes frente a las formas de vida anteriores o frente al “mundo” en
general.
En
las épocas prerracionalistas tradición y carisma se dividen entre sí la
totalidad de las direcciones de orientación de la conducta.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 196.
Carisma
La
creencia en el carácter hereditario del “carisma” es una de esas circunstancias
que han introducido las mayores “contingencias” en la subsistencia y la
estructura de las organizaciones de dominio.
Y
ello tanto más cuanto que el principio de la transmisión hereditaria puede
competir con otras formas de la designación de sucesor.
El
hecho que Mahoma falleciera sin descendientes masculinos y de que sus secuaces
no fundaran el califato a base del carisma hereditario e inclusive en la época
de los Omeyas, lo desarrollaran en forma directamente antiteocrática, ha tenido
para toda la estructura del Islam las más hondas consecuencias:
El
shiitismo, basado en el carisma hereditario de la familia Alí con las
consecuencia de un Imán dotado de infalible autoridad dogmática se opone
radicalmente al sunnitismo ortodoxo, fundado en la tradición y en el Idschma
(consensus ecclesiae), sobre todo por razones de las diferencias acerca de la
calificación para el jefe.
La
eliminación de la familia de Jesús y de su posición en un principio importante
dentro de la comunidad se ha logrado evidentemente de un modo insensible.
La
extinción de los carolingios germánicos y de los linajes reales que les suceden
casi siempre en el momento en que el carisma hereditario habría tal vez
conseguido relegar a segundo término el derecho de codeterminación pretendido
por los príncipes, en contra de lo ocurría en Francia e Inglaterra.
(Por
ello) ha sido de extraordinario alcance para la decadencia del poder real
germánico en contraposición con el fortalecimiento del francés y del inglés, y
ha tenido probablemente consecuencias históricamente más importantes que el
mismo destino de la familia de Alejandro.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 872.
Carisma Dominación
Debe
entenderse por “carisma” la cualidad, que pasa por extraordinaria (condicionada
mágicamente en su origen, lo mismo si se trata de profetas que de hechiceros,
árbitros, jefes de cacería o caudillos militares), de una personalidad, por
cuya virtud se la considera en posesión de fuerzas sobrenaturales o
sobrehumanas, o por lo menos específicamente extracotidianas y no asequibles a
cualquier otro.
O
como enviados de Dios, o como ejemplar y, en consecuencia, como jefe, caudillo,
guía o líder.
El
modo como habría de valorarse “objetivamente” la cualidad en cuestión, sea
desde un punto de vista ético, estético u otro cualquiera, es cosa de todo
indiferente en lo que atañe a nuestros conceptos, pues lo que importa es cómo
se valora “por los dominados” carismáticos, por los “adeptos”.
.1.
Sobre la validez del carisma decide el reconocimiento –nacido de la entrega a
la revelación, de la reverencia por el héroe, de la confianza en el jefe- por
parte de los dominados; reconocimiento que se mantiene por “corroboración” de
las supuestas cualidades carismáticas –siempre originariamente por medio de un
prodigio.
Ahora
bien, el reconocimiento (en el carisma genuino) no es el fundamento de la
legitimidad, sino un deber de los llamados, en méritos de la vocación y de la
corroboración, a reconocer esa cualidad.
Este
“reconocimiento” es, psicológicamente, una entrega plenamente personal y llena
de fe surgida del entusiasmo o de la indigencia y la esperanza.
Ningún
profeta ha considerado su cualidad como dependiente de la multitud, ningún rey
ungido o caudillo carismático ha tratado a los oponentes o a las personas fuera
de su alcance sino como incumplidores de un deber; y la no participación en el
reclutamiento guerrero, formalmente voluntario, abierto por el caudillo ha sido
objeto de burla y desprecio en todo el mundo.
.2.
Si falta de un modo permanente la corroboración, si el agraciado carismático
parece abandonado de su Dios o de su fuerza mágica o heroica, le falla el éxito
de modo duradero y, sobre todo, si su jefatura no aporta ningún bienestar a los
dominados, entonces hay la probabilidad de que su autoridad carismática se
disipe.
Este
es el sentido genuinamente carismático del imperio “por la gracia de Dios”.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 194.
Carisma Dominación
El
carisma puro es específicamente extraño a la economía. Constituye, donde aparece, una vocación en
el sentido enfático del término: como “misión” o como “tarea íntima”.
Desdeña
y rechaza, en el tipo puro, la estimación económica de los dones graciosos como
fuente de ingresos –lo que ciertamente ocurre más como pretensión que como
hecho.
No
es que el carisma renuncie siempre a la propiedad y al lucro, como ocurrió en
determinadas circunstancias con los profetas y sus discípulos.
El
héroe militar y su séquito buscan botín; el imperante plebiscitario o el jefe
carismático de partido buscan medios materiales para su poder; el primero,
además, se afán por el brillo material de su dominación para afianzar su
prestigio de mando.
Lo
que todos desdeñan –en tanto que existe el tipo carismático genuino– es la
economía racional o tradicional de cada día, el logro de “ingresos” regulares
en virtud de una actividad económica dirigida a ello de un modo continuado.
Las
formas típicas de la cobertura de necesidades de carácter carismático son, de
un lado las mecenísticas –de gran estilo (donaciones, fundaciones, soborno,
propinas de importancia)- y las mendicantes y, de otro lado, el botín y la
extorsión violenta o formalmente pacífica.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 196.
Carisma racional
Ordenes, uniformidad
Entre
todas las fuerzas que hacen retroceder la acción
individual, la más irresistible es un poder que, además del carisma
personal, extermina la organización basada en el honor estamental o la
transforma en un sentido racional.
Este
poder es la disciplina racional.
Sustancialmente
no es sino la realización consecuentemente racionalizada, es decir,
metódicamente ejercida, precisa e incondicionalmente opuesta a toda crítica, de
una orden recibida así como la íntima actitud exclusivamente encaminada a tal
realización.
A
esta característica se añade otra: la uniformidad de la acción ordenada.
Sus
efectos específicos se basan en su calidad de acción comunitaria de una masa,
lo cual no quiere decir que quienes obedecen hayan de constituir necesariamente
una masa reunida en un solo lugar, que obedece de un modo global o que alcanza
grandes proporciones desde el punto de vista cuantitativo.
Factor
decisivo es la uniformidad de la obediencia por parte de una multiplicidad de
hombres.
No
se trata de que la disciplina se oponga radicalmente al carisma o al honor
estamental.
Por
el contrario: los grupos estamentales que pretenden dominar sobre un amplio
sector –como por ejemplo, la aristocracia del Consejo Veneciano, los
espartanos, los jesuitas en el Paraguay o cualquier moderno cuerpo de oficiales
con su príncipe como jefe-, sólo pueden alcanzar una superioridad firme sobre
los dominados mediante una rígida disciplina dentro de su propio grupo.
Y
sólo pueden “inculcarles” una ciega obediencia mediante su propia educación con
vistas a la subordinación disciplinada.
Sólo
mediante la disciplina se convierte la conservación del prestigio estamental y
la esterotipación de su modo peculiar de vivir en algo que ha sido en gran
medida consciente y racionalmente querido.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 882.
Carismática Dominación
Sucesión del Carismático
Elección Democrática
La
dominación carismática es una relación social específicamente extraordinaria y
puramente personal.
En
caso de subsistencia continuada, y a más tardar con la desaparición del
portador del carisma tiende la relación de dominio –en el último caso citado
cuando no se extingue de inmediato, sino que subsiste en alguna forma, pasando
la autoridad del señor a sucesores- a convertirse en cotidiana por:
.1.
Tradicionalización de las ordenaciones.
En lugar de la nueva creación carismática proseguida en el derecho y en
la orden administrativa por el portador del carisma o por el cuerpo
administrativo carismáticamente calificado se introduce la autoridad de los
prejuicios o de los precedentes que la protegen o le son atribuidos;
.2.
Paso del cuerpo administrativo carismático, del apostolado o del séquito, a un
cuerpo legal o de clase, mediante asunción de derechos de dominio internos
(feudos, prebendas) o apropiados por privilegio;
.3.
Transformación del sentido del propio carisma. Es determinante para ello la clase de
solución de la cuestión palpitante, tanto por motivos ideales como materiales
(a menudo ante todo), del “problema de la sucesión”.
Esta puede darse de
diversos modos: la mera espera pasivo de ña aparición de un nuevo señor
carismáticamente acreditado o calificado suele ser reemplazada –sobre todo si
se hace esperar y si poderosos intereses, sean de la clase que fueren, se
hallan ligados a la subsistencia de la asociación de dominio- por la actuación
directa en vista de su obtención.
.a.
Por la búsqueda de signos de la calificación carismática. Un tipo bastante puro: la búsqueda del
nuevo Dalai Lama. El carácter
estrictamente personal y extraordinario del carisma se convierte de este modo
en una cualidad que se confirma por reglas.
.b.
Por medio del oráculo, de la suerte o de otras técnicas de designación. La creencia en la persona del calificado
carismáticamente se convierte así en creencia en la técnica correspondiente.
.c.
Por designación del calificado carismáticamente.
.1.
Por el propio portador del carisma: designación de sucesor, forma muy frecuente,
tanto entre los profetas como entre los príncipes guerreros.
La creencia en la
legitimidad propia del carisma se convierte con ello en la creencia en la
adquisición legítima del dominio en virtud de designación jurídica o divina.
.2.
Por un apostolado o un séquito carismáticamente calificados, con adición del
reconocimiento por la comunidad religiosa o respectivamente militar.
La concepción de este
procedimiento como derecho de “elección” o, respectivamente de “preselección”
es secundaria. Este concepto moderno
ha de descartarse por completo.
En efecto, de acuerdo
con la idea originaria no se trata de una “votación” referente a candidatos
elegibles entre los que se dé una elección libre, sino de la comprobación y el
reconocimiento del “verdadero”, del señor calificado carismáticamente y llamado
a asumir la sucesión.
Una elección “errónea”
constituida, por consiguiente, una injusticia que había que expiar. El postulado propiamente dicho era: tenía
que ser posible conseguir unanimidad, ya que de lo contrario comportaba error y
debilidad.
En todo caso, la
creencia ya no era directamente en la persona como tal, sino en el señor
“correcta y válidamente designado” (y eventualmente entronizado) o instaurado
en alguna otra parte en el poder, a la manera de un objeto de posesión.
.3.
Por “carisma hereditario”, en la idea de que la calificación carismática reside
en la sangre.
El pensamiento, obvio en
sí, es primero el de un “derecho de sucesión” en el dominio. Este pensamiento sólo se impuso en el
Occidente en la Edad Media.
Con frecuencia, el
carisma sólo está ligado a la familia, y el nuevo portador actual ha de
determinarse primero específicamente, según una de las reglas y métodos
mencionados bajo .1. a .3.
Allí donde existen
reglas fijas en relación con la persona, éstas no son uniformes.
Sólo en el Occidente
medieval y en el Japón se ha impuesto sin
excepción y de modo unívoco el “derecho hereditario de primogenitura”,
con el refuerzo considerable del domino correspondiente, ya que todas las demás
formas daban ocasión a conflictos.
La creencia no es
entonces directamente en la persona como tal, sino en el heredero “legítimo” de
la dinastía.
El carácter puramente
actual y extraordinario del carisma se transforma en sentido acentuadamente
tradicional, y también el concepto “por la gracia de Dios” se modifica por
completo en su sentido (=señor por pleno derecho propio, y no en virtud de
carisma personal reconocido por los súbditos).
La pretensión al dominio
es en este caso totalmente independiente de las cualidades personales.
.4.
Por objetivación ritual del carisma: la creencia de que se trata de una
cualidad mágica transferible o producible por medio de una determinada clase de
hierurgia: unción, imposición de manos u otros actos sacramentales.
La creencia no está
ligada ya entonces a la persona del portador del carisma –de cuyas cualidades,
la pretensión de dominio (como se lleva a término en forma particularmente
clara en el principio católico del carácter “indelibilis” del sacerdote) es más
bien absolutamente independiente-. Sino a la eficacia del acto sacramental en
cuestión.
.5.
El principio carismático de legitimidad, interpretado conforme a su significado
primario en sentido autoritario, puede interpelarse en forma antiautoritaria.
La validez efectiva de
la dominación carismática se basa en el reconocimiento de la persona concreta,
como carismáticamente calificada y acreditada, por parte de los súbditos. Conforme a la concepción genuina del carisma,
este reconocimiento es debido al pretendiente legítimo, en cuanto calificado.
Sin
embargo, esta relación puede interpretarse fácilmente, por desviación, en el
sentido de que el reconocimiento, libre por parte de los súbditos, sea a su vez
el supuesto de la legitimidad y su fundamento (legitimidad democrática).
En
estas condiciones, el reconocimiento se convierte en “elección”, y el señor,
legitimado en virtud de su propio carisma, se convierte en el detentador del
poder por la gracia de los súbditos y en virtud de mandato.
Tanto
la designación por el séquito, como la aclamación por la comunidad (militar o
religiosa), como el plebiscito han adoptado a menudo en la historia el carácter
de una elección efectuada por votación.
(se
convierte) de este modo al señor, escogido en virtud de sus pretensiones
carismáticas, en un funcionario elegido por los súbditos conforme a su libre
voluntad.
Y
de modo análogo se convierte fácilmente el principio carismático, según el cual
una orden jurídica carismática debe anunciarse a la comunidad (de defensa o
religiosa) y ser reconocida por ésta, de modo que la posibilidad de que
concurran órdenes diversas y opuestas puede decidirse por medios carismáticos.
Y,
en última instancia, por la adhesión de la comunidad a la orden correcta, en la
representación -legal-, según la cual los súbditos deciden libremente mediante
manifestación de su voluntad sobre el derecho que ha de prevalecer, siendo el
cómputo de las voces el medio legítimo para ello (principalmente mayoritario).
La
diferencia entre un caudillo elegido y un funcionario
elegido ya no es más, en esas condiciones, que la de sentido que el propio elegido dé a su actitud y –de
acuerdo con sus cualidades personales. Pueda darle frente al cuerpo
administrativo y a los súbditos: el funcionario se comportará en todo como
mandatario de su señor –aquí, pues, de los electores-, y el caudillo, en
cambio, como responsable exclusivamente ante sí mismo.
O
sea, mientras aspire con éxito a la confianza de aquellos, actuará por completo
según su propio arbitrio (democracia de caudillo) y no, como el funcionario,
conforme a la voluntad, expresada o supuesta (en un mandato imperativo) de los
electores.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 714.
Carismático
Formación Estamental
En
toda religiosidad teologizada sistemáticamente nace una aristocracia de los
formados “dogmáticamente” y eruditos que, en grado distinto y con distinto éxito,
pretende ser su auténtica portadora.
La
idea de los laicos, hoy todavía muy corriente, de que el párroco debe ser capaz
de comprender y creer más de lo que puede comprender el común entendimiento
humano -una idea muy extendida
principalmente entre los campesinos- es sólo una de las formas en que se
manifiesta la calificación “estamental” debida a la “preparación”, que vemos en
toda burocracia estatal, militar, clerical y hasta privada.
Lo
primitivo, frente a esto, es la mencionada concepción de la fe como un carisma
específico de una confianza extraordinaria en la providencia personal de Dios,
la cual deben poseer los pastores de almas o los héroes de la fe.
Gracias
a este carisma de auxilio divino, el hombre que disfruta de la confianza de la
congregación puede, como virtuoso de la fe, obrar prácticamente de modo
diferente al laico y hacer cosas que él no puede.
La
fe otorga poderes que constituyen a los mágicos
(carismáticos).
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 445.
Centralización
Ausencia de señor, de soberano, ésta es la
forma de gobierno a la que nos aproximamos de día en día, y a la que, por el
hábito inveterado de tomar el hombre por regla y su voluntad por ley, miramos
como el colmo del desorden y la expresión del caos.
El sentido que vulgarmente se atribuye a la
palabra “anarquía” es ausencia de principio, ausencia de regla, y por esta
razón se tiene por sinónima de “desorden”.
Pierre-Joseph Proudhon, ¿Qué es la propiedad?; Hyspamérica; Historia
del Pensamiento, vol. 5, 1984; pág. 222.
Ciencia
Las
observaciones y cálculos de los astrónomos (o en general de cualquier
científico) nos han enseñado muchas cosas admirables, pero sin duda lo más
importante es que nos descubrieron el abismo de la ignorancia; sin estos
conocimientos, la razón (inteligencia) humana nunca hubiera podido imaginar que
éste fuera tan grande.
Y
si se reflexiona sobre él tiene que producirse una gran transformación en la
determinación de los propósitos finales de nuestro uso de la razón (la
inteligencia)
Kant,
Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento
Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34., Pág.
389.
Ciencia
A fuerza de instruirse y de adquirir ideas,
acaba el hombre por adquirir la idea de “ciencia”, es decir, la idea de un
sistema de conocimientos adecuados a la realidad de las cosas y deducidos de la
observación.
Pierre-Joseph Proudhon, ¿Qué es la propiedad?;
Hyspamérica; Historia del Pensamiento, vol. 5, 1984; pág. 221.
Ciencia
Ningún sabio adquirió nunca su sabiduría sino
de este modo; ni está en la naturaleza del intelecto humano llegar a ser sabio
de otra manera.
El hábito regular de corregir y completar la
propia opinión comparándola con la de los otros, en lugar de producir duda y
vacilación al llevarla a la práctica es la única base estable para confiar en
ella.
Porque al ser conocedor de todo lo que, al
menos de manera obvia, puede decirse en contra de él y habiendo tomado posición
frente a todos los contradictores –sabiendo que él ha buscado las objeciones y
las dificultades en lugar de evitarlas, y no ha puesto barreras a los ataques
procedan de donde procedan- tiene derecho a pensar que el juicio que haga es
mejor que el de toda otra persona, o multitud, quien no ha seguido un proceso
similar.
Feyerabend Paul, Contra el Método, esquema de
una Teoría anarquista del Conocimiento, Hyspamérica; 1984; Historia del
Pensamiento, Vol. 42, pág. 156.
Ciencia
A menudo consideramos ridícula la actividad de
los “conservadores”, de esos pedantes, constreñidos y rígidos jueces de
moralidad y buen gusto que insisten impacientemente en la observancia de todas
y cada una de las costumbres y reglas de comportamiento antiguas.
Pero esta actividad es beneficiosa y debe
llevarse a cabo para impedirnos volver a caer en la “barbarie”.
Feyerabend Paul, Contra el Método, esquema de
una Teoría anarquista del Conocimiento, Hyspamérica; 1984; Historia del
Pensamiento, Vol. 42, pág. 161.
Ciencia
Iluminados por la marcha triunfal de las
ciencias, instruidos por los más gloriosos éxitos a desconfiar de nuestras
opiniones, acogemos hoy con aplauso al observador de la naturaleza que, después
de mil experiencias, respaldado por un análisis profundo, persigue un principio
nuevo, una ley ignorada.
No rechazamos ya ninguna idea bajo el pretexto
de que hubo hombres más sabios que nosotros que no observaron los mismos
fenómenos ni dedujeron las mismas consecuencias.
¿Por qué esa ridícula manía de afirmar que ya
se ha dicho todo, que equivale a decir que no queda nada que la inteligencia
humano ignora?
¿Por qué razón el dicho “nada nuevo bajo el
sol” se emplea exclusivamente para las investigaciones metafísicas?
Pues sencillamente, preciso es decirlo, porque
todavía estamos acostumbrados a filósofos con la imaginación en lugar de
hacerlo con la observación y el método; porque, al imponerse la fantasía y la
voluntad sobre el razonamiento y los hechos, ha sido imposible hasta el
presente discernir al charlatán del filósofo, al sabio
del impostor.
Pierre-Joseph Proudhon, ¿Qué es la propiedad?;
Hyspamérica; Historia del Pensamiento, vol. 5, 1984; pág. 93.
Ciencia
A fuerza de instruirse y de adquirir ideas,
acaba el hombre por adquirir la idea de “ciencia”, es decir, la idea de un
sistema de conocimientos adecuados a la realidad de las cosas y deducidos de la
observación.
Pierre-Joseph Proudhon, ¿Qué es la propiedad?;
Hyspamérica; Historia del Pensamiento, vol. 5, 1984; pág. 221.
Ciencia
¿A esto llaman ciencia
los hombres?
Y si bien el sentido y la
memoria son sólo un conocimiento de hechos, que son cosas pasadas e
irrevocables, la “ciencia” es el conocimiento de las consecuencias y de la dependencia de un hecho respecto a otro, gracias al
cual, además de aquello que podemos hacer actualmente, sabemos cómo hacer algo
más cuando queramos, o algo semejante en otro momento.
Porque cuando vemos cómo
se produce cualquier cosa, sobre qué causas y de qué manera al entrar en
nuestro poder causas análogas, sabemos cómo hacerlas producir efectos análogos.
Thomas Hobbes, Leviatán
(1651), parte I.5. Entre sus contemporáneos.
Ciencia
Vemos a la masa inculta
de la humanidad que sigue el camino del sentido común y que está gobernada por
los dictados de la naturaleza permanecer en su mayor parte exenta de
inquietudes y de preocupaciones.
Nada que sea familiar les
parecerá extraño o difícil de comprender.
No se quejan de la falta
de evidencia de los datos de los sentidos y no corren peligro de caer en el
escepticismo.
Pero tan pronto como nos
apartamos de los sentidos y del “instinto” para seguir la luz de un principio
superior, para razonar, meditar y reflexionar sobre la naturaleza de las cosas,
miles de dudas surgen en nuestros espíritus sobre aquellas cosas que “antes”
creíamos entender completamente.
George Berkeley,
Principios del conocimiento humano (1710), Introducción.
Ciencia
Pero sólo las obras de
los jefes (…) pueden tener cierta resonancia; (el Canciller Sir Francis) Bacon
no se contaba entre ellos, y la forma de su filosofía se oponía a tal cosa; era
demasiado cuerda para asombrar a nadie.
La escolástica, que
dominaba en su tiempo, no podía ser derrotada más que por opiniones audaces y
nuevas, y no parece que un filósofo que se contentaba con decir a los hombres:
“…he aquí lo poco que habéis aprendido, mirad lo que os queda por saber…” esté
destinado a hacer mucho ruido entre sus contemporáneos.
D’Alembert Jean Le Rond
D’Alembert; Discurso Preliminar de la Enciclopedia (1759); Hyspamérica; 1984,
Pág.82.
Ciencia
Como
toda ciencia generalizadora, es condición de la peculiaridad de sus
abstracciones el que sus conceptos tengan que ser relativamente “vacíos” frente
a la realidad concreta de lo histórico.
Lo
que puede ofrecer como contrapartida es la “univocidad” acrecentada de sus
conceptos. Esta acrecentada univocidad
se alcanza en virtud de la posibilidad de un “óptimo” en la adecuación de
sentido como es perseguido por la conceptualización sociológica.
A
su vez, esta adecuación puede alcanzarse en su forma más plena, de lo que hemos
tratado sobre todo hasta ahora, mediante conceptos y reglas racionales
(racionales con arreglo a valores o arreglo a fines.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 17.
Ciencia
Es
lógico que no sirvieran para todas las cabezas semejantes lecciones, que sólo
se atrajeran las inteligencias algo elevadas y que se alejaran los espíritus
mediocres, probablemente los más numerosos.
Tampoco
le gustaban los que escribían, y no quería oyentes que por completo se
entregaran a su palabra.
A
causa del constante cuidado de provocar la meditación de sus oyentes y de
preferir que la verdad brotara del espíritu de los otros a publicarla él mismo,
puede decirse que nunca fue Kant dogmática en sus clases, ni aún como profesor
de filosofía.
Hacía
sus cursos, según costumbre, por manuales impresos, que así a sus discípulos
como a él fueron muy útiles or el gran número de cursos que dio.
No
se sujetaba, sin embargo, al manual, ni se rebajó a convertir sus cursos en
meras explicaciones de los párrafos impresos.
Empleaba
en él también aquella espontaneidad que quería surgiese en el ánimo de sus
oyentes.
Sin
traba alguna se entregaba por completo al libre curso de sus pensamientos, y
cuanto éstos le arrastraban demasiado lejos del tema dado, cortaba de repente
el hilo con un: “y así sucesivamente”, o “etcétera”, y tomaba de nuevo el
asunto con un “in summa señores”.
Pero
lo que sobre todo cautivaba a sus oyentes, aún a los más incapaces de pensar
por sí mismos, era, además de aquella libertad en sus explicaciones y de sus
maneras llenas de animación, las aplicaciones interesantes, graciosas y a veces
poéticas que hacía cuando, para hacer más claras sus lecciones, buscaba
ejemplos y comparaciones en los poetas, viajeros o historiadores.
Dada
esta manera de tratar las cuestiones, cualquier interrupción del cuidado que
tenía que observar, le era en extremo desagradable.
La
cosa más insignificante, si no estaba habituado a ella, por ejemplo, una
singularidad en el traje de un estudiante, bastaba para turbarle.
Cuenta
Jachmann un rasgo de este género, muy característico y a la vez muy cómico.
Dice
que tenía Kant costumbre de fijar sus ojos, para recogerse en sí mismo cuando
hablaba, en uno de sus oyentes más cercanos, como si a él fueran dirigidas sus
demostraciones.
Estaba
un día cerca de él un estudiante a quien faltaba en la levita un botón: Kant
advirtió este hueco.
Sin
cesar caía involuntariamente su mirada en el sitio del botón, como si
contemplara algún defecto de la naturaleza; todo el curso de la lección se le
notó excesivamente turbado.
Fischer
Kuno en Kant, Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del
Pensamiento Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires,
Vol.33, Pág. 27.
Ciencia
Cuando
dos ejércitos están frente a frente y resuena el ronco estridor de los
clarines, ¿de qué servirían esos sabios consumidos por
el estudio, cuya sangre, débil y helada, apenas puede sostener su
espíritu?
Entonces,
los que se necesitan son robustos y bien alimentados, que tengan más audacia
que inteligencia, a no ser que se prefieran guerreros como Demóstenes, quien
siguiendo el consejo de Arquíloco, apenas divisó al enemigo, tiró el escudo y
huyó, mostrándose tan cobarde soldado como
formidable orador.
Más
la inteligencia, se dirá, es de gran importancia en la guerra; indudablemente,
y así lo reconozco por lo que al jefe se refiere, y aún en este caso se
necesita una inteligencia militar y no filosófica.
Por
lo demás, los truhanes, los alcahuetes, los ladrones,
los asesinos, los villanos, los imbéciles, los petardistas y aquellos
que se llaman la hez del pueblo, son los que llevan a cabo empresas tan
preclaras, pero nunca las lumbreras de la Filosofía.
Erasmo
de Rotterdam; Elogio de la Locura, Colección Historia del Pensamiento,
Hyspamérica Argentina S.A., Vol.29, 1984, Pág. 65.
Ciencia
Las
coordenadas de nuestro medio filosófico, según es bien sabido, se dilatan por
una parte hasta el siglo trece y por otra hasta el veintitantos, lo que acaso
no propicie la aclimatación en su interior de la filosofía simplemente
contemporánea.
Eso
es lo que pudiera suceder, por poner un ejemplo, con la filosofía analítica que
tiene a Moore por uno de sus fundadores y principales animadores.
Aún
si la importación de tal filosofía al mundo de habla castellana es de fecha
relativamente reciente, el análisis filosófico cuenta ya casi con tres cuartos
de siglo de existencia.
Los
reparos de quienes vean en él un tipo de pensamiento excesivamente novedoso no
deben preocuparnos, pues, gran cosa, salvo por lo que se refiere a su alarmante falta de información.
Más
preocupantes son, en cambio, los reparos de quienes consideran obsoleto este
tipo de pensamientos, aun sin por lo demás tomarse siempre la molestia de estudiarlo previamente.
La
filosofía analítica no es, desde luego, “cosa de hace setenta y pico
años”. La misma diversidad casi
proteica de sus manifestaciones, que con frecuencia hace difícil agrupar bajo
un rótulo común tendencias filosóficas tan dispares como el atomismo lógico, el
neopositivismo, las distintas etapas del influjo wittgensteiniano o las
plurales direcciones del análisis actual, es por lo menos un indicio de su
vitalidad.
Y
nada hay, en principio, que obligue a dar aquella historia por concluida.
Pero
sería de maravillar que, al cabo de esos años, la filosofía analítica, que fue
desde sus orígenes, una filosofía académica, no se haya convertido en
“filosofía establecida” dentro del mundo anglosajón que la viera nacer y
desarrollarse hasta conquistar posiciones de indiscutible hegemonía
intelectual.
Ello
tal vez haga recomendable, si es que en filosofía se precisa de recomendaciones
al respecto, la adopción ante la misma de una actitud más crítica que
escolástica.
Pero
sería de lamentar que confundiésemos la crítica de lo que se conoce más o menos
a fondo con el desprecio de lo que supinamente se ignora, pues ello nos
privaría, entre otras cosas, de tomar contacto con la importante obra de Moore.
Muguerza,
Javier, Prólogo de Moore, George Edward; Defensa del Sentido Común y otros
ensayos, Colección Historia del Pensamiento, Hyspamérica Ediciones Argentina
S.A., 1984, Pág. 8.
Ciencia
Siendo
ya un hombre maduro, hice un viaje a Grecia.
La
primera vez que me hallé sobre la colina de la Acrópolis ateniense, entre las
ruinas de sus templos y teniendo a mis pies el mar azul, sentí mezclarse a mi
felicidad cierto asombro: ¡aquello era realmente tal y como nos lo había
descripto en el colegio!
¡Ciertamente,
no debió de ser mucha mi fe en la verdad real de lo que oía a mis profesores
cuando tanto me asombraba ahora verlo confirmado!
Pero
no quiero acentuar demasiado esta interpretación de aquel suceso, pues mi
asombro admite también una explicación distinta, totalmente subjetiva y
relacionada con la peculiaridad del lugar, explicación que no se me ocurrió de
momento.
Así
pues, todos estos principios aspiran a ser aceptados como ciertos, pero no sin
fundamentar tal aspiración.
Se
presentan como el resultado abreviado de un largo proceso mental, basado en la
observación y, desde luego, también en la deducción, y si hay quien prefiere
seguir por sí mismo tal proceso, en lugar de aceptar su resultado, le señalan
el camino.
Asimismo,
se indica siempre la fuente del conocimiento, integrado en el principio de que
se trate, cuando el mismo no puede considerarse axiomático, como sucede por
caso con las afirmaciones geográficas.
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección
Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 232.
Ciencia
Debemos
ser pacientes y esperar la aparición de nuevos medios y motivos de
investigación, pero permaneciendo siempre dispuestos a abandonar, en el momento
en que veamos que no conduce a nada útil, el camino seguido durante algún
tiempo.
Tan
sólo aquellos crédulos que piden a la ciencia un sustitutivo del abandonado
catecismo podrán reprochar al investigador el desarrollo o modificación de sus
opiniones.
Por
lo demás, dejemos que un poeta nos consuele de los lentos progresos de nuestro
conocimiento científico:
…Si
no se puede avanzar volando, bueno es progresar cojeando,
Pues
está escrito que no es pecado cojear… (Ruckert)
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección
Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 206.
Ciencia
En
este punto se nos opondrá seguramente la siguiente objeción: si hasta los
escépticos más empedernidos reconocen que las afirmaciones religiosas no pueden
ser rebatidas por la razón, ¿por qué no hemos de creerlas, ya que tienen a su
favor tantas cosas: la tradición, la conformidad de la mayoría de los hombres y
su mismo contenido consolador?
No
hay inconveniente. Del mismo modo que
nadie puede ser obligado a creer, tampoco puede forzarse a nadie a no creer.
Pero
tampoco debe nadie complacerse en engañarse a sí mismo suponiendo que con estos
fundamentos sigue una trayectoria mental plenamente correcta. La ignorancia es la ignorancia, y no es
posible derivar de ella un derecho.
Ningún
hombre razonable se conducirá tan ligeramente en otro terreno ni basará sus
juicios y opiniones en fundamentos tan pobres.
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección
Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 238.
Ciencia
Por
consiguiente, la máxima, y tal vez única, utilidad de toda filosofía de la
razón pura es seguramente sólo negativa, puesto
que no sirve de órgano para ampliar sino como disciplina para determinar
límites, y en lugar de descubrir verdades tiene solamente el mérito tácito de impedir errores.
Kant,
Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento
Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34., Pág.
483.
Ciencia
Moral
Lo
que llamo lógica aplicada es la que representa el entendimiento y las reglas de
su uso necesario considerado in concreto, es decir en cuanto que está sometido
a las condiciones contingentes del sujeto, que podrán serle opuestas o
favorables; pero que solamente están dadas empíricamente.
Esa
lógica trata de la atención, de sus obstáculos y efectos, del origen del error,
del estado de la duda, del escrúpulo, de la persuasión, etc.
Tiene
con la lógica general y pura la misma relación que existe entre la moral pura, en cuanto solo contiene las leyes morales
necesarias de una voluntad libre en general, y la ética propiamente
dicha, que examina estas leyes en relación con los obstáculos con que tropiezan
en los sentimientos, inclinaciones y pasiones a que mucho o poco están sujetos
los hombres.
Esta
nunca sería una ciencia, ciencia demostrada, porque del mismo modo que la
lógica aplicada, ha menester de principios empíricos.
Kant,
Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento
Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.33. Pág.
134.
Ciencia
Administración
¿Para
qué sirve la Administración, o tal o cual “escuela”, o por caso la Matemática,
la Trigonometría o cualquier otro rubro que represente un área del conocimiento
humano?
Se
trata de una pregunta terrible a la que, más tarde o más temprano, todas las
personas que se dedican en serio a la profesión o la educación deben enfrentar,
y a la que, de un modo u otro se sienten obligados a dar una respuesta.
Como
corresponde a un asunto complejo, no tiene una única respuesta, así que
examinemos la cuestión teniendo presente la metáfora del gallinero.
Bien,
si Ud. es un personaje gallináceo, que se conforma con andar picando aquí y
allá de lo que encuentre y no tiene ninguna otra ambición más que eso, o por
caso solamente le interesan los resultados de San Lorenzo, es claro que la
Administración no le incumbe.
Y
puede continuar leyendo Olé el resto de su vida prescindiendo de ella. A esta situación se corresponde también la
metáfora del vago.
En
esta, si Ud. puede conseguir de modo inmediato y sin el menor esfuerzo los
objetos destinados a satisfacer algunas limitadas necesidades, y solamente
lograr el máximo placer hedonista sin
importarnos el mañana, ¡para que tomarse el esfuerzo de hacer otra cosa!, por
ejemplo estudiar.
La
verdad es que la Administración, de igual forma que otras disciplinas incorpora
saberes de los que carecemos, y su adecuada transformación junto con los que
estaban en nuestras cabezas previamente, se multiplican y generan otros nuevos
–muchas veces avanzan puntos de vista antes no considerados-.
Se
producen desconocidas inquietudes, y hay necesidad de explorar otros rumbos,
conocer otras cosas.
Quizás
alguien busca esos caminos por contigüidad de lo aprendido, de modo contencioso
o adversativo, o se dispare hacia otras disciplinas, que como se ve con
frecuencia, parecen lejanas a la Administración.
El
sentido de esto es aumentar el dominio de las herramientas que lo relacionan a
uno con el contexto. Es esa mejora lo
que hace al hombre mejor, y no necesariamente más rico, famoso o triunfador.
Aún
más, probablemente, lo volverán más triste, entre otras cosas porque lo
conectan con la ignorancia esencial y con la finitud humana, frente a la cual
no hay nunca tiempo suficiente para cubrir los baches.
Es
también lo que le permite discernir cual es el camino correcto y avanzar hacia
grupos sociales que se alegren de tal condición, avanzando hacia el
crecimiento.
Por
ello, no se trata de algo que se deba “guardar” en otro cajón separado,
estoquear o adicionar para tener “mas”, sino cuyo valor deviene de la
posibilidad de ser recombinado y que se incrementa exponencialmente de la
interrelación con los conocimientos anteriormente adquiridos.
Si
la cuestión se plantea para “embarrar la cancha”, sin motivo ni interés, o
busca demorar una decisión, dilatar el inicio de una acción, pasar el tiempo,
incomodar al cuestionado o es verdaderamente un concepto que le necesita ser
aclarado, casi con seguridad Ud. se encuentra en el grupo primero, que en tal
caso, no necesita ninguna respuesta.
Los
que integran el grupo restante, nunca formulan tal cuestión, pues reconocen que
estar inquietos ante su ignorancia, y no pensar en la aplicación inmediata de
algo para hacer $$ es lo que ha traído al hombre hasta hoy desde las cavernas.
Como
cualquier disciplina, su poder acrece cuando opera en los discípulos, para lo
cual es la presencia del maestro la que obra de catalizador, de disparador,
motivador, inspirador o intrigante que pone en marcha el deseo de ampliar los
horizontes perfilándolos con lo que uno ya sabe.
Es
lo que diferencia la tarea profesional y docente de Internet, un buen libro de
texto del Diccionario Larousse.
Finalmente
haremos dos postscriptos.
Primero:
Pregúntese Ud. para qué sirve el sexo.
Con seguridad y rapidez, todos responderán que para el placer y la
reproducción.
Bien, Administración
como cualquier otro conocimiento, se presta a idéntico fin. Si no lo ve, no se preocupe, su duda es
ociosa, pertenece al grupo 2.
Segundo:
Piense en la motivación y en el modelo de David Mc Clelland que Ud. antes no
conocía. Quite el Logro y el Poder; ¡y
aseguramos que son dos motivadores poderosos!…, ¿todavía no lo advierte?
Los hechos no suceden
por acción de los dioses sino por la de los hombres, no son mitos ni resultan
de la magia. Hablamos de eventos
reales, no ilusiones ópticas. Pueden
demostrarse mediante un poco de simples teorías sociales, psicológicas,
antropológicas, económicas e incluso, administrativas.
Casi
todas se basan en postulados que se corresponden con álgebra y lógica de primer
curso, y por lo tanto que puede ser entendida por cualquier persona educada.
Nesprías, José María; Jornada Académica, FCE
UBA, 4-10-10.
Ciencia
Administración
La
ciencia es algo muy satisfactorio: el hombre ha sido hecho de modo tal que el
comprender cosas da placer, porque quien comprende tiene posibilidades de mayor
adaptación, y por lo tanto de sobrevivir más.
Si
viviéramos en un mundo donde nunca cambia nada, claro está, habría poco que
hacer. No habría nada que
explicarse. No habría estímulo ninguno
para la ciencia.
Quizás
para nada. Sería todo muy
dogmático. Y como se ve en algunas
sociedades actuales, nunca hubiéramos salido de las cavernas.
Y
si viviéramos en un mundo totalmente impredecible, donde las cosas cambian de
un modo azaroso, fortuito o muy complejo, seríamos incapaces de explicarnos las
carencias.
Tampoco
en este caso podría existir la ciencia.
Desde luego, esto no sería el contexto cartesiano de la duda
metódica. Sería la locura.
Pero
vivimos en un universo intermedio, donde las cosas cambian, aunque no de modo
irracional, sino siguiendo estructuras, normas o –según nuestra propia
terminología- leyes de la naturaleza, y eso es así aunque haya pensadores que
se esfuerzan por demostrar que no existe tal regularidad.
Es
por ello que, en aquellas condiciones, comienza a ser posible dar una
explicación a lo que sucede. Podemos
hacer ciencia, porque a través de ella, se explica lo desconocido y se hacen
mejores nuestras vidas.
Sin
embargo, realmente, no se permite a ninguna observación entrar en los registros
de la ciencia hasta que haya sido confirmada de forma independiente.
Dentro
de este conjunto, la Administración se parece más a la biología y a la historia
que a la física, la matemática y la química.
Hay que conocer el pasado para entender el presente. Y hay que conocer los hechos con mucho
detalle, NO de un modo superficial.
No
existe una teoría predictiva para la Administración como tampoco la hay para la
historia o la biología.
Los
motivos son muchos: es una ciencia subordinada a las otras –como la sociología
o la psicología y en menor medida la matemática-, y el grado de complejidad de
aquellas, incorporado a los problemas organizacionales, la tornan aun
enormemente difícil.
¡Cómo
entender al HOMBRE! Pero es posible
conocer más tratando de entender muchas más situaciones y casos.
El
estudio de un único suceso, por humilde que parezca, desprovincializa la
Administración, hace que retroceda la “ADMINISTRACIÓN
DE USO OFICIAL EXCLUSIVO para la Argentina”; a la que en otra parte
denominamos “Tango Management”; ya que nos muestra que puede haber otras
soluciones mejores y posibles.
Aún
más, ¡existen, y están disponibles!
Cuando decimos que el permanente análisis de otras ocurrencias es
importante, no garantizamos que sea fácil de penetrar en esos dominios, sino
que vale mucho la pena intentarlo.
Nesprías, José María; Jornada Académica, FCE
UBA, 18-3-13.
Ciencia
Analíticas Disciplinas
No presenta interés alguno para nosotros investigar hasta qué punto nos hemos
aproximado o agregado, con la fijación del principio del placer, a un sistema
filosófico determinado e históricamente definido.
Lo
que a estas hipótesis especulativas nos hace llegar es el deseo de describir y
comunicar los hechos que diariamente observamos en nuestra labor.
La
prioridad y la originalidad no pertenecen a los fines hacia los que tiene la
labor psicoanalítica y los datos en los que se basa el establecimiento del
mencionado principio son tan visibles, que apenas si es posible dejarlos pasar
inadvertidos.
En
cambio, nos agregaríamos gustosos a una teoría filosófica o psicológica que
supiera decirnos cuál es la significación de la sensaciones de placer y
displacer, para nosotros tan imperativas, pero desgraciadamente, no existe
ninguna teoría de este género que sea totalmente admisible.
(…)
Esto sería, quizás comprobable experimentalmente; más
para nosotros, analíticos, no es aceptable el internarnos más, mientras
no puedan guiarnos observaciones perfectamente definidas.
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección
Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 159.
Ciencia
Ilusión
¿Acaso
no pecamos todos basando nuestros juicios en períodos demasiado cortos?
Deberíamos
tomar ejemplo de los geólogos.
Se
reprocha a la ciencia su inseguridad, alegando que lo que hoy proclama como ley
es rechazado como error por la generación siguiente y sustituido por una nueva
ley, de tan corta vida como la primera.
Pero
semejante acusación es injusta, y en parte, falsa.
Las
mudanzas de las opiniones científicas son evolución y progreso, nunca
contradicciones.
Una
ley que al principio se creyó generalmente válida, demuestra luego ser un caso
especial de una normatividad más amplia o queda restringida por otra ley
posteriormente descubierta; una grosera aproximación a la verdad queda
sustituida por un ajuste más acabado a la misma, susceptible a su vez de mayor
perfeccionamiento.
En
diversos sectores no se ha superado aún cierta fase de la investigación, que se
limita a ir planteando hipótesis que luego han de rechazarse por insuficientes.
Otros
integran ya, en cambio, un nódulo firme y casi inmutable de conocimiento.
Por
último, se ha intentado negar radicalmente todo valor a la labor científica
alegando que por íntimo enlace con las condiciones de nuestra propia
personalidad sólo puede suministrarnos resultados subjetivos, mientras que la
verdadera naturaleza de las cosas es exterior a nosotros y nos resulta
inasequible.
Pero
semejante afirmación prescinde de algunos factores decisivos para la concepción
de la labor científica.
No
tiene en cuenta que nuestra personalidad se ha desarrollado precisamente en su
esfuerzo ´por descubrir el mundo exterior, debiendo haber adquirido así su
estructura una cierta adecuación a tal fin.
Se
olvida que nuestro raciocinio es por sí mismo un elemento de aquel mundo
exterior que de investigar se trata y se presta muy bien a tal investigación.
(También)
que la labor de la ciencia queda penamente circunscrita si la limitamos a
mostrarnos cómo se nos debe aparecer el mundo a consecuencia de la peculiaridad
de nuestro intelecto.
(O)
que los resultados finales de la ciencia, precisamente por la forma en que son
obtenidos, no se hallan condicionados solamente por ello, sino también por
aquello que sobre tan estructura ha actuado y, por último, que el problema de
una cierta composición del mundo sin atención a nuestro discernimiento es una
abstracción vacía sin interés práctico ninguno.
No,
nuestra ciencia no es una ilusión. En
cambio, si lo sería creer que podemos obtener en otra parte cualquiera lo que
ella no nos pueda dar.
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección
Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 258.
Ciencia
Pesimismo
Es
que las ciencias, importándonos tanto y siendo indispensables para nuestra vida
y nuestro pensamiento, nos son, en cierto sentido, más extrañas que la
filosofía.
Cumplen
un fin más objetivo, es decir, más fuera de nosotros. Son, en el fondo, cosa de economía.
Un
nuevo descubrimiento científico, de los que llamamos teóricos, es como un
descubrimiento mecánico; el de la máquina de vapor, el teléfono, el fonógrafo,
el aeroplano, una cosa que sirve para algo.
Así,
el teléfono puede servirnos para comunicarnos distancia con la mujer
amada. Pero ésta, ¿para qué nos sirve?
Toma
uno el tranvía eléctrico para ir a oír una ópera, y se pregunta: “¿Cuál es en
este caso más útil, el tranvía o la ópera?”
La
filosofía responde a la necesidad de formarnos una
concepción unitaria y total del mundo y de la vida, y como consecuencia
de esa concepción, un sentimiento que engendre una actitud íntima y hasta una acción.
Pero
resulta que ese sentimiento, en vez de ser consecuencia de aquella concepción,
es causa de ella.
(…)No
suelen ser nuestras ideas las que nos hacen optimistas
o pesimistas, sino que es nuestro optimismo o nuestro pesimismo, de
origen fisiológico o patológico quizá, tanto el uno como el otro, el que hace
nuestras ideas.
El
hombre, dicen, es un animal racional.
No sé por qué no se haya dicho que es un animal afectivo o
sentimental. Y acaso lo que de los
demás animales le diferencia sea más el sentimiento que no la razón.
Más
veces he visto razonar a un gato que no reír o
llorar. Acaso llore o ría por dentro,
pero por dentro acaso también el cangrejo resuelva ecuaciones de segundo grado.
Unamuno,
Miguel de; Del Sentimiento Trágico de la Vida, Colección Historia del
Pensamiento, Hyspamérica Argentina S.A., Vol.60, 1984, Pág. 8.
Ciencia
Reglas
La
lógica de las operaciones particulares contiene las reglas para pensar
correctamente sobre ciertos objetos determinados. Aquella puede llamarse la lógica elemental;
la segunda, el organon de ésta o la “otra ciencia”.
Esta
última es habitualmente enseñada en las escuelas como propedéutica (instrucción
o formación que se realiza a modo de preparación para el aprendizaje
de una cierta materia) de las ciencias, aunque en verdad sea lo último que la
razón humana alcanza en su proceso.
Pues
no se llega a ella sino cuando la ciencia está muy adelantada y solo espera la
última mano para llegar a su mayor perfección.
Es
preciso, en efecto, conocer los objetos en un grado
bastante elevado, para poder dar las reglas según las cuales puede
formarse una ciencia.
Kant,
Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento
Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.33. Pág.
133.
Círculos de Calidad
W. E. Deming
Usualmente,
cada círculo de calidad se reúne una hora o dos a la semana; algunas veces la
compañía absorbe los gastos, otras van a cargo de los empleados.
El
objetivo es discutir su proyecto. Un
proyecto característico puede tratar sobre un problema de calidad que uno o más
miembros del círculo hayan identificado.
(…)Los
círculos de calidad se vienen desarrollando en el Japón desee hace bastante
tiempo. Empezaron después de la
Segunda Guerra Mundial, en enero de 1949.
Dieciocho
meses después, se invitó al doctor W. E. Deming, un profesor norteamericano de
estadística, a impartir sus conocimiento en el primer “Seminario de Ocho días
sobre control de Calidad” que había organizado el Sindicato de Científicos e
Ingenieros Japoneses.
El
motivo que dio origen al simposio fue la creencia del Sindicato de que, al no
existir un paralelismo entre el estudio y el análisis y las rutinas laborales
(una divergencia entre lo que se decía y lo que se hacía), la industria se
había vuelto ineficaz.
Los
ingenieros consideraban que les era imposible investigar todos los problemas de
calidad y productividad dentro de una planta y, por lo tanto, estaban decididos
a proporcionar un marco de referencia dentro del cual los obreros pudiesen
compartir esas tareas.
Deming
les enseño técnicas estadísticas que podían emplearse para identificar
ambigüedades de calidad y productividad.
Estas
técnicas que habían sido desarrolladas por los ingenieros industriales de los
Estados Unidos, constituían los elementos analíticos principales que aún ahora
se emplean en el círculo CC.
Si
bien las técnicas estadísticas no tienen nada de mágico, se han utilizado
ampliamente en los Estados Unidos durante más de cien años, lo que sí las hace
diferente es la determinación de los japoneses para absorber el costo de
impartírselas a los empleados de producción.
Y
luego delegar en ellos el poder y la autoridad que originarán cambios en la
organización del trabajo con el objeto de traer como resultado mejoras en la
calidad y en la productividad.
La
innovación de que fue objeto el Japón, tuvo su génesis en el hecho de compartir
el poder con los empleados de bajo nivel y en las sumas que se dedicaron a
formarlos.
La
importancia de las técnicas estadísticas en el Japón fue tal que en junio de
1951, se instituyó el “Premio Deming” como un reconocimiento a los logros
sobresalientes de los círculos CC japoneses.
La
influencia norteamericana se dejó sentir en 1954 cuando se invitó al doctor J.
M. Juran, un profesor norteamericano, a dar una conferencia en el “Seminario
Directivo de Control de Calidad” organizado también por el Sindicato de
Científicos e Ingenieros Japoneses.
Pero
no fueron las estadísticas tan sólo el elementos crucial del éxito de los
círculos sino también la combinación de las técnicas de evaluación en las
cuales tomaron parte Deming y Juran.
Además
de la atención que el Japón le prestó al lado humano de la organización, lo
cual dio razón de ser al círculo CC tal como ahora lo conocemos.
Los
japoneses ponen mucho énfasis en que el éxito de sus círculos CC no depende
exclusivamente de la técnica, sino de este aspecto humano fundamental de sus
objetivos productivos.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 236.
Clases Lucrativas
La
articulación de las clases propietarias puras no es “dinámica”, es decir no
conduce necesariamente a la luchas de clase y a revoluciones de clase.
La
clase fuertemente privilegiada de los propietarios de esclavos, por ejemplo se
encuentra, sin contraposiciones de clase al lado de la de los campesinos mucho
menos privilegiada en su sentido positivo.
E
incluso, frecuentemente, lo mismo con la de los déclassés, existiendo a veces
solidaridad entre ellos (enfrente de los serviles). Tan sólo las contraposiciones de clases de
propiedad entre
.1.
Propietarios de tierras y “déclassés”
.2.
Acreedores y deudores (con frecuencia = patricios ciudadanos y campesinos o
pequeños artesanos de la ciudad)
Pueden llevar a luchas
revolucionarias, que, sin embargo no se proponen necesariamente una
transformación de la constitución económica sino primariamente el acceso a la
propiedad y la distribución de la misma (revoluciones de clases propietarias).
Un
ejemplo clásico de la ausencia de contraposiciones de clase se encuentra en la
situación de los “poor white trash (blancos pobres)” con respecto a los
propietarios de plantaciones en los estados sureños (de los Estados Unidos de
Norteamérica).
El
“poor white trash” era, con ucho más hostil al negro que el propio dueño de
plantaciones, dominado muchas veces por sentimientos patriarcales.
Para
la lucha de los “déclassés” contra los propietarios ofrece la antigüedad los
principales ejemplos, así como la contraposición acreedores y deudores,
rentistas de tierras y déclassés.
La
significación primaria de una clase lucrativa positivamente privilegiada reside
en:
.a.
el monopolio de la dirección de la producción de bienes en interés de los fines
lucrativos de sus propios dueños;
.b.
el aseguramiento de las oportunidades lucrativas influyendo la política de las
asociaciones tanto políticas como de otro tipo.
.I.
Clases Lucrativas positivamente privilegiadas son típicamente empresarios
.a.
comerciantes,
.b.
armadores,
.c.
industriales,
.d.
empresarios agrarios,
.e.
banqueros y financieros –y en determinadas circunstancias:
.f.
“profesiones liberales” con capacidades de formación de valores preferencial
(abogados, médicos, artistas),
.g.
trabajadores con cualidades monopólicas (propias o adquiridas).
.II.
Clases lucrativas negativamente privilegiadas son típicamente trabajadores en
sus distintas especies cualitativamente diferenciadas:
.a.
calificados,
.b.
semicalificados,
.c.
no calificados o braceros.
En
medio se encuentran, también como “clases medias”, los campesinos y artesanos
independientes. Además frecuentemente:
.a.
funcionarios (públicos o privados),
.b.
trabajadores con cualidades monopólicas excepcionales (propias o adquiridas)
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 243.
Clases Sociales
Entendemos
por “situación de clase” el conjunto de probabilidades típicas:
.1.
De provisión de bienes.
.2.
De posición externa.
.3.
De destino personal, que derivan dentro de un determinado orden económico, de
la magnitud y naturaleza del poder de disposición (o de la carencia de él sobre
bienes y servicios y de las maneras de su aplicabilidad para la obtención de
rentas o ingresos.
Se
llama a la totalidad de aquellas situaciones de clase entre las cuales un
intercambio personal o en la sucesión de las generaciones suele ocurrir de un
modo típico. Son clases sociales:
.a.
El proletariado en su conjunto, tanto más cuanto más automático sea el proceso
de trabajo.
.b.
La pequeña burguesía.
.c.
La “intelligentsia” sin propiedad y los expertos profesionales (técnicos,
empleados comerciales o de otra clase, burócratas; eventualmente pueden estar
muy separados entre sí en lo social, en proporción a
los costos de su educación).
El
final interrumpido de El Capital de Marx, quería ocuparse notoriamente del
problema de la unidad de clase del proletariado a pesar de su diferenciación
cualitativa.
Para
ello es decisiva la significación creciente, y en y un plazo no muy largo, que
con el maquinismo alcanzan los obreros semicalificados a costa de los “obreros
calificados” y a veces incluso los “no calificados”.
De
todos modos son también con frecuencia las capacidades calificadas cualidades
de monopolio (los tejedores alcanzan a veces en cinco años el óptimo de su
capacidad productiva).
El
tránsito a la pequeña burguesía “independiente” fue en otro tiempo el ideal de
todo trabajador. Pero la posibilidad
de su realización es cada día más pequeña.
Lo
más fácil en la serie de las generaciones es el “ascenso” tanto del
proletariado y la pequeña burguesía a la clase social “intelligentsia”
(técnicos y comisionistas).
Una
conducta homogénea de clase se produce con la máxima facilidad:
.a.
Contra los inmediatos enemigos en intereses (proletarios contra empresarios;
pero no contra “accionistas” que son los que en realidad perciben ingresos “sin
trabajo”, y tampoco campesinos contra terratenientes).
.b.
Sólo en situaciones de clase típicamente semejantes y en masa.
.c.
En caso de posibilidad técnica de una fácil reunión, especialmente en
comunidades de trabajo localmente determinadas (comunidad de taller).
.d.
Sólo en caso de dirección hacia fines claros que regularmente se dan o se
interpretan por personas no pertenecientes a la clase (intelectuales”).
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 244.
Codicia
Veo
que ya no es tenido por sabio sino aquel que sabe arte lucrativa de pecunia…
Veo
ladrones muy honrados… todo lleno de fe rota y traiciones, todo lleno sólo de
amor por el dinero.
Luis
Mejía, citado en Artículos de Costumbres (1828-1937), Mariano José de Larra,
Editorial Bruguera S.A., Barcelona, 1979, Pág. 129.
Coerción
Ya
en las más antiguas renuncias al instinto interviene un factor psicológico que
integra también suma importancia en todas las ulteriores.
Es
inexacto que el alma humana no haya realizado progreso alguno desde los tiempos
más primitivos y que, en contraposición a los progresos de la ciencia y la técnica,
sea hoy la misma que al principio de la Historia.
Podemos
indicar aquí uno de tales progresos anímicos.
Una
de las características de nuestra evolución consiste en la transformación
paulatina de la coerción externa por la coerción interna por la acción de una
especial instancia psíquica del hombre, el “súper-yo” (juez moral, padre,
control interno) que va acogiendo la coerción externa entre sus mandamientos.
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección
Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 219.
Competencia
La competencia aunque busque el reconocimiento
social en vez de la recompensa material; puede ser canalizada agresivamente;
causando envidia o culminando en el odio.
Las amistades pueden ser destruidas; la
confianza; traicionada; la dignidad; herida y las ambiciones; frustradas.
Algunos de estos conflictos producen enconos permanentes; aunque los arrastre la corriente
de la vida sin dejar huella.
Dan Leon; El Kibutz; el desafío socialista;
Ediciones Mordejai Anilevich; 1970; pág. 95.
Comportamiento
Para Chris Argyris muchos
de los comportamientos de los participantes de las organizaciones se ven como
de adultez por la edad física, pero en realidad corresponde a lo infantil,
poniendo el foco en siete tipos de desarrollos:
.1. Infancia pasiva a un
comportamiento activo adulto.
.2. De la dependencia a
una relativa independencia.
.3. Comportamientos
limitados a una diversidad de comportamientos.
.4. Intereses de
cambiantes, angostos y poco profundos a intereses más profundos de mayor
alcance y estables.
.5. Perspectiva de corto
plaza a una de largo plazo.
.6. Posición social
subordinada a una posición de igualdad.
.7. De cero
autoconciencia a completa autoconciencia y autocontrol.
Comportamiento
Empezamos
estudiando las grandes obras de moral y ética: Platón, Aristóteles, Confucio,
el Nuevo Testamento, los teólogos puritanos, Macchiavello, Chesterfield, Freud
y muchos más.
Buscábamos
todos y cada uno de los posibles modos de moldear el comportamiento del hombre
por medio de las técnicas de
autocontrol.
Algunas
de estas eran claramente obvias pues han marcado su hito en la historia de la
humanidad.
“Amar
a los enemigos” es un buen ejemplo… un invento psicológico para suavizar la suerte
de un pueblo oprimido.
La
prueba más dolorosa que sufren los oprimidos es la rabia constante que sienten
al pensar en el opresor. Lo que Jesús
descubrió fue como evitar esta destrucción interior.
Su
técnica fue “practicar la emoción opuesta”.
Si un hombre llega a conseguir
“amar a sus enemigos” y “olvidarse del mañana”, no se verá acosado por el odio
al opresor, o por la ira causada por la pérdida de su libertad o de sus
propiedades.
Podrá
recuperar, o no, su libertad o sus posesiones, pero sin embargo se sentirá
menos desdichado.
(…)Estudiando
todas las técnicas de control, nos encontramos que todavía teníamos que
descubrir cómo enseñarlas, lo cual presentaba mayores dificultades.
Los
métodos educativos en uso nos sirvieron de poco, y las prácticas religiosas
sólo nos ayudaron ligeramente.
Llegamos a la conclusión, de que la promesa del paraíso o la amenaza del
fuego infernal son ineficaces.
Se
basan en un fraude fundamental que, cuando es descubierto, vuelve al individuo
contra la sociedad y alimenta precisamente lo mismo que dicha promesa o amenaza
tratan de borrar.
Lo
que Jesús ofreció en recompensa por amar al enemigo fue el cielo “en la
tierra”, mejor conocido como “paz de espíritu”.
Skinner,
Burrhus Frederick; Walden Dos, Colección Historia del Pensamiento, Hyspamérica
Argentina S.A., Vol.94, 1985, Pág. 115.
Comprensión
Tipologías
Comprensión
equivale en todos estos casos a: captación interpretativa del sentido o
conexión de sentido:
.a.
Mentado realmente en la acción particular (en la consideración histórica);
.b.
Mentado en promedio y de modo aproximativo (en la consideración sociológica en
masa);
.c.
Construido científicamente (por el método tipológico) para la elaboración del
“tipo ideal” de un fenómeno frecuente.
Semejantes
construcciones típico-ideales se dan, por ejemplo, en los conceptos y leyes de
la teoría económica pura.
Exponen
cómo se desarrollaría una forma especial de conducta humana, si lo hiciera con
todo rigor con arreglo al fin, sin perturbación alguna de errores y afectos, y
de estar orientada de un modo unívoco por un solo fin (el económico).
Pero
la acción real sólo en casos raros (Bolsa), y eso de manera aproximada
transcurre tal como fue construida en el tipo ideal.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 9.
Comunicación
Un
axioma de la comunicación de Watzlawick afirma que toda comunicación presenta
simultáneamente un aspecto de “contenido”, al que llamaremos X, y un aspecto de
“relación”, o bien de definición de la posición recíproca en la relación entre
los comunicantes, a la que llamaremos Y.
Resulta
así posible representar la comunicación de A (Ca) con una notación del tipo
siguiente:
(1): Ca = (X, Ya-b)
…donde
X indica el contenido y Ya-b indica la relación entre A y B.
Pero
esa notación no toma en cuenta la necesidad de precisar al receptor de la
comunicación de A (Ca) más allá de la diada entre A y B (emisor - receptor
aparentes).
Se
trata de comprender todas aquellas ligazones relacionales múltiples entre los N
componentes de un sistema extendido de comunicación, los cuales son definidos
por cada comunicación.
C0n
ese fin se hace necesario introducir en la notación (1) un parámetro adicional:
el de la cantidad de participantes en la comunicación.
De
ahora en adelante daremos a ese parámetro el nombre de “Territorialidad” y lo
indicaremos con la letra N. La
notación pasa entonces a ser así:
(2):Ca = (X, Y, N)
Toda
comunicación se caracteriza pues por una propia territorialidad N, con la cual
se pon de manifiesto las múltiples ligazones relacionales definidas por Ca,
mediante las cuales A se define simultáneamente en la relación con los sujetos
que componen el juego de N personas, del que A es miembro.
Consideramos
que no está de más insistir en la importancia de la territorialidad de cada
comunicación, tanto más cuanto ésta puede variar con el tiempo, ser distinta
según los contenidos (X) y no quedar bien definida por parte de los
comunicantes.
La
tesis sobre la territorialidad es que para cada comunicación existe un valor de
N que individualiza el marco relacional del juego de N personas existentes,
dentro del cual surge su coherencia.
De
ahí se deduce que la individualización exacta de ese valor N que se hagan los
participantes será sumamente útil para ellos con el fin de evitar impasse o
paradojas de comunicación.
Otro
de los aspectos de la comunicación interpersonal, que resultan también muy poco
definidos es la Temporalidad.
Queremos
pues poner de manifiesto que además de X (contenido), Y (relación) y N
(Territorialidad), hay que exponer la existencia, en toda comunicación, de un
parámetro que indicamos como T (Temporalidad).
En
efecto, es posible calificar diferentemente cada comunicación, incluso con
relación al intervalo de tiempo (t) dentro del cual los distintos YX, Y, N son
propuestos, por ejemplo a corto, mediano y largo plazo.
Nos
encontramos con la posibilidad de representar la comunicación interpersonal con
la notación:
(3): C = (X; Y; N; T)
Se
trata aquí de un parámetro que habitualmente los comunicantes no especifican.
Puede
ocurrir así que, los distintos componente del juego de N personas comuniquen
con referencia a valores de temporalidad diferentes (corto, mediano, largo
plazo).
El
resultado de esa definición imprecisa de la temporalidad de toda comunicación y
de la relatividad de su interpretación, puede hacer aparecer como irracionales
las conductas – comunicación e inducir a los participantes de acusaciones
recíprocas de falta de lógica.
De
la notación 3) se infiere que toda comunicación se caracteriza cabalmente por
el modo en que en ella están organizados los cuatro parámetros.
El
conjunto de todas las modalidades posibles de combinación de esos cuatro
parámetros constituye entonces el universo finito de las conductas –
comunicación.
Se
deduce que toda comunicación presupone una opción entre diferentes
alternativas, en el sentido que otras comunicaciones no han tenido lugar.
Por
eso, toda comunicación, por ser el resultado de una opción, no puede ser
considerada “neutra”, es decir sin significado con respecto al juego existente.
El
universo de las conductas – comunicación debe interpretarse pues como un
universo que no contiene “cero comunicación2, puesto que incluso lo que se
llama “NO HACER
NADA” es una conducta plena de significado, precisamente por todo
aquello que es conducta excluye mediante la opción.
Por
esta simple constatación se manifiesta una importante propiedad de la
comunicación a la denominaremos “dualidad”, ya que toda comunicación informa no
sólo sobre aquello que se eligió sino además, y a un tiempo, sobre aquello que
se descartó, puesto que no se lo eligió ni se lo puso en práctica.
El
significado de toda comunicación surge entonces de la unión de esos dos
aspectos (niveles), de manera que con el término “dualidad” se indica que toda
comunicación queda definida simultáneamente: (a) por las informaciones que
contiene y (b) por la información que se excluye.
Estas
consideraciones ponen de relieve la dificultad de la decodificación de toda
comunicación, ya que en general, la atribución del significado proviene de un
solo aspecto: el de las informaciones explícitas (aquello que se eligió), pero
también es posible referirse a los opuesto: “aquello que se descartó”.
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 256, 263, 265.
Comunicación
Esto
induce a reflexionar acerca de la extrema complejidad de los niveles
comunicacionales dentro de las organizaciones y las consecuencias que de ahí
derivan.
A
menudo, un individuo insertado en una organización, percibe los rechazos y las
descalificaciones que siente como si estuvieran destinadas “exclusivamente” a
él.
Esto
produce un efecto indudablemente perturbador, que no sólo mina el rendimiento
profesional, sino también el equilibrio de toda la personalidad.
Este
fenómeno ocurre con mayor frecuencia cuando una persona o un grupo llega a
ocupar una “posición clave” en un conflicto entre terceros (personas o grupos),
con respecto al cual o está insuficientemente informado o no lo está en
absoluto.
Todo
contexto relacional; y esto vale también para las familias; es siempre más
amplio que una comunicación entre dos, razón por la cual un mismo mensaje puede
tener, al mismo tiempo, varios destinatarios.
En
el caso del empleado “Q”, aquello que en su nivel parecía ser una
descalificación, funcionaba como garantía en el nivel del vicepresidente y en
el de todos sus subordinados directos.
A
la luz de una óptica “triádica”, como mínimo, no sólo la descalificación sino
también la característica de la comunicación más perturbadora, como puede ser
la desconfirmación, se puede ver de un modo muy diferente.
Según
la óptica “triádica”, el mensaje “tú no estás, no existes en relación conmigo”
no está destinado directamente a una persona como tal, sin que proviene del
dato fáctico de que a esa persona le ha tocado en suerte ocupar una posición,
por así decir, de tránsito de mensajes destinados a otra u otras personas,
mensajes que no se puede, no se debe, no se quiere enviar de modo directo,
claro y explícito.
Desde
esta óptica, también la desconfirmación pierde la connotación moralista de
arbitrariedad y crueldad que inevitablemente transmite desde una visión diádica.
Esta
desconfirmación se nos presenta, antes bien, como epílogo de modelos
relacionales muy complejos que se han estructurado progresivamente en sistemas
conflictuales regidos por imperativos de “prudencia”.
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 32.
Comunidad
Organización
El
individuo recibe, además, su formación total para la vida, inclusa la puramente
personal, de un modo creciente desde fuera de la casa y por medios que le
proporciona no la casa, sino “organizaciones” de todas clases: escuela, libros,
teatro, sala de conciertos, asociaciones, reuniones.
No
puede ya reconocer a la comunidad doméstica como la portadora de aquellos
bienes culturales objetivos a cuyo servicio se coloca, y no se trata de un
aumento del “subjetivismo”, que representa una “etapa” psicosocial, sino una
situación “objetiva” que condiciona ese aumento, y que favorece el encogimiento
de la comunidad doméstica.
No debe pasarse por alto que también se
dan obstáculos a este desarrollo y por cierto en las gradas “más altas” de la
escala económica.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 306.
Comunidad de mercado
Economía de mercado
Un
orden (democrático) socialista (en el sentido de las ideologías corrientes en
la actualidad/1/) no sólo rechaza la
coacción en la forma en que es utilizada, sobre la base de la propiedad
privada, a través de la lucha por el mercado, sino también la coacción directa
que se ejerce en virtud de pretensiones autoritarias puramente personales.
En
realidad, sólo podría admitir la vigencia de leyes abstractas libremente
establecidas, ya fuese éste u otro el nombre elegido.
Por
su parte, la comunidad de mercado tampoco conoce la coacción formal ejercida en
virtud de la autoridad personal.
En
lugar de ésta crea un tipo de coacción aplicable indistintamente en principio a
trabajadores y patronos, productores y consumidores, en la forma enteramente
impersonal de la necesidad de adaptarse a las “leyes” puramente económicas de
la lucha por el mercado, so pena de la pérdida, relativa cuando menos, del
poder económico y, en ocasiones de la posibilidad
económica de subsistencia.
/1/:
escribo en 1920.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 587.
Conducta
Aprendizaje
Bateson
fue el primero en proponer este concepto en su original y complejo análisis
teórico del fenómeno del aprendizaje, análisis teórico que él basó en la teoría
de los tipos lógicos.
Bateson
entiende por “aprendizaje”, en su sentido lato, un “cambio2 de algún tipo y
distingue y clasifica niveles progresivos de aprendizaje, desde el Aprendizaje Cero hasta el Aprendizaje
Cuatro.
Asimismo,
asocia inseparablemente el concepto de aprendizaje con el de contexto, en el
sentido de que “ningún aprendizaje es concebible fuera de un contexto que se supone ser de carácter repetible (piénsese
en un laboratorio experimental, en una clase escolar, en un grupo familiar,
etc.)
Sin
la tesis del carácter repetible del contexto, sostiene Bateson, todo aprendizaje
tendría que estar adscripto a fundamentos puramente genéticos.
Por
ello, define el contexto en su condición de ámbito de aprendizaje, como un
término que reúne todos aquellos acontecimientos que indican al organismo cuál
es el conjunto de alternativas entre las cuales debe realizar la próxima
elección, que es la que guiará su conducta.
Es
importante recordar que el concepto “contexto de aprendizaje”, en lugar de
describir cualidades y características individuales, describe los intercambios
e influencias recíprocas entre el individuo y el ambiente que lo rodea.
Aclaramos
los niveles lógicos sucesivos del aprendizaje:
.a.
El Aprendizaje CERO es la base de aquellos actos no sujetos a corrección “mediante los resultados de aplicar ensayo y error”.
.b.
El Aprendizaje UNO es la corrección de la elección dentro de “un mismo conjunto de alternativas”.
.c.
El Aprendizaje DOS es la corrección de la elección “con
el cambio del conjunto de alternativas” dentro de las cuales se hace una
elección.
.d.
El Aprendizaje TRES es “un cambio correctivo en el sistema de los conjuntos de
alternativas dentro de las cuales se hace la elección.
Es el cambio en el
proceso del Aprendizaje DOS y consiste en una suerte de reestructuración de los
contextos de aprendizaje, como ocurre en la psicoterapia, en las conversiones
religiosas o políticas y en la reorganización del uno mismo.
Bateson
afirma que aquello que denominamos “carácter” (de una persona o la identidad
organizacional) es el resultado del Aprendizaje DOS que estructura gran parte
de las premisas, costumbres y actitudes, las que son difícilmente extirpables.
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 212.
Confianza, Ética
Conducta
En
un principio los dioses antropomórficos (por ej. los jefes) muy poco tienen que
ver con la ética, menos de seguro que los hombres.
Lo
que les sirve es que han tomado bajo su protección esta clase particular de
acciones. Las exigencias éticas frente
a los dioses crecen, sin embargo:
.1.
Con el incremento de poder y, por consiguiente, aumento de las exigencias en
cuanto a la declaración del derecho ordenada dentro de las grandes y pacíficas
entidades políticas;
.2.
Con la extensión cada vez mayor de la concepción racional de la legalidad
natural del acontecer cósmico como un mundo o cosmos ordenado, lleno de
sentido, condicionado por la orientación meteorológica de la economía;
.3.
Con la reglamentación creciente de tipos siempre nuevos de relaciones humanas
mediante reglas y convenciones e importancia creciente de la mutua dependencia
de los hombres en lo que se refiera a la observación de estas reglas; y
particularmente,
.4.
Con el aumento de la significación social y económica de la confianza en la
palabra dada; la palabra del amigo, del vasallo, del funcionario, de la parte
contraria en un acto de cambio, del deudor, etc., en una palabra, con la
creciente importancia de la vinculación ética del individuo en un cosmos de “deberes” que permiten prever su conducta.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 349.
Conflicto
El
ingeniero (del caso estudiado), aunque coincide con el análisis que hace el
psicólogo social del confuso problema empresarial y aunque acepta que, en
teoría, los objetivos de una empresa deben prevalecer sobre los de los
individuos que en ella trabaja.
Manifiesta
estar decidido a presentar su renuncia porque se considera incapaz de trabajar
en un contexto “demasiado frustrante”.
Formula,
pues un segundo pedido al psicólogo: que lo ayude a renunciar de manera
elegante y correcta.
En
realidad teme, una vez frente al presidente, dejarse superar por la tensión
emocional y perder el control.
Palazzoli,
Mara Selvini, Al Frente de la Organización, Estrategia y Táctica, Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 1986, pág. 36.
Congreso o Parlamento
Los
discursos insustanciales del Parlamento en Alemania suelen desprestigiar a
dicha institución cono el lugar en donde no se hace más que “hablar”.
En
forma análoga, aunque por supuesto mucho más inteligente, tronó Carlisle hace
tres generaciones en Inglaterra contra el Parlamento inglés, lo que no fue
obstáculo para que ´pese se fuera convirtiendo cada vez más en el verdadero
soporte del poderío mundial de aquel pueblo.
Hoy,
en cambio, quiérase o no, ya no es el valor de la propia espada el soporte
físico de la acción rectora (la política lo mismo que la militar), sino que
dicho soporte lo constituyen hoy, antes bien, ondas sonoras y gotas de tinta
(palabras escritas y pronunciadas) totalmente prosaicas.
De
lo único que se trata es de que dichas palabras, órdenes o propaganda, notas
diplomáticas o declaraciones oficiales, las formen, en el Parlamento propio el
espíritu y los conocimientos, la voluntad firme y la experiencia sensata.
En
un Parlamento que sólo puede ejercer la crítica, sin poderse procurar el
conocimiento de los hechos, y cuyos jefes de partido no son puestos nunca en
situación de tener que demostrar de lo que son capaces, sólo tienen la palabra
ya sea la demagogia ignorante o la importancia rutinaria (o ambas a la vez).
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 1101.
Congreso o Parlamento
Parlamentarismo
Se
demuestra en Francia y otros de derecho electoral igual, en que los ministerios
salen sin excepción del Parlamento y se apoyan en su mayoría.
Sin
embargo, el espíritu del Parlamento francés es sin duda muy distinto del
inglés. Solo que Francia no es
precisamente el país en el que se puedan estudiar las consecuencias típicas de
la democracia para el parlamentarismo.
En
efecto, el carácter pronunciadamente pequeñoburgués y, más aún, de pequeño
rentista de su población estable crea condiciones para un tipo específico de
dominio de los “honoratiores” en los partidos y una influencia particular de la
“haute finance” que no se dan en las de un Estado predominantemente industrial.
En
este, la estructura de los partidos franceses es tan inconcebible como por otra
parte la del sistema histórico de los dos partidos de Inglaterra.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 1104.
Congreso o Parlamento
Zánganos
¿Qué
curso siguen ahora los asuntos en el Parlamento? Los discursos que un diputado pronuncia ya
no soy hoy en modo alguno confesiones ni, mucho menos, intentos de convencer a
los adversarios.
Son,
antes bien, declaraciones oficiales del partido dirigidas al país “desde la
ventana”.
Una
vez que los representantes de todos los partidos han hablado alternativamente
una o dos veces, el debate se cierra en el Reichstag
(Congreso).
Los
discursos se someten previamente a la sesión de la facción respectiva, o se
acuerdan en ella todos los puntos esenciales.
Asimismo
se decide allí quién deba hablar por el partido. Los partidos tienen sus peritos
especializados para cada cuestión, lo mismo que la burocracia tiene sus
funcionarios competentes.
Sin
duda tienen también sus zánganos, esto es, oradores de
galería que sólo deben utilizarse cautelosamente con fines
representativos, al lado de sus abejas laboriosas.
Aunque
no sin excepción, rige de todos modos en conjunto la frase de que: quien
realiza el trabajo, tiene influencia.
Y
ese trabajo tiene lugar entre bastidores, en las sesiones de las comisiones y
las fracciones y, para los miembros realmente activos, ante todo en sus
estudios privados.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 1097.
Constelaciones de trabajo
Grupo de Trabajo
En
Intel, los equipos adoptan una diversidad de características.
Existen
básicamente grupos que tienen una definición formal en muchas divisiones de la
compañía, por ejemplo el de la fuerza de ventas territorial, fabricación, etc.
Algunos
de ellos se crean para resolver problemas importantes, muchos de los cuales
tienen una naturaleza interdivisional.
Frecuentemente
llamamos a esta clase de equipo “grupo de trabajo”.
Aunque
los equipos que acabamos de mencionar son importantes, tal vez mayor
trascendencia tengan aún los grupos “invisibles”, que no cuentan con una
definición formal, que no se crean en forma especial.
Surgen
en el momento en que se les necesita para resolver problemas de los equipos y
que se presentan constantemente durante el curso de las operaciones normales.
Es
sólo a través del esfuerzo de estos equipos invisibles como Intel logra cumplir
con sus ambiciosos objetivos.
Se
hace mucho hincapié en la “Dirección del enlace de Operaciones”. Nos desenvolvemos en el mundo de la
dirección matricial y “jefes múltiples”.
En muchos casos, las tareas no están bien definidas y es perentorio
aplicar el principio de la responsabilidad asumida.
La
alternativa consiste en estructurar operaciones importantes de costos fijos,
redoblando los esfuerzos en esta área, de manera que se satisfagan las
necesidades de la dirección de dicho enlace.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 236.
Contar.
¿Qué
quiere decir este charlatán?
¿Por
qué traes a nuestros oídos cosas peregrinas y queremos saber qué quiere decir
eso?
¡Rasgo
maravilloso, que nos pinta a qué habían venido a parar los que aprendieron en
la Odisea que los dioses traman y cumplen la destrucción de los mortales para
que los venideros tengan algo que contar!
Unamuno,
Miguel de; Del Sentimiento Trágico de la Vida, Colección Historia del
Pensamiento, Hyspamérica Argentina S.A., Vol.60, 1984, Pág. 35.
Contradicción
La
condición universal, aunque puramente negativa, de todos nuestros juicios en
general, sea el que fuera el contenido de nuestro conocimiento y la manera en
que esté en relación con el objeto, es que no se
contradigan a sí mismos; si así no es, son de suyo nulos, aun
independientemente del objeto.
Puede
también suceder que aunque nuestro juicio no contenga ninguna contradicción,
enlace sin embargo los conceptos de un modo contrario al objeto o que no se
base en fundamentos a priori o a posteriori, y por consiguiente que sea falso o
esté mal fundado, sin contener, sin embargo una contradicción interior.
Este
principio, pues de que ninguna cosa conviene un predicado que lo contradice se
llama el Principio de Contradicción.
Es
éste un criterio universal de verdad, aunque meramente negativo, por lo que pertenece
exclusivamente a la lógica, puesto que se aplica a los conocimientos
considerados nada más que como conocimientos en general e independientemente de
su contenido, limitándose a declarar que la contradicción los destruye por
completo.
Kant,
Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento
Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.33. Pág.
190.
Control
En Control de producción quedaba definido que para verificar la calidad
podían adoptarse dos posturas:
.a.
asignar a una persona o “inspector de calidad” que controle cada uno (uno por
uno) de los objetos producidos para averiguar si se corresponden con el nivel
de tolerancia aceptable, descartando los inservibles.
.b.
medir periódicamente las características del producto generado o servicio
prestado, computando las tolerancias de aceptación, examinando si dichas
observaciones estadísticas admiten observar algún patrón sobre lo que ocurre
durante el proceso de producción, buscando las causas de los problemas “antes”,
evitando que lleguen a fabricarse elementos inadmisibles.
Costumbre
Consenso
Sobre
todo, la observancia de lo que de hecho se “acostumbra” es un elemento tan
fuerte de toda acción, y por consiguiente, también de toda acción comunitaria,
que cuando la coacción jurídica (invocando por ejemplo, lo que es “usual”) hace
de una “costumbre” una “obligación jurídica”, no añade casi nada a su eficacia
y cuando va contra ella, a menudo con el intento de influir el actuar efectivo,
fracasa.
Pero
sobre todo, la “convención” puede determinar mucho más la conducta que la
existencia de un aparato coactivo jurídico, porque el individuo se halla
entregado, en numerosas relaciones de la vida, a la probación espontánea de su
ambiente, no garantizada por ninguna autoridad de este mundo.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 259.
Costumbre
Convención, Consenso
Si
se entiende por “orden” de una asociación todas aquellas regularidades de
conductas, comprobables de hecho, que componen las características, o por lo
menos las condiciones, del curso real de la actividad comunitaria propia de
menos la asociación o influida por ella, entonces el “orden” sólo en parte Muy
escaso es consecuencia de la orientación por “reglas jurídicas”.
En
la medida en que esa regularidades de conducta están orientadas conscientemente
por reglas, y no hacen de una embotada “habituación”, son en parte, reglas de
“costumbres” y “convención”.
Pero
también, y a menudo de modo predominante, pueden ser máximas de la acción
subjetiva racional con arreglo a fines en interés propio de los partícipes, y
con cuya eficacia cuentan ellos o los demás, y pueden en efecto, contar a
menudo objetivamente, sobre todo gracias a socializaciones o consensus
especiales no protegidos por la coacción jurídica.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 262.
Crédito
El
fundamento más general del crédito “retribuido”, sea en especie o en dinero,
consiste naturalmente en que para el otorgante, las más de las veces como
consecuencia de una gestión mejor, la utilidad marginal de sus expectativas
futuras es más alta que la del que recibe el crédito.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 62.
Creencia
Convicción, Persuasión
La
“creencia” es un acaecimiento de un nuevo conocimiento, que puede fundarse en
motivos objetivos, pero requiere también causas subjetivas en el espíritu del
que juzga.
Si
es valedera para cualquiera que tenga solamente razón, su fundamento es
objetivamente suficiente, y la creencia se llama entonces “convicción”.
Si
solamente tiene su fundamente en la índole particular del sujeto se llama
“persuasión”
Kant,
Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento
Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34., Pág.
339.
Crisis
(La crisis surge) no solo a la rivalidad de
dos industrias de una misma clase, sino al esfuerzo general y simultáneo de
todas ellas para imponerse unas a otras.
Este esfuerzo es hoy tan intenso que el precio
de las mercancías apenas puede cubrir los gastos de fabricación y de venta; de
suerte que, descontados los salarios de todos los trabajadores, no queda apenas
nada, ni aun el interés para los capitalistas.
Pierre-Joseph Proudhon, ¿Qué es la propiedad?;
Hyspamérica; Historia del Pensamiento, vol. 5, 1984; pág. 163.
Culpa
Moral
Podemos
ir aún más allá y arriesgar la presunción de que gran parte del sentimiento de culpabilidad tiene que ser, normalmente inconsciente,
por hallarse la génesis de la conciencia moral íntimamente ligada al complejo
de Edipo, integrado en lo inconsciente.
Si
alguien sostuviera la paradoja de que el hombre normal no es tan sólo mucho más
inmoral de lo que cree, sino también mucha más moral de lo que supone el
psicoanálisis, en cuyos descubrimientos se basa la primera parte de tal
afirmación, no tendría tampoco nada que objetar contra su segunda mitad.
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección
Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 41.
Cultura
Durante
los primeros años de una nueva empresa, es muy posible que los elementos de loa
filosofí9a se encuentren en los valores y las fuerzas que
motivan a su fundador, sea o no consciente de ellos.
A
medida que los problemas se descubren y solucionan, que se adoptan o no
disposiciones y que se superan las crisis, estas filosofías toman forma a
través de las decisiones.
En
este sentido, los conceptos de organización constituyen la base de la filosofía
moral de uno o varios individuos que han dado forma a una empresa por medio de
sus acciones.
Su
concepto de lo correcto e incorrecto, articulado en un entorno socioeconómico
específico, surge visiblemente, surge visiblemente, con el paso de los años,
como una cultura o filosofía.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 153.
Cultura
Una
organización “grande” es similar a nosotros mismos.
Al
igual que tenemos creencias, actitudes, objetivos y hábitos que nos hace
únicos, la organización desarrolla con el tiempo una personalidad
característica, a la cual he denominado “Cultura de su Organización”.
No
obstante, algunas tienen que tomar consciencia por si misma de los valores y
creencias fundamentales que representan.
A
través de un proceso tan explícito como éste, su filosofía puede convertirse en
el elementos más poderosos para vincular las actividades der los empleados
mediante un consenso de la las metas y los valores.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 130.
Cultura
Toda
empresa, desde la más imponente de las corporaciones hasta el más modesto de
los comercios, sabe que edificar una organización no es lo mismo que edificar
una casa.
Esta
tarea podría compararse más bien a las etapas de maduración de un
matrimonio. Una organización que se
encuentra en un proceso constante desarrollo se vendrá abajo si no se le presta
la debida atención.
Si,
por el contrario, lo único que mantiene unida a la compañía es una gran dosis
de entusiasmo, lo más probable es que esa atmósfera ideal y fantástica se
desvanezca en poco tiempo para dar paso a un resquebrajamiento de la
institución.
El
proceso de evolución es lento, normalmente se necesitan muchos años para que
llegue el momento de la transición.
No
obstante, sí es posible advertir otros pequeños pero importantes progresos que
el individuo va realizando y que son fáciles de observar en su actitud y
entrega al trabajo.
(…)No
obstante hay algo de lógico en el ordenamiento de estos pasos. El objetivo es lograr que los empleados se
comprometan a adoptar una actitud menos egoísta y de mayor cooperación en su
trabajo.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 99.
Cultura
Investigaciones
recientes señalan que algunas organizaciones norteamericanas tienen infinidad
de historias y anécdotas que se trasmite, una y otra vez, de generación en
generación.
De
acuerdo con estos estudios, un “valor” que forma parte de una historia
específica será siempre mejor recordado y más digno de crédito que si se
expresa en términos más abstractos.
Estas
historias, que forma una “memoria corporativa” y que pueden estar basadas en
sucesos reales o parcialmente real, es son parte integrante de la cultura de
una organización.
La
cultura de la organización se desarrolla cuando los empleados tienen una amplia
gama de experiencias comunes, como si fueran piedras de toque a través de las
cuales pudieran comunicar infinidad de sutilezas.
Ya
que los directivos de las compañías japonesas han pasado repetidas veces por las mismas
funciones, pueden referirse a un sinnúmero de experiencias compartidas.
Contar
historias y anécdotas y rememorar sucesos simbólicos que les recuerden a cada
uno de ellos el compromiso que han contraído ante ciertos valores y creencias.
Más
aún, este denominador común les proporciona una forma abreviada de comunicación.
En
vista de que la posición teórica, que sustenta el comportamiento del individuo,
está integrada por una serie de conceptos que éste tiene en común con los
demás, es posible suponer ciertas respuestas o acuerdos sin tener que invertir
tiempo negociándolos.
De
este modo, la cultura común crea un ambiente de coordinación que facilita
considerablemente el proceso de toma de decisiones y la planificación de
asuntos específicos.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 50.
Cultura
Durante los primeros años de una nueva empresa, es muy
posible que los elementos de la cultura se basen en los valores y las fuerzas
que “motivan a su fundador”, sea o no consciente de ellos.
A medida que los problemas van surgiendo o se descubren, y
se solucionan, que se adoptan o no disposiciones y que se superan las crisis,
estas acciones toman forma a través de las decisiones.
En este sentido, esos conceptos constituyen la base de la
filosofía moral de uno o varios individuos que han dado forma a una empresa por
medio de sus acciones.
Su concepto de los correcto e
incorrecto, articulado en un entorno socioeconómico específico, surge
visiblemente, con el paso de los años como una filosofía o “cultura”.
En último término, la razón de ser de una organización es
permitir que los individuos colaboren en una
actividad integrada.
Por lo tanto, cualquier de los enunciados de la cultura de
la organización debe subrayar el medio a través del cual se va a lograr esa
cooperación.
Si se desea que las políticas de una cultura corporativa
tengan un desarrollo consistente a lo largo de todas las actividades de la
empresa, este enunciado deberá especificar tres cosas:
.1. La relación de la compañía con su entorno
socioeconómico,
.2. Sus ((misión y visión) fines u objetivos básicos, y
.3. Los medios esenciales utilizados para lograr esos fines
(13).
Estos
conceptos se aclaran mejor en el otro, cuando se trata el desarrollo básico de
una Estrategia.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 153.
Cultura
La
cultura humana –entendiendo por tal todo aquello en que la vida humana ha
superado sus condiciones zoológicas y se distingue de la vida de los animales,
y desdeñando establecer entre los conceptos de cultura y civilización
separación alguna-; la cultura humana, repetimos, nuestra, como es sabido, al
observador dos distintos aspectos.
#1#
Por un lado, comprende todo el saber y el poder conquistados por los hombres
para llegar a dominar las fuerzas de la naturaleza y extraer los bienes
naturales alcanzables con que satisfacer las necesidades humanas,
#2#
Y por otro, todas las organizaciones necesarias para regular las relaciones de
los hombres entre sí y muy especialmente la distribución de los bienes naturales
alcanzables.
Estas
dos direcciones de la cultura no son independientes una de la otra, en primer
lugar, porque la medida en que los bienes existentes consienten la satisfacción
de las [necesidades] ejercen una profunda
influencia sobre las relaciones de los hombres entre sí.
En
segundo, porque también el hombre mismo, individualmente considerado, puede
representar un bien natural para otro en cuanto éste utiliza su capacidad de
trabajo.
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección
Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 214.
Cultura
Cambio
El
proceso de (cambiar una cultura) consiste en presentarles a los empleados una visión amplificada de la incertidumbre y del riesgo
personal (¡¡¿¿sí??!!).
Existe
la posibilidad de que se presente una ineptitud para hacer frente a las
demandas de la participación, de que la nueva franqueza haga escuchar críticas
dolorosas, de que los demás se aprovechen de estas relaciones igualitarias.
Tal
vez, tomando en consideración estos peligros latentes, el empleado promedio
sólo se adherirá a la propuesta cuando la persona que los inste a seguirla, sea
de una integridad suficiente que lo caracterice como un ser probo y confiable.
(De
igual modo que en medio de una crisis de cualquier naturaleza, se acude al Jefe
de Bomberos, al “sargento” del pelotón o a cualquiera que parezca saber lo que
hay que hacer).
Sin
una idea de lo que les espera, los empleados acuden al individuo que actúa con
seguridad en sí mismo
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 183.
Cultura
Filosofía
Aunque
en los Estados Unidos, la mayoría de las empresas no cuenta con un enunciado
completo de su filosofía corporativa (Cultura, Misión y Visión).
Muchas
tienen en mente (pero no escrito, o en la cabeza de la persona que fundó la
compañía) gran parte de ella (esta es la razón por la que nosotros la hemos
dibujado con la forma de “nube” y la coloreamos amarilla (porque blanca no
contrastaría lo suficiente).
Algunas
se iniciaron precisamente con un largo período de gestación, es decir que
existieron en alguna forma durante 40 años, mientras que otros se desarrollaron
y estructuraron apenas muy recientemente.
Las
empresas norteamericanas tienden a apoyar la filosofía con una mezcla de
programas formales de capacitación y con una tradición oral, con objeto de
trasmitirles a los nuevos empleados sus valores y prácticas inherentes.
Cuando
estos métodos comunican consistentemente los elementos de la filosofía a los
nuevos empleados, es posible elaborar un criterio más amplio, profundo y
complejo.
Sin
embargo, la desventaja principal de este sistema es que da cabina a una mayor
inconsistencia y menosprecia a los ideales que, a no haberse escrito parecen no
haberse reflexionado cuidadosamente.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 136.
Cultura
Filosofía, Objetivo
Una
filosofía (cultura) corporativa debe incluir:
.1.
Los objetivos de la organización,
.2.
Los procedimientos operativos de la organización y
.3.
Las restricciones que tiene la organización como institución situada en un
entorno socio económico determinado.
Así
pues, especifica no sólo los fines sino también los medios. En la mayoría de los casos, estos
enunciados estarán incompletos.
En
algunas áreas, los fines no están totalmente especificados, y en otras lo
medios estás parcialmente definidos.
Estos
defectos pueden encontrar su origen en el desarrollo de nuevas tareas, o bien
pueden surgir de la ambigüedad poco usual en
algunas de sus operación es (generalmente las nuevas).
Sin
embargo, se elaborará un enunciado completo de la filosofía que sirva, en
términos generales, a todo empleado y directivo como una guía, tal como indica
por ejemplo el siguiente enunciado:
OBJETIVO: Obtener una
rentabilidad suficiente para financiar el crecimiento de nuestra compañía y
obtener los recursos necesarios para alcanzar los demás objetivos corporativos.
Si
el enunciado de objetivos no incluye las áreas confusas, los directivos
dirigirán sus esfuerzos a aquellos que pueden evaluarse más claramente y que se
hayan determinado de forma oficial; por otro lado, los fines tácitos, tales
como el avance tecnológico o el servicio a clientes, tenderán a perder fuerza y
no se concretarán.
Por
lo general, estos objetivos que no se han definido expresamente sólo podrán
evaluarse a largo plazo, mientras que los de índole financiera se calificarán
mensual, e incluso semanalmente.
Así
pues, Un enunciado completo de objetivos únicamente se presentará en una
compañía que tenga capacidad para lograr la confianza
de sus empleados, que pueda comprender las sutilezas y que sea capaz de
desarrollar relaciones estrechas.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 131.
Cultura
General Motors
Gradualmente,
las miras a largo plazo empezaron a apoderarse de GM.
En
1978, los ejecutivos de esta compañía tenían algo más que informar: el nivel espectacular
de participación de los obreros del taller continúa atrayendo la atención
mundial de la industria, de los sindicatos, de los académicos y de la prensa
misma.
(Es
significativo que, ninguno de ellos llega a prever ni
se hace responsable de como en esas condiciones, la GM en 2009 perdió su
liderazgo como resultado de la producción de modelos que no se vendían y una
fuerte crisis macroeconómica, que desembocó en su bancarrota, sin tener en
cuenta tampoco la eventual responsabilidad de la línea gerencial y directiva ¡vamos!).
Básicamente,
los principios que adoptaron dependen de la perspectiva a largo plazo, de la
nueva planta de la división Packard en Brookhaven (que a largo plazo terminó no
siendo de venta exitosa). Los
elementos que la conforman son los siguientes:
§: Confianza en las relaciones. Sin confianza, cualquier relación humana
degenerará inevitablemente en un conflicto.
Todo es posible si se tiene confianza en los demás.
§: Compromiso. La toma de decisiones en su nivel más bajo
posible, donde están los hechos. Lo
que la gente ayuda a crear, la gente lo respalda.
§: Comunicación. El individuo desea saber y conocer todo lo
que se relaciona con su medio de trabajo.
La ignorancia lastima. Hiere su
orgullo, es un insulto a su inteligencia, despierta temores y se traduce en
resultados que van en contra de la productividad.
§: Mayores expectativas. Un sabio (¿quién podrá ser?) dijo una vez.
“Fija objetivos que se encuentren por encima del nivel ordinario, porque, como
por arte de magia (¡¡!!), entusiasmarán y harán
esforzarse al ser humano.
El orgullo, la satisfacción, son el producto de cumplir
estas tareas difíciles que implican un reto para quien se propone alcanzarlas.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 176.
Cultura
Sublimación
¿Con
qué elementos se constituyen estos diques tan importantes para la cultura y la
normalidad ulteriores del individuo?
Probablemente
a costa de los mismos impulsos sexuales infantiles, que no han dejado de afluir
durante el período de latencia, pero cuya energía es desviada en todo o en
parte de la utilización sexual y orientada hacia otros fines.
Los
historiadores de la civilización coinciden en aceptar que este proceso, en el
que las fuerzas instintivas sexuales son desviadas de sus fines sexuales y
orientadas hacia otros distintos –proceso al que se da el nombre de
sublimación-, proporciona poderosos elementos para todas las funciones
culturales.
Freud,
Sigmund; El Yo y el Ello y otros ensayos, Ediciones Orbis SA, España, Colección
Historia del Pensamiento Hyspamérica, Volumen 9, Pág. 87.
Decisiones
La negociación tiene algunas potenciales consecuencias disruptivas como proceso de
toma de decisiones. La negociación da
casi necesariamente lugar a tensiones en los sistemas de categoría (jerarquía)
y poder en la organización.
Si los que son formalmente más poderosos prevalecen, ello da lugar a una
percepción más fuerte de las diferencias de status y poder (percepción generalmente
disfuncional en nuestra cultura); si no prevalecen, su posición se
debilita.
Simon, Herbert A., Teoría de la Organización, Ediciones Ariel, 1969,
Pág. 144.
Decisiones
El Presidente (Clinton) expresó la enseñanza
general de que los líderes necesitaban estar en paz consigo mismos; no en paz
por completo, pero con la mente y el espíritu más o menos unidos.
…Las actitudes atormentadas producían juicios
sesgados. Si uno estaba alterado, no poseía
el suficiente control para escuchar opiniones contrarias y, sin ellas, era
imposible tomar decisiones prudentes.
Un trabajo como el suyo (jefe del Poder
Ejecutivo) exigía firmeza interior, repitió varias veces, porque las decisiones
tomadas cada día podían ofender y herir a mucha gente.
Branch Taylor, Las Grabaciones de Bill
Clinton, RBA Libros SA Barcelona, 2010, Pág. 451.
Democracia
Hay
que tener muy presente el hecho que hemos encontrado ya diversas veces y que
tendremos que discutir luego nuevamente.
(Y
es) que la “democracia” en cuanto tal, a pesar de fomentar inevitablemente y
sin quererlo la burocratización es enemiga del “dominio” de la burocracia y a
este efecto opone muy sensibles obstáculos e inconvenientes a la organización
burocrática.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 743.
Demostración
Ciencia
(…)Para
construir una demostración hay que satisfacer tres condiciones.
A
saber:
.1.
Las premisas aducidas como prueba de la conclusión han de ser diferentes de la
conclusión que pretenden probar.
.2.
Tenemos que saber que son verdaderas las premisas aducidas. No basta que lo creamos sin que sean
ciertas en absoluto, o que no sepamos que son
verdaderas, aunque de hecho lo sean, y
.3.
La conclusión tiene que seguirse efectivamente de las premisas.
¿Hay
otras condiciones necesarias que (una demostración propuesta) no satisfaga?
Quizás
pueda haberlas; no lo sé.
Pero
deseo subrayar que, según me parece, todos nosotros aceptamos constantemente
demostraciones (basadas en esos elementos) como absolutamente concluyentes,
como dando por solventados ciertos problemas sobre los que antes estábamos en
duda (desde el punto de vista filosófico).
Moore,
George Edward; Defensa del Sentido Común y otros ensayos, Colección Historia
del Pensamiento, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1984, Pág. 156.
Descentralización
Desmembración
Todos
los procedimientos de la técnica administrativa no impidieron que inclusive
para la organización patrimonial puramente burocrática, lo normal fuera un
estado de cosas en el cual las diversas partes integrantes de poder se
sustrajeran a la influencia del soberano a medida que más se alejasen de la
residencia del mismo.
La
esfera más cercana al príncipe está constituida por la administración
patrimonial directa del mismo por medio de sus funcionarios palaciegos: los
“bienes alodiales” del monarca.
Siguen
a ello pas provincias exteriores, cuyos gobernadores rigen patrimonialmente,
pero que a consecuencia de los insuficientes medios de transporte, no efectúan
ya los pavos in bruto, sino que entregan al poder central los excedentes una
vez satisfechas las necesidades locales.
Regularmente
entregan tributos fijo, y con ello debido al creciente alejamiento del poder central,
se hacen cada vez más independientes en la facultad de disponer de la fuerza
militar y tributaria de su distrito.
Por
la ausencia de los medios modernos de transporte surge la necesidad de
decisiones rápidas e independientes de los funcionarios en el caso de ataques
enemigos contra las “marcas” cuyos gobernadores gozan siempre en todas partes
de una gran autoridad.
Y
esto llega finalmente, hasta los territorios más alejados, en los cuales había
jefes sólo nominalmente dependientes que pagaban tributo exclusivamente
mediante continuas campañas de depredación, tal como el rey de los asirios y,
todavía en los tiempos más recientes, los soberanos de muchos imperios negros
han hecho anualmente con respecto a sus territorios inestables y en parte
ficticios.
(…)
La descentralización llega a un caso límite no sólo con el mero deber
tributario y obligación de aportar contingentes militares, sino también en el
hecho de la partición del reino.
Como
todas las relaciones de dominación tanto económicas como políticas son
considerados, como una posesión privada del señor, la desmembración por
herencia constituye un fenómeno enteramente normal.
Pero
esta desmembración no se efectúa regularmente en el sentido de la constitución
de poderes totalmente independientes, no es una “desmembración muerta”, sino
casi siempre únicamente una repartición de ingresos y derechos señoriales para
su disfrute independiente, con mantenimiento por lo menos ficticio, de la
unidad.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 793.
Descentralización
Eficiencia
La fragmentación de las capacidades: los
expertos en eficiencia, con sus estudios de tiempos y movimientos, se han
vuelto frenéticos en la cuestión de reducir las tareas científicamente, a sus
componentes de los movimientos más sencillos.
Por medio de semejante limitación de los
movimientos permiten que la administración tome personas menos capacitadas y,
por supuesto, peor pagadas, y que invierta menos dinero para adiestrarlas.
Los ingenieros de máquinas se han vuelto
igualmente frenéticos en lo referente a diseñar máquinas que puedan ser
manejadas hasta por un tonto.
Packard Vance, Los Buscadores de Prestigio, Eudeba, 1962, Pág. 301.
Desempleo
Siempre lo mismo
El
efecto sobre los mercados de trabajo urbanos de las estrategias constitutivas
del Plan vigente fue diferencial en el período 1991-1995.
Al
respecto, se pueden reconocer tres tipos de aglomeraciones urbanas, a saber:
.1.
Aglomeraciones con base industrial heredada del proceso de sustitución de
importaciones.
El caso paradigmático es
el del Gran Rosario, con tasas de desempleo muy altas y crecientes en el
período.
.2.
Aglomeraciones vinculadas con economías regionales en crisis.
En este segmento
aparecen aglomeraciones donde la base económica es, fundamentalmente, la
actividad económica regional, que, en la gran mayoría de las provincias
periféricas, afronta serios problemas de tipo estructural.
Un caso típico es el de
Tucumán.
.3.
Aglomeraciones con fuerte proporción de empleo público y con reducida actividad
en producción industrial.
En general, estas
aglomeraciones exhibieron tasas de desempleo relativamente bajas, por cuanto el
estado provincial y municipal actuó como compensar de la falta de otras
oportunidades laborales.
Es el caso de Río
Gallegos, como evidencia más destacada.
Rofman,
Alejandro B., en Encrucijadas UBA, revista de la Universidad de Buenos Aires,
Mayo 1996, Año 2 N° 4, Pág. 44. Kliksberg, Bernardo, en Encrucijadas UBA,
revista de la Universidad de Buenos Aires, Mayo 1996, Año 2 N° 4, Pág. 64.
Dialéctica
Ciencia
Tomada
la lógica general por organon, tiene el nombre de “dialéctica”.
Por
diferente que sea la significación dada por los antiguos a esta palabra de la
nuestra, se puede, sin embargo, deducir del uso que realmente hacían, que la
dialéctica para ellos era sólo la lógica de la
apariencia; es decir, un arte sofístico propio para dar a su ignorancia ya a
sus artificios preconcebidos el barniz de la verdad, tratando de imitar
el método fundamental que prescribe la lógica en general y auxiliados de la
tópica para dar curso a las más vanas alegaciones.
Porque
como no nos enseña nada sobre el contenido del conocimiento, y sólo se limita a
exponer las condiciones formales de la conformidad del conocimiento con el
entendimiento, condiciones que, por otra parte, son por completo indiferentes a
los objetos, resulta que la pretensión de servirse de ésta lógica como de
instrumento (de organon) para entender y aumentar sus conocimientos, solo puede parar en una pura charla, con la que se afirma o se niega lo que se desea con la misma
apariencia de verdad.
Kant,
Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento
Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.33. Pág.
136.
Dialogías, Administración
Pintura al óleo y campo
Preparar un discurso para los alumnos, obliga a pensar para no repetirse.
Es
paradojal, muchos de ellos preferirían que se repitiera como el viejo profesor
de Zoología del comercial, que leía sus apuntes en “hojas de carpeta Nº 3
amarillentas del año 47”.
En
este “cogitar”, aparecen ideas como la de lo dialógico, que así se escribe de
lo que se habla en una reciente reunión.
Avisamos
desde ya que, el vocablo tiene sus raíces en la perspectiva sistémica de la
clásica Teoría General.
Si
bien parece un término raro, capaz de estremecer a los discípulos, manejamos
con mayor habitualidad otros similares, derivados y muy relacionados; por
ejemplo, trilogía.
Este
es el nombre que se usa con frecuencia para señalar sagas literarias que se
extienden en tres volúmenes, o siempre una forma de nombrar el tipo de
historias que se desarrollan en varios tomos independientes, con personajes que
se continúan contra un mismo “fondo histórico” o “ambiente”.
Así,
bastante conocida es la denominada “Trilogía de la Fundación”, historia futurista
de Isaac Asimov.
Y…,
sí, también la de Harry Potter.
Con
el tiempo, ambas pasaron a ser “cuatrilogías”, “pentalogías”, sin que sepa hoy
por qué “logía” van.
Por
lo tanto, es claro que “dialogía” se refiere a “dos” y no algo que se refiera
al lapso de 24 horas.
Se
dice que este nombre corresponde a relaciones que muestran asuntos, elementos o
conceptos con dos extremos o terminales nítidamente identificables, cada uno de
los cuales es completa y totalmente opuesto, diferente o extraño del otro.
La
dialogía se completa y contiene una amplia zona intermedia continua, sin
separaciones y de una variedad incremental cuya característica más notoria es
que a medida que se aleja de un extremo, el estado presente se parece cada vez
menos al precedente y cada vez más al que le sigue en la secuencia.
También
se lo define como “...la asociación compleja (complementaria, concurrente o
antagónica) de etapas necesarias -CONJUNTAMENTE NECESARIAS- para la existencia,
funcionamiento y desarrollo de un objeto (una teoría como la Administración, o
incluso la organización)(1).
El
vocablo “dialogía” ha venido siendo presentado por Jorge Etkin en
la Administración de nuestro país, particularmente en “Identidad de las
Organizaciones”(2).
La
idea de “dialogía” es que mientras por una parte muestra la existencia de
extremos y de un intervalo continuo de elementos en la parte media, no se trata
de partes ni de contraposiciones o dialécticas, sino que se preserva la “unidad
en la diversidad”.
Puede
haber extremos, visiblemente antitéticos, pero se preserva la unidad.
La
idea de extremos de un continuo que ya está presente en el subtítulo, también
lo estaba en otras obras anteriores, aunque sin embargo no figura la palabra
como tal.
Aunque
se le puede inferir, no se le encuentra en “Sistemas y Estructuras” ni
“Viabilidad”, así que por ahora no podemos ser más específicos.
En
la vida cotidiana casi todas son “dialogías”: el viejo dial analógico de los
receptores de radio, la famosa concepción entre el bien y el mal, la vida y la
muerte, Menotti y Bilardo, republicanos y demócratas, Messi y Maradona, el
Campo y el Gobierno, honrados y ladrones, etc.
Cierto
que algunas son falsas dialogías: Menotti ganó el campeonato mundial con la
“mano” de un gobierno dictatorial y represor; en tanto que Bilardo, que ganó el
otro con la “mano de Dios”, ponía fuera de sí a los contrarios, enojándolos con
escupidas y alfilerazos, formó un conjunto que además tenía buenos jugadores
(incluyendo uno de Ferro).
Los
ejemplos del fútbol nos pueden enseñar mucho, pero no hay que olvidar las
diferencias.
Las
dialogías están tan presentes en la Administración, que quizás, no haya otra
cosa.
Vemos
otra dialogía en la conocida tendencia a la balcanización (fragmentación) que
ocurre en la configuración “Divisional”, dónde la Casa Central tiende a
“centralizar” y las Sucursales a “independizarse”, lo que mostramos aquí.
No
obstante, el mismo Etkin(4) acepta a regañadientes
las metáforas en administración,
“…una
ayuda para evocar imágenes que permiten construir mensajes sintéticos que
destacan lo esencial de las cosas, (…) pertenecen a un nivel de análisis
particular, (y son) un peligro (si se usan siempre) para tratar situaciones
diferentes como si fueran semejantes…”.
Concepto
que se empareja dificultosamente con la idea previa de Henry, aunque Jorge, sus
razones tiene, sin duda…
Reconociendo
a las metáforas su carácter sintético, viene bien introducir una de pintura,
puesto que es historia del arte el tema que he estado recientemente releyendo,
y por tanto un tipo de argumento que tengo a la mano.
Se
refiere a los “impresionistas”.
Ellos
se corresponden con la pintura que siempre amamos; aún antes de saber quiénes
eran; por los temas o por más modernos; a quienes sentíamos cercanos a nosotros
en el tiempo.
Manet,
Renoir, Degas, Cézane, Gauguin, un grupo de artistas de fines del siglo XIX.
Una
definición de ellos, y por tanto también metafórica, es la de que fueron los
primeros en salir a “pintar al aire libre”, estudiar temas tomados directamente
del natural, o cuando la “impresión” estaba todavía muy fresca (¿quizás el
conocido “contexto”?).
Por
su parte, los “expresionistas”, que evolucionaron a comienzos del siglo XX,
tomaban su nombre de la idea de dar importancia al mundo de las emociones
internas, “expresando” las propias experiencias; un proceso de creación muy
amplio.
Este
debía ir desde el interior al exterior, plasmar la realidad mediante los
recursos del espíritu, expresar el alma, y “no la habilidad en el uso de la
técnica”. Y así empieza la pintura “abstracta”.
No
puede olvidarse a Matisse, pero fue Kandinsky para quien el siglo XX era el
“siglo de lo interior” (y en este sentido, venía Freud trabajando), frente al
siglo XIX, “el siglo de lo exterior”, una categorización que Hitler y Bush se
han ocupado de modificar (aunque en tiempos más actuales parece que Trump desea
revivir).
Debe
resultar claro, en este punto, que impresionismo y expresionismo son los
extremos de alguna clase de continuo.
Uno
implica reconocer el ambiente, el contexto, y el otro dar salida al mundo personal,
creativo, intenso y místico.
Tenemos
muchas de estas variedades, y no es que se las reconozca sólo ahora.
La
importancia de considerar el ambiente se volvió cuestión crucial luego de la
Crisis del 29, y desde entonces, aún más hoy, no ha dejado de tenerla.
Respecto
al “afuera”, el bastante olvidado Peter Drucker(5), señala que “…los resultados no se producen
dentro sino fuera de la empresa (…)”.
En
todos los casos el que resuelve se halla fuera y no dentro de la
organización…”.
Expresionismo
es el “hombre X” de McGregor, e impresionismo el “hombre Y”, de igual modo que
se contraponen la Tecnoestructura y el Staff, o los “administradores” y los
“lideres”.
El
“dentro” es su más inmediata y próxima realidad, en tanto ve lo exterior de
modo distorsionado, si es que lo ve.
Lo
que ocurre fuera no se capta, sino mediante un filtro interno de noticias,
excesivamente abstracto que hace predominar el criterio de pertenencia a la
organización a la realidad externa.
Se
puede conjeturar sobre los perjuicios de llevar al “extremo” esta situación
leyendo el punto “Problemas en la toma de decisiones en grupo, el Pensamiento
Dominante”.
En
tanto, la creatividad interior, que depende mucho del genio –que “no todos”
tenemos dentro-, debe ser alimentada con “afueras”, y sólo servirá a las
organizaciones en tanto que pueda “expresar” necesidades prácticas de los
clientes y no inventos inútiles para sacar brillo a la chapa de la puerta de
nuestra oficina.
No
basta una creatividad descontrolada; los sueños son imprescindibles, pero ellos
necesitan de la contabilidad rigurosa, las mediciones precisas, los costos
determinados, prototipos y pruebas para que las ideas puedan ser operativas y
generen flujos de fondos positivos.
Es
decir, tener presente una frase popular: “no hay creatividad sin congruencia”.
Bien,
pero hubo un “postimpresionismo”, que en rigor de verdad eran los
continuadores, a los que el Salón de 1910 no se animaba todavía a bautizar
de un modo diferente.
En
conclusión; como en casi todo, como en casi todo en administración; ni una cosa
ni la otro: un punto en alguna parte de ese intermedio indiscreto que hemos
señalado.
En
este punto, eso es todo lo que queríamos decir sobre este tema, al cabo lo
suficiente para “mantenernos cerca de los amigos, pero aún más cerca de los
enemigos…”
(1): Morin E., El Método,
Tomo 3, El Conocimiento del Conocimiento, 1977, Pág. 109.
(2): Etkin J.,
Schvarstein L., “Identidad de las Organizaciones: Invariancia y cambio”,
Editorial Paidós, 1992.
(3): Mintzberg H., La
Estructuración de las Organizaciones, (Prentice-Hall, 1979), Ariel 1984, Pág.
519.
(4):.Etkin J., Paradigmas
del Orden y la Complejidad, Editorial Tesis, 1989, Pág. 18.
(5): Drucker P., El
Ejecutivo Eficaz, Editorial Sudamericana, 1969, Pág. 21.
Nesprías, José María; Jornada Académica, FCE
UBA, 4-10-07.
Dirección
Se sentaron uno frente al otro en unos
sillones macizos y anticuados; él sobrio y correcto, con traje azul marino y
corbata gris de seda.
-Tiene aspecto de banquero.
-Es el
mejor modo de vestirse, si uno no desea que le paren los porteros o
los funcionarios de aduanas.
Borchgrave Arnaud de y Moss Robert Moss; El
Pincho; Plaza y Janés Editores; 1981; Pág. 210.
Dirección
Para el líder, las grandes decisiones no son
problemas, el problema es hacerse cargo de los detalles y las consecuencias que
las decisiones producen en personas individuales conocidas.
Citado a Dwight David “Ike”
Eisenhower
en junio 1944
Dirección
Ahora, la culpa ha sido de los jefes, que
distribuyen los premios por favor más que por mérito; pero en adelante culpaos
a vos mismo si no vinieseis a mí, y me dijeseis lo que echáis de menos; y dicho
esto le regaló un caballo hecho a la guerra, y le remuneró con otros
premios, con lo que desde entonces lo
tuvo muy adicto y muy apasionado.
Plutarco, Vidas Paralelas; Siglo I (DC), Cía.
Editora Espasa Calpe Argentina SA., 1949, Pág. 76.
Dirección
Se puede conseguir más siendo amable con un
revolver en la mano que solamente siendo amable.
Comentario atribuido a Al Capone reproducido
en la película “Los Intocables”; Paramount Pictures; 1987.
Dirección
La dirección estratégica es un enfoque
sistemático hacia una responsabilidad mayor y cada vez más importante de la gerencia general; es decir; relacionar
a la empresa con su entorno estableciendo su posición; de tal manera que
garantice su éxito continuo y la proteja de las sorpresas.
Harry Igor Ansoff; La Dirección Estratégica en
la Práctica Empresarial; Addison-Wesley-Longman; 1997; Pág XVI.
Dirección
Los seguidores, aunque son generalmente
capaces, son mucho menos impetuosos que los líderes.
El seguidor quiere verse a sí mismo como la
extraordinaria mano derecha del
principal, respetado por todos y admirado por
muchos de los niveles jerárquicos
inferiores; tiende a ser más
conservador, a no manifestarse hasta que la opinión general quede en claro y el
grupo haya asumido ya los riesgos.
Alonzo Mc Donald gerente francés de Mc Kinsey;
Administración de Empresas Tomo V b; Ediciones Contabilidad Moderna; 1974; Pág
1120.
Dirección
Carlomagno pensó mantener en sus límites el
poder de la nobleza, e impedir la opresión del clero y de los hombres
libres. Atemperó las órdenes del
Estado de tal manera que se hicieran contrapeso, quedando él como señor…
(…) Condujo a la nobleza, continuamente, de
expedición en expedición; no le dejó tiempo para que formase sus designios y la
ocupó por entero en seguir a los suyos.
El imperio se mantuvo por la grandeza de su
jefe: el príncipe era grande, pero el hombre lo era aún más.
(…)Hizo reglamentos admirables, y además los
hizo cumplir.
(…)En sus leyes se descubre un espíritu de
previsión que lo abarca todo y cierta fuerza que todo lo arrastra.
Los pretextos para eludir los deberes quedaron
suprimidos, las negligencias se corrigieron, los abusos se reformaron o se
previnieron. Sabía castigar, pero
sabía perdonar aún mejor.
Vasto en sus designios, sencillo en su
ejecución, nadie le igualó en el arte de hacer las mayores cosas con facilidad
y las difíciles con prontitud.
El Espíritu de las Leyes, Carlos de Secondat,
barón de Montesquieu Hyspamérica, Historia del Pensamiento, Volumen 31, 1984,
Pág. 537.
Dirección
Las máquinas computadoras quizás pueden realizar el trabajo de una docena
de hombres ordinarios, pero no hay ninguna
máquina que pueda realizar el
trabajo de un hombre extraordinario.
E. B. White, citado
por Peter, Laurence J; La Pirámide de Peter; Plaza y Janés; 1986; Pág. 197.
Dirección
Los seguidores; aunque son generalmente
capaces; son mucho menos impetuosos que los líderes.
El seguidor quiere verse a sí mismo como la
extraordinaria mano derecha del principal; respetado por todos y admirado por
muchos de los niveles jerárquicos inferiores; tiene a ser más conservador; a no
manifestarse hasta que la opinión general quede en claro y el grupo haya
asumido ya los riesgos.
Alonzo Mc Donald; director francés de Mc
Kinsey; Administración de Empresas; Tomo V B; 1974; Ediciones Contabilidad
Moderna; pág. 1120.
Dirección
Cuando Mayo habló sobre el administrador, él no refería al gerente del
establishment o a ser un mejor productor fabril, uno de esos que “arrastran los
pies”, un contador lleno de números, o a un vendedor de alto rendimiento.
Él no pensaba en cómo ganar dólares rápidos, a cómo forjar un Napoleón o
un Hitler, o a cómo optimizar tiempos y movimientos.
Él señalaba a un director de la emergente nueva sociedad; que la ciencia
y la tecnología de forma lenta pero segura creaban; y al conocimiento y las habilidades que esta persona inexistente, –un antihéroe-, necesitaría para
hacer más competentemente su trabajo, imprescindible en el Siglo XX, un trabajo que
podría ser importante,
significativo, de mérito o excitante, y
no sólo parecer como si lo fuera.
Fritz J. Roethlisberger
Dirección
En su calidad de primer ayudante, se hallaba
muy ocupado supervisando a 25 jefes de división y 250 empleados fijos y
controlando el empleo de unos 30 o 35 millones de dólares por lo cual, era
lógico que no pudiera dedicar su tiempo a ocuparse de lo que hacía su asociado,
con el que jamás había colaborado.
Éste tenía su propio estilo de dirigir, y
precisamente las divergencias en el modo de ver cómo debe llevarse a cabo una
función directiva es una de las cosas más serias que pueden separar a dos
personas.
Bernstein Carl y Woodward Bob; Todos los
Hombres del Presidente; Librería Editorial Argos SA; 1976; Pág. 257.
Dirección
Era práctica habitual entre los directores de
nuestras delegaciones en el extranjero hacer llamar a sus despachos a los
nuevos agentes; echarles el brazo por el hombro de forma efusiva.
Y con camaradería; prometerles nuestro pleno
apoyo en todas sus actividades; rogarles
encarecidamente que viniesen a comunicarnos sus preocupaciones -“esta puerta
siempre estará abierta para vosotros; chicos”- y luego emplear una táctica de
tenaza para condenarlas al más completo ostracismo.
Larry Collins; Águilas Negras (novela); Plaza
y Janés Editores SA; 1998; pág. 46.
Dirección
En medio de todo este bullicio, no es la razón
la que se lleva el premio, sino la elocuencia: no hay hombre que desespere de ganar prosélitos para las más
extravagantes hipótesis con tal de que se dé la maña suficiente para ser
presentarlas con colores favorables.
No son los guerreros, los que manejan la pica
y la espada, quienes se alzan con la victoria, sino los trompetas, tambores y
músicos...
Hume David; Tratado de la Naturaleza Humana;
Hyspamérica Ediciones Argentina SA; 1984; Pág. 78.
Dirección
Así fue que, desconfiando de nosotros, y con
los ojos cerrados voluntariamente, nos entregamos a discreción en manos de
alguno a quién creíamos de vista aguda y clarividente; no precisamente el guía
mejor por propia elección nuestra, sino el primero en cuyos brazos nos echó la
suerte.
Esta apática indolencia nuestra es lo que
quieren los conductores perversos, más deseosos de su gloria que de la verdad,
para que la cosa se disgregue y parta en partidos y sectas, con el fin de que
aquello que con buenas artes no pueden conseguir lo extorsionen con la
discordia.
Vives Juan Luís; Las Disciplinas (1531);
Hyspamérica; Historia del Pensamiento, Volumen 83, 1985; pág.61.
Dirección
En agosto de 1940, durante la II Guerra
Mundial, Pierre Laval; primer ministro colaboracionista posterior
a la invasión alemana de Francia;
visitó a Stalin; autócrata dictador de la Unión Soviética (Rusia); para
pedirle, entre otras cosas, que moderara sus ataques contra la religión porque
lo perjudicaba frente a su propio pueblo y lo indisponía con el Vaticano.
Stalin pregunto: “¿El Vaticano?..., ¿cuántas
divisiones tiene el Vaticano?
Bien, ahora podrían preguntar respecto a
vuestro jefe: ¡Eh Jefe!; ¿cuantas divisiones tiene Jefe?
Tiene las que tiene, algunas, pocas, no son ni
buenas ni muchas, pero son las de él.
Si pide que hagan algo o vayan a alguna parte, y no atienden su pedido;
¿qué cree que pasa?
Cuando desea contar con sus “tropas”, y no las
tiene, ¡se enoja mucho!
Dirección
Decisiones
El arte de los negocios es el arte de tomar decisiones irrevocables
sobre la base de información inadecuada
Anthony
Robert N., La Contabilidad en la Administración de Empresas, UTEHA, 1964, Pág.
8.
Dirección
Limitación del rendimiento
Toda
apropiación por los trabajadores de los puestos de trabajo de las explotaciones
lucrativas, así como, al contrario, toda apropiación de la utilización de
trabajadores (“serviles”) por el propietario, significa una limitación del
reclutamiento libre de la mano de obra; o sea, dela selección según el óptimo
técnico de rendimiento del trabajador, y por tanto, una limitación de la
racionalización formal de la economía.
Fomenta
materialmente la limitación de la racionalidad técnica:
.1.
En caso de estar apropiada por un propietario la utilización lucrativa de los
productos del trabajo:
.a.
por la tendencia a marcar contingentes en las prestaciones de trabajo
(tradicional, convencional o contractualmente).
.b.
por la disminución 0 –en caso de libre apropiación de los trabajadores por el
propietario (esclavitud)- desaparición completa del interés propio del
trabajador en el rendimiento óptimo.
.2.
En caso de que la apropiación sea por parte de los trabajadores; por conflictos
entre el interés propio de los trabajadores en mantener el nivel de vida
tradicional y el deseo de quien los retribuye
.a.
de forzarlos en su trabajo a un rendimiento técnico óptimo, o
.b.
de aplicar medios mecánicos en sustitución de su trabajo.
Para
los señores está siempre a mano la transformación de la utilización en una
simple fuente de renta.
Por
eso una apropiación por los trabajadores de la utilización lucrativa de los
productos del trabajo favorece siempre cuando las demás circunstancias son
propicias, la expropiación, más o menos completa, de la dirección al
propietario.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 100.
Dirección
Pereza
(Hemos hablado) de la longitud de los
telegramas.
Considero esto un mal que debe ser
contenido. Los ministros y embajadores
en el exterior parecen creer que cuanto mayor sea el volumen de sus informes tanto mejor será el desempeño
de sus misiones.
Se envían toda clase de habladurías y rumores; sin tener en cuenta
su verosimilitud. Aparentemente la
intención es (solo) mantener una charla interminable que nadie trata nunca de
abreviar.
Sugiero
que se envíe una directiva
general; pero que además los telegramas
excesivamente frondosos o
triviales sean criticados en ese sentido; informando a sus autores que
“este telegrama era demasiado largo”.
El no comprimir los conceptos dentro de límites razonables denota una simple
pereza. Personalmente trato de leer
todos…; pero su volumen parece aumentar de día en día.
Winston S. Churchill; 11 de enero de 1941; La
Gran Alianza; Editorial Peuser; 1961; pág. 635.
Dirección
Rendimiento
En una gran compañía de seguros se realizó un
estudio de veinticuatro secciones para averiguar qué tipo de dirección producía
los mejores resultados en materia de rendimiento.
Durante mucho tiempo existió la suposición, de
que el directivo de tipo indulgente, democrático es menos eficaz que el que
dirige como un rebaño a sus subordinados.
Se lo supone víctima de la debilidad de la
indulgencia, porque quiere demostrar qué gran sujeto es.
El estudio de la compañía de seguros produjo
clara pruebas en contrario. Se
descubrió que los jefes de sección que vigilan de cerca el trabajo de sus
empleados, y dan detalladas instrucciones, tienen menos éxito en lo referente a
llegar a los objetivos de rendimiento que los jefes de sección que conceden a sus
empleados libertad para realizar su labor en la forma que mejor les parezca.
Packard Vance, Los Buscadores de Prestigio, Eudeba, 1962, Pág. 341
Dirección
Resultados
Las instrucciones de Bobby (Robert Kennedy;
Secretario de Justicia de Estados Unidos; 1961) eran las siguientes: “No se
detengan ante nada.
Si tienen problemas; vengan a verme. Cumplan con su deber; y si no pueden
hacer bien su trabajo; lárguense”.
Kennedy Robert F. en “A Su Manera”; Kitty Kelley;
Emecé Editores; 1987; pág. 336
Dirección
Resultados
La mejor manera de realizar grandes progresos;
de forma mucho más rápida de lo que la gente cree; es dejar de lado las
excusas.
Suskind Ron; El Precio de la Lealtad;
Editorial Océano; 2004; pág. 300.
Dirección por
objetivos
Jack Beatty relata que, Miss Elsa, la maestra particular del niño Peter
encontró la manera de hacerlo responsable de su propio aprendizaje.
Le dio una pequeña libreta y le pidió que anotara al principio de cada
semana qué conocimientos esperaba
adquirir y, que luego, controlara al final de la misma los resultados obtenidos
y los comparada con sus expectativas.
Probablemente con este
sistema, Miss Elsa inventó para el
alumno la idea de la “Administración por Objetivos” o “Dirección por
objetivos”, un concepto que la posterioridad reconocería como de su
indiscutible firma.
Beatty, Jack, El Mundo según Peter Drucker, 1998.
Dirección y Cultura
(Un
adecuado) examen revelará la relación que existe entre una estrategia
empresarial y una filosofía de dirección.
Toda
compañía tiene algún tipo de estrategia de negocios que, con frecuencia se
refiere simplemente a OBJETIVOS FINANCIEROS, tales como participación de
mercado, incremento de ventas y evaluaciones de costos o rentabilidad.
En
otras ocasiones, la estrategia se ocupa del desarrollo tecnológico, competencia
directiva y otras metas MÁS GENERALES.
No
obstante, RARA
VEZ se considera que pueda haber
alguna conexión explícita entre la forma de enunciar los objetivos y la
necesidad de comprender la naturaleza de la organización.
Pero
la relación es fundamental e íntima.
Ouchi,
William, Teoría Z, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., 1982, Pág. 104.
Dirigente
Cuadro Administrativo
La
existencia de una asociación depende por completo de la “presencia” de un
dirigente y eventualmente de un cuadro administrativo.
O
sea, dicho de un modo más exacto: de la existencia de la probabilidad de que
pueda tener lugar una acción de personas dadas, cuyo sentido esté en el
propósito de implantar el orden de la asociación.
Es
decir, que existan determinadas personas puestas para actuar, en caso dado, en
ese sentido.
Es
por lo pronto, conceptualmente indiferente aquello en que descanse esa posición,
bien sea por devoción tradicional, afectiva o racional con arreglo a valores
(deberes feudales, de cargo o de servicio), o por cálculo de intereses
racionalmente sopesados (intereses por sueldos, etc.)
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 39.
Disciplina
Ciencia
La
“presión” con que se restringe la constante tendencia a
apartarse de ciertas reglas hasta acabar eliminándola, se denomina
“disciplina”.
Es
distinta del “adiestramiento” que solamente pretende proporcionar una aptitud
sin suprimir en cambio otra ya existente.
Por
consiguiente, para la formación de un talento que de suyo tenga ya la tendencia
a manifestarse, la disciplina hará una contribución negativa, y el
adiestramiento y la enseñanza una contribución positiva.
Cualquiera
concederá fácilmente que el temperamento, lo mismo que los talentos que se
permiten un movimiento libre y sin cortapisas (como la imaginación y el
ingenio), necesitan disciplina en más de un aspecto.
(…)Ya
sé que en el lenguaje académico se suele emplear el nombre de disciplina como
sinónimo del de instrucción; sin embargo, hay en cambio otros tantos casos en
que el primer término se distingue tan cuidadosamente –en el sentido de
obediencia- del segundo -en el de enseñanza-.
Y
la naturaleza de las cosas exige también que se conserven para esta distinción
los únicos términos apropiados, que yo desearía que no se permitieran emplear
nunca esa palabra en otra acepción que la “negativa”.
Kant,
Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento
Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34., Pág.
446.
Disciplina y Secreto
División de Poderes
La
técnica constitucional y administrativa de Venecia se ha hecho famosa por la
realización del tipo de una tiranía patrimonial estatal de la nobleza urbana
sobre una amplia zona territorial y marítima merced a un riguroso control
recíproco de las familias nobles.
No
se resquebrajó su disciplina porque, lo mismo que los espartanos, mantuvieron todos
los medios de poder en sus manos con una observancia tan rigurosa del secreto
oficial como en ningún otro país.
Esto
fue posible, en primer lugar, por aquella solidaridad de intereses en el
interior y en el exterior que resaltaba a los ojos de cada uno de los miembros
de la asociación, interesada en poderosas ganancias monopólicas, y producía el
acomodo de cada particular en la tiranía colectiva.
Pero
fue llevaba a cabo técnicamente,
.1.
Mediante una división concurrente de poderes en las magistraturas centrales,
los diversos colegios de la administración especial, casi todos ellos provistos
de facultades judiciales y administrativas, concurrían en la competencia
ampliamente;
.2.
Mediante una división de poderes, tipo división del trabajo, entre los
funcionarios, siempre nobles, como pertenencias: la administración judicial,
militar y financiera estaban siempre en manos de diferentes autoridades;
.3.
Mediante el breve plazo de todas las funciones o cargos y su sistema “misático”
de control;
.4.
A partir del siglo XIV, por la corte política inquisitorial del Consejo de los
Diez, que fue una comisión investigadora creada para un caso de conjura y se
convirtió en magistratura permanente para los delitos políticos y, finalmente,
vigiló toda la conducta política y personal de los “nóbili” y no pocas veces
anuló acuerdos del Gran Consejo; en una palabra tenía en su manos una especie
de poder tribunicio cuyo manejo rápido y secreto puso su autoridad en primer
lugar.
Era
terrible sobre todo para la nobleza, mientras que constituía la magistratura
más popular entre los súbditos desprovistos de poder político, para los que
ofrecía el único medio, pero muy efectivo de queja contra los funcionarios
nobles.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 979.
Disimulo
Apariencia, Moralidad
En
la naturaleza humana hay cierta improbidad que en definitiva, como todo cuanto
viene de la naturaleza, debe contener una disposición a buenos fines: una
propensión a disimular los propios sentimientos y hacer gala de otros, fingidos que se tienen por buenos y loables.
No
cabe la menor duda de que con esa tendencia tanto a disimularse como asimismo a
adoptar una apariencia que les sea ventajosa, los hombres, no sólo se
“civilizaron”, sino que además hasta cierto punto se “moralizaron” poco a poco,
porque como nadie podía penetrar a través del embellecimiento de decencia,
honorabilidad y moralidad, cada cual encontraba para sí mismo una escuela de
perfeccionamiento en los presuntos genuinos ejemplos de bien que veía a su
alrededor.
Más
esa inclinación a aparentar ser mejor de lo que se es,
y a hacer gala de sentimientos que no se tienen, solo sirve por así decir
“provisionalmente” para sacar al hombre de la brutalidad y hacerle adoptar por
lo menos las maneras del bien que él conoce, puesto que luego, una vez que los
principios auténticos se han desarrollado y han pasado al modo de pensar, es
preciso combatir cada vez más enérgicamente es falsedad, porque de lo contrario
corrompe el corazón, y los buenos sentimientos no pueden prosperar entre la
maleza de la bella apariencia.
Kant,
Immanuel; Crítica de la Razón Pura, Colección Historia del Pensamiento
Hyspamérica, Hyspamérica Ediciones Argentina SA., Buenos Aires, Vol.34., Pág.
463.
Riqueza Distribución, Pobreza
Decadencia Clases medias
Algunos
afirman que la desigualdad de las fortunas (la
desigualdad en la distribución de la riqueza) no ha aumentado sensiblemente
durante los años setenta y ochenta (ver que en Argentina, como era habitual,
este fenómeno se produjo con cierto “delay” o atraso, exteriorizándose con
furor en la década de los 90’).
Eso
es negar las abrumadoras pruebas en contrario, es ignorar deliberadamente los
indicio0s que nos suministran el aumento de la pobreza, la disminución de las
clases medias.
(Asimismo)
la decadencia del ingreso medio asalariado, el rápido aumento del número de
multimillonarios en paralelo con el del número de los sin hogar, los máximos
históricos de los tipos de interés y la exagerada especulación bursátil.
También
están los que sí admiten el hecho de la creciente desigualdad económica durante
los años ochenta, pero que como los avestruces prefieren ocultar la cabeza
debajo de la arena y negar el peligro.
Para
ellos, no hay contradicción entre la disparidad de las fortunas y el interés
general. “¿Qué hay de malo en ello?”,
dicen.
Mi
respuesta es que la concentración excesiva de la riqueza representa un cáncer
social que, en el mejor de los casos, sirve para mermar el nivel de vida
general, y en condiciones desfavorables precipita las depresiones y, por qué
no, las revoluciones.
Opino
que la concentración de la riqueza ejerce los efectos deletéreos siguientes
sobre cualquier sistema económico (si le resultan familiares, no es casualidad
ni error):
.1.
Favorece las absorciones de empresas y la tendencia a la formación de
monopolios, siendo por tanto contraria a la libertad de empresa.
.2.
Priva de incentivo a la laboriosidad y fomenta la especulación.
.3.
Incrementa el endeudamiento interior.
.4.
Favorece el aumento de los tipos de interés.
.5.
Fomenta el déficit comercial.
.6.
Socava la estabilidad del sistema bancario.
.7.
Acaba por desencadenar las depresiones.
.8.
Suele crear las condiciones para que se produzcan disturbios violentos.
Batra,
Ravi; Cómo Sobrevivir a la Gran Depresión de 1990, Editorial Grijalbo SA,
Argentina, 1989, Pág. 246.
Diversificación
Hay
muchos motivos para ampliar actividades hacia otros sectores vecinos del suyo
actual.
La
Diversificación es un seguro contra los malos tiempos debidos al aumento de la
competencia, contra los peligros imprevistos y contra las depresiones.
Pero
incluso bajo circunstancias más favorables, la diversificación sólo sale bien
cuando se orienta hacia actividades similares; la adquisición de un negocio
totalmente desconocido es un gran riesgo, porque tendrá usted que aprender el
oficio partiendo de cero.
Puede
resultar también más costoso y más difícil que tratar de diversificarse hacia
actividades similares a las que ya conoce.
Ante
la proximidad de un desastre económico, al menos se verá obligado a explorar
zonas incógnitas.
Los
mejores candidatos a la diversificación son los comercios al por menor, y la
actividad más idónea que pudiera usted añadir a su negocio de base es algún
tipo de taller de reparación.
Si
tiene una tienda de videos, añada un servicio de reparación de videos; si es de
electrodomésticos, repare electrodomésticos; si es una tienda de muebles,
añádale un taller de ebanistería, y así sucesivamente.
Otro
sector que promete, de cara a la diversificación, es la reventa de artículos de
segunda mano.
Un
negocio de muebles nuevos podría tener una sección de muebles usados, recibido
en consignación o como primer pago de una renovación de mobiliario.
Quizás
le desagrade a usted eso de mezclar lo nuevo con lo viejo, especialmente si
lleva artículos de gran calidad y precio elevado.
Pero
piense que los vendedores de autor hacen lo mismo, sin que tal práctica haya
supuesto para ellos ninguna estima.
Como
dice James Cook(1): “…la diversificación
ideal sería aquella que estuviese totalmente a prueba de recesiones y fuese
refractaria a toda clase de ciclos económicos.
Seguramente
no existe una compañía así; lo más parecido sería un tipo de negocio
susceptible de contrarrestar la naturaleza cíclica de su actividad principal…”
Seguramente
la diversificación hacia un sector emparentado es buena idea cualquiera que sea
la naturaleza de la actividad principal.
Pero asegúrese de que tal diversificación no le resulte demasiado costosa,
y que pueda materializarse en poco tiempo; recuerde que en estos casos el plazo
está siempre cerca. Y si decide
ampliar actividades hacia los servicios, necesitará trabajadores cualificados
para que el producto ofrecido sea de calidad, aunque ello significa aumentar la
nómina.
Contratar
a los mejores ahora sería una buena inversión, porque la eficacia y la
rentabilidad de su empresa de servicios dependerán de usted y de sus empleados
nada más (que es lo que hizo Thomas Watson padre en la IBM durante la crisis
del 30’).
(1). James Cook, (en The
Start-up entrepreneur, Harper & Row, Nueva York 1986, Pág. 236)
Batra,
Ravi; Cómo Sobrevivir a la Gran Depresión de 1990, Editorial Grijalbo SA,
Argentina, 1989, Pág. 85.
División de Poderes
El
poder de mando puede ser debilitado:
.1.
Por la división especificada de poderes: distribución de poderes distintos
entre diversos titulares –racionalmente determinados como “funciones” en el
caso de legalidad (división constitucional de poderes)- de modo que sus disposiciones
sólo sean legítimas, en los asuntos que corresponden a varios, se forman por un
compromiso.
.a.
La división de poderes “especificada” en oposición a la “estamental”, significa
que los poderes de mando están repartidos, según su carácter objetivo, “constitucionalmente”
(no necesariamente en una constitución escrita) entre distintos titulares de
poder (o control).
Y de suerte que, o las
disposiciones de distinta clase sólo puedan ser producidas legítimamente por
distintos titulares de poder de mando o que las de una misma clase sólo pueden
serlo por la cooperaciones de varios (es decir, por un compromiso no obtenible
formalmente).
Lo que aquí se divide no
son “competencias”, sino los mismos “derechos de mando”, los poderes.
.b.
La división de poderes especificada no es nada absolutamente moderno. Está comprendida en ella la separación
entre el poder religioso independiente y el poder político independiente –en
vez del césaropapista o teocracia.
En
no menor medida puede concebirse como una especie de “división de poderes” a
las competencias especificadas de las magistraturas romanas.
Igualmente
la especificación carismática propia del lamaísmo. Lo mismo en Chica la posición
progresivamente independiente a la academia Hanlín (confuciana) y de los
“censores” frente a los monarcas.
También
la separación ya existente en los estados patrimoniales, y lo mismo durante el
principado de Roma, la separación entre los poderes judicial y fiscal (civil) y
el poder militar en las autoridades inferiores.
Y
naturalmente, por último, en toda división de competencias, en general.
Es
más que entonces pierde toda precisión el concepto de “división de
poderes”. Es más conveniente limitarlo
a la división de los poderes de mando supremos.
Si
se hace esto, entonces es la forma racional, fundada en la ley (constitución),
de la división de poderes; o sea la forma constitucional, plenamente moderna.
Todo
presupuesto sólo puede ser aprobado, no en el estado parlamentario, sino en el
“constitucional”, por un compromiso de las autoridades legales (la Corona y las
Cámaras –una o varias- de representantes).
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 227.
Dominación
Autoridad
Debe entenderse por “dominación” la
probabilidad de encontrar obediencia dentro de un grupo determinado para
mandatos específicos, o para toda clase de mandatos.
No es, por tanto, toda especie de probabilidad
de ejercer “poder” o “influjo” sobre los hombres.
En el caso concreto esta dominación
(“autoridad”), en el sentido indicado, puede descansar en los más diversos
motivos de sumisión: desde la habituación inconsciente hasta lo que son
consideraciones puramente raciones con arreglo afines.
Un determinado mínimo de voluntad de
obediencia, o sea interés (externo o interno) en obedecer, es esencial en toda
relación auténtica de autoridad.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 170.
Dominación Carismática
Dominación Legal, Tradicional
Monarquía y República
Las
asociaciones de dominación (legal, tradicional y carismática) pertenecientes a
uno u otro de los tipos puros considerados, son raras en extremo.
No
hay que olvidar que quedan sin explicar, o sólo se ha hecho en forma vaga,
casos importantes dentro de la dominación legal y tradicional, a saber, la
colegialidad y el principio feudal.
Pero
en general es válido lo siguiente: el fundamento de toda
dominación, por consiguiente de toda obediencia, es una creencia.
Creencia en el “prestigio” del que manda o de los que manda.
Esta
raramente es unívoca en absoluto.
En
el caso de la dominación “legal” nunca es puramente legal, sino que la creencia
de la legalidad se ha hecho ya un “hábito” y está, por tanto, tradicionalmente
condicionada –la ruptura de la tradición puede aniquilarla.
Y
también es “carismática” en el sentido negativo: de que los fracasos
notoriamente insistentes de todo gobierno en proceso de descomposición quiebran
su prestigio y dejan maduros los tiempos para revoluciones carismáticas.
Por
consiguiente, para las monarquías son peligrosas las guerras perdidas, aquellas
en que no se ha confirmado el carisma, y para las repúblicas lo son aquellas
guerras triunfales que dejan aparecer como carismáticamente calificado al
general victorioso.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 211.
Dominación, Disciplina
Continuidad
La
historia de la dominación alemana inmediata de la ruina de la dominación hasta
entonces legítima mostró lo siguiente:
Cómo
la ruptura de la vinculación tradicional por causa de la guerra de un lado(1), y de otro la pérdida
del prestigio derivada de la derrota, en relación con la habituación
sistemática a la conducta ilegal, conmovieron en igual medida la docilidad en
la disciplina del ejército y del trabajo, y el funcionamiento del antiguo
cuadro administrativo y la continuación de la validez de sus ordenaciones bajo
los nuevos gobernantes constituye un ejemplo notable de la vinculación de los
miembros de esa administración a sus tareas objetivas, ineludible dentro de las
relaciones de la racionalización burocrática.
El
fundamento no era en modo alguno, como ya se ha dicho, puramente de interés
privado: preocupación por el cargo, sueldo y pensión (aunque evidentemente
tuviera influencia en la masa de los funcionarios), sino también de carácter
completamente objetivo (ideológico): que en las actuales condiciones por fuera
de funcionamiento a la administración significa (ría) la ruina del abastecimiento
de toda la población (incluidos los funcionarios mismos) en sus más elementales
necesidades vitales.
Por
eso la apelación al “sentimiento del deber” (objetivo) fue recibida con éxito y
fue reconocido este deber como una necesidad objetiva aun por los poderes hasta
entonces legítimos y sus partidarios.
(1):
se refiere a la I Guerra Mundial 1914-1918.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 213.
Dominación
Legitimación
La
legitimidad de una dominación debe considerarse sólo como una probabilidad, la
de ser tratada prácticamente como tal y mantenida en una proporción importante.
Ni
con mucho ocurre que la obediencia a una dominación esté orientada
primariamente (ni siquiera siempre) por la creencia en su legitimidad.
La
adhesión puede fingirse por individuos y grupos enteros por razones de
oportunidad, practicarse efectivamente por causa de intereses materiales
propios, o aceptarse como algo irremediable en virtud de debilidades
individuales y de desvalimiento.
Lo
cual no es decisivo para la clasificación de una dominación.
Más
bien, su propia pretensión de legitimidad, por su índole la hace “válida” en
grado relevante, consolida su existencia y codetermina la naturaleza del medio
de dominación.
Es
más, una dominación puede ser tan absoluta –un caso frecuente en la práctica-
por razón de una comunidad ocasional de intereses entre el soberano y su cuadro
(guardias personales, pretorianos, guardias “rojos” o “blancos”) frente a los
dominados, y encontrarse de tal modo asegurada por la impotencia militar de
éstos, que desdeñe toda pretensión de “legitimidad”.
Sin
embargo, aún en este caso, la case de relación de la legitimidad entre el
soberano y su cuadro administrativo es muy distinta según sea la clase del fundamento
de la autoridad que entre ellos exista, siendo decisiva en gran medida para una
estructura de la dominación.
Obediencia
significa que la acción del que obedece transcurre como si el contenido del
mandato se hubiera convertido, por sí mismo, en máxima de su conducta; y eso
únicamente en méritos de la relación formal de obediencia, sin tener en cuenta
la propia opinión sobre el valor o desvalor del mandato como tal.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 171.
Dominación, Obediencia
Socialización
En
todas las formas de dominación es vital para el
mantenimiento de la “obediencia” el hecho de la existencia del cuadro
administrativo y de su acción continua dirigida a la realización e
imposición de las ordenaciones.
La
existencia de esa acción es lo que se designa con la palabra
“organización”. Para ella, a su vez,
es decisiva la solidaridad (ideal o real) de intereses del cuadro
administrativo con el soberano.
En
las relaciones del cuadro administrativo con el soberano rige esta ley: que el
imperante, apoyado en esa solidaridad es más fuerte frente a los miembros
individualmente considerados, pero más débil frente a todos ellos en conjunto.
Se
requiere, sin embargo, una “socialización” plenamente sujeta a plan del cuadro
administrativo para que se pueda imponer ordenadamente y por tanto con éxito,
ya la obstrucción, ya una acción consciente contra el imperante, ya la
paralización de la acción de éste.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 212.
Dominación
Poder Económico
Todas
las esferas de la acción comunitaria están sin excepción profundamente
influidas por las formas de dominación.
Esta
y la forma en que se ejerce es en muchísimos casos lo
único que permite convertir una acción comunitaria amorfa en una asociación
racional.
En
otros casos, la estructura de dominación y su desenvolvimiento es lo que
constituye la acción comunitaria y la que determina unívocamente su dirección
hacia un “fin”.
Especialmente
en las formas sociales económicamente más destacadas del pasado y del presente
–en el régimen de gran propiedad, por una parte, y en la explotación industrial
capitalista, por otra-, la existencia de la “dominación” desempeña un papel
decisivo.
Como
luego veremos, la dominación es un caso especial del poder. Como ocurre entre otras formas del poder,
en la dominación no existe de ningún modo una tendencia exclusiva o siquiera
constante, por parte de sus beneficiarios, a perseguir intereses puramente
económicos o a ocuparse preferentemente de bienes económicos.
Más
la posesión de bienes económicos y, por consiguiente, de poder económico, es
con frecuencia una consecuencia, y muchas veces una consecuencia deliberada,
del poder, así como uno de sus más importantes medios.
No
obstante, no toda posición de poder económico se exterioriza –como luego
comprobaremos. En forma de “dominación” en el sentido que aquí damos a este
vocablo.
Y
no toda “dominación” se sirve de medios económicos para sostenerse y conservarse.
Más
en la mayoría de sus formas, y justamente en las más importantes, ocurre hasta
cierto punto que la manera de utilizar los medios económicos para conservar la
dominación influye de un modo decisivo sobre la estructura de ésta.
Además,
la mayor parte de las comunidades económicas, y entre ellas justamente las más
modernas e importantes, muestran una estructura de este tipo.
Y,
finalmente, la estructura de dominación por escasamente vinculada que se halle
su peculiaridad económica, constituye casi siempre y en gran medida un factor
económicamente importante y en cierta forma condicionado económicamente.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 695.
Dominación
Racional, Tradicional, Carismático
Existen tres tipos puros de dominación
legítima. El fundamento primario de su
legitimidad puede ser:
.1. De carácter racional: que descansa en la
creencia en la legalidad de ordenaciones estatuidas y de los derechos de mando
de los llamados por esas ordenaciones a ejercer la autoridad (autoridad legal).
.2. De carácter tradicional: que descansa en la
creencia cotidiana en la santidad de las tradiciones que rigieron desde lejanos
tiempos y en la legitimidad de los señalados por esa tradición para ejercer la
autoridad (autoridad tradicional).
.3. De carácter carismático: que descansa en la
entrega extracotidiana a la santidad, heroísmo o ejemplaridad de una persona y
a las ordenaciones por ella creadas o reveladas (llamada autoridad
carismática).
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 172.
Dominación Burocrática
Burocrático Modelo
Las
funciones específicas de la burocracia moderna quedan expresadas el modo
siguiente:
.I.
Rige el principio de las atribuciones oficiales fijas,
ordenadas por lo general, mediante reglas, leyes o disposiciones del reglamento
administrativo, es decir:
.1.
Existe una firme distribución de las actividades metódicas –consideradas como
“deberes oficiales”-, necesarias para cumplir los fines de la organización
burocrática.
.2.
Los poderes de mando necesarios para el cumplimiento de estos deberes se hallan
igualmente determinados de un modo fijo, estando bien delimitados mediante
normas lo medios coactivos que le son asignados (medios coactivos de tipo
físico, sagrado o de cualquier otra índole).
.3.
Para el cumplimiento regular y continuo de los deberes así distribuidos y para
el ejercicio de los derechos correspondientes se toman las medidas necesarias
con vistas al nombramiento de personal con aptitudes bien determinadas.
Estos
tres factores constituyen, en la esfera oficial, el carácter esencial de una
autoridad burocrática o “magistratura” y en la esfera de la economía privada la
sustancia de un “despacho”.
En
este sentido, tal institución se ha desarrollado completamente en las
comunidades políticas y eclesiásticas sólo con la aparición del Estado moderno,
y en la esfera de la economía privada sólo con la aparición de las formas
avanzadas del capitalismo.
En
organizaciones políticas tan extensas como las del Antiguo Oriente, así como en
los imperios germánico y mogol formados mediante la conquista, y en muchos
organismos feudales, las magistraturas permanentes con atribuciones fijas no
constituyen la regla sino la excepción.
El
soberano hace cumplir las medidas más importantes por medio de comisionados
personales, de comensales o de servidores de palacio, a quienes se dan encargos
o autorizaciones establecidos “momentáneamente” para el caso particular y no
siempre bien delimitados.
.II.
Rige el principio de la jerarquía funcional y de
la tramitación, es decir, un sistema firmemente organizado de mando y
subordinación mutua de las autoridades mediante una inspección de las
inferiores por las superiores, sistema que ofrece al dominado la posibilidad
sólidamente regulada de apelar de una autoridad inferior a una instancia
superior.
Cuando este tipo de
organización ha alcanzado todo su desarrollo, tal jerarquía oficial se halla
dispuesta en forma “monocrática”.
El principio de la
tramitación jerárquica se encuentra tanto en las organizaciones estatales y
eclesiásticas como en todas las demás organizaciones burocráticas, como, por
ejemplo, en las grandes organizaciones de partido y en las grandes empresas
privadas, sin importar para el caso que se quiera llamar o no “autoridades” a
sus instancias privadas.
Sin embargo, cuando el
principio de las “atribuciones” ha sido llevado a sus últimas consecuencias, y
por lo menos dentro de los funcionarios públicos, la subordinación jerárquica
no es equivalente al poder que tiene la instancia “superior” de ocuparse
simplemente de los quehaceres de los “inferiores”.
La norma es lo
contrario, y por eso en el caso de quedar vacante una playa ya establecida su
reemplazo es inevitable.
.III.
La administración moderna se basa en documentos (expedientes) conservados en
borradores o minutas, y en un cuerpo de empleados subalternos y de escribientes
de toda clase.
El conjunto de los
empleados que trabajan a las órdenes de un jefe junto con sus archivos de
documentos y expedientes constituyen un “negociado” (llamado con frecuencia
“despacho” cuando se trata de empresas privadas).
La organización moderna
burocrática distingue en principio entre la oficina y el despacho particular,
pues separa en general la actividad burocrática, como sector especial, de la
esfera de la vida privada, y los medios y recursos oficiales de los bienes
privados del funcionario. Se trata de
una situación que en todas partes es sólo el producto de una evolución muy
larga.
Actualmente se encuentra
tanto en las oficinas como en las privadas, y en estas últimas se extiende en
rigor inclusiva hasta los mismos empresarios dirigentes.
El despacho y el hogar,
la correspondencia comercial y la privada, los bienes comerciales y los
particulares se hallan en principio separados en toda organización comercial de
tipo moderno –los comienzos de este proceso se encuentran ya en la Edad Media.
Como particularidad del
empresario moderno puede enunciarse el hecho de que actúa como el “primer
empleado” de su empresa, así como el jefe de un Estado moderno específicamente
burocrático es designado como su “primer servidor”.
La idea de que la
actividad oficial burocrática y la actividad burocrática que tiene lugar en los
negocios privados son cosas esencialmente distintas entre sí, es propia de la
Europa continental y, en oposición a nuestras costumbres, es completamente
extraña a los norteamericanos.
.IV.
La actividad burocrática, por lo menos toda actividad burocrática especializada
–y es ésta específicamente moderna- presupone normalmente un concienzudo
aprendizaje profesional.
Esto resulta válido
tanto para los jefes y empleados modernos de una empresa privada como para los
funcionarios públicos.
.V.
En un cargo propiamente dicho, su desempeño exige todo el rendimiento del
funcionario, sin detrimento de la circunstancia de que pueda estar bien
determinado el tiempo que esté obligado a permanecer en la oficina cumpliendo
con sus deberes (es decir ni tiene horario y puede ceñirse a días laborables o
no).
Esto es también
normalmente el resultado de una larga evolución tanto en los empleos públicos
como en los privados. En cambio, o más
normal era antiguamente en todos los casos la tramitación de los asuntos de
modo “marginal” (o de modo aleatorio y como se fueran produciendo).
.VI.
El desempeño del cargo por parte de los funcionarios se realiza según normas
generales susceptibles de aprendizaje, más o menos fijas y más o menos
completas.
El
conocimiento de estas normas representa, por tanto, la introducción de una
“tecnología especial” (que es, según los casos, la jurisprudencia, la
administración, las ciencias comerciales) en cuya posesión se encuentran (sólo)
los empleados.
La vinculación al
reglamento está, en la actualidad, tan perfectamente determinada que la moderna
teoría científica (Taylor) por ejemplo, admite que la competencia atribuida
legalmente a cualquier funcionario para establecer ordenanzas no le autoriza a
decretar “normas especiales” para cada caso particular, sino que le obliga a
limitarse a utilizar una reglamentación abstracta.
Esto constituye una
radical oposición a la forma de reglamentación puramente basada en el dominio,
que, como veremos, es propio del patrimonialismo y que, realizado por medio de
privilegios y de favores individuales, afecta a todos los asuntos no
establecidos ya por la tradición.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 716.
Dominación Estructura de
Prestigio Estamental
Juego, Belleza, Ostentación
La
asociación feudal impregnó las más importantes relaciones vitales de vínculos
de carácter rigurosamente personal, lo que trae consigo que el sentimiento caballeresco de dignidad vive dentro del
culto de lo personal.
Y
por lo tanto representa el más extremado contrapolo de toda suerte de relaciones objetivas, de “negocio”, relaciones que en
le ética feudan han sido siempre
consideradas como lo específicamente indigno y ruin.
Más
la oposición a lo objetivo procede también de diversas otras raíces. Por lo pronto, del carácter militar
específico del sistema feudal, el cual se ha transferido inmediatamente a la
estructura de dominación.
El
ejército feudal específico es un ejército de caballeros, lo cual quiere decir
que es la lucha heroica individual y no la disciplina militar en masa lo que
desempeña el papel decisivo.
La
finalidad de la educación militar no era la instrucción en masa con el fin de
realizar una función colectiva organizada, sino el perfeccionamiento individual
en el arte militar personal.
Por
eso encuentra siempre su lugar en este entrenamiento un elemento que, como
forma del ejercicio de las facultades útiles a la vida, pertenece tanto a la
primitiva economía de fuerzas de los hombres como a la de los animales, pero
que, en virtud de la racionalización de la vida, es cada vez más eliminada: el
juego.
Tanto
en las citadas condiciones como en la vida orgánica no se trata de un
“pasatiempo”, sino de la forma natural en que se conservan viviente y flexibles
las fuerzas psicofísicas del organismo.
Una
forma del “ejercicio” que en su carácter instintivo animal e inconsciente, se
encuentra todavía más allá de toda separación entre lo “espiritual” y
“material”, entre lo “psíquico” y lo “corporal”, por más que pueda ser
convencionalmente sublimada.
Una
perfección artística con inspiración de libre ingenuidad se ha encontrado una
vez en el curso de la evolución histórica, partiendo de Esparta, a base de la
sociedad guerrera helénica enteramente feudal o semifeudal.
Dentro
de la nobleza feudal occidental y del vasallaje japonés las convenciones
aristocráticas, con su riguroso sentimiento de dignidad y de distancia,
pusieron más estrechos límites a tal libertad que los conocidos por la relativa
democracia de los ciudadanos que constituían las tropas de hoplitas.
Pero
en la vida de estas capas nobles desempeña también el “juego” el de toda
actuación económicamente racional que cierra a ésta la vía.
Toda
afinidad con un modo de vivir artístico resultante de ellos se alimentaba
también directamente del sentir “aristocrático” de la capa de los señores feudales.
Como
hemos visto, la necesidad de la “ostentación”, del brillo externo y de la pompa
impresionante, la necesidad de adquirir objetos que no tienen razón de ser en
su “utilidad”, sino que son inútiles en el sentido que daba a esta palabra
Oscar Wilde, es decir, “bellos”, todas estas necesidades proceden primariamente
de la existencia del prestigio estamental, considerado como un instrumento de
poder para la afirmación del dominio mediante la sugestión
sobre las masas.
El
“lujo” en el sentido de la eliminación de todo consumo orientado en fines
racionales, no es para las capas de señores feudales algo “superfluo”; es uno
de los medios utilizados para la elevación de su prestigio social.
Finalmente,
como ya hemos visto también, coa consideración de la propia existencia como
instrumento al servicio de una “misión”, de una “idea” orientada en una
finalidad, es algo enteramente ajeno a las capas sociales positivamente
privilegiadas.
Su
lema específico es el valor de su “existencia”.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 843.
Dominación relaciones de
Acción Comunitaria, Acción
Societaria
Una
burocracia muy desarrollada constituye una de las organizaciones sociales de
más difícil destrucción.
La
burocratización es “el procedimiento” específico parta transformar una “acción
comunitaria” en una “acción societaria” racionalmente ordenada.
Como
instrumento de la “socialización” de las relaciones de
dominación ha sido y es un recurso de poder de primera clase para aquel que
dispone del aparato burocrático.
Pues
dadas las mismas probabilidades, la “acción societaria” metódicamente ordenada
y dirigida es superior a toda acción contraria de las “masas” o a toda “acción
comunitaria” que se le oponga.
Allí
donde se ha llevado íntegramente a cabo la burocratización del régimen de
gobierno se ha creado una forma de relaciones de dominio prácticamente
inquebrantable.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 741.
Dominación Tradicional
Gracia de Dios
Al
cuadro administrativo de la Dominación Tradicional en su tipo puro debe
agregarse:
.a.
la “competencia” fija según reglas objetivas,
.b.
la jerarquía racional fija,
.c.
el nombramiento regulado por libre contrato y el ascenso regulado,
.d.
la formación profesional como norma,
.e.
a menudo el sueldo fijo y más frecuentemente el sueldo pagado en dinero.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 182.
Dominio Económico
Impersonalidad
En
oposición a todas las demás formas de dominio y a causa de su carácter
“impersonal”, el dominio económico ejercido por el capital no puede reglamentarse desde el punto de vista ético.
Ya
desde el punto de vista externo surge casi siempre en una forma “indirecta”, de
manera que no se pueda descubrir al verdadero “jefe”, y con ello, no se le
puedan tampoco plantear exigencias éticas.
La
relación entre el amo y el criado, entre el maestro y el esclavo, el príncipe
patriarcal y los súbditos se presentan como postulados éticos y tratan de
someterse a normas concretas, pues se trata de
relaciones personales, y los servicios que hay que realizar representan
una emanación y una parte integrante de estas relaciones.
Pues
aquí intervienen, dentro de amplias fronteras, interese personales elásticos,
de modo que la voluntad y la acción puramente personales producen decisivas
transformaciones en la relación y situación de los interesados.
En
cambio, es muy difícil que tenga carácter personal la relación entre el
director de una sociedad anónima, que está obligado a defender los intereses de
los accionistas, estimados como los verdaderos “jefes”, con los trabajadores de
su fábrica, y en modo alguna la que tiene lugar entre el director del Banco que
financia a la sociedad anónima con aquellos trabajadores.
O
la de un poseedor de títulos hipotecarios con el dueño de un bien hipotecado
por el Banco correspondiente.
La
“posibilidad de competencia”, el mercado –de trabajo, de dinero o de bienes-,
así como las diferentes consideraciones “objetivas” –ni éticas ni antiéticas,
más simplemente aéticas, es decir, indiferentes a toda ética-, determinan el
comportamiento en los puntos decisivos e introducen instancias impersonales
entre los hombres interesados.
Esa
esclavitud sin dueño, en que el capitalismo envuelve a los trabajadores o a los
gravados con hipotecas, es discutible desde el punto de vista ético sólo como
institución.
Pero
esta no es –en principio- actitud personal de un participante (sea en la esfera
de los dominadores o de los dominados), actitud que, so pena de un fracaso
económico inútil en todos los respectos.
Le
es prescripta por situaciones objetivas, y que –ya aquí radica el punto
decisivo- tiene el carácter de un “servicio prestado” a una finalidad objetiva
impersonal.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 915.
Duda
¿Qué cosa es el déficit
presupuestario y cuanto, el tipo de cambio alto o bajo, las razones para la
quiebra de General Motors en 2008 y su recuperación, o las razones para la
quiebra de la AFA, Ferrocarril Oeste o Sancor?
Si nosotros no lo
decimos, ¿quién lo dirá? Y si ninguno
lo dice, ¿quién lo sabrá? Y si ninguno
lo sabe, ¿Quién lo explicará y, acaso, lo arreglará?
Economía Natural
Socialismo
En
conjunto todo el esfuerzo de una generación no ha consistido en otra cosa que
en una crítica de los resultados que para la provisión de bienes ha tenido una
orientación de la economía por la idea exclusiva de la rentabilidad.
Pues
en esto reside en fin de cuentas todo el esfuerzo de los llamados “socialistas
de cátedra” y ello de modo consciente, aunque es verdad que, dadas las
condiciones ofrecidas por una economía de masas, sólo creyó posible una reforma
de tipo político social.
Es
decir una reforma, en contraposición a la economía de cálculo natural,
orientada por la conservación de los precios efectivos, y no una socialización
plena.
La
consideración de este punto de vista como “insuficiente” es cosa, desde luego,
que no se puede impedir; sólo que en sí no era absurdo.
Es
cierto que no se ha concedido mucha atención al problema de la economía natural
y especialmente al de la posible racionalización del cálculo natural, y que en
todo caso esa atención ha sido histórica y no actual.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 81.
Economía
Técnica, Costos
(Y
eso que dicen que Weber es un refutador de Mark y un apologista del
capitalismo).
Desde
el punto de vista de la “gestión económica” los problemas “técnicos” significan
esto: que deben tenerse en cuenta los “costos”.
Lo
cual es para la economía una cuestión en todo momento fundamentalmente importante
y que en el círculo de sus problemas toma siempre la siguiente forma: cómo
queda la satisfacción de otras necesidades (que
pueden ser presentes y cualitativamente distintas o cualitativamente homogéneas
pero futuras) cuando aplicamos estos medios para esta necesidad.
Es
equivocada la reducción de todos los medios al “esfuerzo de trabajo”.
Pues
el problema de determinar lo que “cuesta”, comparativamente, la aplicación de
los distintos medios para el logro de un determinado fin, radica en definitiva
en la aplicabilidad de los medios (entre éstos, ante todo, la mano de obra)
para distintos fines.
El
problema, por ejemplo, del tipo de disposiciones que deben adoptarse para poder
mover determinadas cargas para poder
explotar una mina a determinada profundidad, de modo que, comparativamente, se
consigan los fines o propósitos con la menos cantidad posible de trabajo
efectivo, es un problema “técnico” en el sentido aquí adoptado.
En
cambio, la cuestión sería de carácter económico cuando se tratase de comparar
los distintos fines entre sí; tal, en una economía de cambio (economía de
mercado) la cuestión de si los gastos realizados eran compensados por la venta
de los bienes.
Y
en una economía planificada, la cuestión de si la aplicación de los medios de
producción de la mano de obra existentes no implica perjuicio para otros
intereses que se tienen por más importantes.
En
ambos casos se trata de una comparación de fines. La Economía se orienta primariamente hacia
los fines a realizar; la técnica por el problema de los medios aplicables dado
un fin.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 48.
Economía natural
Socialismo
Los
problemas del cálculo natural han sido tratados (…) con ocasión de las
tendencias socializadora de los últimos tiempos.
Para
una “socialización plena”, es decir, para la que cuenta con la desaparición de
los precios efectivos, este problema es fundamental.
La
imposibilidad de su solución racional sólo indicaría, lo que conviene decir de
un modo explícito, esto: todo aquello, aun desde el punto de vista puramente
económico, con que “tendría que apechar una socialización semejante, pero en
nada refutaría la justificación de ese esfuerzo.
En
cuanto que este no se apoya en postulados técnicos sino, como en todo
socialismo de convicciones, en postulados éticos y de otra clase, igualmente
absolutos; cosa que ninguna ciencia puede emprender.
Considerado
desde un punto de vista técnico podría traerse a colación la posibilidad de que
en un territorio en que una cierta cantidad de población sólo pueda ser
mantenida sobre la base de un cálculo exacto, los límites de la socialización
plena, en su forma y extensión, estarían dados por la conservación de los
precios efectivos.
Sin
embargo, esto no nos incube aquí.
Sólo
debemos hacer observar que de residir en alguna parte la separación conceptual
entre socialismo y “reforma social” es precisamente aquí donde se encuentra.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 80.
Economía de cambio
Economía de mercado, Gastos y
Rentas
En
una economía de cambio (de mercado) es el esfuerzo por la obtención de una
renta el inevitable motivo último de toda acción económica.
Pues
toda disposición en cuanto se refiere a bienes y servicios que no están ya a la
disposición plena del agente, supone adquisición y disposición de una renta
futura y casi todo poder de disposición existente presupone una renta previa.
Todos
los beneficios lucrativos de una explotación se transforman en una fase
“cualquiera” de alguna forma de renta de los individuos agentes económicos.
En
una economía regulada la preocupación de la ordenación reguladora es
normalmente la manera de la distribución de la renta.
Según
la terminología aquí aceptada, en las economías naturales (socialistas o
socializadas) no existen “rentas” sino “ingresos” de bienes en especie y
servicios, que no son evaluables con un medio de cambio homogéneo.
Rentas
e ingresos –desde un punto de vista sociológico- pueden adoptar las formas
fundamentales y derivar de las fuentes típicas siguientes:
.a.
Ingresos y rentas por servicios (unidos a servicios especificados o
especializados):
.I.
Salarios:
.1.
Rentas e ingresos de salarios fijos, libremente convenidos (calculados por
períodos de trabajo);
.2.
Rentas e ingresos fijos escalonados (sueldos, asignaciones de funcionarios);
.3.
Rendimientos de trabajo a destajo;
.4.
Rendimientos de trabajo plenamente libre.
.II.
Utilidades o ganancias:
.1.
Utilidades que derivan de un cambio libre, o sea por la producción en forma de
empresa de bienes, o por la realización de servicios;
.2.
Utilidades que derivan de un cambio regulado, y que incluyen deducción de
costos por lo que es “ganancia neta”.
.3.
Ganancias de botín;
.4.
utilidades provenientes de dominación, exacciones, cohecho, arriendo de
tributos y otras semejantes, derivadas de la apropiación de derechos de mando,
y que incluyen la deducción de costos en caso de una explotación permanente de
esta naturalezas, en otros casos no siempre.
.b.
Ingresos y rentas de propiedad (unidos al empleo de podres de disposición sobre
los medios de producción importantes):
.I.
Normalmente “rentas netas” por detracción de costos:
.1.
Rentas de propiedad humana (esclavos, siervos o libertos) en especie o dinero,
fijas o en participación (detracción de los costos de mantenimiento);
.2.
Rentas señoriales apropiadas (detracción de los costos de administración);
.3.
Rentas de tierras (aparecería, arriendo fijo, en especie o dinero, ingresos de
carácter señorial) con detracción de los costos de tributación y conservación;
.4.
Alquileres con detracción de los costos de conservación;
.5.
Rentas de monopolios apropiados (patentes) con detracción de las tasas.
.II.
Normalmente sin detracción de costos:
.6.
Rentas de instalaciones (por utilización de instalaciones mediante el pago de
intereses a haciendas o explotaciones lucrativas;
.7.
Rentas pecuarias;
.8.
Intereses de préstamos en especie y asignaciones en especie;
.9.
Intereses de préstamos en dinero;
.10.
Rentas hipotecarias en dinero;
.11.
Rentas de valores en dinero:
.1.
Fijas (intereses);
.2.
Variables según rentabilidad (dividendos);
.12.
Otras participaciones en utilidades:
.1.
Participaciones ocasionales y participaciones racionales en utilidades de tipo
especulativo;
.2.
Participación permanente y racional en los beneficios de rentabilidad de
empresas de toda clase.
Todas
las “utilidades” y las “rentas” de valores son rentas no convenidas o, en otra
forma, sólo convenidas en sus supuestos (precios de cambio, cláusulas
contractuales).
Intereses
y salarios fijos, arriendos y alquileres son rentas convenidas; las ganancias
provenientes de dominación, propiedad de esclavos, propiedad señorial y de
botín son ingresos o rentas apropiadas por la fuerza.
Las
rentas de propiedad pueden ser rentas sin trabajo, cuando el propietario deja a
otros la valorización de la propiedad.
Salarios,
sueldos ganancias del trabajo y beneficios de empresarios son rentas
profesionales; las demás clases de rentas y utilidades pueden tener o no este
carácter.
Weber,
Max; Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Pág. 167.
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