Un examen que resulta en nota insuficiente, revela que la tarea ha sido ineficaz; aunque eficiente, ya que cualquiera haya sido el esfuerzo (costo), el resultado es mejor, pero no vale la pena.
Contestar una pregunta (escrita u oral) de modo desordenado, empezando por cualquier parte o asunto, demuestra que las "ideas" tampoco están en orden
Si se trata de un tópico que fue tratado en una clase, quizás la próxima vez se le deba prestar más atención; pues con osadía y atrevimiento infundados no se pueden plantear ni desarrollar temas, no siempre bien captados ni plenamente conceptuados.
Si existen asuntos que no se entienden, la actitud de alumno pasivo no sirve; se debe preguntar, pero haga preguntas pertinentes.
Contestar una pregunta (escrita u oral) de modo desordenado, empezando por cualquier parte o asunto, demuestra que las "ideas" tampoco están en orden
Si se trata de un tópico que fue tratado en una clase, quizás la próxima vez se le deba prestar más atención; pues con osadía y atrevimiento infundados no se pueden plantear ni desarrollar temas, no siempre bien captados ni plenamente conceptuados.
Si existen asuntos que no se entienden, la actitud de alumno pasivo no sirve; se debe preguntar, pero haga preguntas pertinentes.
Olvídese del “a mi me parece”, eso no es otra cosa que el conocido “replique conversacional” dialéctico sin base doctrinaria, y es muy común.
El tal sentido, el conocimiento de los autores (las ¡famosas! Escuelas que son tan poco apreciadas por los estudiantes) se torna importante; ellas nos muestran “como llegamos hasta aquí”;

Presentarse a examen casi sin haber estudiado o con los conocimientos prendidos de alfileres es mínimamente "suicida", es un "lance", “no me importa lo que pase”, o un “en una de esas…”
La mayoría de las cuestiones de Administración , además, requieren pensar "un poco", relacionar la teoría con lo que cada uno ya sabe previamente sobre cómo funcionan las empresas, leer sobre ellas, ver películas o videoseries que traten de las mismas (sobre bomberos, médicos, policías, The Office, y otras muchas respecto de las cuales no hay que concentrarse en la anécdota dramática sino en como los protagonistas juegan "sus roles").
Asimismo, aunque la escritura manual va cayendo en desuso, utilizar una caligrafía u ortografía de "chat", sin tener en cuenta la necesidad de que el posible lector lo pueda entender, por lo menos en el idioma corriente, es otra falla cada vez más visible.
El alumno debe comprender que ello no sólo no hace a una buena preparación profesional sino que tampoco ayuda al profesor a una corrección y justa calificación del exámen.
Pero por más que la moda y el capricho parezcan dictar ley, no se debe creer que el público académico propio sea el mundo entero; siempre existirán aquellos (aunque transitoriamente estén en minoría) que seguirán pensando que la verdadera excelencia nunca consiste en decir poco, mucho menos inexactitudes evidentes o mentiras abiertas aprovechándose del desconocimiento de los otros.
Por otra parte, otras actividades escritas de los estudiantes, dejan ver fácilmente la enorme distancia que hay entre lo que el docente "común" podría aceptar sin indicar nada, y lo que representa un trabajo propio adecuadamente "punteado" para ver si tiene errores.
Hay que prestar atención para desterrar la demagogia y el facilismo y rechazar a aquellos que (bajo supuestos parciales) promueven este tipo de enseñanza.
Si este problema no se corrige en algún lado (aquí), lo ajustará el mercado más adelante, mas pronto que tarde.
Hay que prestar atención para desterrar la demagogia y el facilismo y rechazar a aquellos que (bajo supuestos parciales) promueven este tipo de enseñanza.
Si este problema no se corrige en algún lado (aquí), lo ajustará el mercado más adelante, mas pronto que tarde.
Así que cuando eso se presente, no deberemos lamentarnos de la “mala educación”.
Al contrario, porque si las dificultades son grandes, las recompensas que se obtienen de hacerles frente, dirigirlas y, eventualmente, superarlas, son aún más grandes.
Pidamos lo mejor, quizás se logre, porque entre tanto nosotros que nos vamos volviendo viejos; y los viejos mueren, se retiran, cambian de ocupación o (probablemente), se vuelven reiterativos, aburridos o rancios; en cuyo caso ¿en manos que quién quedará la sociedad, el país, el mundo?
Al contrario, porque si las dificultades son grandes, las recompensas que se obtienen de hacerles frente, dirigirlas y, eventualmente, superarlas, son aún más grandes.
Pidamos lo mejor, quizás se logre, porque entre tanto nosotros que nos vamos volviendo viejos; y los viejos mueren, se retiran, cambian de ocupación o (probablemente), se vuelven reiterativos, aburridos o rancios; en cuyo caso ¿en manos que quién quedará la sociedad, el país, el mundo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario